Santa Ana de los Ríos
de Cuenca, Ecuador, febrero 13 del año
del Señor de 2013
In sollemnitate quarta feria cinerum
Reverendo Padre
Marcelo Farfán, SDB
Marcelo Farfán, SDB
INSPECTOR DE LOS SALESIANOS EN EL ECUADOR
Quito.
Reverendo Padre
Javier Herrán, SDB
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD POLITÉCNICA
SALESIANA
Cuenca.
De mi
consideración:
«Quod verum est,
pro omnibus et semper verum esse debet»
«Lo que es verdad debe ser verdad para todos y siempre»
Como bien lo sabéis, con motivo del bicentenario del nacimiento de
San Juan Bosco y los 125 años de la llegada de los salesianos al Ecuador, cuyo
aniversario se celebra en estos días, circula en el país un libro intitulado «La presencia salesiana en el Ecuador», promovido
por la Sociedad Salesiana en el Ecuador y la Universidad Politécnica Salesiana.
No obstante, ex admirationem, dentro de esta obra existen muchos errores que
conspiran en contra de la verdad histórica que debió cuidarse ad
summum puesto que, en el
caso de la ciudad de Cuenca e incluso con respecto al Ecuador, se escribieron
tristes yerros que reclaman una FE DE ERRATAS en esta obra voluminosa de 765
páginas, por respeto a los lectores y a la propia Congregación de San Francisco
de Sales, cuyos miembros son los padres salesianos, que han sido objeto de este
proyecto editorial en el que participaron 24 investigadores abordando diversos
aspectos de la obra salesiana que, al parecer, no resplandecen con el rigor
científico y metodológico que exige la Historia y la verdad, fons
et culmen de cualquier proyecto investigativo de tal calibre.
Marcelo Quishpe, Lola Vázquez, Blas Garzón, 3 de los 24 investigadores de la obra
Ad gloriam Dei, quiero demostraros, a cápite ad calcem, en defensa de la
historia de Santa Ana de los Ríos de Cuenca y la comunidad salesiana, los
graves disparates que causan grima a los lectores, no sin antes denunciar que
estas equivocaciones, en el caso cuencano, tienen como responsables a los ciudadanos:
Marcelo Quishpe Bolaños, Juan Fernando Regalado Loaiza, Blas Garzón Vera, Natalia
Esvertit Cobres y Galo Sarmiento Arévalo, quienes según puédese columbrar, han
escrito unos ensayos históricos con deslices que son causa de ludibrio por la
notoria falta de acuciosidad que en ellos trasúntase in extenso.
Marcelo Quishpe Bolaños
PARS I. Los errores principian, ab
origine, cuando el investigador Marcelo Quishpe Bolaños no puede discriminar
si la sociedad salesiana es una congregación o una Orden religiosa, pues en
varias oportunidades, dentro de su trabajo, refiérese a los padres salesianos
como miembros de una Orden, cuando en realidad trátase de una congregación. Esta
equivocación se repite constantemente en el largo corpus del trabajo y provoca
confusión en los lectores ya que como bien lo sabéis -en el Derecho Canónico-
una Orden religiosa es el instituto
aprobado por el Santo Padre, cuyos miembros viven bajo las reglas establecidas
por su fundador o sus reformadores y, ad sollemnitatem, emiten votos
solemnes, mientras que una congregación es un instituto religioso aprobado por
la autoridad competente, que no necesariamente es el Papa, puesto que puede
también ser un Obispo u ordinario de una diócesis y cuyos miembros emiten votos
simples. Este es el caso de los padres salesianos, por lo que la siguiente
afirmación de Quishpe no es precisa y hállase en la página 234, en donde
escribió ad litteram: «…Este primer período concluyó con el triunfo
de la Revolución Alfarista y la expedición de la constitución liberal, que fue
la antesala de la incautación de las obras salesianas y la expulsión al Perú de la Orden, el 24 de agosto de 1896».
Urna con los restos del Mariscal Sucre/ Catedral de Quito
PARS II. En la página 242, Marcelo Quishpe Bolaños
habla sobre los talleres salesianos en la capital de la república y escribe: «En 1902
el gobierno liberal encargó la construcción de la urna para los restos del
Mariscal Antonio José de Sucre, que reposan en la Catedral Metropolitana, para lo cual el presidente Eloy Alfaro envió
un dibujo».
Mas resulta que en 1902 Eloy Alfaro Delgado no era presidente de
la república sino Leonidas Plaza Gutiérrez, pues el primer período
administrativo de Alfaro concluyó el 31 de agosto de 1901, lo cual hace colegir
que Quishpe falsea las fechas históricas o no las verifica bien, mientras podría también confundir a los
personajes, dejando en entredicho el contexto de la labor salesiana, que debería quedar siempre
claro y definido para evitar que el lector se quede con dudas sobre la
veracidad de los hechos narrados.
PARS III. Los precedentes yerros son solo el inicio de las aparatosas
y pavorosas caídas de Quishpe Bolaños en su desafortunada investigación, pues
en la página 261 relata otra cosa falsa, al hablar de las Bodas de Plata de los
salesianos en el Ecuador, las cuales celebráronse entre el 19 y el 23 de junio
de 1913, con varias misas en las participaron algunas comunidades religiosas de
la capital. Al respecto, Quishpe dice ad
peddem litterae: «Otro dato importante es la participación de los
sacerdotes de las distintas órdenes religiosas de la ciudad, quienes estuvieron
a cargo de las misas y los sermones que se desarrollaron en los días de fiesta
y asistieron con los alumnos de los otros colegios católicos de la ciudad: Pensionado Elemental de los hermanos de la
Compañía de Jesús, dirigido por el padre Pedro Pablo Borja; la escuela de los padres mercedarios,
Escuela de los Hermanos Cristianos».
El párrafo transcrito lleva implícito una información falsa, pues
los padres, no hermanos, de la Compañía de Jesús son los sacerdotes jesuitas y
jamás han tenido en Quito ningún «pensionado elemental» en toda la historia ecuatoriana.
Cuando retornaron a Quito, en 1862, traídos por Gabriel García Moreno, fundaron
el colegio «San Gabriel» y para el año 1913, en el que acontece este homenaje
salesiano, el único colegio jesuita de la capital de la república era
justamente el «San Gabriel», el cual no fue «pensionado elemental» ni estaba
dirigido por el padre Pedro Pablo Borja, quien jamás ha sido miembro de la
Compañía de Jesús y no consta en el registro de sus religiosos, por lo que las
aseveraciones de Marcelo Quishpe Bolaños son descabelladas y completamente
falsas sobre los beneméritos padres jesuitas en el Ecuador in diebus illis.
Para demostrar la falsedad frente a este asunto, cabe indicar que
en el año 1913, cuando se llevó a cabo el homenaje salesiano que Quishpe
Bolaños distorsiona con estas falacias, el rector del colegio «San Gabriel» era
el R.P. José Jouanen, S.J, quien fue un benemérito historiador jesuita y es él quien
debió haber asistido al homenaje salesiano con los alumnos del colegio «San
Gabriel», en vez del supuesto jesuita Pedro Pablo Borja, al que vuestro
investigador hace director de un inexistente Pensionado elemental de la
Compañía de Jesús.
PARS IV. Ad infra, más abajo, en la página 265, vuestro
investigador realiza una errada interpretación al contextualizar la presencia
salesiana en Cuenca. Copiamos ex integro sus palabras: «Si bien el emplazamiento en la ciudad de
Cuenca (1893) tiene la finalidad de ser un punto de entrada para el Oriente, el interés local dará lugar a la
creación de la Escuela de Artes y Oficios».
Es erróneo columbrar que los salesianos
vinieron a Cuenca porque para ellos la ciudad era solo un punto de entrada para
el Oriente, puesto que, in stricta veritas,
el 8 de agosto de 1888 el Gobierno Nacional del Ecuador ya había decretado el establecimiento
de los salesianos en Riobamba y Cuenca, antes que el
Vicariato de Méndez y Gualaquiza fuese creado en 1893. El Art. 1 de dicho decreto decía: «Establézcanse escuelas de Artes y Oficios en Cuenca y Riobamba», lo que prueba que el gobierno quería extender la labor que venían desempeñando los padres salesianos, desde enero de 1888 en la capital, a otras ciudades del país y sin que se tenga de por medio la presencia salesiana en el Oriente.
Desde aquel entonces, el P. Julio María
Matovelle era quien más deseaba que los salesianos viniesen a Cuenca para que
desplegaran una labor apostólica en la urbe, centro vital del catolicismo
decimonónico ecuatoriano, más allá de la labor misionera que les sería confiada
en el Oriente.
Uno de los misioneros salesianos de la
época en la que dicha comunidad religiosa arriba a Cuenca, el P. Francisco
Matanna, SDB, escribe que cuando sus hermanos de congregación llegaron a la
capital azuaya, el P. Matovelle los recibió con estas palabras: «Por fin
han llegado ustedes para traer la salvación a esta provincia…», lo cual
deja entrever, cum vera lux,
que Cuenca no era tan solo punto de partida para llegar al Vicariato de Méndez
y Gualaquiza, a ellos asignado, sino centro vital para la labor apostólica de
la comunidad salesiana en la capital de la morlaquía y el austro ecuatoriano.
Lo que aconteció mas bien fue, in honorem veritas, que
el P. Matovelle, estando de legislador durante la presidencia de Luis Cordero
(1892 – 1895), aprovechó para que el presidente se comprometiera a brindar las
facilidades a fin de que los padres salesianos arriben a la capital azuaya una vez
que habíase pedido al Vaticano la creación del Vicariato de Méndez y
Gualaquiza, hecho que concretóse el 8 de febrero de 1893 y por el cual Matovelle incidió
también desde su posición de legislador.
