Santa Ana de los Ríos de Cuenca, diciembre 1 del año del Señor de 2010
In XI anniversaria Concha, «Patrimonium Culturalis in mundi»
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Sra. Viviana Gallardo
EDITORA DE SUPLEMENTOS
DE LA REVISTA «VISTAZO»
Guayaquil.
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De mi consideración:
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«VERITAS SIT VISIBILIS»
«LA VERDAD DEBE SER VISIBLE»
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Como muy bien lo sabéis, desde el 21 de octubre del presente año 2010, la revista VISTAZO hace circular un suplemento especial dedicado a Cuenca, el cual contiene –desgraciadamente- terribles equivocaciones en contra de su historia e innumerables errores de redacción castellana, por lo que me permito protestar ante vosotros, in honorem Concha semper fidelis, para exigiros que publiquéis las debidas rectificaciones por respeto a los cuencanos, a vuestros lectores y, sobre todo, en reivindicación de la tercera ciudad de la república, a la cual habéis ultrajado con esa obra digna de oprobio y vergüenza pública.
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El folleto tiene 66 páginas y se intitula: «CUENCA: Parques, monumentos e iglesias» y aunque la intención haya sido, al parecer, rendir un homenaje a la ciudad «Atenas del Ecuador» y «Patrimonio Cultural de la Humanidad» ha resultado un horroroso agravio para la urbe adversas veritas et historia.
Para realizar esta obra, VISTAZO, según se puede ver en los créditos de la misma, conformó, ad hoc, un consejo editorial presidido por Viviana Gallardo en la edición; Eduardo Andrade Jalón en la redacción de textos y la fotografía; Marco A. Cerquera y Juan Yépez en la diagramación y diseño y Mélida Plúas en la corrección.
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Este equipo publicó las siguientes equivocaciones en contra de Cuenca:
En la página 7 existe un pie de foto con la siguiente expresión: «Parque Nacional El Cajas. Ubicación: al noreste de Cuenca». Sin embargo, dicho parque se halla al occidente de la capital azuaya siendo sorprendente vuestra desubicación para la edición de esta publicación informativa.
En la página 8, dentro de la sección «IGLESIAS», hay otro error espantoso en la nota que ilustra una fotografía de la puerta principal de la Catedral de la Inmaculada Concepción de Cuenca: «La entrada principal de la Catedral fue elaborada siguiendo los conceptos de la arquitectura gótica».
Enseguida, quid pro quo, en la página 9, en otro texto sobre la Catedral de Cuenca escribisteis: «…En esta obra arquitectónica de estilo gótico se destacan las tres grandes cúpulas que se han convertido en un ícono de la ciudad».
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Lo dicho precedentemente es falso, contra intelligentia, pues el templo catedralicio de Santa Ana de los Ríos de Cuenca no tiene un estilo gótico, como vosotros afirmáis, sino un estilo arquitectónico ecléctico, fundamentalmente con rasgos románicos y renacentistas y ciertos elementos neogóticos, por lo que vuestra afirmación desinforma a los lectores y refleja la poca acuciosidad que tuvisteis para registrar importantes datos arquitectónicos de la Catedral de la Inmaculada Concepción.
Después, en la página 11, junto a una imagen de la pintura mural interior del presbiterio de la Catedral Vieja de Cuenca o iglesia de El Sagrario escribisteis una tremebunda temeridad que la transcribo ex integro: «El arte colonial tridimensional es una de las características de la iglesia El Sagrario».
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¿Cómo podéis afirmar esta vil mentira? Conviene que sepáis que dicha pintura mural es, en efecto, tridimensional, pero fue realizada en la década de 1920, en plena época republicana y no en la Colonia. Su autor fue el destacado pintor cuencano Nicolás Vivar.
Pero la negligencia de VISTAZO va mucho más allá de lo tolerable, cuando en la misma página 11 se consignó otro disparate adversas hispanica lingua: «Los púlpitos fueron usados para dar mayor énfasis espiritual en las ceremonias religiosas».
