ANNUS BISEXTUS
AÑO BISIESTO
2020
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Die constituta, hoy sábado 29 de febrero del año del Señor de 2020 es el día adicional del presente año bisiesto, producido por el desfase que existe en la duración real de los años en el calendario civil, que es de 365 días y 6 horas aproximadamente, o dicho de otro modo matemático, 365, 256 días. Esta la razón por la que cada cuatro años acumúlanse 24 horas, las que son anexadas a todos los años que son múltiplos de cuatro, a fin de que las estaciones no se confundan y el equinoccio de primavera, ad exemplum, siga siendo el 21 de marzo, pues ese fenómeno prodúcese inexorablemente en esa fecha.
Magistra vitae Historia est y así cuenta la Historia, gran maestra de la vida, que el emperador de Roma, Julio César, asesorado por sus astrónomos, reformó el primitivo calendario del rey Numa Pompilio y, debido al retraso que aquel representaba respecto al año solar, añadió cada cuatro años un día más para equilibrar el tiempo. Sibi tamen, sin embargo, la reforma juliana no era perfecta ya que producía un error de un día cada 128 años, debido a que la duración exacta del año común no es precisamente de 365 días y 6 horas como ya se dijo ut supra.
En 1582, habiendo existido un retraso de 11 días con relación al año solar, el Santo Padre Gregorio, por la Divina Providencia Papa XIII, impuso, motu proprio, una nueva reforma que tenía por objeto igualar el calendario juliano con el tiempo solar y esta es la reforma que dio origen al «CALENDARIUM GREGORIANUM» o «CALENDARIO GREGORIANO» en la lengua de Castilla, en honor a este ilustrado Sumo Pontífice de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Tumba de Gregorius, PP. XIII, detalle
Es entonces desde el año 1582 cuando empieza la costumbre de celebrar los años bisiestos en la forma como hoy lo conocemos en el «calendario gregoriano», actualmente en vigor, en el que se estableció una regla para los años bisiestos, la cual se cumple, in stricta applicationis, gracias al eminente matemático Christopher Clavius, S.J., autor de la reforma: «Un año es bisiesto si es divisible por 4, excepto el último de cada siglo (aquellos divisibles por 100), que para ser bisiestos también deben ser divisibles por 400».
CHRISTOPHER CLAVIUS, S.J.
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En otras palabras, descifrando al ilustre y benemérito sacerdote jesuita Clavius habremos de decir, ex informata conscientia, que un año es bisiesto si es múltiplo de 4 (ejemplos: 1956, 1980, 2008) aunque no serán bisiestos los años que sean divisibles para 100 (como ocurrió con los años 1700, 1800 y 1900 y como ocurrirá con el 2100). Una excepción a lo dicho precedentemente es el hecho de que los años múltiplos de 400 o divisibles por 400 son bisiestos, como ya aconteció con el año 1600, así como con el año 2000 y como habrá de ocurrir con el 2400.
Por eso, quid pro quo, los años divisibles por 4 son bisiestos, pero en cada 400 años se deben celebrar 3 bisiestos. Ergo, esa es la razón por la que en 400 años debe haber 97 años bisiestos y, de esa manera, el año del calendario gregoriano se mantiene muy parecido al año solar. En esto radica la talentosa reforma del jesuita Clavius en el reinado de Nuestro Beatísimo Padre Gregorio XIII, Servus Servorum Dei.
Como no es exactamente 365 días y seis horas el tiempo que dura un año común, se calcula más precisamente, in medias res, que hay un error de 0,0003 días por año y este sobrante se sigue acumulando in aeternum hasta que al cabo de tres mil años se habrá acumulado un día más de error. Pero, en realidad, no sabemos taxativamente cuándo llegará este error de cálculo a un día. La cifra de 365,2422 días por año común no es del todo exacta, porque tanto la duración del año común como la velocidad de rotación de la tierra van cambiando con los siglos y de una manera que no es completamente predecible.
Existen versiones que indican que ese día descontaráse en el año 3600, que no será un año bisiesto. Sin embargo, otros matemáticos calculan que la diferencia de más de un día respecto al año solar podría ocurrir cada 4.000 años aproximadamente, por lo que los años divisibles por 4.000, como el 4000, 8000 o 12000, que tendrían que ser bisiestos, según la regla descrita anteriormente, no lo serán.
En la época del Imperio Romano, en el calendario juliano implantado por el emperador Julio César, se consideraba bisiesto a cada uno de los años divisibles entre cuatro. Así, el año juliano duraba 365 días + ¼ = 365,25 días (más que el año común que dura 365, 2422 días).