Es obvio que Cuenca era la
entrada a las misiones de Gualaquiza y Méndez, pero eso no quiere decir que
este objetivo era preeminente frente a la labor apostólica que los hijos de Don
Bosco habrían de desempeñar en la capital azuaya, como afirma con insolencia vuestro
investigador. Por lo tanto, en estricto orden de prelación, deberíase decir que
la labor apostólica salesiana en Cuenca era preeminente para los habitantes de
la morlaquía y que como la urbe era clave para llegar a las misiones orientales
encomendadas a la congregación convirtióse en centro indispensable para dicha
actividad apostólica. Post factum, por esta razón, los padres salesianos llegaron a
construir, luego de varias décadas de presencia en Cuenca, la casa de la Misión
Salesiana, hermosa edificación patrimonial ubicada en las calles Sucre y
Borrero y que hoy es la residencia del ciudadano Alberto Delgado.
PARS V. En la página 266 Quishpe Bolaños vuelve a
decir una inaceptable atrocidad, al hablar de la iglesia de San Francisco de
Cuenca. Copiemos ex integro sus palabras: «el edificio de
los franciscanos fue ocupado por los jesuitas, Hermanos de las Escuelas Cristianas, los
soldados y los Protestantes que lo desocuparon en 1902…».
Esto
es otra falsedad, pues los hermanos lasallanos jamás vivieron en el convento de
San Francisco en ninguna época de la historia cuencana, desde su arribo a Cuenca
en 1864 cuando llegaron a la urbe por el empeño entusiasta del presidente
García Moreno. Lo que se sabe es que, pro tempore, ocuparon una capellanía
en un espacio contiguo, pero jamás el convento franciscano, mientras que es
absurdo decir que «los soldados y los
protestantes» también hayan vivido allí, en ese antiguo claustro.
Al
respecto, caben unas preguntas para combatir a estos ex abruptos: ¿Quishpe se
está refiriendo a los cristianos de la religión protestante viviendo en una
edificación de la Santa Madre Iglesia, a fines del siglo XIX y comienzos del XX,
en una urbe eminentemente católica? Si así fuese, la conjetura es irracional o descabellada y el hecho vuélvese falso y ridículo. Por otra parte, ¿qué
soldados vivieron allí? ¿los militares alfaristas? Que se sepa, no hay registro
histórico escrito que así lo pruebe. La milicia liberal tomó para sí algunos
edificios de la Iglesia Católica en Cuenca, como la propia casa episcopal, pero
nunca fue tomado San Francisco. Por otra parte, ¿al decir protestantes acaso Quishpe
refiérese a los cuencanos que resistieron al Alfarismo, sub specie instantis, en
los primigenios momentos de la Revolución Liberal, pues en Cuenca el triunfo
alfarista fue más complicado? Tanto si fueren los unos como los otros hemos de
decir que la Historia jamás ha registrado que en aquel convento hayan vivido
tales grupos, por lo que las palabras de Quishpe son falaces al ciento por
ciento.
Lo que la verdad histórica ha confirmado, in veritatis splendor,
es que la iglesia y convento de San Francisco pertenecieron a la Orden de
Frailes Menores desde la Colonia y hasta fines de la década de 1860. Ya en el
acto de la fundación castellana de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, el 12 de
abril del año del Señor de 1557, determinóse dicho solar para el
establecimiento de los religiosos de San Francisco, quienes desplegaron una
intensa labor durante toda la vida colonial cuencana hasta mediados del siglo
XIX. Ad exemplum,
justamente, Fray Vicente Solano, OFM, vivió allí hasta su muerte, el 1 de abril
de 1865.
Post
factum, por un Rescripto del hoy
Beato Papa Pío IX, en el año de 1869, la comunidad franciscana de Cuenca fue
suprimida y los frailes de San Francisco abandonaron la urbe para no retornar
jamás a ella. La iglesia y el convento pasaron entonces a manos de la Curia
diocesana de Santa Ana de Cuenca, administradora de estos bienes desde aquel entonces hasta los
actuales días.
Después
de 1876, cuando San Francisco ya era de la curia, los beneméritos padres
jesuitas que dirigieron el antiguo colegio «San Luis», hoy llamado «Benigno
Malo», radicáronse allí pro tempore hasta 1887, cuando los
superiores de la Compañía de Jesús en el Ecuador cerraron dicha residencia, pero después de este año la
iglesia y convento de San Francisco han seguido siendo siempre propiedad de la
Curia de Cuenca y allí han habitado, todo el tiempo, sacerdotes del clero
diocesano que actúan, in
persona Christi, como párrocos de San Francisco. En un espacio
contiguo al convento, en el período comprendido entre 1902 y 1918, los padres
salesianos habitaron allí temporalmente, por disposición del administrador
apostólico de la diócesis, Monseñor Benigno Palacios Correa, pero la iglesia en
sí y el claustro principal han estado siempre en manos del clero diocesano de
Cuenca.
Esta
es la verdad histórica frente a este asunto, por lo que las afirmaciones
escritas ut supra por parte de vuestro investigador representan viles
inventos y mendaces aseveraciones desde todo punto de vista, las cuales atentan
en contra de la historia de la capital de la morlaquía.
Parque María Auxiliadora, al fondo iglesia y convento parroquial/ Cuenca
PARS VI. Pero como abyssus abyssum invocat/ el abismo llama al
abismo, estas barbaridades quédanse cortas frente a las que el lector
debe seguir confrontando en este ensayo. Así, enseguida, Marcelo Quishpe
Bolaños escribe el absurdo más absurdo que podría aceptarse en relación a la
geografía cuencana y a la propia historia salesiana, a la que empaña
tristemente con sus desafueros, cuando afirma la siguiente temeridad que la
copiamos ad arbitrium: «…se mudaron al vetusto convento de San
Francisco desde 1902 hasta 1918, cuando compraron
los terrenos al pie del cerro de Cullca, donde fundaron el María Auxiliadora».
Quienquiera
que leyere este parágrafo y que conozca la ciudad de Cuenca habráse de dar
cuenta, ipso facto, que Quishpe Bolaños se está refiriendo a los
terrenos en donde hoy se levanta el complejo salesiano del Centro Histórico de
la «Atenas del Ecuador», conformado por la iglesia de María Auxiliadora, el
convento parroquial salesiano, los salones parroquiales de uso público y el
edificio de la editorial LNS, edificaciones que ocupan toda la manzana
comprendida entre las calles Antonio Vega Muñoz, General Torres, Pío Bravo y
Padre Aguirre; terreno que es verdaderamente plano y que no se encuentra al pie
de ningún cerro de Cullca.
En
segundo lugar, causa suma estupefacción ver que Quishpe pueda decir que Cullca
es un «cerro», cuando en realidad trátase de una «colina», puesto que en la
lengua castellana hay una diferencia abismal entre las dos palabras y, que se
sepa, Cullca ha sido siempre una colina cuencana desde inmemoriales tiempos.
Colina de Cullca/ Cuenca - Ecuador
En
tercer lugar, si tomamos en cuenta que a partir de la calle Pío Bravo, en
sentido ascendente y detrás del complejo salesiano, se halla el sector de Bellavista,
en el norte de Cuenca, habríamos de inferir que Quishpe no solo ha confundido a
la colina de Cullca con un cerro sino que el propio sector de Bellavista, que hállase
en la parte posterior del complejo salesiano, ha sido objeto de confusión con
la zona de Cullca para vuestro desprevenido investigador.
Afirmaciones
como éstas solo pueden ser obra de quienes desconocen la geografía del Centro
Histórico de Cuenca y planteadas así las cosas, dentibus albis, solo se
confirma que ha habido suma estulticia para escribir los asuntos históricos salesianos y
una audaz capacidad para burlarse de la inteligencia de los lectores, mientras
la historia narrada por Quishpe Bolaños adquiere tintes de
desprestigio y falta de credibilidad a todas luces.
En
cuarto lugar, en ese pequeño parágrafo que encierra tantos desatinos existe
también un terrible error de concordancia en género, cuando Quishpe escribe: «donde fundaron el María Auxiliadora»,
expresión que no tiene sentido, pues al colocar el artículo masculino «el»
junto al sustantivo femenino «María» incurre en un error gramatical que llama
más la atención frente a los sorprendentes deslices que entraña este párrafo.
Pero
más allá del gazapo gramatical, reverendos padres salesianos: ¿a quién puede
ocurrírsele tamañas aseveraciones en un libro tan serio como el que analizamos,
el cual debió ser realizado con más rigor científico y metodológico, al
tratarse de un aporte a la bibliografía histórica de Santa Ana de los Ríos de
Cuenca, desde la labor apostólica de los padres salesianos o hijos de Don
Bosco?
P. Carlos Crespi Croci, SDB
PARS VII. En la página 271 el lector enfréntase a una inaceptable
contrariedad dentro de un ensayo histórico cuando Quishpe, al hablar de los
terrenos del actual colegio Técnico Salesiano en la Avenida Don Bosco, que
fueron hasta inicios de la década de 1990 los espacios del colegio Agronómico
Salesiano, escribe ad litteram: «En 1926 o 1927,
el P. Crespi, junto a Monseñor Domingo Comín, vicario apostólico de Méndez y
Gualaquiza, adquiere una quinta de 4 hectáreas
a orillas del río Tarqui».
Enseguida
de esta afirmación, Quishpe coloca un pie de página en el que señala in
scriptis: «Otras fuentes señalan que la compra fue en 1926
y que tenía una extensión de 2 hectáreas;
más tarde, por gestión del P. Spinelli, en 1930,
se compraron otras dos hectáreas…»
En
una investigación histórica dejar consignadas dos afirmaciones que, quid
pro quo, se contradicen per se pone en evidencia la falta de acuciosidad para
validar las fuentes consultadas y la incapacidad para encontrar, como es lógico
en estos casos, la escritura respectiva de la compra de los terrenos que los
padres salesianos deberían tener guardada en su archivo del colegio Agronómico
o que estarán en los archivos de las notarías, pues el año de 1926 es cercano
como para pensar que estos documentos que confirman la propiedad de un bien
para la comunidad salesiana se hayan extraviado.
