Santa Ana de los Ríos de Cuenca, julio 27 del año del Señor de 2010
In sollemnitate octava XVII Dominica per annum
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Lcdo. Francisco Febres Cordero
DIRECTOR DE LA REVISTA «DINERS»
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Lcdo. Pablo Cuvi
EDITOR DE CULTURA DE LA REVISTA «DINERS»
Guayaquil.
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De mi consideración:
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«PAX VOBIS»
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A través de estas líneas, me dirijo a vosotros, in honorem veritatis splendor, con el objetivo de realizar algunas precisiones al artículo intitulado «Historia de la fotografía desde Cuenca», publicado en la revista DINERS No. 338, del presente mes de julio, cuya autora es Alexandra Kennedy Troya.
El artículo aborda un análisis sobre el libro «Viaje a la memoria. Cuenca: su historia fotográfica», publicación aparecida en el mes de marzo del presente año 2010 y cuyo autor es Felipe Díaz Heredia.
En el trabajo que publicáis en vuestra revista se han escrito inadmisibles equivocaciones ante las cuales vosotros estáis obligados a publicar las debidas rectificaciones, tanto por respeto a vuestros lectores como por honestidad y amor a la verdad, fons et culmen de cualquier investigación que se escribe para la comunidad a la que servimos desde la pluma.
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Pars prima. En primer lugar, resulta sorprendente que Alexandra Kennedy, al analizar la obra mencionada, no haya podido fijarse en el año de edición y el nombre del autor del libro, hecho que le hace decir la siguiente barbaridad: «…Ambos hechos permitieron que Felipe Díaz Cueva realizara un trabajo exhaustivo sobre la fotografía en el Ecuador, vista desde las colecciones públicas y privadas, en su libro recientemente lanzado Viaje a la memoria. Cuenca: su historia fotográfica (Cuenca, 2009)».
Como veis, es inaceptable que se haya alterado el nombre del autor del libro «Viaje a la memoria. Cuenca su historia fotógrafica» que, como he manifestado ut supra, es el fotohistoriador cuencano Felipe Díaz Heredia. Sorprende ese cambio en su apellido materno, mientras que el año de edición de esta publicación es 2010 y no 2009, como dice Kennedy, quien tenía solamente que fijarse en la portada de la publicación para advertirlo.
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Altera pars. En segundo lugar, Alexandra Kennedy comete algunos errores en contra de la verdad histórica haciendo notar, con admirable estupefacción, que ni siquiera ha leído bien el libro que comenta.
En efecto, me permito transcribir ad litteram las siguientes equivocaciones de la señora Kennedy: «Los fotógrafos extranjeros… Los primeros fueron extranjeros como Ricardo Tosell, quien abrió su estudio en Guayaquil, en 1846».
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Esto es gravísimo, pues el año correcto es 1862. El hecho refleja, como he dicho ya, que Kennedy no ha leído la obra de Díaz Heredia, pues en la página 57 de dicha publicación se dice: «El censo de 1861 de Guayaquil registra al pintor catalán Ricardo Tosell, de 28 años de edad. Sabemos por el diario guayaquileño ‘La Unión Americana’ que a partir de agosto de 1862 el fotógrafo Ricardo Tosell ya se encuentra operando, con sus cámaras, en esta ajetreada comunidad portuaria.».
Pars tertia. Más abajo, Kennedy escribe: «…tal es el caso del gran fotógrafo español Rafael Castro Ordóñez… de Castro Ordóñez se conocen varias fotografías de Guayaquil que actualmente se encuentran en el Banco Central del Ecuador en Cuenca».
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Esto no es verdad, pues el nombre correcto de este fotógrafo es Rafael Castro y Ordóñez, mientras que en el Banco Central del Ecuador en Cuenca no se encuentran sus fotografías sino una publicación intitulada «Pacífico inédito. 1862 - 1866», el cual es un catálogo de la Exposición fotográfica del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, en el año de 1892, dentro del cual se pueden hallar las fotografías de Castro y Ordóñez, lo cual es muy diferente a lo que expresa Kennedy.
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Pars quarta. Luego, Kennedy dice: «Así, muchos fotógrafos portadores de imágenes exóticas de la América liberada permitían conocer al subcontinente de mejor manera. Revistas como Le Tour du Monde o L’Illustration difundieron imágenes de América, Asia o África y potenciarion el incipiente turismo que por entonces existía».
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Al respecto debo indicar que tanto la revista «L’Illustration» como la publicación intitulada «Le Tour du Monde» fueron fundadas por Ernest Charton, quien fue uno de los primeros fotógrafos que retrató al país. Se sabe que este artista galo estuvo en Chile, Argentina, Estados Unidos y Ecuador, jamás en Asia o en África. Es en la revista «Le Tour du Monde» en donde aparecieron algunos grabados de imágenes de nuestra república, por lo que las afirmaciones de Kennedy, en el sentido de que en estas publicaciones se difundieron imágenes de América, Asia o África, son superlativamente exageradas y contravienen a la verdad histórica, por lo que, vuelvo a decirlo, no ha leído bien el libro de Díaz Heredia.
