viernes, 29 de julio de 2016

AD MAIOREM DEI GLORIAM: UN POSTRE JESUITICO DE INMORTAL INFLUENCIA





In vesperas sollemnitate Sancte Ignatius/ En vísperas de la solemnidad de San Ignacio, queremos compartir, desde este espacio de CRÍTICA Y OPINIÓN CULTURAL, un postre salmantino de vieja solera y tradición in hispánica patria, el cual demuestra urbi et orbi, la gran influencia que los jesuitas han tenido in omnia Terra incluso en el ámbito de la Gastronomía, con la cocina y la repostería.


Amigos de la buena mesa, al parecer, en Salamanca volvióse legendario ad futuram rei memoriam un exquisito postre conocido con el nombre de «JESUITAS RELLENOS DE CREMA», el cual  debe la razón de su bautizo, secundum traditio/ según la tradición, al hecho de que fue un jesuita quien lo inventó in antiqua Hispania y, a pesar de que en 1767 aconteció la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los dominios de la corona española, por la Pragmática Sanción del rey Carlos III, la delicia jamás perdióse en la ciudad excelsa de Fray Luis de León.


Por ello, «COMO DECÍAMOS AYER», por citar, stricto sensu, la famosa frase célebre con la que el ilustre escritor castizo del Siglo de Oro de la lengua de Castilla retornaba a las aulas universitarias de la Universidad de Salamanca después de haber pasado la todopoderosa Inquisición Española, digamos hoy que los llamados «JESUITAS RELLENOS DE CREMA» siguen siendo una deliciosa golosina de la repostería salmantina que pervive in aeternum como muestra fidedigna de la influencia jesuitica ejercida en todos los campos del conocimiento ad maiorem Dei gloriam. Ergo, los «JESUITAS RELLENOS DE CREMA» están elaborados a base de una masa de hojaldre y un relleno de crema pastelera, teniendo ut supra/ en la parte superior una capa de almendras fileteadas en láminas.

El postre, Deo gratias, es un manjar exquisito que vuélvese apropiado para degustarlo acompañado de una taza de café o chocolate luego de una sabrosa comida, evocando a los hijos de San Ignacio de Loyola, aventureros, cultos e intrépidos para haber incursionado, sicut cervus ad fontes/ como el ciervo a las fuentes, en diversos campos de la cultura, dejando siempre una luminosa estela que refulge esplendorosa, sicut lumen in coelum/ como luz en el cielo, en el horizonte cultural de muchas regiones de la Tierra a donde llevaron sus afanes y sus sueños in historia mundi.


Y justamente, a fortiori, esa universalidad de la Compañía de Jesús, que hace de la orden religiosa su característica esencial en la propagación del reino de Cristo, buscando su mayor gloria, pervive rediviva ad initium tertio millenio en muchas regiones del planeta, adaptándose versátilmente a los diferentes contextos culturales. Por ello, es curioso, ad exemplum, que los «JESUITAS RELLENOS DE CREMA» adopten una interesante variación en Portugal, la antigua Lusitania in Roma antiqua, donde este delicioso postre rellénase de otros ingredientes que satisfacen siempre a los más exigentes paladares, elementos entre los que cabe citar al chorizo o el jamón, haciendo que la sabrosura de este producto de repostería no pierda su especial atractivo, más allá de su nombre jesuitico que recuérdanos que todo es ciertamente para la glorificación eterna del Señor, Providentissimus Deus, sicut dixit Sancte Ignatius, primus Praepositus Generalis Societatis Iesu.

OMNIA AD MAIOREM DEI GLORIAM

Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, super flumina Tomebamba, die XXX, currentis Anno Domini MMXVI, in vesperas sollemnitate Sancte Ignatii Loyola, in Anno Misericordiae.



POST SCRIPTUM: Publicamos, hic et nunc/ aquí y ahora, la exquisita receta de los «JESUITAS RELLENOS DE CREMA»

                PARA LA MASA:
•             100 gr Manteca
•             250 gr Harina
•             8 gr Sal
•             35 gr Levadura química
•             60 gr Maicena
•             1 ud Huevo
•             60 ml Leche
•             30 gr Azúcar glasé
•             30 gr Almendra laminada
•             Para la crema pastelera:
•             500 ml Leche
•             1 ud Vainilla en vaina
•             125 gr Azúcar
•             40 gr Maicena
4             unidades Yema de huevo

Comenzamos mezclando los ingredientes secos y le agregamos la manteca y deshacemos todo con una varilla hasta que quede granulado. Luego agregamos la yema y la leche amasando levemente. Espolvoreamos con la maicena y amasamos como si fuese una especie de hojaldre. Dejamos descansar por unos 10 minutos.

