Santa Ana de los Ríos de Cuenca, Noviembre 8 del año 2008
In sollemnitate Concha libertatis
Ing. Marcelo Cabrera Palacios
ALCALDE DE CUENCA
Ciudad
De mi consideración:
In Concha, ad initium mensis novembris, veritatis ultimae inquisitionem saepius obscuratam viteri… / En Cuenca, a inicios del mes de noviembre, la búsqueda de la verdad última parece a menudo oscurecida…
Permítame molestar su atención sobre estas líneas para protestar, ab imo pectore, como ciudadano cuencano y escritor castizo, por los terribles errores cometidos en contra de la Historia , el idioma castellano y la cultura en la Agenda Cultural del mes de noviembre del año 2008, justamente en el mes en que Santa Ana de los Ríos de Cuenca celebra el centésimo octogésimo octavo aniversario de su Independencia.
Es sorprendente, ad absurdum, que en dicha publicación se digan barbaridades e infamias en contra de la verdad histórica de la urbe, como las siguientes:
Ante omnia, en la portada de la publicación, para comenzar, no se sabe por orden de quién, pero seguramente por instrucción de alguien que ignora las reglas ortográficas del Castellano, han escrito «agenda cultural» en minúsculas, cuando esta publicación ya había corregido tal error en el año 2007 y hasta el mes de septiembre del presente año se escribía correctamente como «Agenda cultural».
Sorprende que en el liminar de la Agenda cultural usted mismo exprese, ad peddem litterae, que «…en esta edición especial de la Agenda Cultural de Cuenca… se rinde también homenaje a aquellos personajes que en su momento fueron pilares del desarrollo de la ciudad o del país, cuyas fechas de nacimiento o deceso se conmemoran precisamente en noviembre: la educadora Dolores J. Torres…» Sin embargo, en la página 4, al hablar de esta ilustre maestra se afirma que: «Después de haber cursado la educación secundaria en el colegio religioso «Mariana de Jesús» y obtenido en 1914 el «Diploma de primera clase» el Director de Estudios en esos años, Daniel Córdova Toral, le otorgó una beca para el Normal ‘Manuela Cañizares’ de Quito…».
La verdad, señor Alcalde, es que cuando Dolores J. Torres era niña, en los primeros años del siglo XX, no existía todavía el colegio «Santa Mariana de Jesús» de las madres marianitas y Dolores J. Torres nunca pudo haber estudiado allí la secundaria, pues tampoco existían colegios para mujeres en nuestra ciudad. Es más, uno de los logros más importantes de esta valiosa mujer cuencana es el haber fundado el primer colegio secundario fiscal y femenino de la urbe, en la década de 1940, cuando ella se encontraba ya en la edad provecta.
Este tipo de dislates publicados sobre la vida de Dolores J. Torres contradice, ad contrario sensu, sus expresiones manifestadas como alcalde del cantón, en el liminar de la Agenda , para resaltar que la publicación es un homenaje a Cuenca cuando en verdad, en verdad, la Agenda cultural, al decir cosas falsas sobre eminentes ciudadanas y ciudadanos cuencanos se constituye en un atentado en contra de la cultura.
Al parecer, hay una falta de acuciosidad para enlistar las efemérides del mes y en cada ejemplar de la agenda encontramos, en esa lista, insólitos errores que denotan una profunda falta de investigación. Escribieron, exempli gratia, que el 20 de noviembre es el Día Universal de los niños y niñas. ¿Desde cuándo? Siempre se ha sabido que el Día Mundial del Niño es el 1 de junio de cada año, por disposición de las Naciones Unidas.
