Una seria polémica cultural enfrenta la Bienal de Cuenca ante la elección del nuevo director ejecutivo de tal institución, Diego Carrasco Espinosa, pues su nombramiento es legal pero ilegítimo. Esto constituye un hecho que atañe a la ética y se circunscribe, de maxima ad minima, en los principios morales que guían el modus actuandi de los ciudadanos de cualquier lugar del planeta.
Actor de teatro
Master en Psicología Transpersonal
Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca
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Para contribuir al debate sobre la Bienal de Cuenca debemos comentar, in scriptis, las respuestas de Diego Carrasco Espinosa, Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca, a Jorge Morán Riera, en el foro cultural RIZOMA, sobre la razón por la cual los directores de la institución siempre son cuencanos.
El nuevo director ejecutivo de la Bienal dice en el foro RIZOMA el 17 de agosto del año 2010: «La razón del por qué, en la lista de candidatos a Director Ejecutivo de la Bienal, constaban solo nombres de cuencanos se debe -según creo - a que la sede es en Cuenca. Creo difícil que personas de Guayaquil, Quito u otros lados, se trasladen a vivir en la ciudad para dirigir la Bienal».
El nuevo director ejecutivo de la Bienal dice en el foro RIZOMA el 17 de agosto del año 2010: «La razón del por qué, en la lista de candidatos a Director Ejecutivo de la Bienal, constaban solo nombres de cuencanos se debe -según creo - a que la sede es en Cuenca. Creo difícil que personas de Guayaquil, Quito u otros lados, se trasladen a vivir en la ciudad para dirigir la Bienal».
Esta respuesta, la verdad sea dicha, oculta algunos hechos que la comunidad está obligada a conocer, pro Patria et Deo, por tratarse de asuntos de interés público: En el mes de abril del presente año, Diego Carrasco Espinosa era Director Municipal de Cultura de Cuenca y, como tal, miembro del Directorio de la Fundación «Bienal de Cuenca». Como parte de este ente directivo, después de la renuncia de Galo René Cardoso Segarra, Carrasco fue nombrado Director Ejecutivo Encargado de la Bienal de Cuenca. Por lo tanto, conocía, de cabo al rabo, todo cuanto acontecía en la institución, antes y después de la renuncia de Cardoso.
Post factum, justamente, como director ejecutivo encargado de la Bienal, Carrasco empezó el proceso de reestructuración de la misma. El directorio de la Fundación «Bienal de Cuenca» resolvió, mutatis, mutandis, invitar a que determinadas personas fuesen candidatas a la Dirección Ejecutiva de la Bienal. Los invitados fueron 6 ciudadanos nacidos en Cuenca y un ciudadano natural de la ciudad de Azogues, todos mocionados por el Directorio de la Bienal, presidido por Carrasco, a saber: Carlos Rojas Reyes (Azogues), quien es hoy el nuevo Director Artístico de la Bienal de Cuenca, Hernán Pacurucu Cárdenas (Cuenca), quien ahora es miembro del equipo curatorial de la Bienal, Cristóbal Zapata Carpio (Cuenca), quien es también parte del novísimo equipo curatorial, Katya Cazar (Cuenca), quien igualmente es hoy miembro de dicho equipo de curadores; la lista de invitados la conformaba también, la cuencana Jacqueline Verdugo Cárdenas, ex Directora Municipal de Cultura y Patricia Ullauri, natural de la ciudad de Nabón y funcionaria municipal.
Se solicitó a cada uno de los candidatos para que presente, a más de su curriculum vitae, un proyecto para el manejo de la Bienal de Cuenca. La actual Ordenanza de la Fundación «Bienal de Cuenca» dice al respecto, que los candidatos a la Dirección Ejecutiva de la Fundación son nominados por su Directorio y es el Alcalde de la capital azuaya, quien como presidente de la Fundación «Bienal de Cuenca», propone una terna para la elección del director ejecutivo.
Cuando debía elegirse al nuevo director ejecutivo, a mediados del mes de mayo del año 2010, el Alcalde Paúl Granda López, según lo prescribe la Ordenanza de la Fundación «Bienal de Cuenca», debía conformar una terna con las 7 personas antedichas, pero en vez de estructurar dicha terna con los candidatos nombrados ut supra, decidió motu proprio incluir en ella al propio Diego Carrasco Espinosa, quien era Director de Cultura y Director encargado de la Bienal de Cuenca. Es decir, juez y parte. Por eso, Carrasco no podía ser candidato a la dirección ejecutiva de la Bienal de Cuenca y jamás presentó ningún proyecto para el manejo de la Bienal, como sí lo hicieron, disciplinadamente, los otros candidatos invitados para la elección del director ejecutivo de la Fundación Bienal de Cuenca.
