DÍA NACIONAL DEL ÁRBOL
RÉQUIEM POR EL PINUS RADIATA EN CUENCA
Concha, trahe me: post te curremus in
odorem unguentorum…/ Cuenca, atráeme en pos de ti y correré tras el olor de tus
aromas...
Del Cantar de los Cantares parafraseamos esta idea para explorar a la ciudad de
Santa Ana de los Ríos de Cuenca a través de los hermosos árboles que
encuéntranse en los campos y rincones de la morlaquía y que dan fiel testimonio
del glorioso pasado de la ciudad «Atenas del Ecuador» y «Patrimonio Cultural de
la Humanidad».
Hay
urbes que ufánanse de sus árboles y mantiénenlos como parte sustancial de su
patrimonio natural. Santa Ana de los Ríos de Cuenca debería ser una de ellas
pues la capital azuaya, que es una continua caja de sorpresas, disfruta no sólo
de flores y fuentes todo el tiempo sino también de muchos árboles que, in spiritus et veritas, permanecen
impertérritos como silenciosos testigos de la historia comarcana.
Y
es que la Historia, que es Magistra vitae/ Maestra de la vida, perfila siempre la
conciencia crítica de una comunidad dueña de indelebles señas de identidad y
cultura. Por ello, sólo se ama lo que se conoce ha díchose desde siempre y la
gente que ha nacido o vive en Cuenca obligada está a conocer a sus árboles para
amarlos en testimonio permanente de cariño a la ciudad cargada de alma.
Aunque quizás pocos lo recuerden, hoy
es el «DÍA NACIONAL DEL ÁRBOL» y justamente -en los últimos días- ha
acontecido en la ciudad uno de los más graves arboricidios con los pinos
emblemáticos de la Av. España, en la parte septentrional de la capital azuaya,
por lo que aprovechamos la singular efeméride a fin de proferir un RÉQUIEM POR EL PINUS RADIATA en la
capital de la morlaquía.
La destrucción de los especímenes
arbóreos ya esperábase por la construcción del tranvía. Ergo, conviene reflexionar en esta triste realidad por la que
colúmbrase que Cuenca parece condenada a ser menos verde a causa del «progreso».
Podríase decir así, in honorem veritatis,
que este es el caro costo de la modernidad, mas nunca podráse justificar que la
ciudad renuncie a sus preciosos árboles por los que adquirió una bella
fisonomía in patria nostra.
PINO
Pulchrum ante omnia/ Hermoso ante todo,
el pino es uno de los árboles ornamentales más bonitos de la ciudad y, sin
lugar a dudas, trátase de una especie que nos ha acompañado por mucho tiempo.
Encuéntraselo en los parques de la Madre, Miraflores y Cristo Rey de Cullca, en
las avenidas Solano, España y 12 de Abril y hasta en algunas casas de la ciudad,
en sus huertos, donde esta conífera es de veras admirabilis in
communitate nostra.
Ad exemplum, uno de los ejemplares más
valiosos hállase en la Av. Solano, en la esquina del colegio «Benigno Malo», donde el gigantesco porte alcanzado es impresionante
y su forma cónica irregular configura un atractivo paisaje junto con sus compañeros, los inconfundibles molles de dicha avenida. Su nombre
científico es Pinus radiata y es miembro de la familia Pinaceae;
su tronco es leñoso, recto y de rugosa corteza.
Ad sollemnitatem, majestuoso,
señorial, enorme, con su aspecto verde oscuro y sus sorprendentes formas es un
árbol que vuélvese de inconfundible presencia en el universo arbóreo de la
ciudad, en donde por su talle y su belleza atrae ipso facto las miradas de quienes lo observan como elemento sui generis para adornar diversos espacios
públicos y privados super flumina Tomebamba.
Se sabe que antes de la década de 1950 no existían in conchenis urbe. Ergo, no hay
pinos centenarios en la urbe, mas la especie es generosa para multiplicarse y
por todo el perímetro urbano los vemos elegantes y originales. Así, los pinos
de la Avda. España, secundum histórica veritas,
sembráronse cuando hízose el Plan Regulador de Cuenca por el arquitecto
Gilberto Gatto Sobral, quien diseñó esta avenida como una arteria septentrional
a la que accédese a Cuenca desde el norte.
