La inolvidable Mater Dolorosa,
a la que conocemos in aeternum como
la Dolorosa del Colegio «San Gabriel» de Quito, es
una cromolitografía especialísima pletórica de simbolismo cristológico, con
varios elementos que definen, en conjunto, a la pasión de Nuestro Señor
Jesucristo, Pontifex pro hominibus
constitute. La efigie es, a maxima ad
minima, una sui generis
representación pictórica de la madre de Cristo, puesto que la sagrada imagen
rompe los esquemas tradicionales que han acostumbrádose seguir, en la iconografía
católica romana, para representar a la Virgen Dolorosa, a la cual píntasela
casi siempre, en el Calvario, junto a la Cruz y con el apóstol San Juan, imagen
universalmente reconocida por cualquier fiel católico romano del planeta in nostra Sancta Mater Ecclesia.
A contrario sensu, la epónima efigie mariana del colegio jesuita de la capital de
la república represéntanos el busto de Nuestra Señora de los Dolores, con el
corazón visible traspasado por siete puñales, mientras en la mano izquierda, la
Virgen Santísima sostiene los tres clavos de la Cruz del Señor y, con la
derecha, estrechándola sobre su pecho, abraza la corona de espinas.
Trátase de una cromolitografía de cincuenta y dos centímetros de
largo por cuarenta de ancho. La imagen de la Santísima Virgen es sencilla y
hállase retratada por colores suaves y sutiles. A la vez, el rostro de María
muéstrase con una expresiva serenidad, bondad maternal y gran melancolía; en
efecto, la mirada de la Virgen es de una dulzura sin par y sugiérenos una
exquisita ternura, mientras las lágrimas que caen por sus mejillas confírmannos
que estamos ante un semblante que defínese por la tristeza. Ergo, nótase un inefable rictus de dolor
y angustia. Sin embargo, la Madre Dolorosa muéstrase con una sorprendente
ecuanimidad y un gran equilibrio espiritual, sin paroxísticos dramatismos ni
exagerados impresionismos.
Cuenca y la Mater Dolorosa
In patria aequatorianae, Santa Ana de los Ríos de Cuenca, tradicionalmente conocida como
«Ciudad Mariana» par excellence, es
quizás una de las urbes más íntimamente amantes de la Mater Dolorosa. Las manifestaciones de amor filial hacia ella son
de veras sorprendentes en la capital azuaya. En muchas de las iglesias
cuencanas venérasela con afecto filial, mientras son múltiples las
instituciones que la tienen como patrona o ríndenle culto. Hay también muchísimas
casas que la tienen ora en sus zaguanes, ora en sus dormitorios, ora en sus
salas, a la vez que son varios los sitios donde su imagen es un ícono peculiar
al que muchas personas profésanle afecto. Mientras tanto, el cuadro del milagro
ha visitado Cuenca por siete ocasiones que conviene rememorarlas ad futuram rei memoriam.
SIETE VISITAS A CUENCA
Desde el 20 de abril de 1906, fecha del prodigio, el cuadro
milagroso de la Madre Dolorosa ha visitado la ciudad de Santa Ana de los Ríos
de Cuenca en siete oportunidades. La primera visita dióse en 1947, a los 31
años del milagro, secundum histórica
veritas. El domingo 27 de abril de 1947 fue acogido por primera vez con una
apoteósica recepción. Cuenta la Historia que la Dolorosa del Colegio fue
conducida en un autocarril expreso, desde la capital, por Mons. Daniel Hermida,
XI Obispo de Cuenca, junto a decenas de sacerdotes y demás delegados de los
diversos Comités conformados para programar la solemne recepción. La imagen
permaneció en Cuenca hasta el 23 de Mayo, siendo objeto de la más ferviente
veneración y de los más cálidos homenajes por parte del clero, las autoridades,
las instituciones, las agrupaciones de obreros y los habitantes de la
morlaquía, en multitudinarias peregrinaciones de todos los pueblos y ciudades
de la Diócesis y hasta de Loja, desde donde llegó una delegación de sacerdotes
y numerosos fieles. En aquel mes, varios miles de niños y niñas de todos los
institutos educacionales y de los centros catequísticos de la diócesis de
Cuenca recibieron por primera vez la Santísima Eucaristía ante la dulcísima
mirada de la Dolorosa del Colegio.