Ahora batimos la clara con el azúcar impalpable. Batimos levente solo para que los ingredientes se unan.

Engrasamos una placa de horno y extendemos la masa y dividimos en dos. Una de las partes las cubrimos con la clara y el azúcar glasé y ponemos unas cuantas almendras laminadas por encima. Las llevamos en la misma placa al horno por unos 10 minutos y 200ºC, hasta que la cubierta esté crocante, retiramos del horno y dejamos que enfríe. Entonces escudillamos la crema pastelera, ya fría, por encima de la masa sin en crocante, y tapamos con la masa crocante.

Para la crema pastelera:

En un cazo ponemos la leche junto con la vaina de vainilla, que habremos abierto a lo largo. Llevamos a ebullición, retiramos y reservamos. En un bol mezclamos el azúcar, las yemas y la fécula de maíz. Con unas varillas mezclamos todo hasta que quede perfectamente ligado.

A la mezcla anterior echamos poco a poco la leche sin dejar de remover. Una vez todo unido lo ponemos a fuego lento, removiendo constantemente hasta que espese. Retiramos y dejamos enfriar cubriendo con film transparente la superficie.

martes, 26 de julio de 2016

TERRIBILIS ET HORRIBILIS:UN BRUTAL ATAQUE A UN FICUS CUENCANO


Admirabilis in conchensis urbe, las plantas que adornan los rincones y espacios urbanos de Cuenca son espectaculares y delinean el paisaje natural de la ciudad cargada de alma en múltiples sitios que a veces son desapercibidos para la gente que vive estresada por el tráfago de la vida citadina. Ad exemplum, en la calle Hermano Miguel, frente al museo del monasterio de las Conceptas, uno de los balcones cuencanos más bonitos de la capital de la morlaquía posee una vigorosa planta de Ficus, de aproximadamente una década de vida, que es el atractivo especial de toda la manzana, junto con los infaltables geranios y hasta una medicinal planta de cedrón que vislúmbranse sobre el tejado de la casa como si coquetearan de felicidad en dicho natural espacio que es digno de un comentario in honorem Conchae.



Sin embargo, esto ya es historia, pues el día de hoy, martes 26 de julio, un desaprensivo ciudadano, con machete en mano, destruyó atrabiliariamente, per fas et per nefas, este bello espécimen vegetal sin importarle los años que deben pasar para que sea así de esplendoroso y grande. Por ello, es cuestionable la falta de sensibilidad de ciertos ciudadanos para atropellar a la naturaleza de la urbe ab irato, de la manera más violenta y cruel, investidos, dentibus albis, de total insensatez ante una planta que en nada molestaba sino fuera mas bien por adornar este singularísimo rincón cuencano que admira a cuantos pueden contemplarlo ex admirationem in puris naturalibus.



El resultado del ataque al Ficus permite inferir la brutalidad con que actúan ciertos individuos cuando no existe en ellos un sentido de la estética y una gran sensibilidad con las cosas más sublimes que ensalzan los corazones. Este grito desgarrador ante tan infame atropello sea un llamado a la conciencia, inter nos, para que la sensatez sea la característica esencial de todo ciudadano para respetar a la ciudad y cuidarla protegiendo, ex tota fortitudine, a sus especies naturales que permiten justamente que Cuenca sea un jardín florido ab aeterno et in patria aequatorianae.


Diego Demetrio Orellana

In Concha, mensis Iulii, die XXVI, currentis Anno Domini MMXVI, in Anno Misericordiae

miércoles, 20 de julio de 2016

SERGIO LÓPEZ: MULIERIS IN ARTIS AD CONTEMPLATIONEM NOSTRA



In via veritatis et secundum artem / En el camino de la verdad y según el arte, crear belleza es siempre una oportunidad para desarrollar la imaginación hasta las insospechadas fronteras de la creatividad que, con su rutilante chispa, permite concebir las más originales obras artísticas que subliman el alma in universa Terra.



Es lo que sucede siempre con los buenos artistas, como acontece con Sergio López, un californiano dotado de singulares habilidades para graficar la figura humana y, particularmente, el cuerpo femenino, que vuélvese ipso facto cual verdadero leit motiv de sus sorprendentes creaciones artísticas en las que el observador tiene, a ojos vista, una obra de sólida factura y auténtica facha por la que la mujer aparece, ad contemplationem nostra, cual icónico objeto de la belleza suprema in omnia humani generis.