Pero la cosa más espantosa que los cuencanos hemos tenido que leer la encontramos en la página 64, en un extenso artículo dedicado a Santa Ana de los Ríos de Cuenca, de la autoría del ciudadano natural de la ciudad de Esmeraldas y bautizado con el nombre de Rodrigo Aguilar Orejuela, artículo que contiene las más graves infamias que se podrían esperar en contra de la historia de nuestra urbe como cuando afirma, cum singularis mysterium iniquitatis: «Dicen los historiadores que Cuenca se formó con el trazado grecolatino…». Lo dicho constituye una insolencia en contra de la «Atenas del Ecuador», pues ningún historiador serio de la urbe como tampoco ningún investigador foráneo han manifestado tal ex abrupto.
El trazado urbano de la capital de la morlaquía, por si no lo sabe el ciudadano Orejuela, es renacentista y conjuga las ideas humanísticas con la tradición de ciudad militar adoptadas en el Occidente europeo desde la Edad Media cuando se iban definiendo los burgos o ciudades. Inclusive, cuando el rey Felipe II de España expide las Leyes de Indias, en el año de 1573, se consolida la primera legislación urbana para las ciudades hispanas recogiendo las ideas renacentistas de la concepción de las urbes para aglutinarlas con el peso de la experiencia y las necesidades de organización de la Corona Española , a fin de determinar la forma como se debían confirmar, realizar o aprobar las trazas urbanas en la América hispana y los territorios de ultramar. (Cfr. «Breve Historia del Urbanismo», de Fernando Chueca Goitia. Editorial Alianza, Madrid, 1979, pág. 128).
Pero la ignorancia supina y tenebrosa de Aguilar Orejuela es llevada al paroxismo cuando más abajo afirma, ex admirationem, que: «La plaza central (de Cuenca)… conserva todavía hoy, luego de cuatrocientos años de fundación de la ciudad, ese carácter de vitalidad y dinamismo…».
¿Cómo puede ser posible que el autor de semejante artículo, el señor Rodrigo Aguilar Orejuela, no sólo adolezca de falta de conocimientos de la Historia sino tenga inclusive hasta problemas con las matemáticas y la aritmética cuando no puede calcular que la ciudad tiene 451 años de fundación ya que su nacimiento castizo fue el 12 de abril de 1557?
Más allá de eso, en el artículo de marras con el que se ofende a Cuenca, in honorem ignorantia, existen inaceptables problemas de redacción como cuando Aguilar manifiesta que: «Desde todos y cada uno de nosotros que, nativos o no, optamos por entregar nuestro pequeño aquí…» ¿Cuál es ese pequeño aquí que surge desde todos y cada uno de nosotros? ¿No es evidente la falta de razón lógica y pensamiento analítico de Aguilar Orejuela, hecho que le hace escribir cosas abstrusas y sin sentido como la precedentemente descrita?
La ridícula investigación de la urbe continúa infamando a Cuenca cuando más abajo, en la página 67, Aguilar afirma cum horribilis conclusionis: «Pero hay también un signo distintivo… que es el del acento cuencano. En torno a él media ciudad vive discutiendo y enemistándose con la otra mitad, utilizando para esta discusión no otra cosa que tan sutil entonación o ‘cantadito’».
Y para que el pecado sea mortal Aguilar consagra su desconocimiento en asuntos de redacción cuando dice: «La quietud y la oscuridad van alejándose con imperceptible lentitud en torno a lo que alguna vez fuera apenas una intención de plaza mayor. Poco a poco converge el sitio que alguna vez fuera apenas intención de plaza mayor. Poco a poco convergen al sitio uno que otro apresurado…»
Las cosas no se quedan allí con el ciudadano Aguilar Orejuela, quien cada vez, mientras más divaga, elucubra, cavila y prestidigita, se introduce en el corpus del texto y comete más ignominias en contra de Cuenca como cuando dice contra informata conscientia: «Las mujeres del campo, casi siempre indígenas;…»
Oh Sancta Simplicitas!: ¿Y ahora qué? ¿Qué quiere decir con esto el ciudadano Aguilar? ¿Las mujeres del campo son indígenas? ¿O es que acaso Aguilar no sabe distinguir entre una campesina y una indígena en una provincia en donde la población indígena es mínima, a punto tal de que al menos en el cantón Cuenca no existen habitantes indígenas en ninguna de sus parroquias rurales?