En aquella ocasión, compúsose un himno que ha permanecido como una
bella composición cuencana en honor a la Madre Dolorosa, de autoría del
eminentísimo poeta cuencano Manuel María Palacios Bravo, gloria cimera del
parnaso cuencano: «Compasión te pedimos, Señora:
/ De tus hijos escucha el clamor,/ con tu llanto los rayos apaga,/ en la
diestra del Juez vengador/ En concierto de cítaras y almas,/ de los montes al
magno clamor,/ tremolando laureles y palmas,/ a tu reina bendice ¡Ecuador!/ De
las arpas al férvido arpegio,/ con el alma trocada en laúd/ a la virgen que es
sol del colegio/ de rodillas cantad juventud».
El domingo 18 de mayo de 1947 hubo una gran misa campal en los
patios del Instituto «Cornelio Merchán» de los Padres
Salesianos. El mismo día, por la noche, realizóse una «marcha
de la fe» organizada por las agrupaciones de obreros desde la iglesia de
María Auxiliadora, por varias calles de la urbe, con la participación de las
autoridades, instituciones y una inmensa multitud de hombres, mujeres y jóvenes
con antorchas encendidas, símbolo reverberante de la ardiente fe de los
católicos azuayos.
Ocho años después, en 1955, habiéndose declarado un AÑO JUBILAR por los 50 años del
prodigio, la Madre Dolorosa llegó a la capital de la morlaquía por segunda vez,
dentro de un programa nacional de visitas del cuadro del milagro.
Efectivamente, por las Bodas de Oro del prodigio Cuenca volvió a recibirla con
alborozo. Una placa conmemorativa en mármol lo recuerda en el frontis de la
iglesia del Santo Cenáculo, que en aquel entonces estaba administrada por los
padres jesuitas y que convirtióse en el epicentro de la visita de la Madre
Dolorosa. En dicho año, el colegio «Borja» concluía la
construcción de su tercera sede en Pumapungo y los cuencanos le rindieron también
varios homenajes por su presencia.
La tercera visita aconteció 22 años después, el 20 de mayo de
1977, por las Bodas de Rubí del colegio «Rafael Borja» (40 años) y las Bodas de
Perla (30 años) del Pensionado «San Francisco de Borja». La imagen visitó el
colegio de Pumapungo, en donde fue objeto de una gran misa campal a su llegada.
Días después estuvo en los patios de la vieja edificación en donde funcionaba
el inolvidable Pensionado «San Francisco de Borja», junto a la iglesia del Santo
Cenáculo, para otra ceremonia religiosa con quienes, in illo tempore, éramos
niños en edad escolar.
La iglesia del Santo Cenáculo
fue el centro de actividades para los homenajes que la ciudad le rindió en
aquellos días, concluyendo con una gran procesión por las calles de Cuenca y una misa en la Catedral de la Inmaculada Concepción, como despedida
a la amada e inmortal imagen.
Cuatro años después, en mayo del año 1981, en las BODAS DE DIAMANTE del milagro, Cuenca
será nuevamente anfitriona, por cuarta ocasión, de la Madre Dolorosa. En esta
ocasión, la Virgen Santísima hizo también un recorrido nacional por diversas
ciudades de la nación, al celebrarse los 75 años de su prodigio. Muchos alumnos
del Borja integraron una carrera motorizada para recibir y acompañar a la taumaturga
imagen desde Sidcay, pues la Dolorosa vino a Cuenca por vía terrestre, desde
Riobamba. Cursábamos el primer curso de colegio, en ese entonces, y fuimos
partícipes del recibimiento integrando una amplia calle de honor, al momento de
su llegada.
La quinta visita del cuadro milagroso sucedió en 1988, con motivo
de las Bodas de Oro de fundación del colegio «Rafael Borja», en el año lectivo
1987 - 1988. Ad effectum videndi, estas imágenes dan cuenta de uno de los eventos
realizados in honorem Mater Nostra en
el coliseo del Borja.
19 años después, en el año del Señor de 2006, la Madre Dolorosa
estaría de vuelta por sexta vez, en un periplo nacional que incluyó a varias
ciudades ecuatorianas. En el año del Señor de 2012, 6 años luego, la tendríamos
en Cuenca por séptima vez para una visita extraordinaria por las Bodas de
Diamante de la fundación del colegio «Rafael Borja», habiendo constituido el
principal programa organizado por el diamantino aniversario del colegio jesuita
de Cuenca in communitate nostra en sus
75 años de vida institucional..
