lunes, 5 de marzo de 2012

ERRORES SOBRE EL COLEGIO «BORJA» EN EL MERCURIO

Santa Ana de los Ríos de Cuenca, marzo 4 del año del Señor de 2012

In II Dominica Quadragessima

Dr. Nicanor Merchán Luco
Director de diario
«El Mercurio»

Lcda. Dory Merchán Luco
Gerente de diario «El Mercurio»

Dr. Jacinto Landívar Heredia
Ciudad.

De mi consideración:

«Pax Christi»

Con motivo de conmemorarse, en este año, las Bodas de Diamante del colegio «Rafael Borja» de esta ciudad, en la página 1B de diario «El Mercurio» de hoy domingo 4 de marzo se ha publicado un reportaje intitulado «Colegio ‘Borja’ en la historia de Cuenca», de autoría de Jacinto Landívar Heredia, en el cual se deslizan algunas imprecisiones históricas que deberían ser aclaradas, in honorem veritas, por respeto a los lectores de vuestro matutino, los cuales deben conocer bien la verdad histórica de esta importante y trascendental institución educativa de la Compañía de Jesús en Santa Ana de los Ríos de Cuenca.


Anagrama de la Compañía de Jesús


Así, en el artículo de marras se han cometido las siguientes equivocaciones:

1 En el segundo parágrafo del texto se lee ad litteram: «La Congregación de los jesuitas, que tienen y han tenido mucha influencia con no pocas tribulaciones, en su vida misional y educativa en el Ecuador; en unión con la comunidad cuencana solicitan la fundación de un colegio jesuita».

Al respecto habremos de decir que los padres jesuitas son los miembros de la Compañía de Jesús y no constituyen una congregación sino una orden religiosa, lo cual es diferente tanto para el Derecho Canónico como para nuestra lengua castellana, pues en la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la Compañía de Jesús es un instituto religioso aprobado por el Romano Pontífice, cuyos individuos viven las reglas establecidas por su fundador, San Ignacio de Loyola, y emiten votos solemnes, mientras ad contrario sensu, una congregación religiosa es un instituto aprobado por una autoridad eclesiástica competente, que no necesariamente es el Romano Pontífice sino que puede ser un obispo de cualquier diócesis, cuyos miembros emiten votos simples, lo cual no es el caso de los religiosos jesuitas.


Más abajo, ex professo, en relación al colegio «Rafael Borja» se lee de verbo ad verbum: «Era el segundo colegio religioso cuencano sumado al colegio de «La Salle» y el tercero de Cuenca, incluido el colegio fiscal mixto «Benigno Malo».

Esta es otra referencia equívoca del reportaje, ya que el colegio «Rafael Borja», fundado el 12 de octubre de 1937, no fue el segundo colegio religioso cuencano después del colegio «La Salle», como equívocamente se dice en la referida cita, puesto que en dicho año no existía todavía el colegio lasallano «Hermano Miguel», el cual fue fundado 19 años después, en 1956, por los Hermanos de las Escuelas Cristianas.



En la esquina de las calles Luis Cordero y GranColombia, al fondo de la fotografía, estuvo la casa de San Rafael, hoy Hotel El Dorado, en donde se fundó el colegio «Rafael Borja»

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Así entonces, el colegio «Rafael Borja» fue mas bien el primer colegio religioso de varones que se fundaba en Cuenca en el siglo XX y el segundo de la capital de la morlaquía si hemos de tomar en cuenta que el colegio nacional «Benigno Malo» era, por antonomasia, la institución secundaria en la que estudiaban todos los adolescentes cuencanos de la época.

1. Después, en un recuadro se escribió un texto con nuevas imprecisiones que me permito transcribirlo ex integro: «Ante la estrechez de la casa donada por la familia Borja, el colegio a los tres años de su fundación se ve obligado a pasar al local del Seminario San Luis, en la esquina del parque Calderón, donde permanece por 19 años, luego del cual se traslada al local de Pumapungo, tras una venta ficticia del canónigo Agustín Vázquez del sitio, a condición de que sus sobrinos se eduquen gratuitamente».


Doña Rosa Malo Valdivieso, viuda de Rafael Borja


Prima facie, esto no es verdad y varias equivocaciones encuéntranse en el escrito transcrito precedentemente. En primer lugar, la expresión «ante la estrechez de la casa donada por la familia Borja» no es muy clara frente a la verdad histórica, debido al hecho de que solo existió una donante y fue la señora Rosa Malo Valdivieso, viuda del Dr. Rafael Borja Villagómez, con quien nunca tuvo hijos en su matrimonio.

