En el calendario gregoriano es el
tercer mes del año y tiene 31 días. La etimología enseña que esta palabra viene
de la lingua latina, idioma sempiterno y culto en donde conóceselo como «MARTIUS»
o «MARTII». En la antigua Roma considerábanlo como el primer mes
en el calendario romano. En efecto, al comienzo de la fundación de la milenaria
ciudad, dicho calendario tenía 10 meses y principiaba en marzo, pues enero y
febrero fueron añadidos en el año 340 A.C. por el edil Flavio.
Martius tiene su origen en el
nombre de Marte. Como sábese, Marte es el dios romano de la guerra y su imagen,
junto a la diosa Venus, inicia esta nota, en un bello cuadro clásico del pintor
Boticelli, el gran Alessandro Mariano di Vanni Filipepi.
Marzo es también llamado el «mes de la primavera» debido a que esta estación empieza el 21 de dicho mes en el Trópico de Cáncer y nada más gratificante que recordarlo con el magnífico cuadro sobre la primavera de Sandro Boticelli in historia artis.
Por otro lado, nuestras abuelas contaban que marzo estaba siempre considerado como un mes de aguas, pues las lluvias eran comunes en esta época. Debido a ello, antaño solían decir, tanto allende los mares cuanto aqueste la morlaquía, este conocido dicho de la lengua de Castilla: «Marzo de lluvias cargado hace al año desgraciado».
En la morlaquía, los dichos populares referidos al mes de marzo son curiosos y están vinculados con las tradiciones populares y religiosas, ya que en la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca las personas caracterizáronse siempre por sus fuertes convicciones cristianas y católico romanas, las que hacían que vinculárase al mes de marzo con la Cuaresma; así, los viejos habitantes de la morlaquía adoptaron un dicho castizo que dice: «No hay marzo sin Cuaresma».
Y como el 19 de marzo celébrase la fiesta de San José y en épocas de lluvias el caudal de aguas de las quebradas y ríos de la región crecía, favoreciendo la proliferación de los anfibios, nuestros antepasados acuñaron la expresión: «Por San José los sapos se comienzan a ver».
En España la lengua de Castilla fue más generosa con el mes de marzo y los dichos populares fueron siempre más profusos y creativos también, habiéndose trasladado sin inconvenientes a nuestro continente, como pruébalo el siguiente ejemplo:
«Marzo, los almendros en flor y los mozos en amor»
Y es que los almendros de flor, de porte arbóreo o arbustivo, cultívanse mucho por su profusión de flores vistosas, de color blanco o rosado y han sido capaces de inspirar el dicho tan curioso que ahora comentamos.
Por otra parte, los habitantes hispanos guiábanse de la superstición para atribuir gratuitamente a marzo un común peligro: el de que coincida con la Pascua, pues esta fiesta móvil de nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana a veces suele caer en la tercera semana de este mes, cuando la primera luna llena después del equinoccio de primavera está cercana o inmediata al 21 de marzo, hecho que determinó justamente, en la tradición religiosa, el cálculo para fijar con precisión a la Pascua Florida de Resurrección con la famosa fórmula de la epacta. La cosa no es tan diversa con nuestra amada urbe, Cuenca del Ecuador, en donde la fe católica exprésase de vehementi en la Semana Santa, ya en marzo, ya en abril in nomine Christi.
«Pascua marzal, hambre, guerra o mortandad»
«Pascua marzal, miseria mortal»
«Pascua marzal, o por mucho bien o por mucho mal»
«Pascua Marcelina, hambre canina»
«Pascuas marzales, hambrientas o mortales»
Asimismo, en la lengua castellana, algunos dichos populares referidos a marzo han creádose como una especie de pronósticos atmosféricos en donde es palpable, de profundis, la capacidad imaginativa para jugar con las palabras en nuestra maravillosa lengua de Castilla y definir a marzo en sus peculiares y esenciales características:
«Niebla en marzo, heladas en mayo»
«Nieblas en marzo, aguas en mayo»
«Si marzo ventea, abril cantalea»
«Si marzo marcea, abril aguanavea»
«Cuando en marzo truena, cosecha de almendra»
«Febrero es loco y marzo no poco»
«Marzo ventoso y abril lluvioso/ sacan a mayo florido y hermoso»
También, para los habitantes de la capital de la morlaquía marzo es un mes generalmente lluvioso en donde el agua de marzo suele en ocasiones causar inundaciones y frecuentes desbordamientos de los ríos cuencanos, por lo que en el tercer mes del año nada raro resulta tener lluvias copiosas.
Pero los habitantes de España decían, verbi gratia, que si en el mes de marzo hace buen tiempo, lo cual es propio del mes de mayo, en este último mes el tiempo será malo:
«Cuando marzo mayea, mayo marcea»
«De marzo al revés, cuida la res»
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
Datum Conchae, apud flumina Tomebamba, ad initium mensis martii, die I, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus secundum supra vicesimus, octava Dominica in Quadragesima