PARS VIII. En la página 273 hállase, a ojos vista, una chusca y
chocarrera contradicción que refleja una ausencia de previsión en la secuencia
de las sucesiones de los rectores del colegio Agronómico Salesiano de la ciudad
de Cuenca, pues Quishpe Bolaños dice: «A Gardini le sucedió en 1933 el P. Colombo;
en 1936 el P. Duroni; en 1939 regresó Colombo como director del Noviciado y de
la Escuela Agrícola; en 1994 fue
sustituido por el P. Formagio y en 1948
por el P. Antonio Guerriero».
Conviene
preguntarse: ¿cómo entender que después de 1939, al P. Colombo le suceda el P.
Formagio en 1994, luego de 55 años, y este último es reemplazado por el P.
Guerriero en 1948, retrocediendo 46 años? Esto es un despropósito inaceptable
en asuntos de historia, pues más allá de que todos podemos equivocarnos si
digitamos mal las cifras, cuando se trata de fechas y años, dentro de una
investigación cualquiera, hay que tener cuidado ad summum para revisar lo
escrito antes de que el libro vaya a la imprenta. No hacerlo es propio de los
escritores que actúan con negligencia y hasta con holgazanería.
Antigua iglesia de María Auxiliadora e instituto «Cornelio Merchán»
PARS IX. En la página 288 Quishpe escribió: «En la
Crónica de la Casa Salesiana (1983 – 1937
hay una interesante referencia al origen de la Escuela Técnica». No
obstante, lo correcto era decir 1893 – 1937, pues este error pone en evidencia
la falta de acuciosidad que tiene constantemente vuestro investigador para
copiar correctamente los años de los documentos que son parte de la historia
salesiana que ha distorsionado con dislates de diverso calibre.
PARS X. En la página 289 encuéntrase una nueva contradicción que hace pensar
que Quishpe no solo tiene una falta de rigurosidad metodológica para escribir
sobre temas históricos, sino que, al parecer, adolece de serios problemas con
las matemáticas, puesto que escribió un dislate abstruso e ilógico al hablar
del instituto «Cornelio Merchán», junto a la iglesia de María Auxiliadora de Cuenca,
al decir ad peddem litterae: «En
efecto, los trabajos
comenzaron el 6 de noviembre de 1935, sobre base de un contrato privado
ya aprobado por el Inspector y por el Consejo». No obstante, en el
siguiente parágrafo manifiesta: «Los trabajos, por
tanto, se iniciaron, según el contrato el 31 de octubre de 1933».
Rebus sic stantibus, estando así las cosas, la pregunta lógica que debemos hacernos
es la siguiente: ¿cómo entender que si sobre la base de un contrato para la
construcción del instituto «Cornelio Merchán» los trabajos inícianse el 6 de
noviembre de 1935, enseguida se diga una cosa diferente para afirmar que los
trabajos comenzaron por un contrato dos años antes, el 31 de octubre de 1933?
Quishpe Bolaños quizás podría argüir que esta contradicción débese
al hecho de que se está basando en fuentes de la comunidad salesiana, pero ante
esa eventualidad debemos nuevamente plantearnos que es obligación del buen
investigador desechar las fuentes no confiables o contradictorias y validar
aquellas que confirman per se la integridad del hecho histórico al momento de
escribir sobre un asunto pretérito, a riesgo de salvar a la verdad histórica
por sobre todas las cosas. De lo contrario, habríase de inferir que Quishpe ni
siquiera puede copiar exactamente las fechas constantes en los documentos
investigados y menos inferir aquellos que no son confiables, lo cual devendría
en algo más intolerable todavía.
PARS XI. Ad infra, más abajo, vuestro
investigador consigna otro yerro lamentable, al hablar del colegio Técnico
Salesiano y así escribió de verbo ad verbum: «Para 1960 contaba con 253 estudiantes, 62
internados y 20 becarios cubiertos por el CREA. Como parte de las fiestas de fundación de Cuenca, el 3 de noviembre,
en la sesión solemne el gobierno militar condecoró al señor Rosendo Mejía por
ser el mejor mecánico de la ciudad».
José María Velasco Ibarra, presidente del Ecuador en 1960
Si reparamos en el año del que Quishpe está hablando habremos de
vislumbrar que en 1960 el Ecuador no estaba en manos de un gobierno militar. El
presidente constitucional de la república, en aquel 3 de Noviembre, era José
María Velasco Ibarra, por cuarta ocasión en el poder, quien sería derrocado el
7 de noviembre de 1961, un año después del hecho que Quishpe engarbulla, para
ser sucedido por Carlos Julio Arosemena Monroy, quien a la vez gobernó el país
hasta 1963, cuando un golpe militar lo derrocó debido a sus desmanes. Por
tanto, la pregunta lógica, hic et nunc, es la siguiente: ¿con
qué año se equivocó esta vez vuestro investigador Quishpe?
PARS XII. Inmediatamente, Quishpe reincide en
citar equívocas fechas y escribe: «el impulso alcanzado en las décadas de 1940
y 1950 será frenado el miércoles 18 de julio de 1962 con el incendio de las instalaciones del colegio», cuando dicho incendio del Cornelio
Merchán ocurrió el 19 de julio de 1962
y así lo registran los diarios locales y nacionales que publicaron la noticia
de uno de los flagelos más grandes y catastróficos de la historia de Cuenca.
Bastaba con consultar la edición de diario El Mercurio del viernes 20 de julio
de 1962 y se evitaba el desvarío.
Antiguo colegio Técnico Salesiano, en las calles Elia Liut y Vieja
PARS XIII. Nuevas contradicciones encuéntranse en las
páginas 294 y 295 cuando Quishpe dice: «Los años 1962 y 1963 fueron
importantes para los salesianos:… la donación de la quinta El Vecino de
propiedad de la Asistencia Social». Sin embargo, en la nota de pie de
página que vuestro investigador coloca sobre este asunto dice: «El
terreno se ubicaba fuera de la ciudad, junto al campo de aviación. Crónica del
Colegio Técnico Salesiano ‘Cornelio Merchán’, año lectivo 1959 – 1960, manuscrito pp. 10 - 11».
Entonces cabe hacerse la siguiente interrogación: ¿puede
aceptarse que en un documento del año lectivo 1959 – 1960 se prevea el futuro
al haber consignado una donación del terreno para la construcción del Colegio
Técnico Salesiano, hecho que habría de acontecer 2 años lectivos después,
cuando en 1962 ocurrió el incendio del instituto «Cornelio Merchán»,
junto a la iglesia de María Auxiliadora? ¿Otra vez nos demuestra Quishpe su
incapacidad para validar las fuentes consultadas? ¿O acaso incurre nuevamente
en una incapacidad para copiar correctamente las fechas históricas de la
comunidad salesiana?
Pero para que el pecado sea mortal, en la misma página 295 se
habla de varias cosas relacionadas con la construcción del nuevo edificio del
colegio Técnico Salesiano, en las calles Elia Liut y Vieja, y en todas las referencias Quishpe señala como
fuente a este manuscrito del año lectivo 1959 – 1960 en el que, si hemos de dar
fe a vuestro investigador, se predice el futuro con 3 años de anticipación. De
ninguna manera débese aceptar este tipo de dislates cuando se trata de una
investigación histórica.
General Guillermo Rodríguez Lara
PARS XIV. Riddendo semper ante stultitia, en la página 297 encontramos un nuevo
atentado en contra de la historia del Ecuador, al momento que Quishpe Bolaños
vuelve a confundir años y personajes de la siguiente manera. Lo copiamos ad
peddem litterae: «En
1975
se inauguró el taller de automotriz con la presencia del Jefe del Triunvirato, general Rodríguez Lara».
Triunvirato militar de 1976 - 1979
Al respecto, debemos hacer notar que el General Guillermo
Rodríguez Lara nunca fue jefe de ningún triunvirato y menos en 1975, ya que en enero
del año de 1976 fue derrocado por la Junta Suprema de Gobierno integrada por el
General Guillermo Durán Arcentales, el General Luis Leoro Franco y el Almirante
Alfredo Poveda Burbano, quien la presidía. Esta junta militar ha sido llamada
como «triunvirato» en nuestra historia, por lo que podríase colegir que Quishpe
se equivocó de año, mientras el hecho al que se refiere no debería haber
acontecido en 1975 o, lo que sería igual de grave, Quishpe Bolaños ha
confundido a dos personajes, entre Guillermo Rodríguez Lara y Guillermo Durán
Arcentales.
No obstante, Oh sancta simplicitas, como vuestro
investigador dice que la inauguración del taller automotriz del colegio Técnico
Salesiano fue realizada con la presencia del jefe del Triunvirato y acota que tratábase de Guillermo
Rodríguez Lara, cuando en realidad el Almirante Alfredo Poveda Burbano ocupaba
este cargo, la confusión de Quishpe resulta entonces tremebunda y absurda hasta
los límites del paroxismo, poniendo en evidencia que errores de esta naturaleza
constitúyense en negligencias imperdonables de un investigador irresponsable
que coge la pluma para hablar sobre temas históricos sin conocimiento de causa.
