miércoles, 1 de agosto de 2018

AGOSTO





In historia mundi ad omnes gentes, agosto es un mes muy especial pues su poético nombre es ya una invitación a descubrirlo con una apasionante historia ad gloriam aeternam. Ergo, en el calendario gregoriano agosto es el octavo mes del año y tiene 31 días. No obstante, en el antiguo calendario de la Roma imperial llamábase «sextilis», in lingua latina, debido a que era el sexto mes del año, el cual comenzaba en marzo.

César Augusto

La historia del origen de este mes está relacionada con el emperador César Augusto y para comprenderla, in extenso, es pertinente revisar los siguientes hechos:

Un cuarto de siglo antes de Cristo reinaba en la Roma milenaria el emperador «Augustus Octavio», sobrino nieto de Julio César y más conocido como «Octavio Augusto» en nuestra lengua de Castilla. La Historia ha considerádolo como el primero y el más importante de los emperadores romanos, aunque él mismo no consideróse como tal durante su reinado prefiriendo utilizar el título republicano tradicional de «prínceps civium»; esto es el primero de los ciudadanos in latina traditio semper vivens.

In Roma aeterna, su verdadero nombre era Cayo Octavio Turino. Su padre llamábase tal cual: Cayo Octavio Turino y provenía de una familia respetable del orden ecuestre. Ejercía el cargo de gobernador de Macedonia. Su madre, por su parte, llamábase Atia Balba Cesonia y era sobrina del gobernante de facto de Roma, Cayo Julio César, hija del matrimonio entre Marco Atio Balbo y Julia César (hermana de Cayo Julio César). En el año 45 antes de Cristo, Julio César, sin hijos legítimos, en su testamento, adoptó como hijo a su sobrino nieto, quien tomó el nombre de «Caius Iulius Caesar Octavianus» in sempiterna lingua latina. En nuestra vigorosa lengua de Castilla tradúcese  el epónimo nombre como Cayo Julio César Octaviano. In illo tempore tenía pues 18 años.



Post factum, luego de casi dos décadas turbulentas de guerras y disturbios, el 16 de enero del año 27 antes de Cristo, el Senado romano, por aclamación, lo bautizó in lingua latina como «Caius Iulius Caesar Octavianus Augusto».

La palabra latina «Augustus» es un título religioso que no denotaba autoridad política, pero que confería al «Princeps civium» un estatus sagrado que colocaba su cargo y sus decisiones en un rango casi divino. Según el contexto socio-religioso de la época, el título simbolizaba la autoridad de Octavio sobre la humanidad entera y trascendía superlativamente cualquier definición de su estado constitucional.



Además, la dignidad de «Augustus» servía para fomentar una transición hacia un reinado pacífico, en contraste con la ola de terror que habíale llevado al poder bajo el nombre de Octaviano. Era la famosa «Pax Romana», también conocida como «Pax augusta» o «Pax octaviana», pues de veras Octavio Augusto prodigó a la antigua Roma una profunda pacificación, una vez nombrado con tal título. Años más tarde, en el 12 antes de Cristo, el Senado le convirtió también en la máxima autoridad religiosa, al ser nombrado «Pontifex maximus» o «Sumo Pontífice», título que la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana habría de adoptar después para atribuirle al Santo Padre como máximo jefe de la cristiandad.


En el año 24 antes de Cristo, Octavio, pretendiendo imitar a Julio César –quien 21 años antes había dedicado el mes «quintilis» en honor de sí mismo, bautizándolo como «Iulius» en honor a la familia Julia, a la que pertenecía- decidió también dedicarse a sí mismo el mes «sextilis» que, por esta razón, pasó a llamarse «Augustus», hecho que fue impuesto a toda la población.



Pero dar su propio nombre a «sextilis» no era suficiente para Octavio Augusto o César Augusto, emperador que consideraba que todavía no era poseedor de la misma gloria de la que gozaba Julio César, pues «Iulius» tenía 31 días y «Augustus» solo 29.

Ergo, debido a esto, el césar romano alteró la duración de varios meses en el calendario, quitando días a unos y poniendo a otros hasta lograr que su mes tuviera 31 días. Ex admirationem, esta es la razón por la cual, dos mil años después, julio y agosto tienen cada uno 31 días.

Marco Antonio y Cleopatra


Mas para el vanidoso emperador Octavio Augusto este mes fue elegido para honrar su memoria por otro hecho singular de su vida, pues justamente en el mes «sextilis» del año 30 antes de Cristo, venció a Cleopatra y Marco Antonio y entró triunfador en Roma sicut vincitor supra omnes.

Mas, cual insólita paradoja de la Historia, Octavio Augusto murió en su mismo mes de «augustus», el día 19 del año 14 de nuestra era. A su fallecimiento fue deificado por los habitantes de la antigua Roma y adorado como un divo, mientras dos de sus nombres: César y Augusto, convirtiéronse en títulos permanentes de los gobernantes del imperio hasta el siglo V y aún en el siglo XV utilizábanse en Constantinopla.



Por otro lado, la palabra «Caesar» en Latín («César» en Castellano) dio origen al título de «zar» en Rusia, término dado a los emperadores bizantinos que siguieron usándolo, indicando así la continuidad del Imperio Romano. 



También «Caesar» devino en Alemania en la palabra «Káiser» y su uso habría de durar hasta el siglo XX, hechos que demuestran, ex tota claritas, la universalidad, vigencia y permanencia del Latín in historia mundi. El culto al divino Augusto continuó hasta que la religión oficial del imperio fue cambiada por la religión católica romana en el siglo IV, luego de la conversión de Constantino.