Para evitar problemas legales y con la asesoría de la Sindicatura Municipal, el Alcalde Paúl Granda López pidió la renuncia a su Director Municipal de Cultura, pues ya fuera del cargo dejaba también su encargo de Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca y candidatizó, per fas et per nefas, a Diego Carrasco Espinosa para la Dirección Ejecutiva de la Bienal de Cuenca, presidiendo una terna conformada además por Katya Cazar y Carlos Rojas Reyes y sin haber presentado ningún proyecto para el manejo de la Bienal como lo habían hecho los restantes candidatos.
Mas, en el momento de la votación se presentó -como delegado de la Dirección Municipal de Cultura- el señor Pablo Palacio, quien era el principal asesor y suplente de Diego Carrasco Espinosa en esa dependencia, para votar por su antiguo jefe, quien fue nombrado como Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca, legalmente, aunque ¿ilegítimamente?, por expreso deseo del Alcalde de la capital de la morlaquía, como bien dice Diego Carrasco.
Las preguntas que nos hacemos los actores y gestores culturales interesados en la Bienal de Cuenca son las siguientes: ¿no era mejor, ante la tremebunda crisis de la institución, que el proceso de elección hubiera podido ser más amplio y traslúcido para garantizar que el directorio de la Fundación Bienal de Cuenca pudiera contar con varias propuestas y candidatos, a fin de que la selección sea un verdadero proceso de encuentro del personaje más idóneo y preparado para conducir a esta importante institución cultural de Cuenca y el país? ¿No hubiese sido óptimo que la Fundación Bienal de Cuenca convoque a un concurso nacional o internacional de oposición y méritos para la Dirección Ejecutiva de la misma, con un llamamiento en los medios de comunicación impresos y virtuales, locales y nacionales, a que los profesionales interesados concursen bajo un pliego de requisitos, a fin de que se encuentre al mejor candidato que, consensus omnium, por méritos y solvencia, pueda encarar los grandes desafíos que implican -a futuro- la dirección de la Bienal de Cuenca? De esta manera ¿no estaría el país enfrentado a una elección de director ejecutivo de la bienal disfrazada de legalidad pero carente de legitimidad?
Por lo tanto, la razón por la que los directores de la Bienal de Cuenca siempre son cuencanos se debe a que, en la Atenas del Ecuador, los alcaldes de turno durante los últimos 23 años así lo han querido, aunque sea por el arte de birlibirloque y siempre con las malas artes del engaño.
Que conste que, para terminar eligiendo al nuevo director ejecutivo de la Bienal de Cuenca, se convocaron dos reuniones públicas, con varios actores y gestores culturales de Cuenca, a fin de auscultar opiniones y plantear ideas para la anunciada reestructuración de la Bienal de Cuenca. De esas reuniones existen actas y mientras el tiempo ha pasado conviene preguntarse: ¿de qué sirvieron? ¿por qué no se tomaron en cuenta los planteamientos de varios actores y gestores culturales que exigíamos más traslucidez al proceso de elección del nuevo director ejecutivo y al mismo Plan de fortalecimiento de la Bienal de Cuenca? ¿Resultó entonces una nueva tomadura de pelo a la comunidad artística y cultural de la morlaquía, después de una nefasta y nefanda época presidida por el último director ejecutivo vitalicio de la Fundación «Bienal de Cuenca», René Cardoso Segarra?
Como hombre de Derecho he de decir, sine ira et studio, que en la Jurisprudencia se dice «que no todo lo que es legal es legítimo» y este principio apodíctico del Derecho señala la importancia de que, en las acciones humanas, exista una concordancia esencial entre la legalidad y la legitimidad, pues si una cosa es legal y legítima se acerca a la verdadera justicia, que es el sino y signo de toda acción humana que busca el bien común in aeternum et in saecula saeculorum.
Pero cuando una cosa es legal e ilegítima a la vez, la sanción moral de la comunidad no avala el hecho disfrazado de legalidad, dando como consecuencia que el aura popularis de quienes han sido electos legal pero ilegítimamente desaparece de la muchedumbre a la que obligados están a servir.