ETIMOLOGÍA
La expresión «AÑO BISIESTO» viene de la culta e inmortal lengua latina, en donde identifícaselo como «ANNUS BISEXTUS» ya que en el calendario juliano, para añadir el día bisiesto aplicábase ex professo la siguiente regla: «Dies bis sextus ante calendas martii/ el doble día sexto antes de las calendas de marzo».
Muerte de Julio César, en el día de los idus de Marzo
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Para entender esta regla es preciso decir, prima facie, que primitivamente el calendario de los romanos constaba de 10 meses. In diebus illis, se atribuyó a la influencia de los sabinos la introducción del calendario de 12 meses con tres fechas mensuales fijas: «calendas», «nonas» e «idus».
En los tiempos de Julio César, las «calendas» eran el primer día de cada mes, mientras las «nonas» eran el séptimo día y los «idus» el decimoquinto. Sensu stricto, en el lenguaje latino habitual para nombrar el tiempo los días anteriores al primero de cada mes hacían referencia a las calendas de ese mes. Verbi gratia, en un año normal de 365 días, el 1 de marzo era las calendas de marzo; el 28 de febrero era el «primum dies ante calendas martii/ primer día antes de las calendas de marzo»; el 27 de febrero era el «secundum dies ante calendas martii/ segundo día antes de las calendas de marzo»; el 26 de febrero era el «tertium dies ante calendas martii/ el tercer día antes de las calendas de marzo»; el 25 de febrero era el «quarto dies ante calendas martii/ el cuarto día antes de las calendas de marzo»; el 24 de febrero, por su parte, era el «quinto dies ante calendas martii/ el quinto día antes de las calendas de marzo» y el 23 de febrero era el «DIES SEXTUS ANTE CALENDAS MARTII/ EL SEXTO DÍA ANTES DE LAS CALENDAS DE MARZO».
Hic et nunc, Julio César intercaló un día entre el sexto y el quinto día antes de las calendas de marzo para acoplar su reforma; es decir, entre los días que hoy llamamos 23 y 24 de febrero y este día adicional fue llamado en la respetabilísima y poética lengua latina: «DIES BIS SEXTUS ANTE CALENDAS MARTII/ DOBLE DÍA SEXTO ANTES DE LAS CALENDAS DE MARZO», mientras el año que contenía dicho día pasó a llamarse «ANNUS BISEXTUS».
Este es el hermoso origen histórico del año bisiesto, que reposa esplendente en las aguas inmortales de la latinidad, desde donde la lingua latina surgió, admirabilis et invencibilis, como la madre nutricia de nuestra maravillosa lengua de Castilla.
Hodie et semper, como nosotros ya no contamos las calendas, nos resulta más cómodo considerar que el día agregado equivale en realidad al último del mes de febrero y así, el 29 de febrero es el día número 60 del año en el calendario gregoriano y solo existe en los años bisiestos (cada cuatro años). Desde esta fecha quedan 306 días para finalizar el año.
HECHOS CURIOSOS DE LOS AÑOS BISIESTOS
Célebres personajes del mundo de la cultura nacieron un día 29 de febrero. Ad exemplum, en 1692 vio la luz el poeta inglés John Byron; en 1736, Ann Lee, fundadora de los Shakers; en 1792, el compositor italiano Gioacchino Rossini; en 1860, Herman Hollerith, estadístico estadounidense, inventor de la máquina tabuladora; en 1920, Arthur Franz, actor norteamericano, y en 1940, Bartolomé I, el Patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa.
Asimismo, importantes personajes murieron un día bisiesto como el 29 de febrero: en 1868, el príncipe Luis I de Baviera; en 1940, el escritor inglés Edward Frederic Benson; en 1944, Pehr Evind Svinhufvud, Presidente de Finlandia.
Hechos curiosos de la Historia acontecieron el 29 de febrero. Así, exempli gratia, en 1704 fuerzas francesas y nativas atacan y destruyen el pueblo de Derfield (Massachusets), matando a 100 hombres, mujeres y niños.
En la centuria pasada, verbi gratia, en 1952, la isla Heligoland fue restaurada a Alemania, años después de la II Guerra Mundial; en 1960 un terremoto asoló a la ciudad de Agadir en Marruecos; en 1988, en ciudad del Cabo, el gobierno blanco detuvo al arzobispo Desmond Tutu junto con una centena de clérigos durante una protesta contra los frenos estatales impuestos a las organizaciones anti apartheid; en el año 2004 un golpe de Estado derroca al presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, el cual es enviado fuera del país.
En un día como hoy valgan estas notas escritas ad perpetuam rei memoriam para celebrar el día bisiesto del año del Señor de 2020.
DIEGO DEMETRIO ORELLANA