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Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Castellana (DRAE), púlpito es la «plataforma pequeña y elevada con antepecho y tornavoz, que hay en algunas iglesias para predicar desde ella, cantar la epístola y el evangelio y hacer otros ejercicios religiosos». Se sabe que los púlpitos se utilizaban en los templos para que los fieles puedan escuchar bien la homilía de los sacerdotes ya que, in illo tempore, no existían los micrófonos.
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Dicho lo cual, vuestra definición de púlpito constituye una expresión incoherente y absurda que ofende, ab irato, a nuestra hermosa lengua de Castilla ¿De dónde sacasteis esa información o deducción tan equivocada?
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Pero en las páginas 12 y 13, al hablar de la iglesia de El Carmen de la Asunción, se lee: «Las esculturas de estilo barroco sobresalen en la fachada de la iglesia». Luego, ábsit, se dice en el siguiente pie de foto: «El cielo raso de la iglesia está cubierto con pinturas murales…».
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En estas expresiones existen varias imprecisiones que me permito aclarar cum animus corrigendi:
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En primer lugar, el cielo raso de dicho templo tiene pintura tabular y no mural, pues, dicho sea de paso, hay una gran diferencia entre lo que llámanse «mural» y «tabular» en asuntos artísticos.
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En el frontis del Carmen Alto de Cuenca no existe ninguna escultura barroca, por lo que cuesta creer la nula capacidad observadora del equipo de VISTAZO para haber visto esculturas en una fachada en donde apenas aparecen unas columnas salomónicas fabricadas en piedra.
EL SANTO CENÁCULO
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En la página 14 hay una fotografía del Santo Cenáculo y la nota que la ilustra contiene una horrenda equivocación en contra de la Historia, cuando dice a calvo ad calvum: «La construcción del templo de estilo ecléctico fue promovido por el padre Julio Matovelle».
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Mas allá de la mala redacción castellana, pues en la expresión antedicha existe un grave error de concordancia en género, lo grave del texto es afirmar que el padre Matovelle haya sido la persona clave en el levantamiento de dicha edificación religiosa, lo cual es falso, pues el verdadero promotor de la construcción del Santo Cenáculo fue, gratis et amore, el poeta cuencano Miguel Moreno Ordóñez. Así se consigna, por ejemplo, en el libro «Cuenca, la ciudad eucarística», del historiador cuencano Ricardo Márquez Tapia.
ESPADAÑA DE LAS CONCEPTAS
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En la página 16 se aprecia una foto de la espadaña de la iglesia de las Conceptas, con una pavorosa equivocación: «La construcción del templo data de 1682. En la parte exterior se destaca la fachada compuesta de hornacinas que culminan en un campanario… Otro atractivo se encuentra en la entrada, la cual está elaborada con piedras sepulcrales del siglo XVII».
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Según se puede inferir, ab absurdo, parece que os habéis confundido de templo, pues 1682 es el año en el que comenzó a levantarse el Carmen Alto de Cuenca o iglesia de El Carmen de la Asunción. El monasterio de las Conceptas fue fundado casi un siglo antes, en junio de 1599, y la construcción de la iglesia comenzó por aquel entonces, en un centenario proceso que duró hasta el siglo XIX.
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Por otra parte, es sorprendente que digáis que su fachada está compuesta de hornacinas que culminan en un campanario, pues lo que existe en dicha espadaña son 12 huecos, no hornacinas, algunos de los cuales contienen campanas para que la espadaña cumpla su función de campanario, mientras resulta admirable que afirméis, ad captandum vulgos, que la entrada a dicha iglesia tenga piedras sepulcrales del siglo XVII. ¿De dónde obtuvisteis estos datos completamente equívocos sobre las Conceptas de Cuenca? Es conveniente saber que, según el idioma castellano, hay una gran diferencia entre el hueco de una espadaña y una hornacina. Sólo hay que consultar el DRAE para confirmarlo.
RETABLO DE SAN ALFONSO, EN DONDE JAMÁS APARECE SAN CLEMENTE
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En la página 18, al hablar de la iglesia de San Alfonso, escribisteis un texto que nada tiene que ver con la fotografía a la que acompaña y que lo transcribo ad litteram: «En el interior del templo se encuentran obras pictóricas de gran valor. Una de las más representativas es el cuadro de la virgen del Perpetuo Socorro, cuyo marco es de plata y la corona de oro y perlas preciosas. San Clemente, San Gerardo y San Alfonso se encuentran presentes en el altar, construido en oro con un estilo gótico».