Eso es lo que está aconteciendo con la comunidad de actores y gestores culturales del Ecuador frente al intríngulis de la elección del director ejecutivo de la Bienal de Cuenca. Que muchos actores y gestores culturales no lo digan, coram populo, por omisión, conveniencia y hasta por cobardía, no significa que el sentimiento que he recogido, desde la comunidad a la que sirvo con la pluma, no sea compartido, in stricta veritas, por quienes conocen mis escritos sobre el tema.
No me queda más que agregar que es mi deseo de que vendrán días mejores para la Bienal de Cuenca, pero no por ello he de callar, adversas conscientia meam, frente a otra realidad: no sólo hay que tener buena voluntad, energía y entusiasmo para cambiar las cosas en un lugar determinado al que llegamos legal pero ilegítimamente, puesto que cuenta mucho la solvencia, ya que debemos también preguntarnos por el perfil del director ejecutivo de la Bienal de Cuenca: Licenciado en Teatro, con una maestría en Artes Escénicas realizada en Cuba ad initium tertio millenio.
Este hecho me ha llevado a recordar una anécdota histórica relacionada con el pintor Apeles (siglo IV a. C), de la que nació, primero en lengua griega, después en la bella y sempiterna lengua latina y luego, en el bello Castellano, un dicho popular de veras apodíctico y contundente.
Y es que, en la mitología helena, según se sabe por la célebre crónica, un buen día, el pintor Apeles exponía sus obras artísticas en una plaza de la Grecia clásica, cuando –de pronto- un zapatero percibió un error en el zapato de una de las figuras pintadas por Apeles y éste lo rectificó inmediatamente considerando que la opinión del artesano era sensata. Sin embargo, el zapatero empezó a criticar otros aspectos de la obra y en el momento en que comentaba las piernas de un personaje pintado en el trabajo artístico, Apeles exclamó: «Ne supra crepidam sutor judicaret», consejo que quedó inmortalizado en nuestra hermosa lengua de Castilla como: «Zapatero a tus zapatos».
Jorge Morán Riera se pregunta en el foro cultural RIZOMA: «¿Qué pasaría si se abrieran investigaciones sobre irregularidades (actos deshonestos orquestados por críticos/curadores y artistas, o por funcionarios de la institución) en ediciones pasadas de la Bienal de Cuenca, y se determinaría que tales o cuales son reales y comprobables?».
Por eso, sería bueno recordar a Diego Carrasco Espinosa, que una de las cosas ofrecidas en el Plan de fortalecimiento de la Bienal de Cuenca fue la realización de una auditoría a la institución, pues la Contraloría General del Estado debería verificar cómo se han manejado durante 23 años los recursos públicos entregados a la institución, ya que se trata de dinero público que debe ser auditado pro Patria et Deo.
En cuanto al cuerpo curatorial designado por Carrasco no existe ninguna novedad. Lo que se está haciendo es aplicar las nuevas disposiciones de la Ordenanza para el funcionamiento de la Fundación «Bienal de Cuenca» con la implementación de un departamento técnico permanente al interior de la institución.
Lo que está en juego, hablando de la Bienal de Cuenca sub specie aeternitatis, es la necesidad de que la institución adquiera una identidad propia, pues en 23 años de vida aún se divaga en el hecho de que el certamen, nacido como una bienal de pintura, debe ampliar su cobertura a las múltiples expresiones del arte contemporáneo, lo cual ha acontecido, a saltos de mata, en los últimos diez años, aunque cada vez la conceptualización de las diversas ediciones ha sido un permanente ensayo de diletantes propuestas teóricas sobre variados aspectos del arte contemporáneo que, tanto por el farragoso modo de redactar cuanto por el enrevesamiento de los conceptos, devinieron a veces, en audaces tomaduras de pelo.