Pars quinta. Casi enseguida, Alexandra Kennedy escribe el siguiente subtítulo «Precursores y coleccionistas cuencanos» y no obstante, no menciona a ningún coleccionista y empieza hablando mas bien, dentro de esta sección, del fotógrafo guayaquileño Manuel Monteverde, lo cual es una contradicción que raya en la negligencia para escribir con precisión semántica y coherencia entre el subtítulo que bautiza y el texto que le corresponde integralmente.
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Pars sexta. A la vez parece desubicarse en el tiempo y luego dice ad peddem litterae: «…desde que el Banco Central de Cuenca, hace ya algunos años, presentara una exposición… denominada «Precursores de la fotografía en Cuenca…».
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Con relación a este punto he de decir que dicha exhibición fue realizada hace 20 años, en 1990. Tempus fugit, cuando los escritores decimos: «algunos años» provocamos, en los lectores, la idea de que serán quizás menos de 10, pero si hablamos de 20 son ya dos décadas y no debemos decir entonces «algunos años» para indicar el inexorable paso del tiempo si hemos de coger la pluma para ser precisos, correctos y claros en la expresión de nuestras ideas.
Pars septima. Pero la más grave contradicción de la señora Kennedy se encuentra, ad absurdum, en el colofón de su artículo, cuando afirma: «La obra de Díaz no sólo que nos provee de una información de catálogo extraordinaria, sino que nos permite vincular los eventos al interior del país, las relaciones con nuestros vecinos, con el panorama mundial económico o político, las complejas relaciones intraurbanas, la bohemia, el mundo de los niños, el privado entorno de la mujeres. El libro, si bien nos propone un material poco elaborado, nos invita a profundizar en un renglón de la cultura visual del Ecuador…»
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¿Cómo entender que si la obra de Felipe Díaz Heredia no sólo nos provee de una información de catálogo extraordinaria, nos propone un material poco elaborado? ¿Por qué se contradice Kennedy Troya con las expresiones «información de catálogo extraordinaria» y la frase «poco elaborado»?
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Es bueno que sepáis, señores de DINERS, que el libro intitulado «Viaje a la memoria. Cuenca: su historia fotográfica» del fotohistoriador cuencano Felipe Díaz Heredia, es una publicación de 432 páginas, tamaño A4, con 369 fotografías y 250 referencias de libros, archivos y documentos constantes en la amplia bibliografía que aparece en el addendum de la obra.
Dicha sea la verdad, la obra ha marcado una indeleble impronta en la producción bibliográfica de la capital azuaya, pues, a fortiori, representa un enorme esfuerzo editorial, con una investigación que para su autor le ha tomado décadas a fin de consolidar una magnífica contribución intelectual que respeta a la fidelidad histórica hasta el punto de que, en la obra, in honorem urbis, se han cuidado los detalles más nimios, a fin de que el lector cuente con información precisa sobre destacados hechos de la historia del Ecuador y Cuenca, desde la perspectiva de la fotografía.
El autor, quien es el destacado fotohistoriador cuencano Felipe Díaz Heredia, demuestra, de vehementi, con lujo de detalles -en toda la publicación- un respetable conocimiento de la historia de la fotografía del país y la capital de la morlaquía, por lo que las expresiones de Alexandra Kennedy Troya dejan mucho que desear en el análisis de esta publicación y más bien sus imprecisiones, errores y equivocaciones en contra de la Historia, junto a las curiosas contradicciones, adversas intelligentia, reflejan que el artículo que habéis publicado es, de veras, un material poco elaborado sobre un libro que, al parecer, la doctora Alexandra Kennedy no lo ha leído correctamente a punto tal de no poder ni siquiera copiar correctamente, ad peddem litterae, el nombre de su autor y el año de edición.
Solicito entonces a vosotros, de la manera más respetuosa, que os dignéis publicar una rectificación de los errores que he enlistado en la presente comunicación y que empiezan, ad initium, como sabéis, por el propio nombre del autor de la obra, quien –como he dicho ya- no es Felipe Díaz Cueva sino Felipe Díaz Heredia y terminan con inadmisibles alteraciones de fechas, nombres y circunstancias históricas que debieron ser mejor cuidadas por la doctora Kennedy al momento de escribir su poco elaborado artículo con el que os hace quedar muy mal como medio de comunicación pro culturalis aspectibus in mundi.
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Sin otro particular por el momento, suscribo de ustedes con un cordial saludo, in Iesu, Pontifex in aeternum perfecte,
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DIEGO DEMETRIO ORELLANA
EDITOR DEL LIBRO
«VIAJE A LA MEMORIA.
CUENCA: SU HISTORIA FOTOGRÁFICA»
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Datum Concha, apud flumina Tomebamba, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, ad finis mensis Iulii, die XXVIII, Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus decimus, in sollemnitate octava XVII Dominica per annum.