Estamos pues ante una obra majestuosa que brilla con luz propia in excelsis, donde la figura central es la mujer que, prima facie, aparece desnuda pero recubierta de un delicado ropaje de flores y colores que llevan a percibírsela perínclita en un trabajo de agradable y sorprendente composición, mientras hay cierto erotismo que vuélvese recurrente en todas las creaciones de Sergio, evitando llegar a lo grotesco por utilizar la elegancia y el gusto estético como medios fundamentales para provocar la femenina narración artística que cada obra entraña per se.





De esta manera, en los proyectos plásticos de López todos los cuerpos femeninos por él creados encuentran un denominador común cuando aparecen montados en una atmósfera donde diversas figuras de flores atiborran los espacios pictóricos a la manera de wallpapers o protectores de pantalla para computadoras o, a contrario sensu, en forma de sutiles papeles tapices destinados a la decoración de paredes y muros haciendo que los elementos florales que exornan sus propuestas constituyan los símbolos por los que las obras conviértense en sui generis representaciones de la belleza femenina a capite ad calcem.





Condición preeminente de la obra de López es que cada una de sus creaciones aborda el desnudo femenino, desde una visión fotográfica, con un marcado realismo en las figuras representadas denotándolo como un experto dibujante y un buen artífice de la pintura para plasmar obras con excelentes elementos compositivos y una perspectiva que permite, en primer plano, apreciar la belleza femenina in veritatis splendor.





Y es que las decoraciones florales utilizadas en cada uno de los trabajos del artista son las que producen los especiales efectos de sus obras, creando el apropiado ambiente para que los cuerpos de las mujeres representadas adquieran versatilidad, en una lúdica forma, a través de la cual el artista devélase como un acucioso investigador del cuerpo femenino que, de momento ad momentum, adquiere inusitado movimiento tal como si estuviese en una acción escénica donde  refulge por su sólida presencia para los espectadores que contémplanlo redivivo in veritas et iustitia.





Característica esencial de esos detalles florales que exornan las hermosas siluetas de las mujeres representadas es el hecho de que cada una, por su variedad y no menos por su sutil delicadeza, está pintada en colores pasteles y al parapetarse sobre el cuerpo femenino permiten observarlo ex integro en su natural belleza, mientras hácenlo aparecer cual si la piel femenina estuviese plagada de tatuajes florales en una composición pictórica donde la luz y la sombra permítennos apreciar stricto sensu los originales detalles por los que colúmbrase que la belleza de las mujeres impacta y encandila a todos in historia mundi cuando en la esfera de las artes plásticas las féminas represéntanse como modelos ejemplares de las obras artísticas in perpetuum. Así ha sido en efecto desde siempre y así continúa siendo ad initium tertio millenio.





Otro peculiar detalle que débese remarcar a la hora de analizar la pintura de López es su buen talento para el dibujo de la figura humana y aunque no llega a la magistralidad excelsa de los grandes genios que en el mundo han sido tampoco quédase en la mediocridad del artista que sintiéndose incapaz para la representación de la figura humana escúdase en especiales efectos o ingresa al arte contemporáneo y sorprende con sus aviesas propuestas artísticas que muchas veces no son más que audaces tomaduras de pelo in communitate nostra.





Mas López es un dotado artista para manejar la figura del cuerpo femenino con creatividad y originalidad y así sus actuales propuestas realizadas con el efecto del papel tapiz hácenlo un sui generis actor del mundo de las artes plásticas. Sus pinturas, como lo hemos visto, cum accurata diligentia, céntranse primordialmente en los desnudos femeninos, con un excelente manejo de la pintura al óleo y grandes capacidades para el dibujo al carboncillo.






Ad concludendi, digamos que Sergio tiene a su haber otra cualidad: una gran curiosidad intelectual por la que es un permanente explorador de técnicas, medios y estilos. Sus desnudos han vuéltolo célebre in America septentrionalis y estas menudas pinturas al óleo inspiradas por el cuerpo de la mujer son de veras esplendorosas inter nos y catapúltanlo como un interesante artífice de la plástica mundial en una obra que desbórdase por su elegancia y su delicadeza para mostrar y proyectar magnas mujeres desnudas vestidas de tapices florales que exornan de hermosura a la belleza innata que ellas ya poseen a nativitate et ad vitam aeternam.