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No obstante, la fotografía es de otro altar fabricado en mármol y madera, en donde se ven las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y Santa Teresita del Niño Jesús. Es evidente que no sólo que no habéis colocado la fotografía del altar mayor de la iglesia junto al texto que comento, sino que en dicho altar y en toda la iglesia no existe ninguna imagen de San Clemente. ¿Con qué santo os confundisteis en vuestra pueril descripción de las imágenes de San Alfonso de Cuenca?
IGLESIA DE SAN BLAS
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Riddendo semper ante ignorantia, en la página 20 hay un texto en el que decís las siguientes barbaridades: «Al igual que otros templos de la época, la iglesia de San Blas fue construida con piedras de los edificios de lo que fuese la ciudad de Tomebamba. La construcción de este templo se inició en el último tercio del siglo XVI y fue reconstruido en 1935…»
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Nada más falso que lo que decís, ya que la actual iglesia de San Blas no es colonial y nunca fue reconstruida en 1935. Decir esto es demostrar que, a la hora de escribir la historia de Cuenca, no investigasteis nada.
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La verdad sea dicha ad universos homines: la vieja iglesia colonial de San Blas fue demolida por el canónigo Luis Sarmiento Abad, en los años treinta del siglo pasado, para levantar la que hoy conocemos. Por otro lado, la actual iglesia es la única edificación religiosa de cruz latina que posee la ciudad de Cuenca, aunque en sus cimientos se conserven piedras prehispánicas de la antigua Tomebamba, por lo que os faltó acuciosidad para investigar correctamente estos datos, más allá de que el texto sobre San Blas contiene imperdonables errores de redacción que ofenden, ex abundantia, a la lengua castellana.
CRUZ DE SAN SEBASTIÁN
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Cosa parecida acontece en la página 22, con la iglesia de San Sebastián, cuando decís una insólita atrocidad: «Junto al templo se levanta la tradicional y venerada cruz de San Sebastián, que fue colocada durante la época de la Colonia para fomentar el cristianismo e indicaba la salida hacia el oeste de la ciudad».
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Oh sancta simplicitas, esta información es falsa por cuanto la Cruz de San Sebastián fue construida en 1977 e inaugurada el 3 de mayo de 1978, por el presbítero Miguel Ángel Coronel, en aquel tiempo, párroco de San Sebastián. No es, por lo tanto, una cruz colonial como vosotros manifestáis. Hubo hasta aquel entonces un humilladero que fue derribado por un tanquero y que se decía que era colonial, pero eso es otra cosa frente a la redacción imprecisa de vuestro texto.
RETABLO Y PÚLPITO DE SAN FRANCISCO
ESTILO BARROCO
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En la página 24 volvéis a cometer otros atropellos en contra de la Historia cuando habláis de la iglesia de San Francisco: «La orden franciscana permaneció en Cuenca hasta 1860 y a finales del siglo XIX la iglesia fue totalmente remodelada bajo la dirección de los sacerdotes Isaac de María Peña Jaramillo y José Ignacio Peña. El estilo barroco predomina en el templo que está ubicado en la calle Presidente Córdova y Padre Aguirre».
BEATO PÍO, PP. IX
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Estas horripilantes equivocaciones son inaceptables ad nauseam, pues; en primer lugar, la orden franciscana no permaneció en Cuenca hasta 1860 sino hasta 1870; año en que la comunidad fue suprimida por un Rescripto del Beato Sumo Pontífice Pío, por la Divina Providencia Papa IX; en segundo lugar, la remodelación de dicho templo es de inicios del siglo XX y no de fines del siglo décimonónico como vosotros afirmáis con tanta liviandad; en tercer lugar, el estilo barroco no es preeminente en la iglesia de San Francisco, ya que su remodelación la convirtió en una edificación de corte neoclásico par excellence, en plena época del llamado afrancesamiento de Cuenca. Las únicas cosas que se conservaron del estilo barroco y no se destruyeron fueron: el retablo del altar mayor y el púlpito, pero esos dos elementos no vuelven relevante al estilo barroco sobre el neoclásico en dicha iglesia. ¿De dónde sacasteis tantos errores históricos? ¿Cuáles fueron vuestras fuentes? ¿Quién os indujo a escribir tan tristes yerros?