LA VISITA DEL CENTENARIO
DEL MILAGRO
Fue el domingo 19 de marzo
del año 2006 cuando la Madre Dolorosa llegó a Cuenca por sexta oportunidad. In diebus illis/ En aquellos días,
organizáronse varias actividades durante 5 días.
La recepción fue triunfal,
como siempre, en la autopista Cuenca –Azogues, a la altura del Hospital del
IESS. El P. Tomás Serrano, SJ, ex alumno del colegio «Rafael Borja», fue su
custodio. Al llegar al sitio la desembarcó de una caja llena de seguridades y la entregó al P. Gilberto Freire, SJ, in illo
tempore rector del colegio «Borja»,
Enseguida, organizóse una caravana motorizada hasta la Avenida 24 de Mayo, cerca de la intersección con la Avenida Solano.
En este lugar, la Madre
Dolorosa fue colocada en las históricas andas que fueron de la Congregación
Mariana de Cuenca en la iglesia del Santo Cenáculo hasta el año 1987, cuando
fueron donadas al colegio «Rafael Borja», donde reposan en la actualidad.
Los alumnos que cursaban el
sexto curso en el año escolar 2005 – 2006 portáronla hasta el sector de los
Tres Puentes, desde donde los exalumnos del Borja lleváronla en una procesión
grandiosa que recorrió más de tres kilómetros hasta llegar a la catedral de la
Inmaculada Concepción ad gloriam Domini.
El trayecto de la
multitudinaria manifestación de fe estuvo lleno de emociones y anécdotas
indecibles. La muchedumbre de personas que desde esta zona acompañaron a la
imagen fue apoteósica in honorem
veritatis como lo prueba esta foto para la historia, en donde contémplase
un río de gente para dar la bienvenida a la taumaturga virgen jesuita in patria nostra.
Ad exemplum, a la altura del colegio nacional «Benigno Malo» obsérvase a Iván
Petroff Rojas, rector de dicha institución in
diebus illis, en compañía de las autoridades del colegio «Rafael Borja».
Esta imagen es muy especial cuando la Mater Dolorosa cruza el puente de El Centenario, super flumina Tomebamba, llevada amorosamente por los ex alumnos del Borja en un bucólico y típico paisaje de la ciudad cargada de alma in patria aequatorianae.
Al cruzar el puente de El
Centenario, super flumina Tomebamba,
para arribar al centro histórico de la urbe patrimonial, la Madre Dolorosa luce
esplendorosa en medio de los antiguos estudiantes del colegio «Borja» y de la banda de
guerra del «Benigno Malo», que lució galante para el recibimiento de la
singular imagen in conchensis urbe.
Iniciando el recorrido por la calle Larga, en la intersección con la Benigno Malo, especial rincón citadino que fue testigo del paso de la taumaturga imagen que Cuenca ama con especial cariño et super omnia cum reverentia.
Cerca del CIDAP, hacia la intersección de la calle Hermano Miguel la Madre Dolorosa es llevada por los alumnos del colegio «Hermano Miguel», de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en una especial atmósfera citadina que tiene como fondo y perspectiva la vieja casona del Museo Municipal Remigio Crespo Toral.
Y ya en la calle Hermano Miguel, a la altura del Museo de las Conceptas, la Mater Dolorosa es llevada por los alumnos del colegio Técnico Salesiano, también presentes con una delegación para este recibimiento multitudinario in honorem mater nostra.
Luego, la Madre Dolorosa fue llevada también las alumnas del colegio nacional «Benigno Malo», en una muestra singular de civismo y fe por parte de los estudiantes del colegio fiscal más antiguo in urbe nostra.
Al llegar a la calle Bolívar
la procesión siguió hasta la calle Juan Montalvo, pasando por la iglesia del
Santo Cenáculo, en donde la Dolorosa del Colegio es venerada desde el año 1947
cuando la curia arquidiocesana de Cuenca entregó la administración de este
templo a los padres jesuitas, en un comodato por 50 años, el cual fue roto a
los 40 años, en 1987, a causa de falta de sacerdotes jesuitas en el Ecuador,
bajo el arzobispado de Alberto Luna Tobar, OCD, quien provocó un grave
conflicto con la comunidad pastoral de dicha parroquia para que la iglesia
fuese entregada a la curia de todas maneras, por animadversión con el último
párroco de El Cenáculo, Reverendissime
Pater Ramón Latorre, SJ, a quien no perdonaba que en las reuniones del
presbiterio cuencano le fuese deliberante.
