Ars gratia artis, un singular personaje de la morlaquía cumple hoy 91 años de vida, con
una envidiable y admirable fortaleza física mientras su «sensus vitae» o «sentido de
la vida» permítele experimentar todavía -en la vigorosa senda del arte- las exquisitas cosas que la existencia prodíganos diem per diem in communitate nostra.
Trátase de Eudoxia Estrella Ordóñez, quien nació el 9 de julio de 1925, en Cuenca, siendo hija del abogado y
compositor cuencano, el Dr. Alfonso Estrella Marchán y de doña Eudoxia Ordóñez
Zamora, una dama a quien -en el barrio de San Sebastián- considerábasela como una
piadosa mujer, a punto tal que muchos de sus amigos y vecinos encomendábanle, ex tota fortitudine/ con todas las fuerzas,
que llevara a la iglesia blancos cirios y frescas flores para que intercediera
por ellos con sus oraciones e intenciones in
nomine Domini.
Mas Eudoxia no es precisamente el verdadero retrato
de su benemérita madre, pues es poseedora de un temperamento firme y, para
muchos, in Concha et in mundum, es iracunda
y rabiosa hasta los exacerbados límites de lo paroxístico, propalándose
terribles anécdotas sobre su carácter cascarrabias y displicente que ha
influido miedo y pavor in urbe nostra.
La propia artista nonagenaria reconócelo cuando afirma in camera caritatis que hay quienes aseveran, a través de los tiempos, que «Eudoxia
es querida y apreciada por muchos y odiada por no pocos».
Sin embargo, praeter
opinionem/ contra toda expectativa, Eudoxia Estrella es un personaje al que
hay que conocerla directamente in corpore et in anima para reconocer que detrás de su rostro adusto y su aparente severidad
descúbrese una alma sensible que, en la edad provecta de la existencia,
caracterízase por la sensibilidad que como artista ha delineado su modus actuandi in aeternum. Ciertamente
que los años vividos intensamente, las duras experiencias que ella ha
enfrentado por su particular condición de mujer aguerrida y pionera para muchas
de las cosas que ha ejecutado en su vida, como el lanzarse a fundar la Bienal
de Cuenca exempli gratia, la han condicionado para menguar esa rudeza y
severidad por la que muchos han temídola hasta el punto de expavecerse a los
límites insondables de lo inimaginable in
perpetuum.
A fin de cuentas, in
honorem veritatis, Eudoxia es una persona firme, frontal y directa, de
temperamento fuerte, de naturaleza rebelde, de rostro adusto y austero,
con una gran sensibilidad para las cosas más sublimes de la existencia. Al
tratarla de profundis desvanécense
todos los estereotipos que los prejuicios han provocado contra su persona,
siendo grato corroborar, ex aequo/ de
buen ánimo, que «no es tan fiero el
león como lo pintan» aunque, la verdad sea dicha, debido a su firmeza
tampoco es Eudoxia una mansa paloma mensajera, puesto que la injusticia es una de las
cosas que hácela cambiar de genio volviéndose iracunda, con tenaces manifestaciones
de león rugiente.
Su vida ha decurrido, admirabilis
et originalis, en las esferas trascendentes del arte, que ha sido la razón
de su existencia. Sus estudios elementales cursólos con las Hermanas de la Caridad, hijas de San
Vicente de Paúl, en la Escuela Central «La Inmaculada». Ya desde niña
prefigurábase su talento innato para la actividad artística y su indómita rebeldía
por la que muchas ocasiones fue inclusive sancionada por las religiosas que no
toleraban un temperamento tan díscolo en una niña que empezaba, desde sus
iniciales años de escolar, a mostrarse deliberante y contestataria al
status quo, rompiendo siempre esquemas incluso entre sus propias compañeras.
Cuéntase, ad exemplum, que
celebrando una fiesta escolar para un bautizo de muñecas una niña pobre había traído,
para compartir, un novísimo tocadiscos que sus compañeras no lo tomaban en
cuenta, por preferir mas bien el tocadiscos que hubo de traer otra niña rica,
hija de una familia acomodada de la urbe. Como había una pugna para no permitir que utilizárase el aparato musical de la muchacha pobre, Eudoxia impuso a sus compañeras
una condición: «o se escuchaban democráticamente los dos aparatos o la fiesta
concluía ipso facto» y, ab irato, como no
hallábase el consenso debido, lanzó al suelo el mantel con las delicias listas a ser degustadas y puso fin a la fiesta
por no concebir tanto egoísmo y discriminación en las niñas que eran partícipes
del evento. Así, ab aeterno, anécdotas de este tipo -compartidas ampliamente en conversaciones profundas y visitas amigables en el barrio- fueron forjándola como un ser
contestatario, cuya rebeldía ha sido, en cierta medida, el fons et culmen de su proficua labor y la clave de su éxito en
su prolífica vida.
