sábado, 22 de mayo de 2010

SURSUM CORDA: «CUENCA PATRIMONIAL»: UN LIBRO HISTÓRICO PARA SANTA ANA DE LOS RÍOS DE CUENCA


SURSUM CORDA:


El 1 de diciembre del año 2009 se conmemoró el X aniversario de la inscripción del Centro Histórico de Santa Ana de los Ríos de Cuenca en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Para conmemorar este histórico acontecimiento el I. Concejo Cantonal de Cuenca declaró al año 2010 como AÑO JUBILAR DE LA DECLARATORIA DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTA ANA DE LOS RÍOS DE CUENCA COMO PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD.


Con este motivo, cum magnum gaudium, la Ilustre Municipalidad de Cuenca entrega a la comunidad una obra intitulada «CUENCA PATRIMONIAL», la cual constituye, ad perpetuam rei memoriam, un homenaje a la capital de la morlaquía y está destinada a contribuir para desarrollar el concepto de que el Centro Histórico de nuestra ciudad no es algo que nos pertenece tan sólo a nosotros sino que, en tanto es un bien auténtico y excepcional, dadas sus características culturales, es de propiedad de todos nuestros congéneres en el mundo en el que vivimos, al igual que cualquier otro lugar o sitio que ha sido declarado en esta condición.







Once autores muy conocidos en la ciudad escriben, in honorem urbis semper fidelis, desde cada una de sus experticias, diversos temas sobre asuntos patrimoniales de la Atenas del Ecuador, mientras –in memoriam- se reproduce un precioso ensayo intitulado «Cuenca de los Andes», de la autoría de Hernán Crespo Toral, eminente cuencano que fue uno de los artífices de la declaratoria patrimonial de Cuenca y valioso defensor del patrimonio cultural de la ciudad y el país.






Los otros ensayos son: Cuenca y sus valores patrimoniales, de Fausto Cardoso Martínez; Cuenca: valores, realidades y retos, de Diego Jaramillo Paredes; Árboles de Cuenca y Patrimonio Cultural, de Diego Demetrio Orellana; El valor patrimonial de la fotografía, de Felipe Díaz Heredia; El Museo es el rostro de la memoria, de Andrés Abad Merchán; Cuenca, una ciudad de memoria, de Gabriela Eljuri Jaramillo; Atenas intangible, de Catalina Sojos Mata; Cocina cuencana: identidad e intercambio, de Juan Martínez Borrero; Elementos de valoración del patrimonio musical, de Michurín Vélez Valarezo; Apropiación ciudadana de Cuenca patrimonio, de Leonardo Torres León: A los temas antedichos se adicionan dos ensayos intitulados Artes cuencanas y patrimonio cultural y Cuenca: Tomebamba, Paucarbamba y Guapdondelig, los cuales son una contribución de la Dirección de Áreas Históricas y Patrimoniales de la I. Municipalidad de Cuenca para la obra conmemorativa en honor de la ciudad patrimonial mil veces amada.




Finis corona opus, la obra tiene 184 páginas y está diseñada de manera sobria, con singular gusto y sentido estético, con 157 fotografías inéditas que la engalanan y complementan al alto contenido de calidad intelectual. A la vez, se trata de una edición bilingüe, pro mundi beneficio, ya que el libro ha sido traducido íntegramente a la lengua inglesa, con el objetivo de que su difusión sea más amplia y llegue tanto a los ciudadanos que se interesan por asuntos patrimoniales como a las instituciones, bibliotecas y centros culturales de la ciudad y el país, a más de las alcaldías de todas las ciudades patrimoniales del mundo.





En la publicación se incluyen algunas fotografías e imágenes históricas que han sido prestadas por archivos públicos y privados que atesoran importantes testimonios documentales sobre el patrimonio cultural de la capital de la morlaquía, mientras algunas de las imágenes publicadas reproducen especiales rincones cuencanos que resaltan, ex admirationem, detalles importantísimos de los bienes patrimoniales de la tercera ciudad de la república.





Desde esta perspectiva, la primera década de vida de Santa Ana de los Ríos de Cuenca como ciudad «Patrimonio Cultural de la Humanidad» representa in stricta veritas- un punto de llegada y de partida en el proceso de concientización ciudadana que permite salvaguardar mejor a los bienes patrimoniales de una ciudad que ha sido siempre, pro humani generis, un relicario de belleza y cultura para todos quienes tienen la suerte de vivir en este suelo pródigo de valores culturales y para aquellos que, allende los mares, llegan como visitantes que se embelesan y extasían ante los atributos patrimoniales de nuestra querida Cuenca.