Más abajo, Aguilar decide hacer una valiosa confesión aunque con una metáfora absurda para graficar con un inesperado mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa, la forma como ha atropellado a Cuenca con semejante artículo: «…a mediodía, muchos van buscando la sombra de los guardianes vegetales; otros se camuflan a medias para almorzar, mientras un servidor oculta en su bolsillo el cincel que daría forma este artículo». Sí, Señor Alcalde, Aguilar Orejuela oculta en su bolsillo el cincel con el que deforma todo el tiempo a la historia y la cultura de Cuenca en la Agenda cultural de la Ilustre Municipalidad de Cuenca, en la que en el mes de noviembre, cuando se debía glorificar a la «ciudad cargada de alma» la ha ofendido con expresiones y datos que se contraponen con las reglas elementales de nuestra bella lengua de Castilla y afectan a la historia y a la cultura de la «Atenas del Ecuador».
Hay una interpretación de perogrullo al final de esta absurda investigación cuando Rodrigo Aguilar Orejuela, al hablar del aspecto religioso de la urbe, manifiesta cum terribilis scirpus: «…a veces los historiadores no logran ponerse de acuerdo en cuanto al carácter positivo de este influjo. Lo cierto es que es imposible deslindar de la historia local los nombres de sacerdotes y religiosas…».
La audacia de Aguilar Orejuela es suprema, contra veritatis splendor, pues para escribir de una gloriosa urbe es conveniente estudiarla a profundidad. Mucho más cuando no se ha nacido en Cuenca. En conclusión, debemos rechazar, Señor Alcalde, a ciertos forasteros que viven enquistados en Santa Ana de los Ríos de Cuenca y, olvidando que no nacieron en la urbe ateniense, pretenden rendirle homenaje desde la pluma con un desconocimiento absoluto en materias históricas y culturales y por ello, muy bien habremos de decir con acrimonia que el señor Rodrigo Aguilar Orejuela, natural de la ciudad de Esmeraldas, ha ofendido a nuestra ciudad al escribir un artículo que, en vez de ilustrar a cuencanos y foráneos acerca de la «Atenas del Ecuador» la desprestigia enviándola al abismo más profundo de la execración y la humillación.
Este es el fruto de un análisis esmeraldeño que en nada aporta a la cultura local, antes bien, la destruye, por lo que la Agenda cultural de Cuenca debería ser reivindicada en aras del prestigio intelectual de la capital de la morlaquía. ¿Acaso no se pudo solicitar a algún escritor o escritora de la morlaquía, de esos que aman a Cuenca, ex toto corde, ex tota anima et ex tota fortitudine, que escriba un homenaje a la ciudad y se tuvo que pedir prestado una pluma esmeraldeña nada ilustrada y competente para infamar a la urbe y burlarse de la inteligencia de los cuencanos?
En la sección del directorio cultural se ha eliminado a la propia Galería de la Alcaldía de la sección en donde estaba emplazada para ubicarla como un sitio cultural, mientras se han dejado sorprender de astutos y audaces ciudadanos y ciudadanas de Cuenca que, con tal de hacerse publicidad en la Agenda cultural, hacen inscribir a determinados locales de la urbe que fungen de galerías y museos sin serlo; como por ejemplo, la llamada «Galería del Hotel Carvallo» que no es una galería, pues no cumple ni siquiera las normativas técnicas dadas por el ICOM para ser así llamada o el Museo del sombrero «Paredes Roldán» y el Museo Taller «La magia del sombrero» que no reúnen las condiciones técnicas que la UNESCO exige para ser clasificados como centros museísticos, más allá de que llamarles galerías o museos a esos espacios es ofender a la lengua de Castilla al utilizar un término inapropiado para definir lo que ni siquiera son proyectos de salas de exhibición medianamente habilitadas.