Post factum, justamente, como director ejecutivo encargado de la Bienal, Carrasco empezó el proceso de reestructuración de la misma. El directorio de la Fundación «Bienal de Cuenca» resolvió, mutatis, mutandis, invitar a que determinadas personas fuesen candidatas a la Dirección Ejecutiva de la Bienal. Los invitados fueron 6 ciudadanos nacidos en Cuenca y un ciudadano natural de la ciudad de Azogues, todos mocionados por el Directorio de la Bienal, presidido por Carrasco, a saber: Carlos Rojas Reyes (Azogues), quien es hoy el nuevo Director Artístico de la Bienal de Cuenca, Hernán Pacurucu Cárdenas (Cuenca), quien ahora es miembro del equipo curatorial de la Bienal, Cristóbal Zapata Carpio (Cuenca), quien es también parte del novísimo equipo curatorial, Katya Cazar (Cuenca), quien igualmente es hoy miembro de dicho equipo de curadores; la lista de invitados la conformaba también, la cuencana Jacqueline Verdugo Cárdenas, ex Directora Municipal de Cultura y Patricia Ullauri, natural de la ciudad de Nabón y funcionaria municipal.
Se solicitó a cada uno de los candidatos para que presente, a más de su curriculum vitae, un proyecto para el manejo de la Bienal de Cuenca. La actual Ordenanza de la Fundación «Bienal de Cuenca» dice al respecto, que los candidatos a la Dirección Ejecutiva de la Fundación son nominados por su Directorio y es el Alcalde de la capital azuaya, quien como presidente de la Fundación «Bienal de Cuenca», propone una terna para la elección del director ejecutivo.
Cuando debía elegirse al nuevo director ejecutivo, a mediados del mes de mayo del año 2010, el Alcalde Paúl Granda López, según lo prescribe la Ordenanza de la Fundación «Bienal de Cuenca», debía conformar una terna con las 7 personas antedichas, pero en vez de estructurar dicha terna con los candidatos nombrados ut supra, decidió motu proprio incluir en ella al propio Diego Carrasco Espinosa, quien era Director de Cultura y Director encargado de la Bienal de Cuenca. Es decir, juez y parte. Por eso, Carrasco no podía ser candidato a la dirección ejecutiva de la Bienal de Cuenca y jamás presentó ningún proyecto para el manejo de la Bienal, como sí lo hicieron, disciplinadamente, los otros candidatos invitados para la elección del director ejecutivo de la Fundación Bienal de Cuenca.
Para evitar problemas legales y con la asesoría de la Sindicatura Municipal, el Alcalde Paúl Granda López pidió la renuncia a su Director Municipal de Cultura, pues ya fuera del cargo dejaba también su encargo de Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca y candidatizó, per fas et per nefas, a Diego Carrasco Espinosa para la Dirección Ejecutiva de la Bienal de Cuenca, presidiendo una terna conformada además por Katya Cazar y Carlos Rojas Reyes y sin haber presentado ningún proyecto para el manejo de la Bienal como lo habían hecho los restantes candidatos.
Mas, en el momento de la votación se presentó -como delegado de la Dirección Municipal de Cultura- el señor Pablo Palacio, quien era el principal asesor y suplente de Diego Carrasco Espinosa en esa dependencia, para votar por su antiguo jefe, quien fue nombrado como Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca, legalmente, aunque ¿ilegítimamente?, por expreso deseo del Alcalde de la capital de la morlaquía, como bien dice Diego Carrasco.
Las preguntas que nos hacemos los actores y gestores culturales interesados en la Bienal de Cuenca son las siguientes: ¿no era mejor, ante la tremebunda crisis de la institución, que el proceso de elección hubiera podido ser más amplio y traslúcido para garantizar que el directorio de la Fundación Bienal de Cuenca pudiera contar con varias propuestas y candidatos, a fin de que la selección sea un verdadero proceso de encuentro del personaje más idóneo y preparado para conducir a esta importante institución cultural de Cuenca y el país? ¿No hubiese sido óptimo que la Fundación Bienal de Cuenca convoque a un concurso nacional o internacional de oposición y méritos para la Dirección Ejecutiva de la misma, con un llamamiento en los medios de comunicación impresos y virtuales, locales y nacionales, a que los profesionales interesados concursen bajo un pliego de requisitos, a fin de que se encuentre al mejor candidato que, consensus omnium, por méritos y solvencia, pueda encarar los grandes desafíos que implican -a futuro- la dirección de la Bienal de Cuenca? De esta manera ¿no estaría el país enfrentado a una elección de director ejecutivo de la bienal disfrazada de legalidad pero carente de legitimidad?