Esta obra representa entonces, a fortiori, un homenaje de admiración para la ciudad cargada de alma, Patrimonio de la Humanidad y centro de especiales manifestaciones espirituales que han contribuido, in aeternum, para forjar su fuerte personalidad e identidad.

La declaratoria del Centro Histórico de Santa Ana de los Ríos de Cuenca como «Patrimonio Cultural de la Humanidad» es de fundamental importancia para las cuencanas y cuencanos, pues debe acrecentarse la conciencia de que vivimos en un sitio geográfico pródigo de belleza, in puris naturalibus, y pletórico de valores culturales, en el que se han forjado obras que nos distinguen de otros pueblos, nos dan identidad y deben conservarse para el bienestar de todos los habitantes del planeta.





¿Qué existe en común entre las pirámides de Egipto, el Parque Nacional de Iguazú y la Catedral de San Pedro del Vaticano? ¿Entre Machu Picchu de los antiguos incas de los Andes, el Monte Saint Michel y el Centro Histórico de Cuenca? Sin duda, pocas cosas, salvo el hecho de que se tratan de monumentos y lugares prestigiosos cuya desaparición sería, ipso facto, una pérdida irreparable para el mundo y para cada uno de nosotros.




Todos estos sitios y monumentos están inscritos, ad initium tertio millenio, en la Lista del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO- y son maravillas del mundo que no tienen que desaparecer por ninguna razón, por lo que existe más bien una obligación de los habitantes del planeta para precautelarlos.

La historia reciente prodiga múltiples ejemplos de los peligros existentes para la desaparición de estos tesoros. Recordemos, tan solo, gementes et flentes, los ataques en contra de los talibanes en la guerra de Afganistán, que despedazaron las milenarias pirámides de Buda, o el saqueo de Bagdad en la guerra del Irak, que hizo desaparecer innumerables bienes culturales de la antigua Sumeria, considerada una de las primeras civilizaciones del mundo en que vivimos.





Y en nuestra querida Cuenca, los ejemplos no pueden dejarse de mencionar. ¿Cómo entender, por ejemplo, que por falta de conciencia patrimonial se destruyeron alguna vez, el convento, iglesia y colegio de los Sagrados Corazones para construir los multifamiliares del Corazón de Jesús? ¿Cómo dejar de lamentar la desaparición de algunas edificaciones que ya no están y que eran excepcionales como bienes patrimoniales, tales como la Casa de los devotos de Tierra Santa, la antigua Gobernación de la provincia, el antiguo Ayuntamiento cuencano, el viejo Carmen Bajo de Cuenca, la villa Rosa Elena o la mutilación que sufrió, ex abruptum, el mismo Carmen de la Asunción, cuando hacia las calles Benigno Malo, Presidente Córdova y parte de la misma Padre Aguirre desaparecieron amplios jardines y edificaciones coloniales para dar cabida a aquellos edificios, de la década del 70, los cuales, dicha sea la verdad, no han podido suplantar la excepcional atmósfera existente en dicha manzana, antes de su construcción?



La Convención del Patrimonio Cultural y Natural de la UNESCO intenta definir ese patrimonio común, de calvo ad calvum, confeccionando la Lista del Patrimonio Mundial, en la cual se encuentra inscrito el Centro Histórico de Cuenca, desde el 1 de diciembre del año 1999.

Un bien cultural tiene que ser auténtico y sui generis, mientras debe haber ejercido una gran influencia, o aportar un testimonio único o estar asociado a ideas o creencias universales, o constituir todavía un eminente ejemplo de hábitat humano tradicional representativo de una cultura.





Para la Declaratoria del Centro Histórico de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad se consideró que la urbe ha consolidado un auténtico sitio en el que, cum gratia et splendor, la mano del hombre ha desarrollado importantes edificaciones unificadas con un espacio geográfico natural excepcional y un grupo humano con sólidas tradiciones culturales que otorgan identidad a nuestra comunidad.





El gobierno local tiene dentro de sus propósitos, ex toto corde, proteger el Patrimonio Cultural de la ciudad y por ello considera que la educación de la comunidad a la que sirve es fundamental, a fin de que los habitantes de la urbe tomen conciencia de que el Centro Histórico de Cuenca debe ser preservado y restaurado, mientras varias acciones de conservación se ejecutan constantemente.





Por otra parte, el apoyo a las expresiones culturales del patrimonio intangible se consolida a través de acciones solidarias del gobierno local para preservar las tradiciones culturales como el Pase del Niño, el Corpus Christi, el Carnaval cuencano, la fiesta de los Santos Inocentes, las tradiciones de la festividad de los fieles difuntos y las celebraciones de la Semana Santa con sus típicas costumbres definidas en la música, la gastronomía o el folclore.



