UNA ANTOLOGÍA PARA LA HISTORIA
En el horizonte literario nacional brilla con luz propia, en estos meses, una preciosa obra intitulada «ANTOLOGÍA PERSONAL», de la destacada poetisa y escritora cuencana Catalina Sojos Mata, quien se refleja, in stricta veritas, como uno de los más importantes referentes de la poesía de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, en las últimas décadas. Su presencia refulge en el parnaso de la morlaquía como una voz femenina llena de autenticidad y personalidad propias, pues se trata de una escritora que siempre siente lo que dice y dice lo que siente.
«Antología personal» se convierte así en el sustrato de lo más íntimo y recoleto de este espíritu inquieto y andariego que intenta una retrospectiva sobre sus admirables poemas. Para Catalina, esta inflexión es como el punto de llegada y de partida en su larga, variada y prolífica actividad creadora, la cual siempre revive, ex tota fortitudine, con sorprendentes aportes intelectuales de una mente vigorosa.
Siempre produciendo desde su nativa Cuenca, ciudad a la que ha servido -pluma en ristre- con pasión y profundo espíritu cívico, Catalina Sojos compila, en esta obra, los poemas que más han cautivado la atención de nuestra escritora, aquellos que fueron más queridos, trascendentes y significativos. Esos que aparecen vigorosos y profundos y que deben ser releídos con ánimo de trascendencia ad perpetuam rei memoriam/ para perpetua memoria. Por eso, cuando los lectores se enfrentan a los textos de Catalina Sojos descubren un modo de expresión claro, diáfano, concreto, frontal y directo, que nos obliga a percatarnos de muchas cosas que a veces las dejamos de refilón y que sólo un alma sensible hasta los límites del paroxismo nos puede traslucir con veracidad y fidelidad.
Esa sindéresis entre lo que se dice y se hace ha hecho que las creaciones de esta destacada literata constituyan un compendio de escritos originales y auténticos, versos conceptuosos y elocuentes, llenos de energía y concentrada pasión. Notable es también la deliciosa sencillez para describir aspectos que nos dejan siempre absortos cuando nos dejamos llevar por ese espíritu observador que nos hace seres más sensatos ante la humana existencia.
En el universo literario de esta destacada escritora siempre se encuentran múltiples y variados temas copiosos de verdad y precisión semántica, expresados con una fuerte convicción y una admirable capacidad para prodigar esperanza. Quizás, por ello, a fortiori, en la poesía de esta destacada escritora se descubre que la verdad no requiere, para ser dicha, de rimbombantes expresiones o eufemismos, ya que la frontalidad para decir lo que se siente y describir lo que se observa hace que los textos creados bajo esta característica reluzcan de veracidad, al mostrarnos la natural esencia de las cosas, y se revistan de esperanza, pues en cada motivo se percibe a plenitud una invitación a trascender y buscar que más allá de la contemplación existe siempre una ilusión.
Pero para lograr este particular modo de expresión cuenta mucho el personaje, pues como dice el inmortal dicho de nuestra lengua de Castilla: «el estilo es el hombre». Es por esta razón que, a través de la poesía de Catalina Sojos, podemos descubrir a una persona deliberante, rebelde y altiva, sincera, franca y humanitaria, dueña de un criterio propio que le ha permitido crear, ex admirationem, poemas pletóricos de limpieza y elegancia, en ocasiones desenfadados, caprichosos, burlescos, pero siempre vivos de sentimiento y mucha fuerza expresiva, vestidos de imágenes que pertenecen en propiedad a la poetisa.
Hay en ellos tanto espíritu, que forma, ritmo, sonido, producen la impresión de que son portadores de verdad y contienen una atmósfera fuertemente espiritual. Esta circunstancia vuelve armoniosas a las creaciones literarias de nuestra escritora. Existe entonces una música íntima en los poemas de Catalina, un ritmo cadencioso que guarda siempre algo de sigiloso, subrepticio, que nos transporta a descubrir la veracidad de sus expresiones mediante la incorporación de elementos subjetivos y sentimentales con un acento lírico que la confirman, in spiritus et veritas, como una providencial intermediaria para hablar, desde la poesía, de las cosas más sublimes de la vida.
Y, post factum, con el correr de los tiempos, la actividad literaria de Catalina Sojos se percibe prolífica como para ser compilada en una obra a la que ella ha intitulado «Antología personal». Acertada decisión para hacer un alto en el camino y extraer esencialmente las mejores creaciones de su vasto trabajo en el mundo de las letras, en donde sus versos alzan el magnífico vuelo en alas de un sentimiento al que la vigilante expresión artística presta la máxima facultad expresiva.
Estamos seguros de que todos cuantos tengan la oportunidad de reencontrarse con la presente «Antología personal» habrán de redescubrir a una escritora sensible, de hondo sentimiento y pensamiento elevado, poetisa excelsa cuyo nombre está ya incorporado por derecho propio al parnaso de la morlaquía, por haber enriquecido el panorama literario de la Atenas del Ecuador, reivindicando a la lengua castellana, descubriendo nuevos horizontes para la poesía y rescatando esa admirable capacidad de observación que hemos perdido y que sólo un espíritu sensible como el de Catalina es capaz de redescubrir, por saber hacer uso de eso que desde inmemoriales tiempos se ha llamado la «sapientiae cordis» o «sabiduría del corazón».
Con la certeza que prodiga la convicción de que las obras literarias deben hacerse correctamente y con la seguridad y certidumbre de que la presente «Antología personal» se acopla a este fundamental requerimiento para enriquecer a nuestra lengua castellana, auguramos éxitos y parabienes a su autora, en la confianza de que su magistral manejo de la palabra aún exornará de belleza los horizontes culturales de la morlaquía, desde Santa Ana de los Ríos de Cuenca, urbis semper amata et intemerata.
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, apud flumina Tomebamba, extoto corde, mensis maii, die quartus supra vicesimum, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus decimus ac primus, in sollemnitate Benedicta Maria Virgo, Auxilium Christianorum.