Por lo tanto, la razón por la que los directores de la Bienal de Cuenca siempre son cuencanos se debe a que, en la Atenas del Ecuador, los alcaldes de turno durante los últimos 23 años así lo han querido, aunque sea por el arte de birlibirloque y siempre con las malas artes del engaño.
Que conste que, para terminar eligiendo al nuevo director ejecutivo de la Bienal de Cuenca, se convocaron dos reuniones públicas, con varios actores y gestores culturales de Cuenca, a fin de auscultar opiniones y plantear ideas para la anunciada reestructuración de la Bienal de Cuenca. De esas reuniones existen actas y mientras el tiempo ha pasado conviene preguntarse: ¿de qué sirvieron? ¿por qué no se tomaron en cuenta los planteamientos de varios actores y gestores culturales que exigíamos más traslucidez al proceso de elección del nuevo director ejecutivo y al mismo Plan de fortalecimiento de la Bienal de Cuenca? ¿Resultó entonces una nueva tomadura de pelo a la comunidad artística y cultural de la morlaquía, después de una nefasta y nefanda época presidida por el último director ejecutivo vitalicio de la Fundación «Bienal de Cuenca», René Cardoso Segarra?
Como hombre de Derecho he de decir, sine ira et studio, que en la Jurisprudencia se dice «que no todo lo que es legal es legítimo» y este principio apodíctico del Derecho señala la importancia de que, en las acciones humanas, exista una concordancia esencial entre la legalidad y la legitimidad, pues si una cosa es legal y legítima se acerca a la verdadera justicia, que es el sino y signo de toda acción humana que busca el bien común in aeternum et in saecula saeculorum.
Pero cuando una cosa es legal e ilegítima a la vez, la sanción moral de la comunidad no avala el hecho disfrazado de legalidad, dando como consecuencia que el aura popularis de quienes han sido electos legal pero ilegítimamente desaparece de la muchedumbre a la que obligados están a servir.
Eso es lo que está aconteciendo con la comunidad de actores y gestores culturales del Ecuador frente al intríngulis de la elección del director ejecutivo de la Bienal de Cuenca. Que muchos actores y gestores culturales no lo digan, coram populo, por omisión, conveniencia y hasta por cobardía, no significa que el sentimiento que he recogido, desde la comunidad a la que sirvo con la pluma, no sea compartido, in stricta veritas, por quienes conocen mis escritos sobre el tema.
No me queda más que agregar que es mi deseo de que vendrán días mejores para la Bienal de Cuenca, pero no por ello he de callar, adversas conscientia meam, frente a otra realidad: no sólo hay que tener buena voluntad, energía y entusiasmo para cambiar las cosas en un lugar determinado al que llegamos legal pero ilegítimamente, puesto que cuenta mucho la solvencia, ya que debemos también preguntarnos por el perfil del director ejecutivo de la Bienal de Cuenca: Licenciado en Teatro, con una maestría en Artes Escénicas realizada en Cuba ad initium tertio millenio.
Este hecho me ha llevado a recordar una anécdota histórica relacionada con el pintor Apeles (siglo IV a. C), de la que nació, primero en lengua griega, después en la bella y sempiterna lengua latina y luego, en el bello Castellano, un dicho popular de veras apodíctico y contundente.
Óleo sobre lienzo
Por: Joos van Winghe (1544 - 1603)
Y es que, en la mitología helena, según se sabe por la célebre crónica, un buen día, el pintor Apeles exponía sus obras artísticas en una plaza de la Grecia clásica, cuando –de pronto- un zapatero percibió un error en el zapato de una de las figuras pintadas por Apeles y éste lo rectificó inmediatamente considerando que la opinión del artesano era sensata. Sin embargo, el zapatero empezó a criticar otros aspectos de la obra y en el momento en que comentaba las piernas de un personaje pintado en el trabajo artístico, Apeles exclamó: «Ne supra crepidam sutor judicaret», consejo que quedó inmortalizado en nuestra hermosa lengua de Castilla como: «Zapatero a tus zapatos».
Jorge Morán Riera se pregunta en el foro cultural RIZOMA: «¿Qué pasaría si se abrieran investigaciones sobre irregularidades (actos deshonestos orquestados por críticos/curadores y artistas, o por funcionarios de la institución) en ediciones pasadas de la Bienal de Cuenca, y se determinaría que tales o cuales son reales y comprobables?».
