In via lucis
o En
el camino de la luz, el 25 de junio de 1824 representa para Cañar su fulgurante
nacimiento civil como cantón constituyendo tal fecha como su punto de llegada y
de partida in historia mundi o en la historia del mundo, por cuanto
para aquel entonces era ya un pueblo de fuerte identidad cultural con los
aportes cañaris e incas de su pasado prehispánico y las castizas huellas de su
condición mestiza, con la conquista ibérica, desde donde ha proyectádose al
futuro como un pueblo libre e independiente en aras de su progreso. Ergo,
en aquella luminosa fecha del 24 de junio de 1824 prodújose su cantonización.
Del hecho han transcurrido 198 años y acércase su bicentenario, por lo que es
menester realizar una semblanza de tan emblemático acontecimiento para la «Capital Arqueológica y Cultural del Ecuador»,
título que el Congreso Nacional del Ecuador diérale a Cañar con fecha 26 de
enero del año 2001.
Pero preguntémonos: ¿cómo
diéronse los hechos para que Cañar lograra su cantonización hace casi dos
siglos? Era el año de 1824 y habíamos alcanzado la definitiva independencia de
la monarquía española el 24 de Mayo de 1822 con la Batalla del Pichincha, epónima
gesta libertaria que es como el fulgurante climax de nuestra vida política in
America meridionalis. Lo que fue la Real Audiencia de Quito pasó a
llamarse el Departamento del Sur una vez que fuimos integrados a la Gran Colombia
y hallándonos bajo la égida bolivariana debíamos obedecer las disposiciones que
emanábanse desde Bogotá, capital grancolombina. Así pues, para reorganizar los
territorios que pertenecieron a la antigua Real Audiencia de Quito, también conocida
como Presidencia de Quito, la república de Colombia, de la cual su presidente
era el libertador Simón Bolívar, determinó la forma en la cual todos los pueblos
que hoy son parte del Ecuador y que por aquel entonces habíanse liberado del
yugo ibérico debían integrarse territorialmente a Colombia. Para ello, lo mejor
era crear una ley para organizar el territorio grancolombiano y el 25 de junio
de 1824 expidióse la Ley de División Territorial de la República, por la cual
cada uno de los pueblos liberados por Bolívar e integrados a Colombia fueron
constituidos con una organización territorial que permitíales nacer a la vida
civil dentro de la nueva condición libertaria alcanzada con la independencia de
España.
La ley de marras comienza
diciendo en el corpus de su texto ad pedem litterae/ al pie de la letra:
«El Senado y Cámara de Representantes de la
República de Colombia, reunidos en congreso, considerando que el territorio de
la república debe tener una división regular en sus departamentos y provincias,
con respecto a su extensión y población, como que conviene tanto para la fácil
y pronta administración pública en todos sus ramos, de que dimana la felicidad
de los pueblos».
Quid pro quo,
para justificar el sentido de la expedición de la ley, en el artículo 2 consignáronse
las razones por las cuales dictábase la nueva normativa. Copiámoslo in
scriptis: «Que la division
cómoda y proporcionada a las circunstancias locales, facilitando el despacho a
los jefes y juzgados, les excusa a los pueblos dilaciones, gastos y perjuicios
para las reuniones constitucionales en las elecciones primarias y asambleas electorales,
para los recursos a las autoridades superiores y para el logro de la pronta y
buena administración gubernativa, económica y de justicia».
Así entonces, con estos
precedentes, decretóse una nueva distribución territorial para los pueblos grancolombianos
integrados a la república y en el artículo 12 dispúsose la conformación del
departamento del Azuay dentro del Ecuador y como parte de la república de
Colombia, en los siguientes términos que copiámoslos in extenso: «El departamento del Azuay comprende las
provincias: 1º de Cuenca, su capital Cuenca: 2° de Loja, su capital Loja, y 3°
de Jaén de Bracamoros y Mainas, su capital Jaén».
Al
determinar los territorios que comprendía el departamento del Azuay, la Ley de
División Territorial de 1824 prescribió en el numeral 1 del artículo 12 que: «Los cantones de la provincia de Cuenca y sus
cabeceras son: 1º Cuenca; 2° Cañar; 3º Gualaceo y 4° Girón». De esta
forma quedóse determinado que Cañar era un cantón junto con Cuenca, Gualaceo y Girón
dentro del Departamento del Azuay. Fiat lux/ Hágase la luz, así es como
surge la partida de nacimiento civil del antiguo pueblo de San Antonio de las
Reales Minas de Hatun Cañar como cantón y, a lo largo de la historia, la fecha
constitutiva de la cantonización del Cañar ha considerádosela el 25 de junio de
1824. El histórico decreto fue firmado por Francisco de Paula Santander,
general de la república y encargado del poder ejecutivo de la Gran Colombia en
aquel 24 de junio de 1824. No obstante, 5 años luego, un informe negativo emitido
desde la Gobernación de Cuenca acerca de la condición de cantón del pueblo de
Cañar incidió para que el libertador Simón Bolívar derogue la disposición por la
cual Cañar fue nominado cantón en 1824. Esto acaeció el 3 de septiembre de 1829,
según corrobórase en varios textos históricos de la época. Un año después, en 1830,
el Ecuador sepárase de la Gran Colombia y constitúyese como república
independiente con la misma organización territorial que tenía al formar parte
de Colombia. Cañar, para entonces, era un pueblo dependiente de Cuenca que,
debido a su lejanía, ofrecía dificultades para la correcta administración de
justicia y el desarrollo local, por lo que fue menester que el Estado
ecuatoriano decretara nuevamente la cantonización de Cañar. Esto sucedió en la
presidencia del general José María Urbina, mediante decreto ejecutivo del 8 de
septiembre de 1852. No obstante, dos años después, en el mismo período
presidencial, suprímese la condición de cantón de Cañar en una nueva organización
territorial del Ecuador.