Antiguo bloque del colegio Técnico Salesiano en las calles Vieja y Elia Liut
PARS XV. Inmediatamente, vuestro incompetente historiador cita otro documento
que predice el futuro del colegio Técnico Salesiano cuando afirma, en el mismo
año 1975: «El
prestigio del colegio siguió creciendo y fue un importante aporte tecnológico a
la región… La Refinería de Esmeraldas, por pedido del director de Relaciones
Industriales de Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana, CEPE, pidió 21
bachilleres para trabajar en sus instalaciones». Mas, según Quishpe, la
referencia de esta afirmación es una nota de El Mercurio del 18 de mayo de 1968, en la Crónica Anual del curso 1967 – 1968, 7 años antes del acontecimiento. ¿Cómo
podemos entender este asunto si hemos de dar crédito al investigador de marras?
Igual cosa acontece en la página 302
cuando se dice que en 1982 el
colegio firma un convenio de cooperación con INECEL, pero en la referencia se
dice que el documento que sustenta la afirmación es la Crónica de 1981.
PARS XVI. En la página 304 se escribió: «Los
pocos datos existentes sobre graduados muestran que existe una alta tasa de
deserción». Esta afirmación es absurda, pues no puede entenderse que un
colegio como el Técnico Salesiano, que en este año 2013 celebra sus BODAS DE DIAMANTE, no tenga en sus
registros la lista de las promociones de graduados como para aceptar esa
conclusión de Quishpe Bolaños.
PARS XVII. En la misma página 304, Quishpe cae en
otra imprecisión al hablar de la escuela Carlos Crespi, pues escribió: «La
escuela fue fundada en octubre de 1936 por el padre Crespi y otros salesianos y
se denominó Instituto Cornelio Merchán».
Con todo respeto a la obra salesiana debo decir que esto es falso,
pues dicha institución fue fundada con el nombre de Escuela Popular «Cornelio
Merchán» y jamás ha llevado el nombre de Instituto «Cornelio Merchán». En 1982,
cuando el P. Crespi fallece, la institución educativa primaria cambia su nombre
para ser llamada Escuela Popular «Carlos Crespi». El instituto «Cornelio
Merchán» es otra cosa, fue creado por la comunidad salesiana para brindar una formación
a futuros obreros en varios oficios y funcionó en el mismo local de la escuela
popular desde enero de 1938, siendo luego lo que hoy es el colegio Técnico
Salesiano, por lo que las imprecisiones de Quishpe dejan lagunas en los lectores
frente a los hechos clave de la vida salesiana en nuestra urbe y restan al
libro una adecuada secuencia y precisión en los hechos que se relatan para
historiar la grandiosa labor salesiana en Cuenca.
Iglesia de San José de El Vecino
PARS XVIII. En la página 307 Quishpe Bolaños escribe
una barbaridad que afecta a la historia de Cuenca cuando afirma: «La obra educativa salesiana cuidó su relación con el
mundo exterior a través de varias actividades, la labor pastoral con oratorios
festivos que dieron origen a tres parroquias eclesiásticas: María Auxiliadora, El Vecino y Don Bosco…».
Más
imprecisiones y datos absurdos no pueden hallarse juntos como los hay en este
parágrafo. En primer lugar, la parroquia de El Vecino nunca ha sido
administrada por los padres salesianos. La verdad histórica señala que la parroquia
de San José de El Vecino fue creada en 1915 y estuvo administrada por
sacerdotes del clero secular hasta 1938.
En
segundo lugar, en 1938 Monseñor
Daniel Hermida, XI Obispo de Cuenca, entregó la iglesia de San José de El
Vecino a los padres mercedarios, quienes levantaron el convento de este templo
como una réplica de aquel de la Merced de Quito y hasta los actuales días
tienen a su cargo el cuidado pastoral de dicha zona, por lo que la obra
educativa salesiana jamás dio origen a la parroquia de El Vecino como afirma
Quishpe Bolaños.
Rebus
sic stantibus, las descabelladas
afirmaciones de vuestro investigador son falsas y no tienen sustento alguno ni
siquiera como elucubración histórica, a la vez que las imprecisiones constantes
en sus equívocas palabras le hacen olvidar que los padres salesianos han
gestado otras importantes parroquias e iglesias en la Arquidiócesis de Cuenca,
más allá de las comunidades parroquiales de María Auxiliadora y San Juan Bosco
a las que Quishpe sí se refiere, puesto que -gracias a su gran labor apostólica-
los hijos de Don Bosco son también, Deo gratias, los gestores de las
parroquias Domingo Savio y Quinta Chica y de las iglesias de las comunidades de
las ciudadelas Católica, Calderón y San Miguel de El Cebollar, mientras también
atienden pastoralmente a las iglesias de Cristo Rey de Cullca y el templo del
Asilo de ancianos Cristo Rey, por lo que debemos concluir que Quishpe Bolaños
comienza postulando la historia salesiana de Cuenca con hipótesis apócrifas y
falsas para luego extraer conclusiones estúpidas a las que solo pueden llegarse
cuando se distorsiona el hilo conductor del trabajo investigativo, mientras en
el desarrollo de su ensayo, quod erat demonstrandum, incluye
graves errores, deslices, imprecisiones, ambigüedades y negligencias que
empañan todas juntas a la verdad histórica de la acción pastoral de los hijos
de Don Bosco en la ciudad de Cuenca.
Colegio Técnico Salesiano/ Av. Don Bosco
PARS XIX. En la misma página 308 Quishpe Bolaños enlista
a 18 profesionales cuencanos como exalumnos salesianos, entre los cuales
consigna nombres de personajes que estudiaron en el colegio «Rafael Borja», de
la Compañía de Jesús, el cual encuéntrase celebrando también el Año Jubilar de
sus BODAS DE DIAMANTE, siendo por lo
tanto exalumnos de los jesuitas y no de los salesianos, como es el caso de los
Dres. Polivio Arce y Rómulo Arce. El dislate de Quishpe asusta a todos quienes ubicamos
a estos personajes como colegas y ex compañeros borjinos y vuélvenos a confirmar que esta es otra de
las curiosas imprecisiones en las que Quishpe incurre por toda la obra, amén de
que al registrarlos equívocamente, dentro de ese listado de ex alumnos
salesianos, afirma que Polivio Arce es médico cuando en realidad es odontólogo.
Al final de dicha lista se señala que la fuente ha sido «El Eco
del exalumno salesiano», número 1, Cuenca, 1974; lo que hace presumir que este
yerro subyace en datos erróneos que no ha podido filtrar vuestro negligente
historiador, quien ha actuado con liviandad en casos similares, verbi
gratia, cuando cita documentos que aparentemente predicen el futuro de
la vida de los salesianos en el Ecuador.
PARS XX. Ni qué decir tiene, desde otro punto de vista, la
farragosa forma de redactar, junto a la serie de gazapos gramaticales y errores
ortográficos que se encuentran en todo este ensayo, la falta de una
adecuada sintaxis, las dificultades para el uso preciso de los enclíticos, la
ausencia de una correcta precisión semántica, las confusiones para utilizar las
mayúsculas, ciertas inaceptables repeticiones o redundancias y los constantes traspiés en la
escritura de algunas palabras, errores todos que no se deben de considerar peccata
minuta como gajes del oficio, pues son copiosos y deshonran a nuestra
incomparable lengua de Castilla, ya que es inadmisible que, exempli
gratia, a modo de ejemplo solamente, se hayan escrito desafueros como éstos: «La prensa fue un aliando importante», en vez de «aliado», «patriótas», «Insectoría»,
por «Inspectoría», «Quita El Vecino», en vez de «Quinta El Vecino»; «Colegio técnico Salesiano, cuenca», en vez de «Colegio Técnico Salesiano,
Cuenca»; «trasfirió», por «transfirió»; «una aliado»,
por «un aliado».
PARS XXI. En la página 265 Quishpe Bolaños escribe
unas aseveraciones que se contradicen con un texto de la página 440, de Juan
Fernando Regalado Loaiza, otro de los autores de este libro salesiano, cuando
ambos hablan sobre los primeros salesianos que llegaron a Cuenca en 1893.
Leamos primero lo que dice Quishpe in extenso: «Llegaron a Cuenca el 14 de marzo
de 1893 el padre Agustín Bruzzoni, director; padre Joaquín Spinelli, director espiritual; padre Luis Valetto, profesor; Elías Maldonado y Luis Pinto, maestros, y José Delgado, artesano…».
Por su parte, Regalado afirma: «En 1893 llegaron tres salesianos
y dos clérigos: director, Agustín Bruzzone; prefecto,
Luis Valetto; catequista, Joaquín Spinelli; clérigos,
Elías Maldonado (primer ecuatoriano) y Luis Pinto como asistente».
Como se ve, cum vera lux, las contradicciones
son las siguientes: para Quishpe llegaron 6 salesianos a Cuenca, mientras que
Regalado dice que eran solo 5; Quishpe afirma que el padre Joaquín Spinelli es
director espiritual y Regalado dice que es catequista; para Quishpe el P. Luis
Valetto venía como profesor, mas Regalado asevera que era prefecto; Quishpe
señala que Elías Maldonado y Luis Pinto eran maestros, sin embargo, Regalado dice que fueron clérigos y que Maldonado fue también el primer ecuatoriano.
Aquí cabe hacer una digresión in honorem lingua nostra: resulta
sorpresivo que el investigador Juan Fernando Regalado Loaiza no distinga que,
en nuestra lengua de Castilla, la palabra «clérigo» es un sustantivo para
referirse a todos los religiosos que han recibido las órdenes sagradas, por lo
que es bastante torpe señalar que de los 5 salesianos que llegaron a Cuenca,
según él, solo Maldonado y Pinto eran clérigos, ya que también los PP.
Spinelli, Valetto y Bruzzoni eran justamente clérigos con todas las
prerrogativas que les confiere el sacramento del orden sacerdotal.