Finalmente, la Madre Dolorosa
bajó por la calle Mariscal Sucre hasta llegar a la Catedral de la Inmaculada,
en donde celebróse una eucaristía solemne de grata recordationem in vita nostra. La cantidad de fieles, entre alumnos y ex alumnos del Borja, autoridades, cuencanos de todas las edades y condiciones fue de veras numerosa, como pocas veces suele apreciarse en el templo catedralicio de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
En la Catedral de la
Inmaculada, la sacrosanta virgen pasó durante dos días para el culto de los
cuencanos que hasta allá dirigíanse a fin de visitarla, siendo variadas las misas
y cantatas realizadas ad sollemnitatem
para la Madre Dolorosa.
Uno de los actos más emotivos
fue la condecoración de la I. Municipalidad de Cuenca al cuadro milagroso,
presea entregada por el Lcdo. Jorge Piedra Ledesma, vicealcalde de la urbe en
aquellos días.
El martes 21 de marzo del año
2006, a las 19:00, la Madre Dolorosa abandonó la Catedral de la Inmaculada en
una caravana motorizada nocturna que recorrió toda la ciudad hasta el control
de Baños.
En esta zona del sur de
Cuenca la sagrada imagen fue colocada en las andas del colegio «Rafael Borja»
para ser llevada al coliseo de la institución recorriendo la Avenida Ricardo
Durán acompañada de alumnos, exalumnos, padres de familia y fieles católicos
que hasta este lugar acudieron masivamente con singular afecto y devoción.
La serenata de los ex alumnos
del colegio «Rafael Borja» fue otro de los eventos dignos de grata recordación in honorem Mater Dolorosa.
Entre los exalumnos que fueron partícipes de la serenata in illo tempore encontrábase el vicepresidente de la república de la época, Alejandro Serrano Aguilar, y el ministro de Obras Públicas de aquel entonces, Derlis Palacios, junto a borjinos de diversas promociones del amado colegio «Rafael Borja», entre quienes hallábase también el autor de estas líneas.
Entre los exalumnos que fueron partícipes de la serenata in illo tempore encontrábase el vicepresidente de la república de la época, Alejandro Serrano Aguilar, y el ministro de Obras Públicas de aquel entonces, Derlis Palacios, junto a borjinos de diversas promociones del amado colegio «Rafael Borja», entre quienes hallábase también el autor de estas líneas.
También, el concierto de la Orquesta Sinfónica de Cuenca. El evento
realizóse en el auditorio del Banco Central del Ecuador y como nunca antes en la historia la Mater Dolorosa recibió una serenata
clásica con música de los grandes maestros.
«Estrella salvadora es
madre tu semblante…». Así le cantábamos innumerables veces a la
Madre Dolorosa quienes pasamos por las aulas del Borja y aprendimos a
apreciarla como una madre celestial. La imagen estaba en todas partes y la
veíamos todos los días, ora presidiendo las aulas, ora en su majestuoso cuadro
de la capilla, ora en la biblioteca, ora en la comunidad de jesuitas o,
simplemente, en una estampa que muchos nos acostumbramos a llevar, desde
pequeños, en la billetera.
¿Cuántas veces una triste mirada de nuestra parte encontró en su
efigie la comprensión y el cariño maternal que necesitábamos para resolver
ciertos inconvenientes de nuestra adolescencia?, pues, sea dicha la verdad, la
Madre Dolorosa, tanto en los momentos de alegría como de tristeza, nunca dejó
de permanecer serena, puesta en inmóvil calma, como un eterno lucero «alumbrando desde ese altar» como
dice, en otra parte, su paradigmático himno.