In
stricta veritas
o en
estricta verdad dígase que la omnipresencia de Cuenca en la región y el
constante interés de sus pobladores para sujeccionar a Cañar, en donde poseían
muchos fundos y latifundios y desde donde lucraban en auspiciosos negocios agrícolas
o terratenientes, fueron las razones para que este pueblo perdiera por dos
ocasiones su condición cantonal, en un ambiente de incertidumbre y permanentes
anhelos por constituirse en una comunidad autónoma y libérrima. Así pues, como quien
persevera triunfa en el ideal vendría el día de la reivindicación in
honorem libertatis. Sería entonces el presidente Gabriel García Moreno,
por decreto ejecutivo del 22 de septiembre de 1871, quien otorgaría nuevamente
a Cañar su condición de cantón y desde entonces así es como ha considerádoselo in
patria nostra hasta los actuales días.
De
lo manifestado en los precedentes parágrafos colúmbrase que hay 3 momentos de
la cantonización del pueblo de Cañar mas, desde un correcto criterio histórico
crítico, débense establecer los instantes acaecidos en el tiempo con su
adecuado orden de prelación y, guiados desde esta perspectiva, es evidente que
la Ley de División Territorial del 25 de junio de 1824 en la que determínase
que Cañar es cantón perteneciente al departamento del Azuay es a todas luces el
primigenio punto de arranque de la vida civil de Cañar en la bicentenaria historia
de la independencia de la corona española. Los posteriores hechos son solo incidentales
y no coartan la condición natalicia de Cañar como cantón en 1824, en la misma
forma en que una persona no deja de llamarse como fue bautizada en la pila
eclesial porque a lo largo de su existencia adjudíquensele varios apelativos,
apodos o sobrenombres. Por tanto, en este año 2022 conmemóranse 198 años de la fecha
en que San Antonio de las Reales Minas de Hatun Cañar nació a la vida civil
como cantón.
Conviene
señalar que para el año de 1824, cuando Cañar erígese como cantón dentro de la
Gran Colombia, la trayectoria histórica del pueblo era formidable y justamente
por ello es que el mariscal Antonio José de Sucre, quien visitó todos estas
localidades de la antigua Real Audiencia de Quito para preparar la Batalla del
Pichincha, conocía con apodíctica certeza la fuerte personalidad histórica de
un pueblo que guardaba magnificentes vestigios arqueológicos y que era el punto
neurálgico de la cultura cañari que aportaba para que la comunidad nacida en
estos lares fuera portadora de signos de una milenaria identidad cultural, la
cual expresábase ya en sus manifestaciones artísticas, en sus costumbres, en
sus tradiciones y en su mismo modus actuandi. Todas estas razones
incidieron para que Cañar fuera considerado como cantón junto con Cuenca, Gualaceo
y Girón en aquél año de 1824.
Ab
intra societatis
o Dentro
de la sociedad, nótese -desde una
visión retrospectiva- la importancia que Cañar tenía para dicha época, a
punto de compartir con otro asiento de vieja datación, como es Gualaceo, y con
otro punto históricamente trascendente, como es Girón, la condición de pueblos
de identidad propia que aglutinábanse con Cuenca en el Departamento del Azuay
dentro de la Gran Colombia. Por otro lado, las condiciones geográficas de
amplio valle condicionaron para que Cañar háyase forjado desde la Colonia como
un pueblo que albergaba una compleja comunidad de gente aguerrida dedicada
fundamentalmente a la agricultura, con patrones de influencia cultural cañari
que al haberse consolidado en la hoya del Cañar demostraban a la fecha una innegable
riqueza cultural cuya preponderancia era de tal magnitud para que la localidad
sea justamente considerada como un cantón junto con Cuenca, Gualaceo y Girón y antes
que Azogues, cuya cantonización daríase en 1825, un año después, y con los mismos
anhelos de deshacerse de la omnipresencia de Cuenca, apud flumina Burgay.
Las
fechas trascendentes de la historia patria deben ser conmemoradas con los
fastos de la gloria para rememorar los hitos esenciales de los pueblos. Qué
duda cabe que la cantonización del Cañar es, ciertamente, uno de esos luminiscentes
puntos de su devenir histórico, como lo es también su creación como San Antonio
de las Reales Minas de Hatun Cañar, del que dimana su origen castizo para encontrar
sus peculiares rasgos del mestizaje que, in honorem veritatis, débese
considerar como un verdadero hecho cultural que junto a lo cañari e inca entretejen
la trilogía de identidad que hace de Cañar una capital arqueológica y cultural
en donde estos tres vértices identitarios están presentes, diem per diem, como
fulgurantes resplandores en el horizonte cultural de la patria ad
futuram rei memoriam.
Diego Demetrio Orellana
Datum Conchae, mensis iunii, die XXV, currentis Anno Domini MMXXII.