Como puede inferirse, agosto es una palabra castiza que tiene fuertes imbricaciones etimológicas con la inmortal lingua latina, en donde «augustus» es el tronco primigenio del que nuestra hermosa lengua de Castilla ha dado origen a varias palabras tales como: «agostar», para indicar que las hojas de los árboles diézmanse en el verano; «agostero», para señalar al mozo que recoge la limosna por agosto o «agostizo», que representa a la persona que nació en este bendito mes de agosto.



Agosto es un mes de pleno verano en la Europa y los países del primer mundo en el hemisferio norte. También en la morlaquía y en la sierra ecuatoriana es el mes paradigmático del verano junto con julio, meses de frío, de las vacaciones escolares y de los paseos familiares in communitate nostra. En este mes las campiñas morlacas dejan su verdor volviéndose amarillas y agostadas puesto que la hierba resécase y las lluvias casi desaparecen por completo, aunque el frío crece diem per diem. Es tiempo seco, caluroso y pudiendo haber brotes aislados de lluvia el agua es poco apreciable. Los ríos suelen permanecer con un marcado estiaje y la evaporación es significativa.



Las cosechas hállanse en su esplendor máximo, el deshoje del maíz y el desgrane de sus mazorcas son las actividades propias de esta estación veraniega. El juego de las «mizhas» al desgranar el maíz es la diversión de los chacareros de pura cepa desde inmemoriales tiempos en nuestra cultura andina pues no debemos olvidar que el maíz es una planta de origen americano y tanto cañaris como incas cultivábanla super flumina Tomebamba.



Así mismo, la elaboración de los timbolitos es costumbre culinaria en la morlaquía mientras en las fincas de la localidad las parvas de calcha adornan los paisajes de las campiñas azuayas in splendore et gaudio. En las zonas rurales de la morlaquía trabájase de sol a sol mientras en la ciudad las vacaciones escolares y laborales definen el ambiente y las gentes dispérsanse ora por las playas de la costa ora por las propiedades rurales de nuestra región en búsqueda intensa de descanso para refocilar sus espíritus.



Por otro lado, quid pro quo, los árboles frutales de la región quédanse sin follaje en estas semanas y desde antaño los viejos habitantes de la morlaquía solían podarlos en agosto para así garantizarse que fuctifiquen en prolífica abundancia para enero, febrero o marzo.

Por esta razón, in sapientia vera, los antiguos pobladores de Santa Ana de los Ríos de Cuenca consideraban que cuando los árboles frutales de manzanas, peras, claudias, duraznos, zaczumas y manzanas chilenas no eran podados en esta época la cosecha del siguiente año no podía ser copiosa.



Semper ídem, las abuelas de la morlaquía acostumbraban decir desde antaño un sabio dicho popular con profundas raíces castizas: «quien en agosto ara riqueza prepara», lo que confírmanos, in stricta iustitia, que este mes era considerado desde siempre como un tiempo de arados en las campiñas morlacas. Así las cosas, aún era posible escuchar en agosto el dicho paradigmático de la morlaquía en julio: «Arreboles amarillos, el tiempo de los quesillos, arreboles colorados el tiempo de los arados».



El intenso calor canicular y la sequedad de los pastos, rastrojos y montes requieren que se extreme el cuidado y la alerta por el riesgo de los incendios forestales que, ad absurdum, suele ser noticia frecuente del agostino mes.

Por todo ello, in Hispania semper fidelis, decíase un dicho que muy bien adaptóse a nuestra realidad ante el estiaje en los campos de la morlaquía: «Agosto presenta ‘las cuatro eses’: sequía, sudor, sed y siesta».


En nuestra sorprendente lengua de Castilla, siempre versátil y cadenciosa para formar expresiones, los dichos populares relacionados con este mes han estado siempre pletóricos de precisión semántica.
Así pues, ad exemplum, dado que agosto es un mes de pleno verano mediterráneo, la sabiduría popular de los habitantes castellanos acuñó una frase paradigmática para esta época: «Agosto está reñido con Baco y con Cupido».

No obstante, sibi tamen, en España existen muchos adagios relacionados de profundis con este mes de agosto tan peculiar como poético y atractivo ex tota fortitudine. Todos los dichos tienen una fuerza expresiva que encanta ora por el santoral, ora por el clima, ora por la creatividad para decir las cosas sensu stricto. Veamos algunos ejemplos in honorem hispánica linguae:

-          «Lo que agosto madura, septiembre lo asegura»
-          «Verano que dura otoño asegura»
-          «Agosto, por el día fríe el rostro, mas en la noche frío en rostro»
-          «Quien no trilla en agosto trilla con mal rostro»
-          «Agosto tiene la culpa, septiembre tiene la pulpa»
-          «Si septiembre tiene fruta agosto tuvo la culpa»
-          «Agosto y septiembre no duran siempre»
-          «El agua de agosto fastidia la era pero apaña la rastrojera»
-          «Hacia san Lorenzo calor muy intenso» (10 de agosto)
-          «Quien poda en mayo y alisa en agosto no coge pan ni mosto»
-          «Llueva o no llueva en agosto la huerta riega»
-          «En agosto ni mujeres, ni coles ni mosto»
-          «Por la virgen de Agosto pintan las uvas y por San Judas ya están maduras»
-     «Entre virgen y virgen el calor aprieta de firme» (Entre el 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen y el 15 de agosto, festividad de la Asunción de María Santísima in caelis).


Diego Demetrio Orellana


Datum Conchae, mensis Augusti, die primus, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXX.