Semper contra veritatis/ Siempre
en contra de la verdad, como ya es habitual, en la columna de los días
lunes en diario «El Mercurio», el articulista Eduardo Sánchez Sánchez vuelve a
cometer un grave desafuero en contra de la historia cuando el pasado 16 de
abril del presente año 2018 escribe ad peddem litterae, en relación a la
historia del colegio «Rafael Borja»: «…Duros
avatares correspondió sortear, dificultades de diferente índole que al fin
fueron superadas con la dirección de la orden ignaciana y el 8 de octubre de 1937, el primer rector
P. José Urarte S.J. inauguraba el colegio jesuita con la misa celebrada por el Señor Obispo de la
diócesis Excmo. Dr. Daniel Hermida, el discurso de orden a cargo del vate
cuencano, Dr. Remigio Crespo Toral y el respaldo de la sociedad cuencana».
Lo transcrito precedentemente no
guarda certidumbre con la verdad in historia Societatis Iesu, puesto
que no fue el 8 de octubre sino el 12 de octubre de 1937 el día del natalicio
institucional del colegio jesuita in urbe nostra. Ergo, in via veritatis,
digamos que los hechos históricos acontecieron de la siguiente forma: el 12 de
octubre del año del Señor de 1937, a las 8:00, el entonces obispo de la
diócesis de Cuenca, monseñor Daniel Hermida Ortega, celebró una Missa
Sollemnis para establecer oficialmente el colegio «Rafael Borja» en la
llamada Casa de San Rafael, sitio donde hoy levántase el hotel «El Dorado»,
predio donado por doña Rosa Malo Valdivieso, viuda del doctor Rafael Borja,
bajo cuyo patronazgo los padres jesuitas, administradores de la naciente
institución, bautizaron al colegio de la Compañía de Jesús que creábase en
Cuenca ad maiorem Dei gloriam.
Por tanto, la aseveración de
nuestro doctor Sánchez déjalo como un falsario o al menos como un negligente investigador
cuando toma a su cargo la narración de hechos históricos que, como ex alumno de
los jesuitas, encuéntrase obligado a saber ex tota claritas/ con toda claridad.
Mas dejando a un lado la
ignorancia supina de Eduardo Sánchez Sánchez los errores de precisión semántica
dejan mucho que desear y ofenden a nuestra querida Mater Dolorosa como cuando
escríbese el siguiente dislate ad absurdum: «La comunidad educativa se prepara
a celebrar esta semana las fiestas patronales en honor de la Dolorosa del
Colegio, con inmensa fe vocacional de los alumnos
jesuitas que se ven reflejados en los ojos maternales de María».
Quid
pro quo, preguntémonos ex tota fortitudine/ con todas las fuerzas:
¿Qué quiere decir el inefable doctor Sánchez con la expresión «FE VOCACIONAL DE LOS ALUMNOS JESUITAS QUE REFLÉJANSE EN LOS OJOS DE LA MATER DOLOROSA? ¿Desde cuándo la fe es vocacional? Más abstruso concepto
no puede entenderse sin graficar en nuestra mente el desaforado disparate que comienza en el
absurdo cuando dícese: «FE VOCACIONAL» y termina en cantinflería
cuando exprésase: «QUE LOS ALUMNOS SE VEN REFLEJADOS EN LOS OJOS DE LA MATER
DOLOROSA», lo que invítanos a risa de carcajada crujiente in
communitate nostra.
Mas las cosas no concluyen allí
cuando el artículo de Eduardo Sánchez revístese de lambonería -a calvo ad calvum/ de la cabeza a los pies-
cuando intenta agraciarse con los egregios exalumnos jesuitas que han pasado
por la aulas del Borja y así, en actitud servil, propia de un esbirro infamante
o un despreciable tiralevita concluye su chifadura diciendo in
scriptis: «Los exalumnos se han caracterizado por esa educación impartida en las
aulas de los jesuitas con la tónica de servicio a la colectividad, así encontramos entre tantos distinguidos al Dr. Alejandro
Serrano Aguilar quien ocupó la vicepresidencia de la república,
ministros, jueces, ingenieros y doctores, comerciantes y hombres de bien».
Qué vergonzosa avidez para
mendigar aprecio nótase en este texto cuando nuestro doctor Sánchez olvida que
el colegio jesuita de Cuenca ha dado a la sociedad múltiples hombres brillantes
que refulgen in excelsis cual estrellas luminosas de esplendorosa
iridiscencia en el horizonte cultural de la patria, como para pensar que sólo
el doctor Alejandro Serrano Aguilar represéntalos in extenso cual galaxia
lumínica que opaca a los verdaderos grandes ex alumnos del Borja como Efraín
Jara Idrovo, quien acaba de fallecer y de quien Eduardo Sánchez Sánchez ni
siquiera acuérdase con tal de lanzar flores y peroratas al compañero ex alumno
Alejandro Serrano Aguilar, cuya luz, en su unicidad, para nada eclipsa la
figura egregia de Jara Idrovo en la misma forma en que ni sombra produce a esplendentes
personajes como Gabriel Díaz Cueva, Flavio Vélez Berrezueta, Jacinto Cordero
Espinosa, Simón Espinosa Cordero, Rodrigo Crespo Toral, Enrique Sánchez Orellana, Julio Corral Borrero, Hernán Crespo Toral, Carlos Arízaga Vega, Juan Cordero Tamariz, entre otros brillantes
compañeros ex alumnos que son de veras testimonio excelso de formación
ignaciana in historia Societatis Iesu.
Cuando vivimos en el siglo XXI, in
tertio millenio adveniente, y estamos convencidos de que las épocas de
los bufones de corte han sido superadas, cuando los esclavos infamantes de la
Roma imperial solo perviven en las páginas escritas de la historia, cuando los
chupamedias son ya solo un señuelo de abyectas épocas en las que la gente
perdía la dignidad ante la presencia de las «vacas sagradas», Eduardo Sánchez
Sánchez, articulista de El Mercurio, nos recuerda redivivo a la oprobiosa
figura del repugnante tiralevita que persigue a sus amos, per inde ac cadáver,
como los esbirros y pishquistas dignos de ludibrio que viviendo del adulo y la
lisonja usan la pluma cual hisopo de agua bendita para consagrar, urbi
et orbi, a quienes reverencian ad nauseam et contra dignitatis in
communitate nostra.
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, mensis aprilis, die nonus supra decimus, reparata salute
Anno Dominicae Incarnationis MMXVIII, in vesperas sollemnitate Mater Dolorosae.
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OPINIONES CIUDADANAS
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