Diego Demetrio Orellana

In Concha, super flumina Tomebamba, mensis Iulii, die XIX, currentis Anno Domini MMXVI, in Anno Misericordiae

lunes, 11 de julio de 2016

EL LIBRO DE LAS BODAS DE PERLA «BORJA 1980 - 1986»




Ad futuram rei memoriam, el presente libro es una obra conmemorativa de las Bodas de Perla de la promoción de bachilleres 1980 – 1986, del colegio «Rafael Borja». Sin embargo, la publicación preparóse hace un quinquenio con motivo de la celebración de las Bodas de Plata de la graduación de esta tanda de borjistas, en el año 2011. Motivos varios confluyeron para que este proyecto editorial no vea la luz in illo tempore/ en aquel tiempo y hubo de transcurrir un lustro más para que hoy, en julio del año 2016, -justamente cuando nos reencontramos por los 30 años del grado de bachilleres-, decidamos publicarla ex tota anima nostra/ con toda nuestra alma, en la convicción de dejar una memoria escrita de la inolvidable época colegial vívidamente compartida inter nos en las aulas del Borja, bajo la égida jesuita que ha marcado a nuestras vidas de profundis.

Antiguo local del colegio «Rafael Borja», en Pumapungo/ 
Fotografía del Archivo de la Fundación Iglesia de la Compañía, Quito - Ecuador


11 de julio del año 1986: 
graduación de la promoción de bachilleres 1980 - 1986


Así pues, ab immemorabili, el 11 de julio del año 1986 nos graduábamos de bachilleres en el colegio «Rafael Borja» y hoy, 11 de julio del año 2016, a los 30 años de este acontecimiento, consignamos in scriptis, en esta obra bibliográfica, las más relevantes cosas de la ya lejana vida colegial, las cuales produjéronnos trepidantes emociones, cinco años atrás, en nuestras Bodas de Plata, acontecimiento que consolidó esta publicación que hoy hémosla actualizado debidamente a que finalmente se publique. De esta forma, prima facie, digamos que una serie de sensaciones insólitas revolcáronse en nuestros corazones a la hora del reencuentro con el grupo de compañeros con el que compartimos las aulas del «Borja» en nuestra adolescencia.




La obra no sólo compendia nuestra vida colegial, la cual no puede reducirse tan solo al mero recuerdo de las entrañables vivencias compartidas cuando éramos adolescentes y por eso, todas las experiencias vividas en aquellos ya lejanos años de la juventud en el Borja las rememoramos imbricadas en el contexto histórico que nos ha tocado vivir, al pertenecer todos a una generación que ha pasado por la humana existencia en un período de transición entre las postrimerías de la Guerra Fría y el surgimiento de la globalización. Ergo, las referencias a los hechos históricos del mundo, tanto como las múltiples anécdotas de la historia del país y las reminiscencias a ciertas cosas trascendentales que acontecieron en Cuenca, urbe semper amata, mientras éramos colegiales, entrelázanse como elementos que intégranse cual si el libro fuese como un caleidoscopio en donde percíbense una serie de cosas multicolores y policrómicas del mundo de la historia, la cultura, el arte y la ciencia, unidas todas para recrear que nuestro paso por el mundo no es casual, puesto que tenemos la obligación de construir una sociedad más justa y solidaria, gracias a la formación humanista y cristiana que hemos recibido con los padres jesuitas en el amado colegio «Rafael Borja» y que nos fraterniza permanentemente como un grupo de personas que vivimos una especie de «collegialitas afectiva» o «colegialidad afectiva» para cambiar el mundo.



En el año 2011, para la mayoría, fue la primera vez que volvíamos a vernos luego de 25 años de haber dejado el colegio para embaucarnos por diversos destinos en la vida. Para otros, a contrario sensu/ en sentido contrario, fue la posibilidad de verse una vez más con quienes caminan de cerca en el diario trajín de la existencia, mientras que para algunos el reencuentro acrecentó una amistad que perdura vigorosa, in aeternum, con el paso del tiempo.


Fotografía del R. P. Iván Lucero, SJ

Fotografía del R. P. Iván Lucero, SJ

Recorrer las avenidas de palmeras del campus colegial y contemplarlas más grandes de lo que fueron, luego de un cuarto de siglo de concluir la secundaria; recrearse con las familiares aulas, el inmenso espacio verde y los grandes patios del colegio, donde nuestra adolescencia volvióse como un sueño fueron cosas que quedáronse entrañablemente perennes en el alma.

