«DE RESPECTUM IN AMICITIA»
«SOBRE EL RESPETO EN LA AMISTAD»
Respectum, ante omnia, virtutum
exemplaris est/ El respeto, ante todo, es una virtud ejemplar en
quienes poséenlo como uno de los baluartes en los que erígese una auténtica amistad,
en una época en que han perdídose los valores intangibles de la vida. Así, el «respectum»
o «respeto»
no es más que el miramiento, la consideración y la cortesía que débense a los
amigos. Es, por lo tanto, uno de los atributos más valiosos de la amistad pues como
consecuencia directa devienen consustanciales tanto la reverencia como la alta
estimación para que la amistad fortifíquese de profundis inter nos.
La experiencia nos confirma que
la amistad iníciase con la simpatía, que es un requisito sine qua non para caerse bien
entre las personas, siendo las afinidades las que hacen que las amistades solidifíquense
en fraternales vínculos, in communio caritatis o en
comunidad de amor. A poco de amistarse las personas genérase el aprecio
que, en proporcional manera con la simpatía y las afinidades, consolídase con las
acciones pues los hechos hablan más que mil palabras en las auténticas
amistades. Si la reciprocidad en sentimientos y acciones es mutua la amistad es
perfectísima, pues el ejercicio de dar y recibir consúmase en el compartimiento
de vivencias que incitan al crecimiento personal y a la «tranquilitas in ordinis»
o «tranquilidad
en el orden» si así pudiésemos decir para definir a la «summa
perfectionis» de una amistad verdadera.
Cuando existe respeto todas las
acciones que realízanse están dirigidas a venerar a las personas sin que puédase
atentar en contra de su dignidad, ni ofenderla, denigrarla, vilipendiarla o
ultrajarla. Así surge pues una especial deferencia inter amicos o entre
amigos pues la consideración duplícase a causa del respeto que llévanos
a aceptar a las personas sin pretender que sean como nosotros quisiéramos que
fueran. Y ESTO ES VÁLIDO SOBRE TODO CUANDO RESPÉTASE EL DERECHO DE LOS AMIGOS A
PENSAR DIFERENTE. Sin el respeto al pensamiento ajeno es imposible
hablar de amistad auténtica porque es en la diversidad donde surge la unidad.
Por eso es que desde inmemoriales tiempos ha díchose con acrimonia: «UNITAS
IN DIVERSITATE/ UNIDAD EN LA DIVERSIDAD».
Este es un aspecto vital para la verdadera
amistad y la convivencia entre los seres humanos. Y así, del respeto surgen
otros importantes valores como la confianza y la fidelidad o lealtad que
interrelaciónanse per se en la «amistad verdadera». Dígase
entonces, in via claritatis, que la plataforma en la que crecen las auténticas
amistades confórmase del respeto y la confianza y si socávanse todo concluye en
un final catastrófico al que llégase con agravios y perfidias que destruyen
implosivamente la «collegialitas affectiva» o «colegialidad afectiva» de
una fraternal relación. Así pues, en el instante en que los ultrajes devienen
aviesamente avasalladores una amistad que devélase falsaria concluye ipso
facto con la desazón que implica la pérdida de lo intangible. Mas
cuando la confianza piérdese nunca recupérasela y nada será como antes aún a
pesar de eventuales reconciliaciones. Nietzche pensaba que la confianza no recupérase
jamás y a uno de sus antiguos amigos, supuestamente arrepentido por los
agravios con los que destruyó una sui generis relación, le escribió
unas palabras lapidarias y tintineantes que transcribímoslas in
scriptis: «Lo que me molesta no
es que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya nunca podré confiar
en ti».
Por ello, cuando la confianza y el respeto piérdense es imposible volver a confiar en quienes fueron amigos, por más remisión de culpas que puédase mostrar, puesto que el incisivo puñal de la traición aparecerá redivivo como si la herida volviérase a producir con el febricitante dolor de la tragedia in historia mundi, hodie et nunc et semper et in saecula saeculorum.
Diego Demetrio Orellana
Datum Conchae, mensis februarii, die XIV, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXIII, octava Dominica in sexagesima.
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