EL MILAGRO DEL 20 DE
ABRIL DE 1906
Cuenta el proceso canónico del prodigio respectivo que, en el
momento del milagro, la imagen se encontraba localizada en el comedor del
internado del colegio «San Gabriel», en Quito. Así
entonces, el viernes 20 de abril de 1906, a la hora de la cena, siendo las 20:15,
en la mesa más cercana al cuadro de la Virgen de los Dolores, colgado en la
pared a 180 centímetros del suelo, se encontraban tres niños de los que habían
hecho recientemente la Primera Comunión: Jaime Chávez Ramírez, Carlos Herrmann
y Pedro Donoso Lasso. El P. Roesch, S.J., Prefecto del Internado, llamó a
Donoso a una mesa contigua. Entonces, Jaime Chávez Ramírez, de 11 años de edad,
dirigió su mirada a la Virgen y lleno de espanto vio, sin poder dudar, que la
Dolorosa movía los párpados, los abría y los cerraba de manera intermitente.
Creyó el muchacho que era una impresión suya y, asustado, se cubrió los ojos
con las manos. Luego, dominado aún por el temor, dijo a Carlos Herrmann, de
once años y medio: «Ve a la Virgen». El amigo la miró y vio el mismo prodigio.
Ambos niños se arrodillaron entre la mesa y la banca y rezaron… La noticia se
fue corriendo entre los estudiantes internos del colegio «San
Gabriel», que eran 36 en total, quienes reaccionaban con curiosidad y
devoción. Los muchachos estaban entre 10 y 17 años.
Mientras sucedía el prodigio, el cual duró por un espacio de 15
minutos, avisaron al P. Roesch, S.J., Prefecto del Internado y al Hermano Luis
Alberdi, S.J., dos jesuitas que se encontraban en el mismo comedor, quienes
confirmaron el hecho como cierto. La noticia entonces salió de los muros del
colegio y se convirtió en una eclosión social que desbordó los límites
capitalinos para trascender a toda la nación ecuatoriana.
En el proceso canónico instaurado con motivo del milagro la autoridad
eclesiástica llegó a verificar que el acontecimiento era cierto y con fecha 31
de mayo de 1906 se emitió un dictamen para
validarlo, en el cual se bautizó a la imagen como «La
Dolorosa del Colegio», cuyo milagro se hizo famoso urbi
et orbi.
ORIGEN DE LA
CROMOLITOGRAFÍA
En el colegio jesuita de Quito existían tres oleografías de la
Dolorosa: aquella en la que tuvo lugar el milagro y que se encontraba en el
comedor de los alumnos, otra que se encontraba colocada en la ropería de la
comunidad de jesuitas de dicha institución educativa y una tercera que, al
momento del milagro, estaba todavía enrollada, en el aposento del P. Andrés
Machado, S.J., Rector del colegio por aquel entonces.
Un estudio crítico publicado en la capital de la república, en
1918, e intitulado «El milagro de la Dolorosa del Colegio en Quito»
dice que estas estampas fueron compradas, unos años antes del milagro, a un
comerciante de objetos piadosos. Se ha deducido que quizás el P. Rector o
alguno de los padres del colegio, al ver una imagen tan hermosa de la Santísima
Virgen, la compró por triplicado y una de ellas la colocó en el comedor del
internado, en donde hubo de permanecer, quizás por largo tiempo, sin que se le
prestara mucha atención ni fuera objeto de devoción especial.
Respecto de las otras dos imágenes que se encontraron en el
colegio «San Gabriel», al tiempo del milagro, la que se hallaba
en la ropería de la comunidad la tomó el P. Andrés Machado, S.J., Rector del
colegio, para su veneración personal. Casi dos años después, el 16 de febrero
de 1908, el P. Machado fue consagrado como Obispo de la Diócesis de Riobamba y
se la fue llevando consigo, gracias a una concesión especial del entonces P.
Superior de la Misión, Juan Cañete, S.J.
Monseñor Machado, ya como Obispo de Riobamba, en vista de que esa
ciudad tenía una comunidad de jesuitas, cedió la imagen de la Dolorosa al
colegio «San Felipe», de la Compañía de Jesús en dicha urbe.
Allí es venerada tanto por alumnos y ex alumnos de la institución como por los
ciudadanos riobambeños, con un gran fervor que guarda similitud con la
veneración que se profesa en Quito a la imagen del milagro.