Coliseo del colegio Borja/ Fotografía del R. P. Iván Lucero, SJ


Capilla del colegio Borja/ Fotografía del R. P. Iván Lucero, SJ


También, escuchar la Santa Eucaristía de la Dolorosa del Colegio «San Gabriel» en los 25 años de bachillerato, en el renovado coliseo de la institución educativa, el miércoles 27 de abril del año 2011; participar en el concierto «Los ex alumnos cantan al Borja», el jueves 28 del mismo mes; asistir a la «Santa Misa del ex alumno» en la recoleta capilla del colegio, el sábado 30, día postrimero del mes de la Madre Dolorosa fueron, asimismo, experiencias únicas vividas con gran fervor y espiritualidad ignaciana.


Ni qué decir tiene, del picnic conmemorativo para compartir gratos momentos en el paseo de las Bodas de Plata, en la misma jornada sabatina, donde fuimos partícipes de propicias ocasiones para vivir, in corpore et in anima, intensos sentimientos de nostalgia que retrotraíannos a las inolvidables épocas en que fuimos niños y jóvenes y correteábamos por estos espacios con la vitalidad y fogosidad propia de nuestros años mozos, bajo la dirección de los beneméritos padres jesuitas, nuestros preceptores de la Compañía de Jesús, orden religiosa a la que pertenece el colegio «Rafael Borja» en la capital de la morlaquía.




Volver a ver a ciertos legendarios profesores que, en el año 2011, aún bregaban como docentes dentro del querido colegio; estrechar las manos o compartir abrazos con quienes nos formaron como ciudadanos que procuramos «EN TODO AMAR Y SERVIR», tal cual decía San Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas, fueron cosas que compartimos ad summum en clara muestra de gratitud con los maestros que seguían convencidos de su misión educativa en el inolvidable colegio al que, tanto aquellos como nosotros, amamos con singular afecto, pero sobre todo con «grata recordationem» o «grato recuerdo».


Para muchos, el reencuentro de los 25 años fue causa de expectativa, alegría y complacencia. Así pues, los saludos multiplicáronse ad infinitum acompañados superlativamente de abrazos, risas, bromas y algarabía. Cierta fraternidad cundía en el ambiente y las emociones afloraban en los compañeros, producto de esa amigable atmósfera que contagiaba, inter nos et de profundis, hasta el fondo del corazón, las fibras más sensibles de las entrañas del alma.


Inauguración de la capilla del Borja: junio del año 1986


Y mientras las risas y expresiones de sorpresa advertíanse en los circunstantes afloraban en muchos de nosotros esas extrañas sensaciones que producen los recuerdos cuando retórnase al histórico lugar en donde acontecieron tantas aventuras juveniles de las que fuimos cómplices o protagonistas, in diebus illis, en aquellos lejanos años de la adolescencia.

Vista aérea del antiguo Pensionado «San Francisco de Borja»,
junto a la iglesia del Santo Cenáculo


Mas, exceptis excipiendis/ exceptuando lo que haya que exceptuar, el reencuentro fue quizás más entrañable e intenso con aquellos compañeros con los que compartimos también las aulas escolares, desde la primaria, en el inolvidable Pensionado «San Francisco de Borja», nuestra querida escuela jesuita junto al templo del Santo Cenáculo, íconos paradigmáticos de nuestra pueril edad. Con ellos, el instante cobró más significación, pues las viejas amistades surgidas desde la infancia sentíanse ya añejas cuando en las Bodas de Plata de nuestra graduación secundaria nos reconocíamos como adultos completamente formados y nos mirábamos en retrospectiva como compañeros que hemos caminado por la vida con esa amistad y afecto que nace en la niñez y consolídase en el tiempo, ad vitam aeternam, aún a pesar de que no hayan sido copiosas las oportunidades para encontrarnos con frecuencia.