Sorprende, a la vez, que en el pie de página respectivo, Regalado
afirme además que según el P. Creamer, SDB, en un libro intitulado «La
obra salesiana en el Ecuador durante el Rectorado de Don Miguel Rúa 1888 - 1910»,
Luis Valetto era Luis Bálteo y Luis Pinto en realidad era Juan Milano.
PARS XXII. Pero también, en las páginas 271 y 459
hállanse otras contradicciones entre Quishpe y Regalado sobre la historia del
colegio Agronómico Salesiano, cuando el
primero manifiesta que en Yanuncay fue creada, en 1927, la «escuela agrícola denominada Quinta María
Auxiliadora»,
mientras el segundo dice, por su parte, que «inicialmente se había nominado Casa Colonia Agrícola Salesiana María
Auxiliadora».
Dr. Isidro Ayora Cueva
Asimismo, en las páginas 272 y 459 Quishpe y Regalado contraponen
cifras entre los dos cuando dicen que el presidente Isidro Ayora entregó 10
becas mensuales para el naciente Colegio Agronómico Salesiano, pero se
embrollan de la siguiente manera. Leamos a Quishpe: «El proyecto llama la atención del
presidente Isidro Ayora, que entrega 10 becas de 20 sucres cada una y un aporte mensual de 400». Ahora leamos a Regalado: «Una
gestión del P. Crespi en 1928 logró del gobierno de Isidro Ayora -entonces
todavía presidente interino en el contexto de la Revolución Juliana la
designación de 20
becas con la suma mensual de S/.400».
Pero eso no es todo en la cantinflesca actuación de Quishpe y
Regalado, pues en las páginas 304 y 472 los dos investigadores contraponen sus
criterios en relación al destino del museo del P. Carlos Crespi y cambian las
fechas y el sentido mismo del hecho en sí con tres años de diferencia y diferente
contexto.
Pero juzguemos exactamente las palabras de cada quién; Quishpe
dice al respecto: «En
1980,
con la venta del museo del P. Carlos Crespi al Banco Central del Ecuador se concluyó la construcción (de la
escuela popular ‘Carlos Crespi’)». Regalado, a su vez, expresa, a contrario sensu, algo
diverso: «En 1977, el paso de la colección museográfica del
P. Crespi al Banco Central
fue la última etapa de una labor en el campo cultural y educativo llevada en
constancia»
Este modus operandi de vuestros investigadores demuestra esa
incapacidad para validar las fuentes que se consultan y deja para los lectores
una incertidumbre frente a los hechos narrados a punto de alterar las fechas
exactas y el verdadero sentido de los acontecimientos, trastocar los nombres de
las instituciones salesianas, hacer aparecer o desaparecer personajes o confundirlos
y simplemente darles doble identidad como el caso de Luis Pinto, el cual
quédase en una especie de limbo puesto que, según se ve, en realidad parecería
que no era tal sino Juan Milano, creyendo ilusamente que con publicar las
fuentes contradictorias han salvado ya la responsabilidad que tenían para
actuar, ex informata conscientia, con rigor metodológico ante la
ciencia histórica.
Reverendos padres salesianos: este tipo de contradicciones entre
dos investigadores que escriben la misma historia dentro del propio libro es el
reflejo certero de que, ex ungue leonem, este proyecto
investigativo no guardó la rigurosidad científica que la Historia exige frente
a los hechos del pasado, mientras los coordinadores del proyecto: Lola Vázquez,
Blas Garzón Vera, José E. Juncosa, Víctor Hugo Torres y el propio Juan Fernando
Regalado, autor de varios errores en su trabajo individual, no pudieron ser
como el tamiz preciso por el cual filtrar una auténtica historia de la
comunidad salesiana en el país. Por lo tanto, es pertinente que nos
preguntemos: ¿dónde está la verdad histórica que seguramente esperábais de
parte de vuestros coordinadores de investigación, junto con Quishpe y Regalado,
si tanto el uno como el otro comienzan confundiendo los oficios, los cargos y
hasta el número exacto de los primeros salesianos que llegaron a Cuenca o el
nombre correcto del Colegio Agronómico Salesiano fundado en 1927, las cifras de
los montos de las becas que, ab initio, dicho colegio consiguió y
el año del traspaso de los bienes del museo del P. Crespi al Banco Central del
Ecuador?
PARS XXIII. En las páginas 269 y 485 hay
contradicciones entre Quishpe Bolaños y Natalia Esvertit, otra de las investigadoras
de esta historia salesiana, al confundir el nombre y el año de creación de la
Junta Orientalista. Así, in errorem incido, Quishpe dice: «Por iniciativa del doctor Julio Matovelle,
en agosto de 1916 se formó la Junta Promotora de Colonización Oriental del Azuay», mientras que Esvertit manifiesta: «Julio Matovelle creó la Sociedad
Orientalista de Cuenca en 1917», confundiendo a los lectores acerca de una misma institución
relacionada con un mismo personaje, cuyo año de fundación no es preciso.
Pág 456 libro La presencia salesiana en el Ecuador
PARS XXIV. Pero el libro contiene otros errores con
algunas de las fotografías publicadas dentro de él; así, exempli gratia, en la
página 456 publícase una imagen del P. Carlos Crespi Croci, SDB, caminando en
una procesión por la Bajada de El Padrón y en el pie de foto se escribió: «Padre
Carlos Crespi, acompañando un desfile. Sector El Padrón, bajando hacia el
puente El Centenario. Cuenca-Azuay, cerca de 1988)».
Pero si analizamos rigurosamente a la foto columbramos que este
texto representa una hilarante patochada debido a dos datos que nunca fueron
considerados: el primero es que el P. Crespi murió el 30 de abril de 1982, 6
años antes de lo que consta en la fotografía; el segundo es que si miramos las
características del P. Crespi en la imagen, éstas corresponden a una persona
que bordea los 60 años de vida, por lo que mas bien esa foto podría
corresponder al 8 de diciembre de 1950, fecha en que el benemérito religioso
tenía 59 años y día en el que fue coronada pontificalmente la imagen de María
Auxiliadora venerada en la iglesia salesiana de Cuenca, puesto que dicha
ceremonia se llevó a cabo en el estadio municipal, hoy bautizado con el nombre
de Alejandro Serrano Aguilar, y para llegar a ese sitio es lógico que la copiosa
muchedumbre debió haber pasado por el puente de El Centenario, por lo que no se
trata de un desfile sino de la procesión de la coronación canónica de María
Auxiliadora en Cuenca, dispuesta por el Santo Padre Pío, por la Divina
Providencia Papa XII, reinante en aquel Año Santo de la Redención.
Pág. 470 libro La presencia salesiana en el Ecuador
PARS XXV. En la página 470, asimismo, se publicó
otra fotografía del P. Carlos Crespi, SDB, en cuyo pie se hizo constar la
siguiente leyenda: «El banquete de 22 platos que el P. Crespi (fondo) ofrecía regularmente
a más de 500 niños pobres. Instituto Cornelio Merchán. Cuenca – Azuay, (cerca
de 1938)».
Este texto tiene asimismo una imprecisión, puesto que si
escudriñamos con detenimiento a esta imagen vemos que la silueta del P. Crespi
ya es de un hombre sexagenario, en edad provecta, aspecto por el cual la foto
debería corresponder a la década de 1950 y no a 1938, como se afirma erróneamente
en la leyenda.
PARS XXVI. Por otra parte, Juan Fernando Regalado
Loaiza, al hablar de los aspectos sociales e históricos de la educación
salesiana, en la pág. 202 escribe un desacierto inadmisible relacionado con la
ciudad de Cuenca. Lo transcribimos ad peddem litterae: «Una
importante conferencia sobre las misiones salesianas fue efectuada el 27 de
mayo de 1917 en la
capilla de María Auxiliadora en Cuenca (Ceslao Moreno, 1917). Un siglo después, la celebración de 2011 se efectuó el día 20 con
una procesión llamada la Marcha de la Fe».
Ante esta afirmación cabe hacernos una pregunta: ¿si los
salesianos ocuparon un espacio adyacente a San Francisco de Cuenca hasta 1918, cuál
es la capilla de María Auxiliadora a la que refiérese Regalado en 1917? Por
otra parte, la Marcha de la Fe, que es una procesión en honor de María
Auxiliadora en la capital azuaya, no se ha realizado un siglo después de la tal
conferencia del P. Ceslao Moreno, O.P, tenida en 1917, sino que se trata de una
tradición que tiene lugar todos los años, generalmente en la víspera del 24 de
mayo, solemnidad de la Santísima Virgen María, Auxilium Christianorum,
con los ex alumnos y alumnos del colegio Técnico Salesiano de Cuenca, quienes
llevan a la Auxiliadora hasta la iglesia salesiana de Cuenca en una apoteósica
manifestación de piedad mariana, por lo que las apreciaciones de vuestro investigador
Regalado comienzan también con un mal paso y desbórdanse al abismo como lo
veremos en los siguientes acápites.
PARS XXVII. El mismo error de Quishpe Bolaños para
no discriminar si la comunidad salesiana es una Orden o congregación religiosa
encuéntrase en Regalado cuando en la página 200 dice: «En política interna el gobierno
ecuatoriano expidió un decreto que autorizaba la labor misionera y educativa a la Orden de Don Bosco».
Don Bosco y niños del oratorio
PARS XXVIII. En la página 440, Juan Fernando Regalado
vuelve a hablar sobre los salesianos en Cuenca, repitiendo el error ya referido
líneas arriba por el que no discrimina el sentido preciso de la palabra
«clérigo» y consignando otra equivocación crasa al afirmar sensu stricto que: «En
1893 llegaron tres
salesianos y dos clérigos a una sección cedida por la Curia, con la capilla de San Miguel
Arcángel. Allí funcionó un Oratorio y un taller con cuatro jóvenes. Apoyó entonces el Obispo Miguel León…».