La tercera oleografía pasó a manos del P. Juan Cañete, S.J., un
jesuita español que llegó al Ecuador a principios del año 1908 como Superior de
la Misión de la Compañía de Jesús. El benemérito religioso profesaba una gran
devoción a la Dolorosa del Colegio y se encargó de difundir su culto,
convirtiéndose en un verdadero apóstol de la Santísima Virgen. Estando de
Rector del colegio «San Gabriel» impulsó la remodelación y ampliación de la
capilla destinada a la veneración de la imagen del milagro, la cual se inauguró
solemnemente en 1909. La imagen permaneció en ese recinto sagrado hasta 1958,
año en que fue trasladada, juntamente con el colegio, al norte de la ciudad de
Quito, en las avenidas América y Mariana de Jesús, sitio en el que se emplaza
el actual edificio del colegio «San Gabriel».
Se sabe que, al concluir su cargo, el P. Cañete se llevó a España
a la imagen de la Virgen que se había reservado para su personal devoción, pero
algunos años después la devolvió, a fin de que presidiera el Noviciado de la
Compañía de Jesús, en Cotocollao, en donde todavía es venerada en su capilla.
OFRENDAS NACIONALES
En 1931, en las Bodas de Plata del milagro, se conformó un Comité
Central presidido por el entonces Señor Arzobispo de Quito, el Excelentísimo
Señor Manuel María Pólit Lasso y el Doctor Julio Tobar Donoso. Una de las
acciones emprendidas para dicha celebración fue la elaboración de una «ofrenda
nacional», consistente en un precioso marco para la Sagrada Imagen del
milagro del 20 de Abril de 1906, a más de la renovación espiritual alentada por
todos los Señores Obispos de las diócesis ecuatorianas.
Sentimientos muy aquilatados de acendrada fe, de amor entrañable y
de generosidad se hicieron presentes en los ecuatorianos de la época y los
desprendimientos admirables no se hicieron esperar para realizar un marco
precioso trabajado en oro y plata por los mejores orfebres ecuatorianos y
engastado de perlas y piedras preciosas.
En 1956 se celebraron las bodas de oro del prodigio. Por decreto
pontificio del Santo Padre Pío XII, por aquel entonces reinante, se concedió la
coronación canónica de la Dolorosa del Colegio. La ciudad entera junto con sus
autoridades se movilizó al estadio capitalino, en donde dos ilustres ex
–alumnos del colegio «San Gabriel» -el Cardenal
Carlos María de la Torre, en ese entonces Arzobispo de Quito, y el Presidente
José M. Velasco Ibarra- entregaron una corona de oro, joya elaborada con aportaciones de todo el Ecuador
para ceñir las sienes de la REINA que ya tenía una aureola de doce estrellas.
Esta portentosa ceremonia tuvo lugar en las fiestas jubilares de
abril de 1956. En dicho año, la Dolorosa del Colegio «San Gabriel»
recorrió el país visitando varias ciudades con motivo de este año jubilar.
PATRONA DE LA EDUCACIÓN
La Dolorosa del Colegio «San Gabriel»
fue declarada como Reina de la educación católica, mediante decreto del
presidente José María Velasco Ibarra, ilustre ex alumno gabrielino, quien se
encontraba en el poder en ese histórico momento. Más tarde, Juan Pablo II la
declaró Patrona de la educación de la juventud. Hoy es la Patrona de la
educación.
CREACIONES LITERARIAS Y
MUSICALES EN SU HONOR
El prodigio ha provocado también, en el mundo literario,
interesantes creaciones inspiradas en la Dolorosa del Colegio y su
manifestación de amor maternal. A lo largo del tiempo, célebres plumas le han
dedicado valiosas composiciones musicales y literarias.
Una de las naturales exigencias del corazón humano consiste en
expresar la gratitud y el affectio
originalis para las personas y seres a los que apreciamos de profundis. Generalmente, hacemos
manifiesto nuestro afecto con algún presente que se aprecia, no tanto por su
valor material, cuanto por la generosidad, la delicadeza y la nobleza de
sentimientos con los que se lo entrega.
Por ello, constituye un deber ineludible consignar aquí, hic et nunc, a la manera de una ofrenda
cariñosa a la Madre Dolorosa, un compendio de algunas creaciones literarias y
musicales que han servido para ensalzar su importante presencia en nuestras
vidas.
Ad exemplum, el colombiano Belisario Peña, exquisito poeta místico de la
época, que en 1906 vivía en Quito, compuso un original poema intitulado «Vuelve
otra vez María», para definir a la inmortal imagen con una admirable precisión
semántica.