Finalmente, abyssus abyssum invocat, la Agenda cultural de noviembre tiene una serie de equivocaciones que han provocado múltiples reclamos ciudadanos. Por ejemplo, cuando se llega a la página 72 el lector se encuentra con un inserto de dos páginas que se «olvidaron» de numerar porque seguramente la introdujeron a última hora en la imprenta y alteraron la repaginación de la publicación, pues la página que debía ser numerada como 75, a causa de este atrevido inserto, lleva el número 73.
Seguramente, a causa de este error, las agendas culturales no circularon a tiempo, pues el sábado 1 de noviembre, en horas de la mañana no existían agendas en los principales sitios de distribución como el Museo Municipal de Arte Moderno «Luis Crespo Ordóñez», el Museo Municipal «Remigio Crespo Toral», la Biblioteca Municipal «Daniel Córdova Toral», el Museo de la antigua Catedral de Cuenca o iglesia del Sagrario o las oficinas del ITUR.
El Comité Permanente de Festejos ha reclamado por haber omitido en todos los programas organizados por este estamento municipal, los respectivos créditos que lo avalan y su presidenta, la concejala Mónica Piedra Sarmiento, ha protestado por haber excluido inclusive hasta su nombre en la página de créditos en donde se la debe de colocar, de manera obligatoria, en noviembre y en abril.
No ha existido una adecuada coordinación con el Comité Permanente de Festejos, coordinación que ha permitido en el año precedente que los cuencanos tengan a tiempo la publicación con los eventos perfectamente enlistados.
La lista de integrantes del Comité Permanente de Festejos que, por Ordenanza Municipal, son 17 instituciones presididas por la propia Alcaldía de la ciudad, ha sido eliminada de la Agenda cultural del mes de noviembre, hecho que ha provocado que algunas de ellas se encuentren molestas ante dicha exclusión. Es inaudito que no hayan podido al menos enlistarlas en una de las páginas de la Agenda : Alcaldía de Cuenca, Gobernación de la Provincia , CREA, Curia de Cuenca, III Zona Militar, Comandancia Provincial de Policía, Cámaras de Industrias, Comercio, Agricultura, Construcción y Turismo, Federación Deportiva del Azuay, Colegio de Periodistas del Azuay, Dirección Provincial de Educación, Federación de Barrios, Casa de la Cultura Ecuatoriana , Núcleo del Azuay y Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión.
Es inadmisible que en toda la agenda cultural y sobre todo en la lista de eventos del mes de noviembre existan terribles confusiones para el uso de las mayúsculas, faltas de concordancia entre sujeto y predicado y entre género y número, confusiones para la utilización de las comillas castellanas y horrorosas faltas de ortografía como cuando escriben «palo ensebado», «puerquito ensebado» o «bajo las cenizas de una poeta» olvidando que lo correcto es poetisa. No obstante, la lista de errores ortográficos es aún mayor y he decidido anotar, de verbo ad verbum, sólo las más graves, pues esta misiva se extendería ad infinitum….
En fin, Señor Alcalde, es lamentable que lo que más se olvide en la Dirección de Cultura del Ayuntamiento cuencano sea el prestigio de Santa Ana de los Ríos de Cuenca como «Atenas del Ecuador» y «Patrimonio Cultural de la Humanidad ». Los homenajes a la capital de la morlaquía no se pueden hacer alterando o contando mal la historia como lamentablemente hace la Agenda cultural de la Municipalidad de Cuenca.
Espero que usted sabrá tomar las medidas pertinentes para que este tipo de ignominias en contra de la urbe sean sancionadas y se conmine a quienes están a cargo de esta importante publicación cultural a realizarla con más decoro y conocimiento de materias culturales, históricas y lingüísticas. Es lo menos que los cuencanos podemos pedir cuando amamos de veras a la urbe con espíritu cívico, a punto de quererla siempre culta e ilustrada sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula saeculorum....
His cum affectibus tibi, Pax Christi,
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, apud flumina Tomebamba, ad initium mensis novembris, die VIII, currentis Anno Domini bismillesimo octavae, in sollemnitate Concha libertatis.
In sollemnitate Concha libertatis
Ing. Marcelo Cabrera Palacios
ALCALDE DE CUENCA
Ciudad
De mi consideración:
In Concha, ad initium mensis novembris, veritatis ultimae inquisitionem saepius obscuratam viteri… / En Cuenca, a inicios del mes de noviembre, la búsqueda de la verdad última parece a menudo oscurecida…
Permítame molestar su atención sobre estas líneas para protestar, ab imo pectore, como ciudadano cuencano y escritor castizo, por los terribles errores cometidos en contra de la Historia , el idioma castellano y la cultura en la Agenda Cultural del mes de noviembre del año 2008, justamente en el mes en que Santa Ana de los Ríos de Cuenca celebra el centésimo octogésimo octavo aniversario de su Independencia.
Es sorprendente, ad absurdum, que en dicha publicación se digan barbaridades e infamias en contra de la verdad histórica de la urbe, como las siguientes:
Ante omnia, en la portada de la publicación, para comenzar, no se sabe por orden de quién, pero seguramente por instrucción de alguien que ignora las reglas ortográficas del Castellano, han escrito «agenda cultural» en minúsculas, cuando esta publicación ya había corregido tal error en el año 2007 y hasta el mes de septiembre del presente año se escribía correctamente como «Agenda cultural».
Sorprende que en el liminar de la Agenda cultural usted mismo exprese, ad peddem litterae, que «…en esta edición especial de la Agenda Cultural de Cuenca… se rinde también homenaje a aquellos personajes que en su momento fueron pilares del desarrollo de la ciudad o del país, cuyas fechas de nacimiento o deceso se conmemoran precisamente en noviembre: la educadora Dolores J. Torres…» Sin embargo, en la página 4, al hablar de esta ilustre maestra se afirma que: «Después de haber cursado la educación secundaria en el colegio religioso «Mariana de Jesús» y obtenido en 1914 el «Diploma de primera clase» el Director de Estudios en esos años, Daniel Córdova Toral, le otorgó una beca para el Normal ‘Manuela Cañizares’ de Quito…».
La verdad, señor Alcalde, es que cuando Dolores J. Torres era niña, en los primeros años del siglo XX, no existía todavía el colegio «Santa Mariana de Jesús» de las madres marianitas y Dolores J. Torres nunca pudo haber estudiado allí la secundaria, pues tampoco existían colegios para mujeres en nuestra ciudad. Es más, uno de los logros más importantes de esta valiosa mujer cuencana es el haber fundado el primer colegio secundario fiscal y femenino de la urbe, en la década de 1940, cuando ella se encontraba ya en la edad provecta.
Este tipo de dislates publicados sobre la vida de Dolores J. Torres contradice, ad contrario sensu, sus expresiones manifestadas como alcalde del cantón, en el liminar de la Agenda , para resaltar que la publicación es un homenaje a Cuenca cuando en verdad, en verdad, la Agenda cultural, al decir cosas falsas sobre eminentes ciudadanas y ciudadanos cuencanos se constituye en un atentado en contra de la cultura.
Al parecer, hay una falta de acuciosidad para enlistar las efemérides del mes y en cada ejemplar de la agenda encontramos, en esa lista, insólitos errores que denotan una profunda falta de investigación. Escribieron, exempli gratia, que el 20 de noviembre es el Día Universal de los niños y niñas. ¿Desde cuándo? Siempre se ha sabido que el Día Mundial del Niño es el 1 de junio de cada año, por disposición de las Naciones Unidas.
Pero la cosa más espantosa que los cuencanos hemos tenido que leer la encontramos en la página 64, en un extenso artículo dedicado a Santa Ana de los Ríos de Cuenca, de la autoría del ciudadano natural de la ciudad de Esmeraldas y bautizado con el nombre de Rodrigo Aguilar Orejuela, artículo que contiene las más graves infamias que se podrían esperar en contra de la historia de nuestra urbe como cuando afirma, cum singularis mysterium iniquitatis: «Dicen los historiadores que Cuenca se formó con el trazado grecolatino…». Lo dicho constituye una insolencia en contra de la «Atenas del Ecuador», pues ningún historiador serio de la urbe como tampoco ningún investigador foráneo han manifestado tal ex abrupto.