Esto no pudo ser realidad jamás, ya que Monseñor Miguel León y
Garrido no era Obispo de Cuenca en 1893. Tres años antes, en 1890, había sido
suspendido a divinis por la Santa Sede, luego de un proceso canónico por
el que el Santo Padre León XIII dispuso su suspensión. En 1893, a la llegada de
los salesianos a Cuenca, la diócesis estaba gobernada por Monseñor Benigno
Palacios Correa, nombrado como Administrador Apostólico en sede vacante y la
verdad histórica confirma que este benemérito purpurado apoyó a la comunidad
salesiana a su arribo a Cuenca, por lo que Regalado ha confundido al Obispo
Miguel Léon con Monseñor Palacios Correa, lo cual es inaudito dentro de la
presente investigación histórica que comentamos.
PARS XXIX. Luego, Regalado incurre en una
imprecisión más al señalar la ubicación del local que los salesianos ocuparon
junto a San Francisco. Transcribimos el desliz: «Desde el 6 de noviembre de 1902,
el administrador apostólico Benigno Palacios Correa cedió un espacio en el
antiguo convento de San Francisco, entre la Calle Larga y Padre Aguirre…», cuando en realidad ese espacio se
halla en las actuales calles Padre Aguirre, entre Juan Jaramillo y Presidente
Córdova.
PARS XXX. Pero tal como si se tratara de una
mancha más al tigre, en la página 452, Regalado escribió una imprecisión más al
hablar del I Congreso Eucarístico de Cuenca realizado entre el 6 y el 12 de
junio de 1938. Así entonces escribió: «Se adhirió la directora de la escuela municipal Herlinda Toral». No obstante, lo correcto era decir: «Se
adhirió la directora del colegio Herlinda Toral», puesto que en la
ciudad nunca ha existido una escuela con tal nombre.
PARS XXXI. Al pasar a la siguiente página, Regalado
confunde a un personaje valioso de la orfebrería cuencana en la Coronación
Pontificia de María Auxiliadora. Así pues, escribió: «La corona fue burilada por don Luis Segovia», lo cual no es cierto ya que el nombre correcto del
personaje es Julio Segovia Andrade.
Monumento a la Virgen de Bronce/ Cuenca - Ecuador
PARS XXXII. Una conclusión equívoca anotó Regalado en
la página 454. Copiemos de verbo ad verbum sus palabras: «Con
la labor salesiana se completaron las referencias católicas que habían
predominado con las devociones a la Virgen del Carmen, El Rosario y la
Inmaculada o la Virgen del Bronce».
En esta deducción existen varios absurdos; ad exemplum, es
disparatado discurrir que los cuencanos hayamos tenido devoción por la Virgen
de Bronce; eso es un despropósito ilógico, puesto que la Virgen de Bronce es un
monumento que jamás ha producido veneración mariana en los habitantes de la
morlaquía como sí ha acontecido con las imágenes de la Morenica del Rosario, la
Virgen del Carmen o la Inmaculada Concepción, mientras es falso que con María
Auxiliadora se completaron las devociones marianas en la capital azuaya, ya que
después del culto a la Auxiliadora todavía estaba por desarrollarse la profunda
veneración que toda la ciudad de Cuenca ha desplegado hacia la Dolorosa del
Colegio «San Gabriel» in aeternum, cuyo prodigio del 20 de abril de 1906, ocurrido mucho
después del establecimiento de los salesianos en Cuenca, hubo de provocar una
eclosión de multitudinarias manifestaciones piadosas hacia esta advocación en
Cuenca, durante la vigésima centuria, a la vez que Regalado olvida que existen otras advocaciones
marianas de profundas expresiones religiosas en la urbe como es el caso de
la Virgen de la Merced, en las iglesias de San José de El Vecino y la Merced,
la Virgen del Perpetuo Socorro de los Padres Redentoristas, en San Alfonso; la
Virgen de las Nieves, en San Sebastián; la Virgen de los Remedios en San Blas o
la Virgen de Fátima, surgida en pleno siglo XX y luego de la presencia
salesiana. Por lo visto, no es correcto decir que con María Auxiliadora se
completaron las advocaciones por las que los cuencanos muestran devoción
mariana como señala, con ligereza, vuestro investigador.
PARS XXXIII. En la página 455 encuéntrase una nueva
imprecisión cuando se dice: «Azuay –Cuenca- y Cañar habían sido zonas
abiertas a las corrientes artísticas, especialmente en Arquitectura y Literatura».
Lo dicho es parcialmente cierto, ya que Cuenca ha sido siempre
afecta a las manifestaciones literarias, pero también a las artes plásticas y
la música y no tanto a la arquitectura, pues la ciudad carecía, en el pasado,
de edificaciones que fueran relevantes dentro de la Arquitectura como para
hacerla grandilocuente a la manera de Regalado en este texto.
P. Carlos Crespi Croci, SDB
PARS XXXIV. Luego, Regalado hace unas afirmaciones
falaces sobre el P. Crespi, las que seguramente asombran a cualquiera que
conozca la vida del benemérito religioso y denotan la poca acuciosidad que se
ha tenido para escribir una sinopsis biográfica. Léase, de facto, lo que escribió
vuestro investigador: «Muy especialmente el P. Crespi logró vincular las ciencias
naturales y las obras musicales… El
P. Crespi había sido enrolado como soldado en el Ejército Regio Italiano».
Resulta raro enterarse de un hecho quizás apócrifo en la vida del
P. Crespi, no referido en las biografías ya publicadas sobre este personaje al
que Regalado hace soldado en el Ejército Regio Italiano. La cosa es para dudar
si se ha de considerar que en 1907, cuando el P. Crespi tenía 16 años y era un
adolescente, según la mayoría de sus biógrafos, ingresó a la congregación
salesiana para nunca salir de ella hacia la vida civil y menos a la milicia por
lo que esta afirmación de Regalado tórnase fachosa y hasta ridícula desde toda
perspectiva.
Bien es sabido que el P. Crespi fue compositor y que tocaba el piano,
mas su talento musical fue una cualidad más que exornaba a su gran
personalidad, pero nunca al punto de aseverar que el religioso vinculó las
ciencias naturales y las obras musicales, ya que la música por él creada
trátase sobre todo de himnos y cantos piadosos que nada tienen que ver con la
naturaleza, mientras resulta más apropiado, a fuer de direccionar a la natura
con las artes, decir que el P. Crespi vinculó el cine con la naturaleza, más
que la música, ya que sus películas sobre el Oriente ecuatoriano y los famosos
shuaras o jíbaros abordaban aspectos de la belleza natural de la amazonía
ecuatoriana, por la que Crespi mostró siempre un especial interés dadas sus
condiciones de espíritu científico que le eran innatas en su egregia
personalidad.
PARS XXXV. En la página 457 hállase otra
imprecisión cuando Regalado dice exactamente: «El Primer Congreso de Cuenca
contó con música del P. Crespi (Himno a la Eucaristía y Misa a cuatro voces)…». El himno al que esta afirmación refiérese se llama mas
bien «Gloria a Cristo en su gran
sacramento» y es más conveniente decir que era el Himno del Congreso
Eucarístico de Cuenca del año 1938.
Los salesianos impulsaron carreteras en el Oriente
PARS XXXVI. Pero las contradicciones en vuestros investigadores continúan y así, en las páginas 460 y 494 Juan Fernando Regalado contradícese con otra de vuestras autoras, Natalia Esvertit Cobes, frente a la construcción de la carretera El Pan – Méndez, obra del P. Albino del Curto, SDB. Leamos entonces a Regalado: «De modo convergente estaba consolidándose un camino de herradura desde el Pan hasta Méndez por impulso del Padre Albino del Curto», mientras Esvertit manifiesta: «Los salesianos participaron activamente en el proyecto de abrir una vía de comunicación entre el Pan y Méndez, de unos 80 kilómetros de recorrido… A partir de 1918, el gobierno de Alfredo Baquerizo Moreno concedió una asignación anual y encargó la construcción de la vía al Centro de Estudios Históricos y Geográficos de Cuenca, entidad que nombró director de la obra al P. Albino del Curto ».
Se sabe que la labor del P. del Curto fue la construcción de una
carretera, sin embargo, para Regalado es solo un camino de herradura, mientras
que Esvertit habla de una vía de comunicación, expresión que hace pensar en que
trátase de una carretera, la cual inauguróse en 1931.
PARS XXXVII. En la página 467, Regalado incurre en una
nueva contradicción al hacer una reseña de la labor salesiana en Cuenca durante
todo el siglo XX y la primera década del XXI para terminar manifestando ad
absurdum: «Aquella
experiencia azuaya acumulada fue enlazada muy bien con el interés por la prensa
y la divulgación de la sociedad salesiana a finales del siglo XIX. Recuérdese que el Boletín Salesiano se
había venido publicando desde 1896».
Si la labor salesiana en Cuenca empezó en 1893 y durante todo el
siglo XX y parte del XXI se fue acumulando esa experiencia azuaya, a la que
refiérese Regalado, ¿cómo entender que justamente esa experiencia acumulada en
la vigésima centuria ya era de interés para el Boletín Salesiano editado en
Turín, a inicios del siglo XX, cuando la obra recién comenzaba? ¿No habría sido
mejor decir que el Boletín Salesiano editado en Turín desde 1896 mostró siempre
interés por la labor salesiana de Cuenca durante todo el siglo XX y parte del
XXI? De esta manera, se hubiese evitado caer en una farragosa redacción que
adolece de precisión semántica para la comprensión de los lectores.
PARS XXXVIII. Enseguida, Regalado cae en un nuevo
texto contradictorio cuando escribe en la página 468: «La congregación salesiana había apelado a la
información de prensa por lo menos desde los años veinte. Posteriormente, ese
movimiento en Cuenca fue impedido por la acción del padre Crespi. El padre fue
uno de los más constantes en vincular la prensa cuencana con la labor misionera».