In honorem Concha, Patrimonium Culturalis in Mundi et gratias Deo et suam Divinam Providentiam, la obra es un excelente aporte bibliográfico para la «Atenas del Ecuador», urbe que ha mantenido, pro Patria et Deo, una fuerte presencia cultural como centro incomparable de producción intelectual y los ensayos que los lectores pueden encontrar, caput per caput in magnum liber, grafican, in spiritus et veritas, los múltiples aspectos por los cuales la ciudad cargada de alma bien puede sentirse ufana de su título de «Patrimonio Cultural de la Humanidad».



Por todo ello, la valoración de nuestro patrimonio es un deber cívico e imperativo para todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo y su concienciación crea también importantes valores ciudadanos que debemos cultivar como habitantes de una ciudad patrimonial, dueña de un rico acervo que está al servicio de todo el género humano y el libro «Cuenca Patrimonial» intenta contribuir a este magnánimo propósito in honorem Concha, Patrimonium Culturalis in Mundi, ad maiorem Dei gloriam.




DIEGO DEMETRIO ORELLANA

Datum Concha, super flumina Tomebamba, in Annus Sacerdotalis in memoriam CL anniversaria Dies Natalis Sancte Ioannes Maria Vianney, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, mensis maii, die quartum supra vicesimum, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus decimus, in sollemnitate Benedicta Maria Virgo, Auxilium Christianorum.

domingo, 16 de mayo de 2010

IN SOLLEMNITATE LINGUA LATINA

«IN SOLLEMNITATE LINGUA LATINA»




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«DÍA MUNDIAL DE LA LATINIDAD»




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15 DE MAYO DEL AÑO 2010









La UNESCO proclamó el «DÍA INTERNACIONAL DE LA LATINIDAD» el 14 de diciembre del año 2000, para que la efeméride sea celebrada el 15 de mayo de cada año, en la festividad de San Isidro Labrador, a fin de que las naciones del mundo contemporáneo construyan mecanismos para preservar el acervo cultural latino, del que son herederas, para proyectarlo hacia el futuro.





En los actuales tiempos contemporáneos de la globalización, hay quienes piensan que el Latín ha muerto y que su permanencia en nuestra cultura es sólo una reminiscencia de un glorioso pasado que no puede retornar. Creyendo entonces que lo que ya pasó se entierra, quienes así opinan actúan con liviandad o ligereza y descuidan de considerar que la latinidad está presente en nuestras vidas, de manera cotidiana, en los múltiples aspectos de la cultura occidental en la que nos desenvolvemos, quienes vivimos en los iniciales años del siglo XXI.



Por ello, festejar la latinidad no es aferrarse al pasado considerado como una época de oro de la humanidad o algo que no debe revivirse. No obstante, en el Día Mundial de la Latinidad es pertinente hacer una reflexión profunda sobre la importancia de la cultura latina en nuestras vidas, puesto que de ella hemos heredado señas particulares de identidad, ora en la lengua castellana, ora en las artes, ora en las ciencias, ora en la religión cristiana y en las diversas manifestaciones culturales que nos son propias.


Cum reverentia et sapientia, habremos de decir que si se conocen las fuentes de nuestra lengua de Castilla, muchas expresiones se iluminan al sólo escucharlas. Por esta razón, las palabras castellanas que tienen origen en la lengua latina son como los planetas, en el cielo estrellado, que brillan en la noche reflejados por la luz de las estrellas que poseen luz propia.




Decimos, por ejemplo, «A calvo ad calvum», «a fortiori», «a posteriori», «a priori», «ad absurdum», «ab aeternum», «ab imo pectore», «ab initium», «ad finem», «ad infinitum», «ad libitum»,« alter ego», «bona fides», «carpe diem», «consumatum est» o «curriculum vitae» y nadie habrá de negar que la vigencia de la latinidad está presente en nuestra cultura.



La lengua latina tiene una cierta estabilidad, respecto a las lenguas habladas cotidianamente, en las cuales las palabras cambian de matices y de sentido, todo el tiempo y a veces, de manera inapropiada. El Latín tiene la característica de poseer palabras y expresiones que mantienen su sentido, de generación en generación et semper cum admirabilis essentia. Sea dicha la verdad, algunas de las modernas universidades del planeta aprecian esta característica y varios de sus títulos solemnes están en Latín, aunque muchos de estos centros de estudio no se encuentren propiamente en países de cultura latina. Ello prueba, la universalidad de la cultura latina.