Fotografía del R. P. Iván Lucero, SJ


Hoy, al entregar este libro renovado y actualizado para celebrar nuestras Bodas de Perla de la graduación en el colegio «Rafael Borja», es grato confirmar, in spiritus et veritas/ en espíritu y verdad, que la celebración de los 30 años transcurridos desde el 11 de julio de 1986, memorable día de la culminación de la secundaria, ha servido para acrecentar ese aprecio y cariño al querido colegio y descubrir, con rediviva alegría, que las enseñanzas recibidas en tan perínclita institución jesuita son el norte y la directriz de nuestro modus actuandi en todos los actos de la humana existencia, los que ciméntanse en la «ciencia», el «estudio», la «piedad» y la «fe», los cuatro pilares esenciales de la formación ignaciana que definen la calidad humana de la que podemos dar testimonio como ex alumnos de los jesuitas.
Fotografía del R. P. Iván Lucero, SJ


Y todo esto, bajo el amparo de la Madre Dolorosa, la «inolvidable Virgen de abril», como reza el último verso de la segunda estrofa del himno del amado colegio, «ad maiorem Dei gloriam/ a la mayor gloria de Dios», tal cual enseñaba San Ignacio de Loyola, el epónimo fundador de los jesuitas, sin descuidar que todo es ciertamente para la glorificación eterna del Altísimo y acontece por su voluntad omnímoda, pues ni las hojas de los árboles se mueven si no es por el poder de la Divina Providencia sicut erat in principio, et nunc et semper et in saecula saeculorum.

OMNIA AD MAIOREM DEI GLORIAM

Diego Demetrio Orellana

In Concha, super flumina Tomebamba, mensis Iulii, die XI, in honorem Mater Dolorosa Anno Misericordiae MMXVI

sábado, 9 de julio de 2016

EUDOXIA ESTRELLA: MAGNA MAGISTRA IN ARTIS


Ars gratia artis, un singular personaje de la morlaquía cumple hoy 91 años de vida, con una envidiable y admirable fortaleza física mientras su «sensus vitae» o «sentido de la vida» permítele experimentar todavía -en la vigorosa senda del arte- las exquisitas cosas que la existencia prodíganos diem per diem in communitate nostra.



Trátase de Eudoxia Estrella Ordóñez, quien nació el 9 de julio de 1925, en Cuenca, siendo hija del abogado y compositor cuencano, el Dr. Alfonso Estrella Marchán y de doña Eudoxia Ordóñez Zamora, una dama a quien -en el barrio de San Sebastián- considerábasela como una piadosa mujer, a punto tal que muchos de sus amigos y vecinos encomendábanle, ex tota fortitudine/ con todas las fuerzas, que llevara a la iglesia blancos cirios y frescas flores para que intercediera por ellos con sus oraciones e intenciones in nomine Domini.


Mas Eudoxia no es precisamente el verdadero retrato de su benemérita madre, pues es poseedora de un temperamento firme y, para muchos, in Concha et in mundum, es iracunda y rabiosa hasta los exacerbados límites de lo paroxístico, propalándose terribles anécdotas sobre su carácter cascarrabias y displicente que ha influido miedo y pavor in urbe nostra. La propia artista nonagenaria reconócelo cuando afirma in camera caritatis que hay quienes aseveran, a través de los tiempos, que «Eudoxia es querida y apreciada por muchos y odiada por no pocos».


Sin embargo, praeter opinionem/ contra toda expectativa, Eudoxia Estrella es un personaje al que hay que conocerla directamente in corpore et in anima para reconocer que detrás de su rostro adusto y su aparente severidad descúbrese una alma sensible que, en la edad provecta de la existencia, caracterízase por la sensibilidad que como artista ha delineado su modus actuandi in aeternum. Ciertamente que los años vividos intensamente, las duras experiencias que ella ha enfrentado por su particular condición de mujer aguerrida y pionera para muchas de las cosas que ha ejecutado en su vida, como el lanzarse a fundar la Bienal de Cuenca exempli gratia, la han condicionado para menguar esa rudeza y severidad por la que muchos han temídola hasta el punto de expavecerse a los límites insondables de lo inimaginable in perpetuum.


A fin de cuentas, in honorem veritatis, Eudoxia es una persona firme, frontal y directa, de temperamento fuerte, de naturaleza rebelde, de rostro adusto y austero, con una gran sensibilidad para las cosas más sublimes de la existencia. Al tratarla de profundis desvanécense todos los estereotipos que los prejuicios han provocado contra su persona, siendo grato corroborar, ex aequo/ de buen ánimo, que «no es tan fiero el león como lo pintan» aunque, la verdad sea dicha, debido a su firmeza tampoco es Eudoxia una mansa paloma mensajera, puesto que la injusticia es una de las cosas que hácela cambiar de genio volviéndose iracunda, con tenaces manifestaciones de león rugiente.