Sustine et abstine, debemos preguntarnos: ¿cómo entender que los salesianos, a
partir de los años veinte, hayan apelado a la difusión de sus actividades en la
prensa y, en la misma época, este movimiento es impedido por la acción del
padre Crespi, quien mas bien trabajaba con la prensa, a punto de que El
Mercurio, en los mismos años veinte de la vigésima centuria, publicaba todo
cuanto a su actividad relacionábase? ¿No era mejor señalar que el P. Crespi
favoreció más aún el trabajo periodístico para la difusión de la labor
misionera salesiana?
PARS XXXIX. En la página 471 Regalado cae una vez
más en el error al hablar del instituto «Cornelio Merchán» y señalar un
equívoco año de fundación. Escuchémoslo: «En la antigua edificación se dio paso al Instituto Cornelio Merchán,
en el período comprendido entre los años 1942 y 1946, dedicado a la enseñanza
de oficios y participación de algunos obreros».
Esto no es verdad, pues el instituto Cornelio Merchán abrió sus
puertas, para la enseñanza de oficios, en enero del año 1938, siendo éste el
germen del nacimiento del actual colegio Técnico Salesiano, por lo que
sorprende la desubicación para concatenar adecuadamente los hitos esenciales de
la historia salesiana.
PARS XL. Inmediatamente, Regalado, al igual que Quishpe
Bolaños, confunde la fecha del incendio del instituto Cornelio Merchán y dice:
«La noche del 16 de julio de
1962,
un incendio destruyó la enorme edificación del colegio, parte de la
documentación y el museo» Ya hemos dicho ut supra
que dicho flagelo aconteció el 19 de julio de 1962, pero el hecho de que dos
investigadores se confundan con el mismo hecho dentro del mismo libro es algo
que desprestigia a la investigación ad summum.
P. Julio Matovelle, en edad provecta
PARS XLI. Natalia Esvertit Cobes, por su parte, en
su ensayo sobre el vicariato apostólico de Gualaquiza y Méndez, comete serias
equivocaciones como cuando afirma en la página 485: «Julio Matovelle (1852 – 1929…
fundador de la Orden
de Oblatos de María»
cuando lo correcto es decir «fundador de la Congregación de Misioneros
Oblatos de los Corazones Santísimos de Jesús y María», por lo que nótase negligencia
investigativa para averiguar el nombre exacto de la comunidad de padres oblatos,
mientras al igual que Quishpe y Regalado confunde a la congregación salesiana con
una Orden religiosa, como lo podemos ver en la página 507 cuando Esvertit dice:
«Inicialmente, las escuelas se
sostenían con limosnas y recursos propios de la orden». Esta confusión se repite frecuentemente
en diversas partes de su investigación, por lo que esta equivocación vuélvese
común en todos los ensayistas que han participado en este proyecto
investigativo de la Sociedad Salesiana del Ecuador.
PARS XLI. En la página 487, Natalia Esvertit
trastoca el verdadero nombre del X Obispo de Cuenca (1907 – 1919) y dice: «Las
autoridades religiosas, entre ellas el Obispo Espinosa Pólit, elogiaron las tareas desarrolladas por los salesianos a favor de
la colonización del Oriente». Inmediatamente, en el respectivo pie de página señala adversas
veritas: «Manuel
María Espinosa Pólit.
Alocución a favor de las misiones orientales del Vicariato Apostólico de Méndez
y Gualaquiza, Cuenca, 24 de mayo de 1917».
Si reparamos con mucha atención al año del documento citado in
scriptis, que es 1917, colúmbrase que se trata de Monseñor Manuel María
Pólit Lasso, quien fue el X Obispo de Cuenca entre 1907 y 1919, lo cual es
diferente a decir Manuel María Espinosa Pólit como señala Esvertit trastocando
los apellidos del célebre purpurado ¿Con qué personaje habráse confundido
vuestra investigadora? ¿Acaso, con el R.P. Aurelio Espinosa Pólit, S.J., benemérito
sacerdote jesuita fundador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador,
quien, en todo caso, es otro personaje? Se sabe que Monseñor Pólit era tío
carnal del P. Aurelio, pero eso tampoco debería ser una causa para semejante
equivocación.
PARS XLII. En la página 494 Natalia Esvertit escribe
sobre las misiones orientales, al hablar de Méndez, y dice: «La misión de Méndez se fundó en 1917 y respondió al proyecto que tenían los
salesianos de convertir a Méndez, área que daba nombre al Vicariato, en su
centro neurálgico…».
Este dato se contradice con Quishpe Bolaños, quien afirma en la página 268: «Luego de fundada la misión de Méndez, en
1916…» ¿Cuándo
mismo fue creada la misión de Méndez? He aquí la interrogación que es menester
que nos la hagamos ante esta imprecisión de los dos investigadores dentro de un
mismo libro que perseguía símil objetivo.
PARS XLIII. Un grave error de cálculo encuéntrase en
la página 517 cuando Esvertit manifiesta: «Cuando en 1944 tuvo lugar el cincuentenario de la obra salesiana en
el Ecuador,
se organizó una gira de varios shuar que circularon por todo el país para
demostrar los logros de los salesianos». Sin embargo, si consideramos que los salesianos llegaron
al Ecuador en enero de 1888 debemos deducir, ipso facto, que dicho
cincuentenario celebróse en 1938, pues en 1944 la congregación salesiana
llevaba ya, a cuestas, 56 años de presencia en el Ecuador.
En efecto, cabe decir que el
28 de enero del año del Señor de 1888, ocho salesianos dirigidos por el P. Luis
Calcagno, SDB, arribaron a Quito. Apenas pisaron tierra ecuatoriana pusieron un
telegrama a San Juan Bosco, agonizante en Turín, con el que le decían: «Bosco- Turín
(Italia) llegamos bien. Calcagno». Este
mensaje fue leído a Don Bosco el 30 de enero, quien ya en el umbral de su
muerte los bendijo in persona Christi capitis.
Mapa vial de Morona Santiago con las misiones salesianas
PARS XLIV. En la página 522, otro de vuestros
investigadores, Galo Sarmiento Arévalo, trastoca el papel protagónico ejecutado,
de
momento ad momentum, por algunos actores importantísimos en la
evangelización del Oriente ecuatoriano a lo largo de los tiempos y dice: «durante más de tres
siglos hayan fracasado las misiones católicas emprendidas, primero por los
dominicos,
luego las diócesis de Quito y de Cuenca, con el clero secular, los jesuitas, los franciscanos y hasta bien
entrado el siglo XX también los salesianos».
Lo dicho no guarda sindéresis con la verdad histórica, pues mucho
antes de la diócesis de Cuenca, creada en 1779, a fines del siglo XVIII, fueron
los padres jesuitas, en un correcto orden de prelación, quienes desde los
inicios del siglo XVII emprendieron la más ambiciosa y eficaz tarea apostólica
para la evangelización del Oriente; prueba de ello son las famosas reducciones
del Marañón, nunca igualadas en la historia, cuyo desarrollo hubo de colapsar
en el año del Señor de 1767, con la expulsión de los beneméritos padres
jesuitas de los terrenos de la Real Audiencia de Quito.
PARS XLV. Sarmiento Arévalo, al igual que Quishpe
Bolaños, Regalado y Esvertit, tampoco puede discriminar la diferencia
sustancial entre lo que es una Orden y
una congregación religiosa y así, en todo su trabajo escribe repetidamente esta
confusión cada vez que nombra a los clérigos regulares de algunas Órdenes
religiosas o a los padres salesianos en las misiones del Vicariato Apostólico
de Méndez y Gualaquiza. Exempli gratia, en la página 523
escribió: «En la época de García Moreno se alentó la presencia misionera en el
Oriente y muchas
congregaciones como la jesuita pudieron establecerse en la región».
PARS XLVI. En la página 526 Sarmiento escribe unos
datos que se contradicen con un texto de la página de Natalia Esvertit, cuando ambos hablan de
un mismo hecho del año 1870. Leamos primero
a Sarmiento, ad peddem litterae: «Los jesuitas entraron a Gualaquiza el 5 de
enero de 1870… La misión jesuita de Gualaquiza no prosperó, a pesar que desde
Guayaquil llegó la hoy beata Mercedes Molina para ayudar en la educación de los
nativos: las enfermedades de los misioneros, las epidemias que azotaron a los
shuar y las guerras tribales se volvieron insostenibles, y en mayo de 1872 la
misión jesuita abandona Gualaquiza. Se dice que García Moreno estaba muy
disgustado por el poco progreso de la misión y el mucho gasto que representaba
mantenerla».
IHS, IESUS HOMINEM SALVATOR, el inmortal anagrama de los jesuitas
Por su parte, Esvertit asevera, en la página 484, algunas cosas diversas que dejan en entredicho la verdad sobre este asunto: «Las hostilidades fueron especialmente intensas durante la década de 1870, cuando se produjeron ataques a los entables de Cuchipamba y Bomboiza que se saldaron con la muerte de numerosos jornaleros, lo que produjo la retirada de los jesuitas».
Para Sarmiento las causas por las cuales los padres jesuitas se
retiran de Gualaquiza, en 1872, no son las mismas que para Esvertit, quien hace
entrever que las hostilidades de los nativos que llegaron a muertes dolorosas
habrían incidido para que los padres de la Compañía de Jesús se retirasen de
dicha zona a los dos años de haberse emplazado allí. Hubiese sido mejor que las
conclusiones de este importante hecho de la historia de las misiones ecuatorianas
no sean contradictorias, pùesto que siempre hay que buscar la causa de lo causado
en una investigación histórica que guarda rigor metodológico para quienes son
los actores del proyecto investigativo; solo así resguárdase que dos
investigadores no se contradigan cuando han ido tras las huellas de un mismo acontecimiento
dentro de un solo libro. Cuando esto no acontece el lector quédase dubitativo
frente a la verdad histórica que resulta distorsionada porque la veracidad del
hecho se deslustra a causa de estas ligerezas. Y en ello, los coordinadores de
la investigación son quienes debieron precautelar que no acontezcan estas contradicciones
que desmerecen el valor real del proyecto histórico salesiano.