VUELVE OTRA VEZ MARÍA
Vuelve otra vez, María,
los maternales ojos
a los que aquí de hinojos
te piden compasión;
ojos que fijos vieron
morir escarnecido
al mismo que ofendido
fue precio del perdón.
Dulzura tierna y triste,
correr de acerbo llanto,
amarillez, quebranto,
demuestran tu dolor;
y tienes por testigos
del sumo sacrificio
los clavos del suplicio
y el cerco punzador.
La zarza fue inocente,
los clavos le hirieron
la culpa no tuvieron
de herirte en Él a ti;
«mas los aceros crudos
que al pecho traes fijos
culpa de ingratos hijos
claváronlos allí».
Entre tormentos sola,
puesta en inmóvil calma,
serena y firme el alma
cual roca en bravo mar,
padeces, no las penas
con que una madre gime
sino el dolor sublime
por tu hijo y Dios al par.
En tan doliente imagen
nos asombró el portento
que acorde al juramento,
confirma de verdad.
No anuncie Virgen pía,
tu blando mover de ojos
más males, más enojos
ni el triunfo a la impiedad.
No apague en nuestra Patria
la fe sus resplandores,
fe que ínclitos mayores
nos dieron por blasón:
a las voraces olas
de la soberbia osada
con imperial mirada
silencio y paz impón.
Y a los que absortos vimos
la vida en tu semblante
muestra de Madre amante
también el corazón:
guíanos a do el alma
tu rostro vivo vea;
de amor eterno sea
de amor el galardón.
Himno a la Dolorosa
Madre mía Dolorosa
que nunca podré olvidar
Virgen que como un lucero
me alumbras desde ese altar.
Bajo tu manto sagrado
mi madre aquí me dejó
Señora, ya eres mi Madre
no me abandone tu amor.
Hoy soy tu hijo, hoy yo te adoro
hoy te prometo, perenne fe
pero mañana, dentro de un año
dentro de veinte, Ay! te querré?
Estrella salvadora
es Madre tu semblante
mísero navegante,
naufragaré sin ti
Cuando la mar del mundo
con zozobrante quilla
surcare mi barquilla
acuérdate de mí
Aunque avance rugiendo la tormenta
y en mi mástil ya gima el huracán
feliz con tu recuerdo soberano
desafío las olas de la mar.
Me arrollarán quizás entre su espuma
mas negar que me amaste y que te amé
negar que fui tu hijo y que en tus brazos
se pasó como un sueño mi niñez.
Eso nunca lo haré Madre querida
eso nunca, nunca lo haré
HIMNO DE CUENCA A LA
DOLOROSA DEL COLEGIO «SAN
GABRIEL»
Letra: Manuel Coello Noritz
Música: César Mosquera Merchán
Cuánto te ama señora tu Cuenca
que incendiada en la luz de tu sol
a tus plantas se siente tu esclava
y es mil veces ternura y amor.
De rodillas delante tus ojos
de tu llanto y de tu hondo sentir
te ofrecemos cual gajo de rosas
toda el alma tomada en pensil.
Cada pecho es altar a tus plantas
y es ante ellas cada alma una flor
un altar que a tus pies es caricia
una flor que es dulzura y unción.
Un milagro de amor son tus ojos
y el amor que estas almas te dan
hasta tiene un sabor de milagro
por tu inmensa manera de amar.
Porque tú eres mil veces amada
porque tú eres mil veces amor
dulce madre mil veces te damos
nuestro ardiente y filial corazón.
ORACIÓN COLEGIAL
¡Oh Madre Dolorosa! por tus lágrimas, por la corona de espinas,
por los clavos que llevas en tus manos, por las espadas de dolor con que
nuestros pecados traspasaron tu corazón; vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos y alcánzanos de tu Hijo Santísimo dolor intenso de nuestras
culpas y vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad.
¡Oh Madre Dolorosa! Protege a la Santa Iglesia, protege a nuestra
Patria, ampara a la juventud, ampara a la niñez. - Amén.
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
ANTIQUI SOCIETATIS IESU ALUMNI
IN SOLLEMN ITATE MATER DOLOROSA, ANNO MISERICORDIAE MMXVI
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OPINIONES CIUDADANAS
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OPINIONES CIUDADANAS
DE: Jorge Suarez
Cuerpo del mensaje
Genial en su texto, en sus imágenes. Toda una lección de arte.
Un saludos especial, Jorge Suárez
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