El trazado urbano de la capital de la morlaquía, por si no lo sabe el ciudadano Orejuela, es renacentista y conjuga las ideas humanísticas con la tradición de ciudad militar adoptadas en el Occidente europeo desde la Edad Media cuando se iban definiendo los burgos o ciudades. Inclusive, cuando el rey Felipe II de España expide las Leyes de Indias, en el año de 1573, se consolida la primera legislación urbana para las ciudades hispanas recogiendo las ideas renacentistas de la concepción de las urbes para aglutinarlas con el peso de la experiencia y las necesidades de organización de la Corona Española , a fin de determinar la forma como se debían confirmar, realizar o aprobar las trazas urbanas en la América hispana y los territorios de ultramar. (Cfr. «Breve Historia del Urbanismo», de Fernando Chueca Goitia. Editorial Alianza, Madrid, 1979, pág. 128).
Pero la ignorancia supina y tenebrosa de Aguilar Orejuela es llevada al paroxismo cuando más abajo afirma, ex admirationem, que: «La plaza central (de Cuenca)… conserva todavía hoy, luego de cuatrocientos años de fundación de la ciudad, ese carácter de vitalidad y dinamismo…».
¿Cómo puede ser posible que el autor de semejante artículo, el señor Rodrigo Aguilar Orejuela, no sólo adolezca de falta de conocimientos de la Historia sino tenga inclusive hasta problemas con las matemáticas y la aritmética cuando no puede calcular que la ciudad tiene 451 años de fundación ya que su nacimiento castizo fue el 12 de abril de 1557?
Más allá de eso, en el artículo de marras con el que se ofende a Cuenca, in honorem ignorantia, existen inaceptables problemas de redacción como cuando Aguilar manifiesta que: «Desde todos y cada uno de nosotros que, nativos o no, optamos por entregar nuestro pequeño aquí…» ¿Cuál es ese pequeño aquí que surge desde todos y cada uno de nosotros? ¿No es evidente la falta de razón lógica y pensamiento analítico de Aguilar Orejuela, hecho que le hace escribir cosas abstrusas y sin sentido como la precedentemente descrita?
La ridícula investigación de la urbe continúa infamando a Cuenca cuando más abajo, en la página 67, Aguilar afirma cum horribilis conclusionis: «Pero hay también un signo distintivo… que es el del acento cuencano. En torno a él media ciudad vive discutiendo y enemistándose con la otra mitad, utilizando para esta discusión no otra cosa que tan sutil entonación o ‘cantadito’».
Y para que el pecado sea mortal Aguilar consagra su desconocimiento en asuntos de redacción cuando dice: «La quietud y la oscuridad van alejándose con imperceptible lentitud en torno a lo que alguna vez fuera apenas una intención de plaza mayor. Poco a poco converge el sitio que alguna vez fuera apenas intención de plaza mayor. Poco a poco convergen al sitio uno que otro apresurado…»
Las cosas no se quedan allí con el ciudadano Aguilar Orejuela, quien cada vez, mientras más divaga, elucubra, cavila y prestidigita, se introduce en el corpus del texto y comete más ignominias en contra de Cuenca como cuando dice contra informata conscientia: «Las mujeres del campo, casi siempre indígenas;…»
Oh Sancta Simplicitas!: ¿Y ahora qué? ¿Qué quiere decir con esto el ciudadano Aguilar? ¿Las mujeres del campo son indígenas? ¿O es que acaso Aguilar no sabe distinguir entre una campesina y una indígena en una provincia en donde la población indígena es mínima, a punto tal de que al menos en el cantón Cuenca no existen habitantes indígenas en ninguna de sus parroquias rurales?