A temprana edad mostróse ya dotada
para la pintura y con especial inclinación al arte, mientras prefigurábase su
actividad artística en el horizonte cultural de la morlaquía, por lo que
estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Cuenca, delinéandose,
ex tota veritas, una singular
vocación para pintar, que la hubo de llevar a consagrarse como artista de gran
presencia en el medio local y nacional. Pronto iría luego a la docencia en el
colegio «Manuela Garaicoa de Calderón», en donde era una de las más eficaces
colaboradoras de Dolores J. Torres, epónima educadora azuaya de grata recordationem in conchensis urbe.
Uno de los capítulos más espinosos
de su existencia fue el romance con Guillermo Larrazábal Arzubide, autor de algunas
de las vidrieras de la Catedral Nueva de Cuenca, nacido en México en 1907,
pero de origen vasco, con quien Eudoxia forjó un hogar en donde el arte era
como el termómetro de todas las cosas. A comienzos de la década de 1950,
cuando la Catedral de la Inmaculada Concepción de la capital azuaya estaba ya
prácticamente levantada en su estructura arquitectónica, pensóse en
contratar la elaboración de sus vitrales en Europa y, para ello, el entonces
canónigo Manuel María Palacios Bravo, quien desempeñábase como constructor del templo catedralicio, fue comisionado por la Diócesis de Cuenca
para cumplir tal cometido y encontrar en la Madre Patria a los artistas que
debían concluir la inmensa empresa ad gloriam Domini.
A fin de cumplir su
responsabilidad, ex tota anima prudentissima, Palacios Bravo viajó a Europa y
en España gestionó la venida de 3 artistas españoles para concluir el templo
catedralicio. Uno de ellos era Guillermo Larrazábal, quien fue contratado para
hacer los vitrales de la grandiosa catedral cuencana. Esta hubo de ser la
razón por la cual el artista dejó España para arribar a la capital azuaya en
mayo de 1955, en compañía de su esposa, Purificación Gordovil, a quien dejó
después, ya que en el medio cultural cuencano conoció a Eudoxia Estrella,
artista cuencana, con quien compartió hasta su muerte sus aficiones e
intereses artísticos.
A capite ad calcem/ De la cabeza a los pies, Eudoxia fue junto a Larrazábal la
compañera ideal para crear, secundum artem, aquel sus vidrieras, sus óleos y
hasta fotografías, mientras ella convirtióse en una de las acuarelistas más
reconocidas de la ciudad Atenas del Ecuador, apud flumina Tomebamba, ejecutando
siempre sus creaciones con talento y maestría, habiendo creado bellas obras que
denotan una fina sensibilidad y un exquisito sentido artístico, con únicas
experiencias que guiaron sus trabajos in
vita suam.
A la muerte de Guillermo, en 1983,
Eudoxia hubo de seguir en el arte y, para aplacar el dolor de la partida de su
compañero, entregóse decidida y firme para fundar la Bienal de Cuenca, mientras
era ya la directora del Museo Municipal de Arte Moderno, cargo que lo mantuvo
hasta el año 2010, desde cuando vive retirada de sus funciones públicas, en su
casa, rodeada de libros, de plantas y flores y embebida diariamente en lecturas y creando siempre, in
honorem artis, curiosas cosas que aún fórjanse con su vigorosa curiosidad intelectual.
Amante del arte, de la lectura, de la naturaleza y la buena música, Eudoxia es también una hábil pianista que ha deleitádose, diem per diem, con la interpretación musical de obras varias de la música. Hoy, ya casi no toca el piano pero sabe la fuerza expresiva que prodiga la música a todos cuantos la apreciamos ex tota anima nostra.
Ad bene placitum, entre libros, arte y naturaleza, Eudoxia Estrella Ordóñez, artista epónima de Cuenca, vive intensamente sus momentos más hogareños, en compañía de su amigo fiel, un halagüeño perro rescatado al que bautizóle como «Chico» y que, diem per diem, ha vuéltose su leal compañero. A todas luces, la acuarelista cuencana, admirabilis semper, a sus 90 años de edad, sigue siendo un sol refulgente en el horizonte cultural y artístico de la capital de la morlaquía.
Rodeada de hermosas plantas disfruta y convive con la naturaleza, in domus suam, mientras su particular condición artística hácela un ser que posee un gran espíritu contemplativo y un genial sentido estético que admira, ex tota sinceritas, a todos cuantos pueden descubrir estas valiosas cualidades que hácenla sui generis in urbe et in patria nostra.
Mas en los actuales tiempos, ad
initium tertio millenio, hay algo por lo que Eudoxia Estrella es un ser de
particulares sensibilidades cuando todos los días, a la una de la tarde, es
partícipe de una costumbre que cúmplela devotamente, cual si fuese un ritual
digno de celebrarse ad sollemnitatem. Y es que Eudoxia alimenta a las
palomas del parque de San Sebastián con una atención que es de veras admirabilis y desde todo punto de vista es amabilis in anima et in vita suam. Previamente, tal como si detectaran la hora, las palomas comienzan a llegar a la casa de la artista colocándose en el techo de la gran edificación patrimonial que es atracción permanente del parque de San Sebastián in urbe nostra.