En la foto encuéntrase el P. Francisco Mattana, SDB
PARS XLVII. Algo parecido sucede entre Sarmiento y
Regalado, cuando ambos investigadores hablan sobre la expulsión de los
salesianos del Ecuador, en 1896 y durante el gobierno alfarista, puesto que tanto
Regalado, en la página 441, como Sarmiento en la página 537 cuentan un mismo
hecho con diversas causas y distorsionan esa verdad histórica que debióse
precautelar ad súmmum.
Prima, leamos
a Regalado: «En 1896… los salesianos debieron salir en diversas direcciones. Con la
decisión del gobernador Virgilio Morla, allegado a los salesianos, y la carta
del superior Francisco Mattana dirigida a Alfaro, la misión de Gualaquiza logró
mantenerse».
Ahora confrontemos a Sarmiento y veamos cómo los lectores quédanse
en la incertidumbre ante la verdad de los acontecimientos: «’Si
quieren quedarse los salesianos en Gualaquiza que se queden’ habría dicho
Alfaro, seguramente convencido que muy pronto morirían de inanición; pero el
padre Mattana, desafiando al presidente y a todos los problemas que le vendrían
luego, prefirió quedarse con sus jíbaros, así como lo hicieron algunos jefes
conservadores que se refugiaron en esta región
y que Alfaro mandó a buscar sin éxito».
Como veis, reverendos padres salesianos, la verdad histórica sobre
la expulsión de los salesianos en 1896, dentro del gobierno alfarista, quédase
distorsionada para el lector que desee conocer la relación fidedigna de los
asuntos que imbrícanse en esta apasionada historia misionera de la congregación
salesiana.
PARS XLVIII. El primer director de las misiones
salesianas en el Vicariato de Méndez y Gualaquiza fue el P. Francisco Mattana,
SDB, como se ha probado en el mismo libro que comentamos. Sin embargo, Galo Sarmiento
Arévalo termina haciéndolo un fraile de la Orden de San Francisco, lo cual es
ridículo e inaudito ad verecundiam. Pero no os asustéis con lo que os digo,
reverendos padres salesianos, simplemente leed a vuestro investigador Sarmiento
en la página 542, nota No. 18: «Ochenta habitantes (en Gualaquiza), según el
informe del padre
franciscano Mattana
al presidente de la república, 1 de agosto de 1906».
PARS XLIX. Al hablar de la fundación de la misión
de Macas, Galo Sarmiento se contradice con dos aseveraciones suyas escritas respectivamente,
una tras otra, con solo virar una página del libro. Así, en la página 547 dice:
«Luego
de algunas visitas temporales de los misioneros (a Macas), Comín decide fundar
la misión de Macas, para lo cual, el 7 de marzo de 1924 envía al P.
Salvador Duroni junto con el padre Alberto Castagnoli y el coadjutor Víctor
Arévalo, con el encargo de dar inicio a la nueva obra». Enseguida, en
la pág. 548 escribió sensu stricto: «Poco a poco se fueron
consolidando otras presencias misioneras en Méndez (1916), Aguacate (1921), Macas (1926)…».
PARS L. En la página 551, Sarmiento digita mal
un año y hace retroceder un siglo a una secuencia de fundaciones salesianas
como lo podemos ver en el respectivo texto: «Así, en 1943 se funda la Misión Salesiana
de Sevilla Don Bosco, en 1943 la de Yaupi, en 1951 la de Bomboiza, en 1954 la
de Chiguaza, en
1858 la de Taisha,
en 1968 se establece la misión en Santiago…».
Señor Blas Garzón/ Otro coordinador del proyecto y Director de Cultura de la UPS
PARS LI. Asimismo, uno de los coordinadores del
proyecto editorial, Blas Garzón Vera, comete las siguientes equivocaciones en
la introducción de la tercera parte de la obra. En primer lugar, se hace eco de
uno de los errores más graves de Juan Fernando Regalado Loayza, a quien no ha
supervisado correctamente, y dice, a su manera, en la página 406 sponte
sua: «Los datos históricos demuestran que la primera casa salesiana en Cuenca
fue establecida en 1893, con el apoyo de personalidades como el ex presidente
Luis Cordero, el padre Julio María Matovelle y el obispo Miguel León». Ya hemos probado ut supra, en la parte
XXVIII de esta carta, que el obispo Miguel León nada tuvo que ver en la llegada
de los salesianos a Cuenca en 1893, porque 3 años antes había dejado de ser
Obispo de la diócesis y quien apoyó fue mas bien Mons. Benigno Palacios Correa,
in
illo tempore Administrador Apostólico de Cuenca en sede vacante.
PARS LII. En la página 407, al hablar del P.
Crespi, Blas Garzón Vera incurre en una imprecisión sine scrupulus: «Actualmente, la vida de este sacerdote se
encuentra en causa de beatificación». Esto no es apropiado decir, puesto que la vida del P. Crespi
no es la que se encuentra en causa de beatificación sino el propio benemérito
salesiano que hállase en la eternidad. Se halla en trámite, ante la Santa Sede,
una causa de beatificación para la cual se ha presentado un informe sobre la
vida y las virtudes del P. Crespi, como lo prescribe el Derecho Canónico, pero
esto es muy diferente a lo expresado por Garzón.
PARS LIII. En la página 408, Blas Garzón confunde a las instituciones salesianas relacionadas
con el P. Crespi y escribe: «A este salesiano también se le otorga la
fundación de varios establecimientos educativos, destacándose… en el ámbito de
las artes y oficios la
Escuela Cornelio Merchán, que más tarde daría paso al Colegio Técnico Salesiano…». Lo dicho no es verdad, pues la Escuela «Cornelio Merchán»
es hoy la Escuela «Carlos Crespi» y fue el instituto «Cornelio Merchán» el que
dio paso al Colegio Técnico Salesiano de la ciudad de Cuenca.
Misión de Kuchantsa/ Méndez
Reverendos padres salesianos: todas estas observaciones que me
permito haceros llegar in scriptis, a través de esta misiva,
atañen a la ciudad de Cuenca y su área de influencia para la labor salesiana
con el Vicariato Apostólico de Méndez y Gualaquiza, ámbito dentro del cual he
encontrado estos graves atropellos en contra de la historia salesiana y la
propia historia cuencana o ecuatoriana. Existen dentro del libro varios ensayos
dedicados a la labor salesiana en Quito, Guayaquil, Riobamba y algunas otras
esferas de acción pastoral de los hijos de Don Bosco, ante las cuales sería
bueno que quiteños, guayaquileños, riobambeños y otros ciudadanos ecuatorianos
se pronuncien si encontraren equivocaciones que alteren su propia historia, por
lo que mi análisis no abarca con detalle a todo este libro, pero deja una idea
clara de que, al menos con respecto a la ciudad de Santa Ana de los Ríos de
Cuenca y a la obra salesiana realizada en esta zona, existen graves yerros que
empañan a este proyecto editorial de gran envergadura y así, consumatum est, la obra constituye
un trabajo de dudosa credibilidad.
Por ello, cum animus corrigendi, quiero que
sepáis que en mi análisis subyace un honesto deseo de levantar una voz en
defensa de la verdad histórica que no reluce en este libro a causa de estos
dislates y despropósitos que debieron ser revisados y corregidos antes de que
el libro vaya a imprenta.
Es de veras grave tomar a los hechos históricos con liviandad y
ligereza para luego, post factum, coger la pluma con lenidad
e irresponsabilidad y, tal como si fuese un escalpelo, blandirla como espada veleidosa
que destroza a la historia, per fas et per nefas, en su más
profunda esencia. Ese modus operandi que es propio de los
investigadores irresponsables debe ser condenado de vita et moribus en una
época en la que muchos académicos disfrazan su ineptitud con la exhibición de
títulos de cuarto nivel que no garantizan ese rigor científico y metodológico
que la ciencia histórica exige a los verdaderos hombres de pluma que tienen
conciencia de que hay que escribir siempre in veritas semper fidelis.
Debemos manifestar, cum bona diagnosis, frontal rechazo
a las publicaciones mal hechas realizadas in honorem invencibilis ignorantia et
adversas respectum pro Historia.
Recibid un cordial saludo in Iesu, Pontifex qui tradidisti temetipsum
Deo oblationem et hostiam,
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, super flumina Tomebamba, mensis februarius, die XIII,
reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXIII, in sollemnitate quarta
feria cinerum
OPINIONES CIUDADANAS
OPINIONES CIUDADANAS
DE: Edwin Chávez Medina
PARA: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
PARA: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
FECHA: feb 24 a las 3:26 PM
Navegando con mi barca virtual por los imprevistos mares
de la red, sin pensarlo atracó mi nave en inesperado puerto que resultó ser su
interesante blog. Me llamó
particularmente la atención las observaciones que Ud. hace al libro que un
grupo de investigadores publicó sobre la
obra de los salesianos en el Ecuador. Muy acuciosas y precisas sus correcciones
a la serie de errores que los investigadores cometen en el libro de marras. No he leído el libro motivo de su
análisis, para un agnóstico como yo resulta un tanto indigesto leer un libro de carácter histórico-religioso
de mas de 700 páginas.
EDWIN CHÁVEZ.
EDWIN CHÁVEZ.