Más abajo, Aguilar decide hacer una valiosa confesión aunque con una metáfora absurda para graficar con un inesperado mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa, la forma como ha atropellado a Cuenca con semejante artículo: «…a mediodía, muchos van buscando la sombra de los guardianes vegetales; otros se camuflan a medias para almorzar, mientras un servidor oculta en su bolsillo el cincel que daría forma este artículo». Sí, Señor Alcalde, Aguilar Orejuela oculta en su bolsillo el cincel con el que deforma todo el tiempo a la historia y la cultura de Cuenca en la Agenda cultural de la Ilustre Municipalidad de Cuenca, en la que en el mes de noviembre, cuando se debía glorificar a la «ciudad cargada de alma» la ha ofendido con expresiones y datos que se contraponen con las reglas elementales de nuestra bella lengua de Castilla y afectan a la historia y a la cultura de la «Atenas del Ecuador».
Hay una interpretación de perogrullo al final de esta absurda investigación cuando Rodrigo Aguilar Orejuela, al hablar del aspecto religioso de la urbe, manifiesta cum terribilis scirpus: «…a veces los historiadores no logran ponerse de acuerdo en cuanto al carácter positivo de este influjo. Lo cierto es que es imposible deslindar de la historia local los nombres de sacerdotes y religiosas…».
La audacia de Aguilar Orejuela es suprema, contra veritatis splendor, pues para escribir de una gloriosa urbe es conveniente estudiarla a profundidad. Mucho más cuando no se ha nacido en Cuenca. En conclusión, debemos rechazar, Señor Alcalde, a ciertos forasteros que viven enquistados en Santa Ana de los Ríos de Cuenca y, olvidando que no nacieron en la urbe ateniense, pretenden rendirle homenaje desde la pluma con un desconocimiento absoluto en materias históricas y culturales y por ello, muy bien habremos de decir con acrimonia que el señor Rodrigo Aguilar Orejuela, natural de la ciudad de Esmeraldas, ha ofendido a nuestra ciudad al escribir un artículo que, en vez de ilustrar a cuencanos y foráneos acerca de la «Atenas del Ecuador» la desprestigia enviándola al abismo más profundo de la execración y la humillación.
Este es el fruto de un análisis esmeraldeño que en nada aporta a la cultura local, antes bien, la destruye, por lo que la Agenda cultural de Cuenca debería ser reivindicada en aras del prestigio intelectual de la capital de la morlaquía. ¿Acaso no se pudo solicitar a algún escritor o escritora de la morlaquía, de esos que aman a Cuenca, ex toto corde, ex tota anima et ex tota fortitudine, que escriba un homenaje a la ciudad y se tuvo que pedir prestado una pluma esmeraldeña nada ilustrada y competente para infamar a la urbe y burlarse de la inteligencia de los cuencanos?
En la sección del directorio cultural se ha eliminado a la propia Galería de la Alcaldía de la sección en donde estaba emplazada para ubicarla como un sitio cultural, mientras se han dejado sorprender de astutos y audaces ciudadanos y ciudadanas de Cuenca que, con tal de hacerse publicidad en la Agenda cultural, hacen inscribir a determinados locales de la urbe que fungen de galerías y museos sin serlo; como por ejemplo, la llamada «Galería del Hotel Carvallo» que no es una galería, pues no cumple ni siquiera las normativas técnicas dadas por el ICOM para ser así llamada o el Museo del sombrero «Paredes Roldán» y el Museo Taller «La magia del sombrero» que no reúnen las condiciones técnicas que la UNESCO exige para ser clasificados como centros museísticos, más allá de que llamarles galerías o museos a esos espacios es ofender a la lengua de Castilla al utilizar un término inapropiado para definir lo que ni siquiera son proyectos de salas de exhibición medianamente habilitadas.