Su vida ha decurrido, admirabilis et originalis, en las esferas trascendentes del arte, que ha sido la razón de su existencia. Sus estudios elementales cursólos con las Hermanas de la Caridad, hijas de San Vicente de Paúl, en la Escuela Central «La Inmaculada». Ya desde niña prefigurábase su talento innato para la actividad artística y su indómita rebeldía por la que muchas ocasiones fue inclusive sancionada por las religiosas que no toleraban un temperamento tan díscolo en una niña que empezaba, desde sus iniciales años de escolar, a mostrarse deliberante y contestataria al status quo, rompiendo siempre esquemas incluso entre sus propias compañeras.



Cuéntase, ad exemplum, que celebrando una fiesta escolar para un bautizo de muñecas una niña pobre había traído, para compartir, un novísimo tocadiscos que sus compañeras no lo tomaban en cuenta, por preferir mas bien el tocadiscos que hubo de traer otra niña rica, hija de una familia acomodada de la urbe. Como había una pugna para no permitir que utilizárase el aparato musical de la muchacha pobre, Eudoxia impuso a sus compañeras una condición: «o se escuchaban democráticamente los dos aparatos o la fiesta concluía ipso facto» y, ab irato, como no hallábase el consenso debido, lanzó al suelo el mantel con las delicias listas a ser degustadas y puso fin a la fiesta por no concebir tanto egoísmo y discriminación en las niñas que eran partícipes del evento. Así, ab aeterno, anécdotas de este tipo -compartidas ampliamente en conversaciones profundas y visitas amigables en el barrio- fueron forjándola como un ser contestatario, cuya rebeldía ha sido, en cierta medida, el fons et culmen de su proficua labor y la clave de su éxito en su prolífica vida.


A temprana edad mostróse ya dotada para la pintura y con especial inclinación al arte, mientras prefigurábase su actividad artística en el horizonte cultural de la morlaquía, por lo que estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Cuenca, delinéandose, ex tota veritas, una singular vocación para pintar, que la hubo de llevar a consagrarse como artista de gran presencia en el medio local y nacional. Pronto iría luego a la docencia en el colegio «Manuela Garaicoa de Calderón», en donde era una de las más eficaces colaboradoras de Dolores J. Torres, epónima educadora azuaya de grata recordationem in conchensis urbe.


Uno de los capítulos más espinosos de su existencia fue el romance con Guillermo Larrazábal Arzubide, autor de algunas de las vidrieras de la Catedral Nueva de Cuenca, nacido en México en 1907, pero de origen vasco, con quien Eudoxia forjó un hogar en donde el arte era como el termómetro de todas las cosas. A comienzos de la década de 1950, cuando la Catedral de la Inmaculada Concepción de la capital azuaya estaba ya prácticamente levantada en su estructura arquitectónica, pensóse en contratar la elaboración de sus vitrales en Europa y, para ello, el entonces canónigo Manuel María Palacios Bravo, quien desempeñábase como constructor del templo catedralicio, fue comisionado por la Diócesis de Cuenca para cumplir tal cometido y encontrar en la Madre Patria a los artistas que debían concluir la inmensa empresa ad gloriam Domini.


A fin de cumplir su responsabilidad, ex tota anima prudentissima, Palacios Bravo viajó a Europa y en España gestionó la venida de 3 artistas españoles para concluir el templo catedralicio. Uno de ellos era Guillermo Larrazábal, quien fue contratado para hacer los vitrales de la grandiosa catedral cuencana. Esta hubo de ser la razón por la cual el artista dejó España para arribar a la capital azuaya en mayo de 1955, en compañía de su esposa, Purificación Gordovil, a quien dejó después, ya que en el medio cultural cuencano conoció a Eudoxia Estrella, artista cuencana, con quien compartió hasta su muerte sus aficiones e intereses artísticos.


A capite ad calcem/ De la cabeza a los pies, Eudoxia fue junto a Larrazábal la compañera ideal para crear, secundum artem, aquel sus vidrieras, sus óleos y hasta fotografías, mientras ella convirtióse en una de las acuarelistas más reconocidas de la ciudad Atenas del Ecuador, apud flumina Tomebamba, ejecutando siempre sus creaciones con talento y maestría, habiendo creado bellas obras que denotan una fina sensibilidad y un exquisito sentido artístico, con únicas experiencias que guiaron sus trabajos in vita suam.


