Talis frater, qualis frater/ De tal hermano, cual hermano diríase con apodíctica certeza al hablar de Felipe y Diego Delgado Jara, quienes no hállanse unidos solo por vínculos de sangre sino por una profunda conciencia social que busca un cambio en la sociedad. Solidariamente hermanados en luchas en las que subyacen profundas ideas y convicciones, juntos son dos prometeos portavoces de esperanza para un pueblo que vive ávido de justicia social. Así, desde la lumínica atalaya del pensamiento, Diego es como una «lux veritatis» o «luz de la verdad» que advierte, enseña y proclama, mientras Felipe, desde el activismo social, es como la «flama iustitiae» o «llama de la justicia» proponiendo siempre novedosas ideas para transformar el mundo.
Por tal razón, en la campaña electoral a la Prefectura del Azuay Felipe propuso creativas iniciativas que sus contendores plagiáronlas sin rubor ni estupor, sin horror y pavor, en un baratillo de ofertas fofas y hueras que de nada sirviéronles para ganar el codiciado cargo provincial que terminó cual botín del fascismo rafaelino verdeflex, acreedor máximo del fraude electoral 2023, con el cual los ecuatorianos fuimos conejillos de indias en camino al sacramental rito de las votaciones creyendo que elegíamos a los candidatos de nuestras preferencias cuando una informe masa de votos flotantes de un padrón inflado hallábase volando, in excelsis, como filuda espada de Damocles, para caer en las afortunadas listas recipiendarias de los votos fantasmas con los cuales hácennos creer que el país ha optado por el fenómeno verdeflex escogiendo al fascismo rafaelino en señal de protesta contra el gobierno del banquero.
Desde esta óptica, es dudoso creer que en las 200 alcaldías ganadas por las listas 5 del fascismo verdeflex los habitantes de tales municipios hayan decidido votar a mansalva por el correísmo, motu proprio in via libertatis. Del mismo modo, es inverosímil creer que 20 prefecturas, en un país que tiene 24 provincias, hayan sido ganadas limpiamente por las listas 5 cuando la truculencia del proceso electoral hácenos pensar mas bien que el gobierno del desencuentro pudo haber hecho un pacto con el correísmo -para hacerlo beneficiario del fraude- a cambio de la impunidad al troglodita latrocinio rafaelino y los infames casos de corrupción gubernamental del gobierno del banquero. A fin de cuentas, trátase de una componenda entre ladrones rafaelinos de 70 mil millones de dólares en la década robada, frente a un escandaloso monto que involucra al banquero y su cáfila de colaboradores hambrientos de poder y dinero in via calamitatis et contra dignitatis.
En medio del barullo de un variopinto espectro de candidatos actuando como ridículos payasos de una comparsa de inocentes, Felipe y Diego Delgado Jara han trajinado sembrando ideas, incitando a la rebeldía en las nuevas generaciones y proponiendo el libre pensamiento para discernir con criterio propio pro patria et Deo in honorem libertatis. El último proceso electoral 2023 les unificó en la carrera electoral de Felipe a la Prefectura del Azuay, a sabiendas de que la meta era imposible de frente a un electorado sin educación política ni madurez cívica para vislumbrar que un candidato no escogítase por la parafernalia de una campaña mediática que despilfarra recursos en propaganda baladí sino por la calidez humana, inteligencia y solvencia moral que un candidato posea in via dignitatis et in honorem libertatis semper.
Diego Demetrio Orellana
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