Finalmente, abyssus abyssum invocat, la Agenda cultural de noviembre tiene una serie de equivocaciones que han provocado múltiples reclamos ciudadanos. Por ejemplo, cuando se llega a la página 72 el lector se encuentra con un inserto de dos páginas que se «olvidaron» de numerar porque seguramente la introdujeron a última hora en la imprenta y alteraron la repaginación de la publicación, pues la página que debía ser numerada como 75, a causa de este atrevido inserto, lleva el número 73.
Seguramente, a causa de este error, las agendas culturales no circularon a tiempo, pues el sábado 1 de noviembre, en horas de la mañana no existían agendas en los principales sitios de distribución como el Museo Municipal de Arte Moderno «Luis Crespo Ordóñez», el Museo Municipal «Remigio Crespo Toral», la Biblioteca Municipal «Daniel Córdova Toral», el Museo de la antigua Catedral de Cuenca o iglesia del Sagrario o las oficinas del ITUR.
El Comité Permanente de Festejos ha reclamado por haber omitido en todos los programas organizados por este estamento municipal, los respectivos créditos que lo avalan y su presidenta, la concejala Mónica Piedra Sarmiento, ha protestado por haber excluido inclusive hasta su nombre en la página de créditos en donde se la debe de colocar, de manera obligatoria, en noviembre y en abril.
No ha existido una adecuada coordinación con el Comité Permanente de Festejos, coordinación que ha permitido en el año precedente que los cuencanos tengan a tiempo la publicación con los eventos perfectamente enlistados.
La lista de integrantes del Comité Permanente de Festejos que, por Ordenanza Municipal, son 17 instituciones presididas por la propia Alcaldía de la ciudad, ha sido eliminada de la Agenda cultural del mes de noviembre, hecho que ha provocado que algunas de ellas se encuentren molestas ante dicha exclusión. Es inaudito que no hayan podido al menos enlistarlas en una de las páginas de la Agenda : Alcaldía de Cuenca, Gobernación de la Provincia , CREA, Curia de Cuenca, III Zona Militar, Comandancia Provincial de Policía, Cámaras de Industrias, Comercio, Agricultura, Construcción y Turismo, Federación Deportiva del Azuay, Colegio de Periodistas del Azuay, Dirección Provincial de Educación, Federación de Barrios, Casa de la Cultura Ecuatoriana , Núcleo del Azuay y Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión.
Es inadmisible que en toda la agenda cultural y sobre todo en la lista de eventos del mes de noviembre existan terribles confusiones para el uso de las mayúsculas, faltas de concordancia entre sujeto y predicado y entre género y número, confusiones para la utilización de las comillas castellanas y horrorosas faltas de ortografía como cuando escriben «palo ensebado», «puerquito ensebado» o «bajo las cenizas de una poeta» olvidando que lo correcto es poetisa. No obstante, la lista de errores ortográficos es aún mayor y he decidido anotar, de verbo ad verbum, sólo las más graves, pues esta misiva se extendería ad infinitum….
En fin, Señor Alcalde, es lamentable que lo que más se olvide en la Dirección de Cultura del Ayuntamiento cuencano sea el prestigio de Santa Ana de los Ríos de Cuenca como «Atenas del Ecuador» y «Patrimonio Cultural de la Humanidad ». Los homenajes a la capital de la morlaquía no se pueden hacer alterando o contando mal la historia como lamentablemente hace la Agenda cultural de la Municipalidad de Cuenca.
Espero que usted sabrá tomar las medidas pertinentes para que este tipo de ignominias en contra de la urbe sean sancionadas y se conmine a quienes están a cargo de esta importante publicación cultural a realizarla con más decoro y conocimiento de materias culturales, históricas y lingüísticas. Es lo menos que los cuencanos podemos pedir cuando amamos de veras a la urbe con espíritu cívico, a punto de quererla siempre culta e ilustrada sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula saeculorum....
His cum affectibus tibi, Pax Christi,
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, apud flumina Tomebamba, ad initium mensis novembris, die VIII, currentis Anno Domini bismillesimo octavae, in sollemnitate Concha libertatis.
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