A la muerte de Guillermo, en 1983, Eudoxia hubo de seguir en el arte y, para aplacar el dolor de la partida de su compañero, entregóse decidida y firme para fundar la Bienal de Cuenca, mientras era ya la directora del Museo Municipal de Arte Moderno, cargo que lo mantuvo hasta el año 2010, desde cuando vive retirada de sus funciones públicas, en su casa, rodeada de libros, de plantas y flores y embebida diariamente en lecturas y creando siempre, in honorem artis, curiosas cosas que aún fórjanse con su vigorosa curiosidad intelectual.


Amante del arte, de la lectura, de la naturaleza y la buena música, Eudoxia es también una hábil pianista que ha deleitádose, diem per diem, con la interpretación musical de obras varias de la música. Hoy, ya casi no toca el piano pero sabe la fuerza expresiva que prodiga la música a todos cuantos la apreciamos ex tota anima nostra.






Ad bene placitum, entre libros, arte y naturaleza, Eudoxia Estrella Ordóñez, artista epónima de Cuenca, vive intensamente sus momentos más hogareños, en compañía de su amigo fiel, un halagüeño perro rescatado al que bautizóle como «Chico» y que, diem per diem, ha vuéltose su leal compañero. A todas luces, la acuarelista cuencana, admirabilis semper, a sus 90 años de edad, sigue siendo un sol refulgente en el horizonte cultural y artístico de la capital de la morlaquía.




Rodeada de hermosas plantas disfruta y convive con la naturaleza, in domus suam, mientras su particular condición artística hácela un ser que posee un gran espíritu contemplativo y un genial sentido estético que admira, ex tota sinceritas, a todos cuantos pueden descubrir estas valiosas cualidades que hácenla sui generis in urbe et in patria nostra.


Mas en los actuales tiempos, ad initium tertio millenio, hay algo por lo que Eudoxia Estrella es un ser de particulares sensibilidades cuando todos los días, a la una de la tarde, es partícipe de una costumbre que cúmplela devotamente, cual si fuese un ritual digno de celebrarse ad sollemnitatemY es que Eudoxia alimenta a las palomas del parque de San Sebastián con una atención que es de veras admirabilis y desde todo punto de vista es amabilis in anima et in vita suam. Previamente, tal como si detectaran la hora, las palomas comienzan a llegar a la casa de la artista colocándose en el techo de la gran edificación patrimonial que es atracción permanente del parque de San Sebastián in urbe nostra.



No pasan muchos minutos, antes de la una de la tarde, para que el techo de la vivienda conviértase en un palomar que admira y encanta a todos quienes pueden observarlo ad contemplationem con espíritu sensible in naturalis ordinis.


Cuando son exactamente las 13:00, las palomas descienden desde el techo de la casa de Eudoxia y pósanse en el portal de la vivienda listas para recibir a la artista, quien todos los días del año tiene listo, a esa hora, una buena ración de trigo y maíz para las palomas mensajeras, de la especie Columba nuntia, singulares y cotidianos visitantes de Eudoxia in domus suam.


Cuando la artista sale de su vivienda y empieza a regar el alimento en el piso las palomas aumentan in crescendo y acércanse confiadamente hacia su amiga, la cual degusta ad summum de esta vivencia personalísima que hácela originalis in veritas semper fidelis.




Las imágenes de Eudoxia Estrella alimentando a las palomas son como para proferir in stricta veritas: «SINITE COLUMBAS VENIRE AD ME/ DEJAD QUE LAS PALOMAS VENGAN A MÍ», por cuanto esta faceta de la vida de la artista, quizás desconocida por muchos pero muy decidora de su espíritu sensible, refléjanos in veritatis splendor que, en el horizonte cultural cuencano, Eudoxia Estrella Ordóñez podría ser conocida, además de su prolífica y copiosa trayectoria, como la «dama de las palomas»  in Concha et in universa Terra, siendo de veras ésta la cosa que identifícala cum clara lux como una mujer cuya sensibilidad es aleccionadora, al servicio del arte, al que ha consagrado su vida ex integro, siendo de Cuenca, urbe semper amata, una de sus egregias hijas in patria aequatorianae.


Diego Demetrio Orellana

Datum Concha, mensis Iulii, die IX, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXVI, octava Dominica XIV per annum.

OPINIONES CIUDADANAS

DE: Carlos Freire Soria   
Julio 12/ 2016 a las 5:15
Para: DIEGO DEMETRIO ORELLANA

Elocuente, y sensible esbozo de Eudoxia. ¡Un abrazo, Dieguito querido!

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