No pasan muchos minutos, antes de la una de la tarde, para que el techo de la vivienda conviértase en un palomar que admira y encanta a todos quienes pueden observarlo ad contemplationem con espíritu sensible in naturalis ordinis.
Cuando son exactamente las 13:00, las palomas descienden desde el techo de la casa de Eudoxia y pósanse en el portal de la vivienda listas para recibir a la artista, quien todos los días del año tiene listo, a esa hora, una buena ración de trigo y maíz para las palomas mensajeras, de la especie Columba nuntia, singulares y cotidianos visitantes de Eudoxia in domus suam.
Cuando la artista sale de su vivienda y empieza a regar el alimento en el piso las palomas aumentan in crescendo y acércanse confiadamente hacia su amiga, la cual degusta ad summum de esta vivencia personalísima que hácela originalis in veritas semper fidelis.
Las imágenes de Eudoxia Estrella alimentando a las palomas son como para proferir in stricta veritas: «SINITE COLUMBAS VENIRE AD ME/ DEJAD QUE LAS PALOMAS VENGAN A MÍ», por cuanto esta faceta de la vida de la artista, quizás desconocida por muchos pero muy decidora de su espíritu sensible, refléjanos in veritatis splendor que, en el horizonte cultural cuencano, Eudoxia Estrella Ordóñez podría ser conocida, además de su prolífica y copiosa trayectoria, como la «dama de las palomas» in Concha et in
universa Terra, siendo de veras ésta la cosa que identifícala cum clara lux como una mujer cuya sensibilidad es aleccionadora, al servicio del arte, al que ha consagrado su vida ex integro, siendo de Cuenca, urbe semper amata, una de sus egregias hijas in patria aequatorianae.
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, mensis Iulii, die IX, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXVI, octava Dominica XIV per annum.
OPINIONES CIUDADANAS
DE: Carlos Freire Soria
Julio 12/ 2016 a las 5:15
Para: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
Elocuente, y sensible esbozo de Eudoxia. ¡Un abrazo, Dieguito querido!
***********************************************************************
Amante del arte, de la lectura, de la naturaleza y la buena música, Eudoxia es también una hábil pianista que ha deleitádose, diem per diem, con la interpretación musical de obras varias de la música. Hoy, ya casi no toca el piano pero sabe la fuerza expresiva que prodiga la música a todos cuantos la apreciamos ex tota anima nostra.
Ad bene placitum, entre libros, arte y naturaleza, Eudoxia Estrella Ordóñez, artista epónima de Cuenca, vive intensamente sus momentos más hogareños, en compañía de su amigo fiel, un halagüeño perro rescatado al que bautizóle como «Chico» y que, diem per diem, ha vuéltose su leal compañero. A todas luces, la acuarelista cuencana, admirabilis semper, a sus 90 años de edad, sigue siendo un sol refulgente en el horizonte cultural y artístico de la capital de la morlaquía.
Rodeada de hermosas plantas disfruta y convive con la naturaleza, in domus suam, mientras su particular condición artística hácela un ser que posee un gran espíritu contemplativo y un genial sentido estético que admira, ex tota sinceritas, a todos cuantos pueden descubrir estas valiosas cualidades que hácenla sui generis in urbe et in patria nostra.
Datum Concha, mensis Iulii, die IX, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXVI, octava Dominica XIV per annum.
OPINIONES CIUDADANAS
DE: Carlos Freire Soria
Julio 12/ 2016 a las 5:15
Para: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
Elocuente, y sensible esbozo de Eudoxia. ¡Un abrazo, Dieguito querido!
***********************************************************************
Cuerpo del mensaje
Elocuente, y sensible, esbozo de Eudoxia.
Enviado desde mi iPhone
Elocuente, y sensible, esbozo de Eudoxia.
Enviado desde mi iPhone
Enviado desde mi iPhone
Quién ama a la naturaleza, es un punto de partida para concebir aquella sensibilidad del auténtico ser humano, y es lo que veo en la distinguida artista cuencana Eudoxia Estrella Ordóñez, cuya trayectoria en la cultura del Azuay, deja un legado y riqueza para todas las generaciones. Felicitaciones por este reportaje sobre la vida de una mujer defensora de los derechos humanos y representante del valor de la mujer ecuatoriana.
ResponderEliminarHace años en mi pagina de heroínas, net dediqué una página a Eudoxia queriendo resalta el papel de tantas mujeres ecuatorianas olvidadas . Hoy reviso en el aniversario de su nacimiento y me alegra descubrir que ella es la hacedora del milagro que un día contemple en esa plaza de Cuenca llena de palomas y del que tome fotos que buscaré . Gracias por contar esa historia y a Eudoxia gracias por ser !
ResponderEliminar