Sólo hay que mirar a nuestro alrededor y contemplar las huellas profundas de la latinidad en asuntos tales como las artes, la ciencia, la lengua y la religión para descubrir que es imposible desentrañarse de la influencia de la latinidad en nuestra cultura.


Verbi gratia, la vigencia del Latín demuestra su permanente vigor y fortaleza cuando los hispanohablantes nos comunicamos cotidianamente con nuestros prójimos, pues sólo en la lengua de Castilla, más del 70% de las palabras tienen origen etimológico en aquella, no se diga en el Italiano, el Francés, el Portugués y el Romanche, lenguas romances que tienen como madre nutricia a la bella y sempiterna lengua latina y cuyos hablantes se enfrentan también, en forma diaria, con la cultura latina.





Por otro lado, todavía el Latín es la lengua de la ciencia. Es imposible negar que por todos los recovecos de la Historia, de la cultura y sus expresiones artísticas, por todas las ciencias como el Derecho, la Filosofía , la Teología , la Botánica , la Medicina , la Química y otras disciplinas adláteres, la lengua castellana tropieza constantemente con la bella, culta, sempiterna e incomparable lengua latina.



En la Botánica como en la Medicina, los nuevos descubrimientos exigen que sus nombres sean escritos en este idioma culto y refinado, mientras en el Derecho, los abogados continúan invocando apotegmas y frases latinas, tanto en los escritos procesales de mero trámite como en las resoluciones judiciales y las profundas obras jurídicas que se preparan todo el tiempo para desarrollar la Jurisprudencia como ciencia que se renueva diem per diem.


El Latín, en efecto, sigue vivo y por más que muchos ciudadanos del mundo contemporáneo se rasgan las vestiduras y sacuden el polvo de su sandalias para decir que la lengua ha muerto, los nuevos inventos de modernas ciencias como la Informática, la Nanotecnología, la Telemática, recurren a la lengua latina para apellidar los actuales descubrimientos.


Así entonces, la telecirugía y el Internet, por ejemplo, pueden recurrir sin problema a la lengua latina para hablar de cosas contemporáneas con admirable precisión semántica. Hoy en día se pueden encontrar palabras en Latín para el siglo XXI, con las cuales nombramos cosas del mundo contemporáneo; ad exemplum, aeropuerto o «portus aeris». De igual manera, podemos decir: «osculari in linea» o coquetear en línea; inclusive, exceptis excipiendis, se puede ser severo en la pluma e insinuar en Latín clásico, a la manera de Cicerón, Ovidio y Cátulo.



Verbi gratia, la siguiente lista de vocablos neolatinos contemporáneos refleja la versatilidad, la solemnidad, la belleza y el donaire de una lengua tan viva como inmortal y representa la confirmación de que la latinidad es –qué duda cabe- un hecho singular en la historia de la humanidad.


En nuestros días, por ejemplo, la palabra quirófano es el vocablo latino «chirurgium», mientras el SIDA, que es una de las enfermedades mortíferas de la humanidad presente, es el «Síndrome Comparati Defectus Immunitatis» y las siglas para llamarlo serían SCDI en la lengua ciceroniana.


Ciertos inventos modernos y tecnológicos encuentran en el Latín adecuados nombres propios como para evitar los préstamos anglófonos que afectan a la esencia de la lengua castellana. Así, la aspiradora puede ser llamada «pulveris hauritorium», mientras la estación espacial se podría nominar como «astropolis». Asimismo, uno de los indispensables aparatos de las presentes generaciones es el teléfono celular o móvil, el cual es conocido, en la bella y culta lengua latina, como «telephoniolus» o «telephonicium cellulare».



Un utensilio tan común para los habitantes del mundo contemporáneo lo constituye el esferográfico o bolígrafo, el mismo que, en la lengua latina, es el «sphaerigraphum». Y para quienes usamos el computador, es conveniente recordar que este aparato es el «computatrum», el cual es el instrumento idóneo para que podamos navegar por «internetum» (Internet) en el «cyberspatium» (ciberespacio).




En nuestra época, muchos ciudadanos ya no quieren hacerse cargo de sus padres cuando éstos han llegado a la ancianidad y los recluyen en un «gerontotrophium», término con el que se puede llamar, en Latín, a los actuales asilos de ancianos o centros geriátricos.





El juego moderno llamado «backgammon» puede ser bautizado como «nerdiludium» y en un mundo en donde las guerras siguen siendo utilizadas en contra de los hombres, no nos habremos de admirar si a la bomba conocida como «cóctel molotov» se la llama «ampulla Molotoviana» y a la bomba atómica se la denomina «pyrobolus atomicus».