Así pues, la Av. España surgió como emblema de la
modernidad urbanística de Cuenca en el siglo XX y para fines de la década de
los cincuenta estas esplendorosas pináceas estaban ya presentes como elementos
arbóreos de este espacio. Como trátase de un árbol de lento desarrollo puédese
decir que los pinos cuencanos guardan tras de sí valiosas memorias de la urbe,
pues han estado presentes en el paisaje de la morlaquía durante casi 70 años,
siendo una especie introducida que engalana a la capital azuaya amabilis et admirabilis in veritatis splendor.
Como resiste a las bajas temperaturas, a los fríos y a la neblina, adaptóse ipso facto en la ciudad pues por décadas ha
sido típico de la región.
Es un árbol exótico, de hojas perennes y crecimiento
lenticular. Su fronda tiene unas resinas que cuando caen al suelo impiden que
debajo de sus ramas crezca todo tipo de plantas. Por ello, son peligrosos para
sembrarse en los páramos, donde han alterado el ecosistema cuando han usádose
para reemplazar a los árboles autóctonos de los bosques primarios, mas como
árboles ornamentales los pinos son preciosos en los parques, parterres y
jardines de la capital azuaya y de cualquier urbe y es mejor sembrarlos con intereses
estrictamente decorativos.
No
obstante, aunque muchos no háyanse percatado, en los últimos días, más de una
decena de bellos pinus radiata han sido talados en la Avda. España, desde el
sector del Terminal Terrestre hasta la zona del aeropuerto, en donde configuraban
una especial fisonomía de dicha parte septentrional de Cuenca.
Desde
que hace tres meses comenzaron los trabajos del tranvía por esas zonas, al
momento de abrir la avenida, ya cortáronse las raíces de estos pinos de manera
inmisericorde provocando una lenta y dolorosa agonía para estos árboles que,
uno a uno, fueron secándose y muriendo, acriter et fideliter, como lo podemos comprobar en esta
imagen.
Hace
unas semanas, ya podíase observar que algunos pinos adelantáronse en su
mortífero proceso, como lo vemos en esta foto de la Avda. España del 25 de
abril. Ad effectum videndi, en las imágenes corrobóranse, in stricta veritas, que estos tres pinos
-que tenían taladas sus raíces desde que iniciáronse los trabajos del tranvía
en la Av. España- no tuvieron la misma manera de resistir a su muerte, pues los dos primeros, a la izquierda, aún yérguense como si se negasen a morir, aunque amarillentos, mientras el tercero aparece vis a vis ya muerto sin motivo ad finis mensis aprilis.
Ex admirationem, este otro árbol, que
ya terminó de morir, lucía en este aspecto el mismo día 25 de abril,
completamente muerto, pudiendo verse lo majestuoso y solemne que era cuando en
vida fue un árbol patrimonial de esta zona.
Ab irato, de la forma más
grotesca, este árbol fue derribado en estos días, de manera vil, con motosierras
y tractores. Según puédese columbrar, la estrategia usada para evitar el
escándalo que habríase producido si talábaselos al iniciar los trabajos ha sido
justamente cortar las raíces de los especímenes arbóreos y dejar que mueran
para que una vez secos se los derribe sin que nadie diga: «esta boca es mía».
Sin
embargo, como el proceso de muerte no es uniforme para todos los pinos de la
Avda. España algunos aún muéstranse verdes, en su verdadero esplendor, como
este precioso pino de la foto que, ahora, solitario, en la esquina del
aeropuerto, parece exclamar con grito estertóreo que no desea morir, mientras
el verde oscuro de sus hojas comienza a amarillarse en el inexorable proceso
agónico que ya concluyó para sus compañeros que han sido talados en vísperas
del DÍA NACIONAL DEL
ÁRBOL,
en donde deberíamos reflexionar que la ciudad vuélvese menos verde y más gris a
causa de este proyecto que ha causado polémica y que a veces hace pensar a los
cuencanos si de veras era indispensable para solucionar el problema del
transporte o simplemente fue como el juguete de campaña electoral del
precedente alcalde Paúl Granda López en el gobierno de Su Majestad Rafaelina o gobierno de la Revolución Ciudadana.