Esta es la razón por la cual, la distinguida dama cuencana, quien era también hermana del Dr. Benigno Malo Valdivieso, mediante un testamento, donó sus bienes para la fundación de un colegio de jesuitas en el año 1904, antes de su muerte, pero debido a la Revolución Liberal que en aquellos años se desarrollaba en el país fue imposible que se concretara dicha fundación, a causa de la persecución alfarista a la Iglesia ecuatoriana y la fanática y exacerbada clerofobia de la época, por lo que hubo de esperarse 33 años para obtener el decreto ministerial con el cual se aprobó, Deo gratias, la creación de esta querida y apreciada institución educativa de los beneméritos padres jesuitas.


Antiguo local del colegio «Borja», en Pumapungo

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En segundo lugar, el colegio «Borja» no estuvo 19 años en los locales del antiguo Seminario «San Luis» de Cuenca como dice Jacinto Landívar Heredia; en realidad fueron 16 años los que permaneció en dicho lugar, desde octubre de 1940 hasta octubre de 1956, cuando los padres jesuitas inauguraron el edificio de la Calle Larga y Huayna Cápac, sitio en donde hoy se levanta el Banco Central del Ecuador y el Museo «Pumapungo».

En tercer lugar, no es cierto que el canónigo Agustín Vázquez hizo una venta ficticia de dicha propiedad. In stricta veritas, lo que aconteció fue que mediante escritura pública otorgada ante el notario del cantón Cuenca, Dr. Abelardo Tamariz Crespo, el 26 de abril de 1944, el canónigo Vázquez vendió a la Compañía de Jesús, en un precio mas bien simbólico, el terreno denominado «Pumapungo», por lo que no se trató de un negocio ficticio, como se afirma en el reportaje, ya que los padres jesuitas buscaban desde el año 1940 un local en donde construir una amplia edificación mientras, pro tempore, se instalaban en el antiguo Seminario «San Luis» y de manera providencial apareció este sacerdote cuencano ofreciendo su finca para que la Compañía de Jesús pueda establecer allí su institución secundaria.


Antiguo local del colegio «Borja»,
en los predios que fueron de propiedad del canónigo Agustín Vázquez
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In veritas semper fidelis, la compra del predio tuvo así un precio cómodo para los sacerdotes jesuitas, más allá de que haya sido por el deseo de que los sobrinos del canónigo Vázquez se educaran en el colegio de la Compañía de Jesús.



1. Ad marginem, Landívar afirma otro dato erróneo cuando dice: «Los jesuitas en 1981 adquieren un gran terreno a Moisés León en el camino a Baños constituyendo la moderna edificación actual en donde permanece hasta el momento…».

Este es un nuevo yerro, pues en 1978 los padres jesuitas iniciaron las negociaciones para que el Banco Central del Ecuador comprara el local de Pumapungo y, post factum, adquirieron la antigua quinta «Santa Rosa», de 17 hectáreas, propiedad de don Moisés León Jerves, actual local del colegio en Baños, en el mes de febrero del año 1979 y nunca en 1981, como se afirma, contra veritas, erróneamente, en el escrito que comentamos. En octubre del año del Señor de 1981 el colegio «Rafael Borja» inauguraba mas bien sus modernas instalaciones en su amplio local de la parroquia Baños.


1. Ad concludendi, un pie de foto colocado debajo de la imagen del viejo seminario de Cuenca, en el parque Abdón Calderón, dice otra barbaridad que la copio ad verbum: «El Seminario San Luis, local del colegio ‘Rafael Borja’ desde 1940 – 1956 y ex sede del colegio ‘Benigno Malo’ y del mismo seminario ‘San Luis’».

En este pequeño texto hay un grave error, ya que el colegio «Benigno Malo» nunca ha funcionado en el viejo local del seminario conciliar de Cuenca, en todos sus 147 años de historia.



En consecuencia, sería conveniente que os dignéis rectificar estas imprecisiones, mediante una debida aclaración, a pesar de que esta no es vuestra costumbre, ya que los cuencanos tenemos que soportar, diem per diem, que todos los reportajes que se publican en El Mercurio, con graves errores históricos, jamás se rectifican, hecho que produce una constante desinformación para los lectores del diario, debido a que este tipo de negligencias empañan la prístina claridad y refulgencia de la verdad histórica.

Sin otro particular, suscribo atentamente con un cordial saludo in Iesu, Pontifex pro hominibus constitute,

Diego Demetrio Orellana

In Concha, apud flumina Tomebamba, mensis Martii, die IV, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXII, in Dominica Transfigurationis Domini.