Sentimos la fuerza expresiva de la lengua latina cuando evaluamos el tiempo para decir un «annus horribilis», o comentar ante la necesidad de respetar los gustos y creencias ajenas, pues «de gustibus et coloribus non est disputandum»; mientras la inmortal lengua pervive rediviva en alguien que se ha graduado «summa cum laude».



Si los ciudadanos de la época actual van a una escuela para aprender a conducir están asistiendo a una «schola autocinetica», lugar en donde aprenden el manejo de una «birota automataria» (moto), un «autocinetum» (coche), el cual puede tener una «sedecula puerilis» (sillita de seguridad para niños).



Si requerimos ir al banco estamos iendo a la «argentaria» y en este lugar podemos solicitar una «charta creditoria» o tarjeta de crédito. Luego, si vamos de compras podemos llegar al supermercado, una palabra que viene del Inglés, en donde su referente es «supermarket», pero que en la lengua latina es «pantopolium» y en este sitio podemos hallar alimentos tan romanos como la «pasta vermiculata» (espaguetis) o la «pasta tubulata» (macarrones).





Sin embargo, nil desperandum, hay una razón más por la que la lengua latina sigue viva y pletórica de fortaleza en nuestros días: en pleno siglo XXI y gracias al ilustrado, erudito y cultísimo Sumo Pontífice Benedicto, por la Divina Providencia Papa XVI, felizmente reinante, el Latín sigue siendo la lengua oficial de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la cual tiene más de 1.100 millones de fieles en el mundo, quienes al estar en permanente contacto con las comunidades parroquiales a las que pertenecen, se interrelacionan todo el tiempo con la lengua latina y su permanente influencia cultural en el planeta entero.



Ad initium tertio millenio, se publican hoy varias revistas en Latín y se emiten programas de radio y de televisión en este idioma. La Radio y Televisión Vaticana, por ejemplo, emite diariamente múltiples programas en lengua latina, los cuales son sintonizados por millones de católicos en la Tierra.




Mas para nosotros, los hispanohablantes, hijos naturales de la latinidad, es una pena que una lengua moderna como la nuestra recurra permanentemente al Inglés y otros idiomas extraños para dar nombres a una serie de palabras contemporáneas que, como acabamos de ver ut supra, no tienen ningún problema de ser nombradas en la inmortal lengua latina, madre nutricia de nuestra hermosa lengua de Castilla. Es una lástima que el Latín haya desaparecido de los centros de enseñanza, tratándose de un idioma cuyo conocimiento permite una mirada al pasado para adquirir otra visión más completa del presente, mientras traducir al o del Latín otorga una flexibilidad mental única.



Así entonces, hoy decimos World Wide Web (WWW), cuando muy bien podemos llamarla como: «Tela Totius Terrae (TTT)», mientras hemos importado términos híbridos del Inglés, los cuales son anglicismos que alteran la esencia de la lengua de Castilla y entre los cuales están, por ejemplo, «striptease» para no decir «nudatio», «whisky» para evitar su referente latino «vischium», «baby sitter» en vez de la palabra latina «infantaria», «mountain bike» en lugar de «birota montana», «Latin lover» en reemplazo de «mulieriarius Latinus», «boy scout» para no decir «puer explorator» y «Wikipedia», la enciclopedia de Internet que no es siempre tan confiable, pero a la que todos acuden sicut cervus ad fontes y que perfectamente puede tener origen etimológico latino como «Vicipaedia».





«Lingua latina lingua angelorum est…/ La lengua latina es la lengua de los ángeles…», se ha dicho desde inmemoriales tiempos y por ello, ¿no deberían los habitantes de las naciones de cultura latina estar conscientes del rico acervo y esa «veterum sapientiae» de la latinidad?



De esta manera, muchos ciudadanos a nuestro alrededor temen reparar que el Latín del tercer milenio de la era cristiana, con una gran precisión semántica y gracias a su versatilidad, sigue siendo una lengua sempiterna y rediviva para hablar nunc et semper, ad proximum, urbi et orbi et in saecula saeculorum.





Lingua latina non mortua est
¡Vivat lingua latina!

DIEGO DEMETRIO ORELLANA


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Datum Concha, super flumina Tomebamba, in Annus Sacerdotalis in memoriam CL anniversaria Dies Natalis Sancte Ioannes Maria Vianney, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, mensis maii, die decima ac quinta, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus decimus, in sollemnitate Diem Mundialem Latinitas.