En
esta otra imagen, frente al Terminal Terrestre, otro pino de gran fortaleza aún
contémplase verde y erguido y como su inexorable proceso de muerte inicióse
hace tres meses solo débese estar esperando que se seque definitivamente para
ser talado, a fin de que la conmoción de los habitantes de la morlaquía y de
los ecologistas sea aplacada con esta mendaz estrategia de los ingenieros y
arquitectos de los actuales tiempos, ad initium tertio millenio.
Pero
en esta otra fotografía de la misma avenida puédese mirar que un pinus radiata hállase ya muerto y
aún no es talado, mientras sus verdes compañeros, que son molles, de la especie
Schinus molle, con seguridad también
esperan el mismo destino en las próximas semanas, mientras al fondo de la
imagen los últimos pinos que aún quedan en la zona han empezado a amarillarse.
La foto da cuenta del singular espacio verde que Cuenca está perdiendo, a causa
del tranvía, mientras no solo son los pinos los candidatos a ser talados ad vitam aeternam.
Mas
la muerte de los pinus radiata en Cuenca, en los
últimos años, llegó también al Parque de la Madre, espacio en donde eran
especímenes peculiares hasta hace 4 años cuando el ex alcalde Paúl Granda López
inició la regeneración urbana de este sitio recreativo construyendo un
parqueadero subterráneo que causó mucha polémica in communitate nostra.
In illo tempore/ En
aquel tiempo, la
administración municipal de Granda aseguró que con el parqueadero subterráneo
no afectaríanse las raíces de los pinus radiata del parque, lo cual fue falso,
pues lentamente, en los últimos 2 años, hemos visto que fuéronse amarillando y
secando hasta morir como lo prueban estas fotos tomadas a fines de diciembre
del año 2014.
Ciento
cincuenta días después, in mensis Maii/ en el mes de mayo, ya no quedan huellas
de estos majestuosos pinos, puesto que la Municipalidad de Cuenca ha procedido
mas bien a talarlos pues bien muertos terminaron en este medio año, como lo vemos en estas imágenes
en donde los troncos de los pinus radiata que un día fueron majestuosos y que en diciembre estaban ya casi muertos hoy, tristis et afflictis, parecen ahora esculturas de naturaleza muerta
en este singular espacio de la capital de la morlaquía.
La
EMAC, en las últimas semanas, ha adornado con ciertas plantas
pequeñas y trepadoras algunos de estos troncos que han quedádose más evidentes, a causa de
estos adornos, como testimonio de que el parqueadero subterráneo afectó sus
raíces hasta morir masivamente, pues son casi diez los preciosos ejemplares de
pinus radiata que, ad
futuram rei memoriam, hoy ya son historia en este parque muy tradicional de
Cuenca.
Pero la muerte de los pinus radiata en el Parque de la Madre no concluye... Al parecer, morirán todos y no quedará huella alguna de que este parque era uno de los principales sitios en donde alojábanse in puris naturalibus. En estas semanas aún puédeselos ver secos o llegando al último estadio de sus vidas, como pruébanlo las fotografías precedentes.
Pero
como lo ha díchose ut
supra,
el proceso de muerte de los pinus radiata cuando sus raíces son cortadas no es
uniforme para todos y así, después de que ha perdídose una decena de árboles de
esta especie en el Parque de La Madre, los pinos que sobreviven siguen muriendo
como lo podemos observar en estas fotos del centro del parque y de la esquina de este espacio verde, en
las Av. 12 de Abril y Federico Malo, siendo sorprendente ver que otras de las
últimas majestuosas pináceas de este sitio están prácticamente muertas en el DÍA
NACIONAL DEL ÁRBOL 2015.
Este
parque, que puede exhibir para los tecnócratas un sorprendente adelanto y
progreso por contar con un parqueadero subterráneo, ya no es el mismo sin los pinus radiata que lo identificaban per se como un auténtico
oasis verde dentro de la ciudad, junto al Barranco, por lo que el verdadero leit motiv de esta reflexión
tiene la intención de tomar conciencia, hic et nunc/ aquí y ahora, de la indefensión en la que encuéntranse
siempre los árboles de la ciudad, sobre los cuales no deberíanse adoptar
posturas superpuestas por las que las personas míranse sobre las plantas y deciden
su destino, pues la mejor actitud conservacionista procura que veamos a los
árboles como compañeros nuestros en la naturaleza. Debemos entonces aprender a
mirar a las plantas como seres vivos que comparten equitativamente con nosotros el planeta,
ante los cuales, sin conductas superpuestas de quien decide su futuro,
adoptamos una mirada igualitaria que los considere fraternalmente con la cual, talis frater qualis frater, debemos tomar medidas
para no afectarles en modo alguno sino preservarlos como elementos
fundamentales que débense respetar en la naturaleza in Concha et in omnia Terra.