IGLESIA DE SANTO DOMINGO
ESTILO NEOCLÁSICO
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En la página 26 os equivocasteis nuevamente en relación con la iglesia de Santo Domingo, ya que escribisteis ad verbum: «Arquitectónicamente se define a este templo como una fusión entre el estilo ecléctico moderado en el frontispicio y el barroco en la parte interior»
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Lo dicho es un absurdo pues no se entiende la supuesta fusión entre el «estilo ecléctico moderado» y el barroco. A contrario sensu, por otro lado, la actual iglesia dominicana de Cuenca fue construida en las primeras décadas del siglo XX y tiene un estilo neoclásico, propio del afrancesamiento de Cuenca que estaba de moda por aquellos tiempos, por lo que, ad concludendi, nada de barroco existe en su interior.
IGLESIA DE TODOS LOS SANTOS
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Pero, ad súmmum, es en la página 28 en donde vuestra irresponsabilidad llega a los límites del paroxismo, cuando habláis de la iglesia de Todos los Santos, ya que existe un texto que constituye un verdadero agravio en contra de la historia de Cuenca y un ultraje a nuestra incomparable lengua de Castilla, debido a la pésima redacción que utilizasteis y las horrendas equivocaciones.
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Copio, a cápite ad cálcem, las incorrecciones de vuestro inaudito escrito: «Datos históricos informan que en el lugar donde se levanta el templo fue inicialmente una ermita cañari llamada del Usno, donde la tribu efectuaba rituales a sus dioses. Posteriormente, los españoles construyeron la iglesia en 1540 y celebraron aquí la primera misa católica en Cuenca».
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Este texto parece un trabalenguas que distorsiona a nuestra historia y resulta apócrifo e inconcebible por donde se lo mire, mereciendo, ab irato, de parte de los habitantes de la morlaquía, reprobación colectiva para la revista VISTAZO, pues nunca ha existido una ermita del Usno en la que los cañaris adoraban a sus dioses.
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Tampoco se ha construido allí ninguna iglesia en el año de 1540 y menos aquella de Todos los Santos.
MOLINOS DE NÚÑEZ DE BONILLA/ MUSEO DE SITIO
«MANUEL AGUSTÍN LANDÍVAR»
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Dicha sea la verdad in honorem urbis:
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- Pars prima. En la Guapdondelig cañari, ese sector era conocido como Usno, debido a que se trata de un alzamiento de tierra en relación al río Tomebamba, mientras los usnos nunca han servido como adoratorios a los dioses.
- Altera pars. Lo que la Historia cuenta es que el encomendero de los cañaris, Rodrigo Núñez de Bonilla, quien había fundado la villa de Santa Ana de los Ríos, nombre primigenio de la futura Cuenca, estableció sus molinos en el sector del Usno, cuyos vestigios se encuentran hoy, a los ojos del mundo, en el Museo de Sitio «Manuel Agustín Landívar». Por lo tanto, en dicho sector se construyó la primera edificación cristiana conocido como la ermita del Usno y allí se dice que se cantó la primera misa de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en los límites sur orientales de la antigua Paucarbamba y como inauguración del primer santuario católico romano de la villa de Santa Ana de los Ríos.
- Pars tertia. Se sabe que, post factum, mucho después de la fundación castellana de Cuenca, en 1557, en plena época colonial, se edificó sobre la ermita del Usno una capilla llamada de San Marcos, la cual se ha considerado, in aeternum, como el templo colonial del sector llamado El Usno.
- Pars quarta. La actual iglesia de Todos los Santos fue construida a finales del siglo XIX para reemplazar a dicha capilla de San Marcos, por orden de Monseñor Miguel León y Garrido, el Obispo de Cuenca que autorizó la creación de la Congregación de sacerdotes oblatos, cuya rama femenina se estableció junto a la iglesia para administrarla hasta los actuales días. Tanto es así, que el 25 de marzo de 1924, cuando se celebraban las Bodas de Oro de la Consagración del Ecuador al Sacratísimo Corazón de Jesús, los oblatos inauguraron el actual templo y colocaron en su torre la sagrada imagen del Corazón de Cristo, por lo que es, a todas luces, una imperdonable equivocación decir que la iglesia de Todos los Santos es colonial; pues, quod erat demonstrandum, es otro más de los templos de la Cuenca republicana.
Ergo, entonces, como acabamos de ver, la actual iglesia de Todos los Santos no fue construida en 1540, pues en ese tiempo ni siquiera existía el personaje que la fundó. Tampoco la ermita del Usno fue creada en dicho año, ni la misma era un adoratorio cañari, pues Núñez de Bonilla fue nombrado como encomendero de los cañaris en 1538 y es alrededor de aquel año que se establece en Paucarbamba para fundar un asentamiento español, sin que se sepa hasta hoy la fecha exacta en que la famosa ermita se construyó.
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Por todo esto, VISTAZO no podía darse el privilegio de alterar la historia castellana de Cuenca, en sus primigenios años de vida hispana, diciendo semejantes barbaridades e infamias.
ARAUCARIAS Y NO PINOS DEL PARQUE «ABDÓN CALDERÓN GARAICOA»
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Pero como abyssus abyssum invocat, vuestras equivocaciones no terminan aquí y es así que en la sección «PARQUES» existen también varios errores que avergüenzan a los lectores de vuestra obra. Ad exemplum, el título de la sección dice: «Entre lo colonial y lo moderno»; no obstante, si os referís –como parece- a la atmósfera urbana de la tercera ciudad de la república, Cuenca es una ciudad republicana, pues de lo colonial no queda prácticamente nada.
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En la página 35 escribisteis: «Vista aérea del Parque Calderón. Los pinos son oriundos de Chile».
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Esta afirmación es una mentira, pues en el Parque «Abdón Calderón Garaicoa» de la ciudad de Cuenca no existen pinos oriundos de Chile sino ocho araucarias de la especie Araucaria Excelsa Koch, lo cual es muy diferente, ya que una cosa es el pino y otra la araucaria.
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En consecuencia, las famosas araucarias centenarias del Parque «Abdón Calderón» son especies de la familia de las Araucariáceas. Para otras escuelas botánicas son parientes de las pináceas y de las abetuláceas y comparten esta categoría con el abeto, el ciprés y el pino. La forma como llegaron a Cuenca es curiosa. Cuenta el propio ex - presidente Luis Cordero Crespo, en su libro «Estudios Botánicos», que las trajo desde Lima y las plantó en el Parque Calderón en el año del Señor de 1875.
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Como podéis ver entonces, cometisteis una grave imprecisión al describir los árboles emblemáticos del parque central de la capital de la morlaquía, pues existe una gran diferencia entre un pino y una araucaria, aunque provengan de la misma familia de coníferas.
Finalmente, la sección «MONUMENTOS» de vuestra publicación no escapa a las imprecisiones y tergiversaciones en las que incurristeis. Verbi gratia, en la página 46, junto a la fotografía del monumento a la Chola Cuencana, escribisteis: «El monumento a la Chola Cuencana es una escultura de piedra, obra inicial del artista español Federico Culebras en homenaje a la mujer del pueblo, desde la época colonial. La escultura fue terminada por el español Manuel Mora Íñigo, debido a la muerte de Culebras».
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El dato es falso al ciento por ciento, ya que jamás existió el escultor español Federico Culebras. El nombre correcto de dicho artista fue Fausto Culebras, quien fue el autor de la concepción del proyecto escultórico, mas la fabricación del monumento a la Chola Cuencana estuvo a cargo del escultor Virgilio Quinde, quien lo concluyó después de la muerte de Culebras, a causa de una caída desde el pedestal del monumento en mención. Manuel Mora Íñigo, por su parte, fue el director del proyecto escultórico y nada tuvo que ver con la elaboración de dicha escultura, por lo que vosotros mentís cuando afirmáis que este artista ha terminado dicha escultura. Inclusive, una placa en bronce colocada junto a la Chola Cuencana nos confirma estos hechos; pero, al parecer, vosotros ni siquiera la leísteis cum accurata diligentia.
En la página 47, junto a la escultura de Rafael María Arízaga escribisteis un pie de foto con una tremenda equivocación: «Rafael Arízaga figuró en 1871 entre los fundadores de la Academia Ecuatoriana de la Lengua…».
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Esta afirmación es ridícula y errónea puesto que la Academia Ecuatoriana de la Lengua Castellana no fue fundada en 1871 sino tres años después, en 1874.
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Por otro lado, Rafael María Arízaga nunca fue miembro fundador de esta institución en el Ecuador, pues en 1874 este literato cuencano apenas tenía 17 años de edad. Inclusive, se sabe que su primer poema se llamó «A una rosa marchita» y justamente se publicó en el diario «La nueva era» de Guayaquil en dicho año.
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Inmediatamente escribisteis: «...Fue presidente de la Corte Superior de Justicia de Cuenca en 1865». Sin embargo, ad absurdum, eso es imposible, pues en dicho año Rafael María Arízaga tenía 8 años de edad y jamás pudo haber presidido la Corte de Cuenca siendo como era un niño.
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Por todo esto, resulta inadmisible que hayáis publicado estos datos terriblemente equivocados en la obra con la que ofendéis a Cuenca y demostráis negligencia e irresponsabilidad para investigar bien las cosas.
Est tempus concludendi y aunque existen otros errores más, sobre todo en relación a la precisión semántica que debisteis guardar al redactar vuestro vergonzoso folleto, creo que este análisis de la publicación intitulada «CUENCA: Parques, monumentos e iglesias» es suficiente para que veáis que con vuestra obra se ha afectado a la historia de la tercera ciudad del Ecuador y para elaborarla no ha existido, al parecer, ética profesional ni rigor científico y metodológico, a más de que no se ha hecho uso de la objetividad, la verdad y la debida ponderación que una publicación exige y reclama cuando su fin es educacional.
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Es necesario, para reivindicar el prestigio cultural de Cuenca, que Vistazo pida públicas disculpas, ad verecundiam, tanto para Cuenca cuanto para sus lectores, ya que no puede aceptarse que a causa de esas informaciones erradas, las personas que consulten dicho suplemento se informen mal acerca de importantes asuntos relacionados con la capital de la provincia del Azuay, su historia y su cultura.
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Os recuerdo que esta es la segunda ocasión que publicáis una obra que desprestigia a la «Atenas del Ecuador», pues hace tres años, con motivo del Año Jubilar de la Fundación Castellana de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, publicasteis también una obra llena de errores en contra de la urbe, la cual se llamaba: «CUENCA, 450 AÑOS DE FUNDACION. Un recorrido por sus calles, su cultura y su historia».
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Solicito a ustedes, en ejercicio de mis derechos ciudadanos, que os dignéis publicar una nota con las enmiendas a los graves errores de este folleto para el que habéis conseguido auspicios públicos y privados de empresas cuencanas, pues los homenajes a la urbe deberían ser realizados con más profesionalismo y ética periodística y sobre todo con una investigación profunda y fundamentada de las cosas que se escogen para escribir.
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No debe aceptarse que la elaboración de este tipo de suplementos signifique para la revista VISTAZO la consecución de dinero público y privado que os representa un negocio de buena factura, pues aunque así fuera, estáis obligados a entregar a vuestros lectores obras perfectamente bien realizadas y correctamente investigadas.
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Sin nada más por el momento, recibid un cordial saludo agradeciéndoles por la acogida que sabréis dar a este reclamo que solo intenta defender el prestigio de mi ciudad, Cuenca, la «Atenas del Ecuador» y «Patrimonio Cultural de la Humanidad».
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Atentamente,
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Salutem dicit in Iesu, Pontifex pro hominibus constitute,
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Diego Demetrio Orellana
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Datum Concha, super flumina Tomebamba, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, ad initium mensis decembris, die II, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus decimus, in XI anniversaria Concha, «Patrimonium Culturalis in mundi».
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