Por eso, sería bueno recordar a Diego Carrasco Espinosa, que una de las cosas ofrecidas en el Plan de fortalecimiento de la Bienal de Cuenca fue la realización de una auditoría a la institución, pues la Contraloría General del Estado debería verificar cómo se han manejado durante 23 años los recursos públicos entregados a la institución, ya que se trata de dinero público que debe ser auditado pro Patria et Deo.
En cuanto al cuerpo curatorial designado por Carrasco no existe ninguna novedad. Lo que se está haciendo es aplicar las nuevas disposiciones de la Ordenanza para el funcionamiento de la Fundación «Bienal de Cuenca» con la implementación de un departamento técnico permanente al interior de la institución.
Director Ejecutivo de la Bienal de Cuenca
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Lo que está en juego, hablando de la Bienal de Cuenca sub specie aeternitatis, es la necesidad de que la institución adquiera una identidad propia, pues en 23 años de vida aún se divaga en el hecho de que el certamen, nacido como una bienal de pintura, debe ampliar su cobertura a las múltiples expresiones del arte contemporáneo, lo cual ha acontecido, a saltos de mata, en los últimos diez años, aunque cada vez la conceptualización de las diversas ediciones ha sido un permanente ensayo de diletantes propuestas teóricas sobre variados aspectos del arte contemporáneo que, tanto por el farragoso modo de redactar cuanto por el enrevesamiento de los conceptos, devinieron a veces, en audaces tomaduras de pelo.
Ya hemos dicho en una precedente oportunidad que la culpa está en determinados personajes non plus ultra del arte cuencano, quienes han creado elucubraciones con cosas abstrusas implicadas en el orden semiótico, ideológico y estético, que se convirtieron luego en los peores temas para una bienal.
Creo que debemos amar a la verdad para decirla acriter et fideliter cuando la conciencia, que muy bien derecho tiene de mandarnos, nos lo ordena. Este ha sido entonces, el verdadero leit motiv del presente comentario.
FIAT IUSTITIA PEREAT MUNDUS
HÁGASE LA JUSTICIA AUNQUE PEREZCA EL MUNDO
Hola Diego:
Comparto mis ideas por la obligación moral que tenemos los hombres de pluma para luchar por la verdad usque ad sanguinis effusionem.
FIAT IUSTITIA PEREAT MUNDUS
HÁGASE LA JUSTICIA AUNQUE PEREZCA EL MUNDO
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DIEGO DEMETRIO ORELLANA
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Datum Concha, super flumina Tomebamba, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, mensis Augusti, die XXI, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus decimus, in vesperas sollemnitate BMV
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OPINIONES CIUDADANAS
De: Oswaldo Páez Barrera
El remitente ha sido verificado por DomainKeys
Ver detalles del contacto
Para: "DIEGO DEMETRIO ORELLANA" diegoorellana2002@yahoo.es
El remitente ha sido verificado por DomainKeys
Para: "DIEGO DEMETRIO ORELLANA" diegoorellana2002@yahoo.es
Asunto: Inquietudes sobre la Bienal de Cuenca
Fecha: martes, 24 de agosto, 2010 22:44
Hola Diego:
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Tus observaciones sobre la Bienal están muy bien. Lo legal no es necesariamente legítimo. En días pasados me enteré que el Lcdo. Carrasco contrató al Dr. Rojas, a la Sra. Cazar, al Sr. Pacurucu y alguien más, para idear y organizar LEGALMENTE la XI Bienal. Ya me imagino qué nos presentarán.
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Un saludo,
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Oswaldo.
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DE: "Hernán Crespo Toral" Ver detalles del contacto
PARA: diegoorellana2002@yahoo.es
ASUNTO: RE: BIENAL DE CUENCA: POLÉMICA Y CORRUPCIÓN CULTURAL
FECHA: domingo, 29 de agosto, 2010 16:31
ASUNTO: RE: BIENAL DE CUENCA: POLÉMICA Y CORRUPCIÓN CULTURAL
FECHA: domingo, 29 de agosto, 2010 16:31
Gracias Diego por este esclarecedor artículo sobre los problemas de la Bienal. Ojalá aclarada la situación y aunque el Directorio no sea quizás idóneo y el director ejecutivo no tenga el perfil requerido al menos la enrumben por el camino de la excelencia y de la sensibilidad artística y vuelva a tener el prestigio que tuvo en los primeros años. Un fuerte abrazo, Esther Bermejo de Crespo Toral |