Es lamentable que durante muchos años se talen estos
pinos o parte de ellos para preparar árboles de navidad, contribuyendo así a su
destrucción. Por eso, es pertinente que los valiosos ejemplares de pinus radiata que aún quedan
sean catalogados como árboles patrimoniales no sólo de Cuenca sino del Ecuador.
Pero
en la Avda. España, no solo los pinus radiata se están convirtiendo en
historia. Y de veras que no lo están, pues en el tramo que comienza en el
aeropuerto y concluye en la Av. Gil Ramírez Dávalos, un gigante Urapán, de la
especie Fraxinus sp, ya murió porque tenía
sus raíces taladas, mas el equipo constructor del tranvía no lo tala aún, pues al
parecer la prioridad para que no quede piedra sobre piedra sobre este «arboricidio»,
si se nos permite el neologismo, es con los pinus radiata que causan más «escándalo»,
digámoslo así, cuando están secos y muertos debido a su espesa fronda.
Y
como son valiosas y variadas las especies arbóreas que nuestros antepasados
sembraron en esta avenida para exornar de belleza a la ciudad amada, cum grata contemplationem, vemos cómo una linda
casuarina, de la especie Casuarina equisetifolia, tiene también sus
raíces taladas y es otro árbol próximo a morir a causa del tranvía. La imagen
permite visualizar la presencia de bellos urapanes que concluyen en la esquina
de la Gil Ramírez Dávalos demostrando que este es otro espacio verde que se
perderá por el cuestionado tranvía.
Que
no se nos acuse de estar en contra del progreso, mas no debemos callar, in honorem veritatis, de los efectos terribles
que causan ciertas modernizaciones cuando la ciudad planifícase sin valorar
equitativamente a los árboles que configuran también un territorio y una
identidad morlaca por la que la urbe tiene personalidad propia in patria nostra, mientras la eterna e inveterada
actitud del ser humano para volverse depredador de la naturaleza siempre está
presente, sicut erat in principio
et nunc et semper et in saecula saeculorum.
Cuenca
no debe perder la condición de paraíso que hízola célebre ad consummationem saeculi por el privilegiado
espacio que la naturaleza la prodigó y que hizo exclamar –ex toto corde- al Padre Juan de
Velasco, S.J: «Si hubiera de estar
a los relatos fabulosos de algunos escritores que quisieran poner el Edén en
algunas pintorescas regiones de América, me tentaría a colocar el paraíso
terrestre en la provincia de Cuenca... ».
In illo tempore/ En
aquel tiempo,
el P. Velasco escribía la historia del Reino de Quito y nuestra urbe era ya una
destacada ciudad de la Real Audiencia de Quito y su natural belleza fue, tanto
como hoy, el atributo esencial de su vera effigies. Uno de los cronistas de las Indias, el
Padre Bernabé Cobo, opinaba por su parte, en 1635: «...la ciudad de Cuenca, tierra tan
apacible, que es la templanza del cielo, fertilidad y hermosura, ninguna le hace
ventaja en todo este reino».
En
el DÍA NACIONAL DEL ÁRBOL digamos pues: O
quam bonum habitare in Concha est/ O cuán bueno es habitar en Cuenca cuando propios y
extraños perciben día a día que la capital del austro ecuatoriano es paradisíaca,
esplendorosa y seductora en grado superlativo, a punto tal de haberse
constituido en una sui
generis reliquia
de los Andes Ecuatorianos. En efecto, circunscrita en un hermoso e inmenso
valle, la ciudad tiene –intra muros como extra muros- excepcionales
ejemplares de árboles que requieren ser protegidos como Patrimonio Natural de
la «Atenas del Ecuador», ad perpetuam rei memoriam.
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, super flumina Tomebamba, mensis maii, die
XXII, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXV, in vesperas
sollemnitate Pentecoste.