jueves, 5 de enero de 2023

BENEDICTO XVI: VITA LONGA IN MUNDUM UNIVERSUM


In via lucis ad vitam aeternam/ En el camino de la luz hacia la vida eterna, no cualquier persona deja una fulgurante estela de su paso por el mundo terrenal en el instante en que sobreviénele la muerte. La experiencia nos confirma que la iridiscencia de las almas trascendentes es una prerrogativa propia de los seres de luz que, -en verdad en verdad-, son lumínicos in excelsis cuando concluyen su peregrinaje terrestre haciendo que extrañemos en la atmósfera su fúlgida presencia y vivificante espíritu. 

Y es esto lo que el mundo percibe al momento de la muerte de un gigante intelectual de ciclópea talla, nuestro Santísimo Señor Benedicto, por la Divina Providencia Papa XVI, PONTIFEX EMERITUS ET DOCTORIS ECCLESIAE IN NOSTRA SANCTA MATER ECCLESIA.

De brillante y rara inteligencia, in vita societatis, sus altas dotes intelectuales eran el atractivo ensamble de su compleja y policrómica personalidad. Su prolongada vida de 95 años de edad permite que mirémoslo como un hombre casi centenario de singular luminosidad en sus escritos durante una centuria, siendo una especie de «lux veritatis» o «luz de la verdad» en cada uno de sus aportes intelectuales, ora como filósofo, ora como teólogo, ora como «magister veritatis» o «maestro de la verdad» desde su ministerio petrino como obispo de Roma y Vicario de Cristo en la Tierra. 


Pero como acaece con toda inteligencia superior, Joseph Ratzinger tuvo el sino y signo de la incomprensión que aterriza en las inicuas aguas de los prejuicios siendo justipreciado equívocamente como un hombre severo de rostro adusto, huraño y reticente, sin mirar que detrás de tal semblante estábamos frente a una alma noble, humilde y sapiente que develábase in crescendo a través de una exquisita sensibilidad a toda prueba in naturalis ordinis





Por eso, nuestro Santísimo Señor Benedicto, por la Divina Providencia papa XVI, era, a la vez, un apasionado amante de la naturaleza, de las cosas más sublimes de la vida y de los animales, especialmente de los gatos con quienes desarrolló una sui generis empatía a lo largo de su existencia.

Era de verdad un pastor bonus et fidelis ab intra Ecclesiae, cultísimo y erudito en la vida del siglo, cuya capacidad de introyectarse en la feligresía y en quienes llegaron a tratarlo de profundis hízolo que fuera un gran conocedor de la naturaleza humana. Así puédese columbrar, sine ira et studio, en todas sus prolíficas obras donde descúbrese al ilustrado filósofo y al egregio teólogo con cuyos libros ganóse la condición de «doctoris Ecclesiae» o «doctor de la Iglesia», donde también, a causa de su testimonio de fe y la valentía para defenderla acriter et fideliter, devino en una especie de «defensor fidei» o «defensor de la fe». Así puédeselo concebir al observar todas sus acciones desplegadas como secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, cargo encomendado por el papa Juan Pablo II desde el año del Señor de 1981 hasta su elección pontificia como el 265 romano pontífice, sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo el 19 de abril de 2005.

Y desde tal dicasterio, en la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, reflejábase todo el tiempo cual guardián de la doctrina cristiana siendo protagonista de importantes hechos como la gestación del nuevo catecismo de la Iglesia Católica en 1992, mientras fue el valeroso y coragido artífice de tediosas luchas anti heréticas como cuando en el año 1986 puso en orden a los veleidosos desmanes de la Teología de la Liberación liberándola de los devaneos marxistas que destruíanla ab intra ecclesiae, mientras en su labor apostólica reflejábase, diem per diem, como un ejemplar ministro de la Santa Madre Iglesia pues, qué duda cabe, nuestro Santísimo Señor Benedicto, por la Divina Providencia Papa XVI, era un verdadero sacerdos amabilis et fidelis in persona Christi capitis in nostra Sancta Romana Ecclesia.

In honorem veritatis, ideológicamente, era un hombre de derecha tradicionalista si hémoslo de catalogar políticamente, sin que esto fuera un crimen pues Benedicto XVI, al definirse siempre contrario al marxismo y a las ideas socialistas o de izquierda, traslucíase ante todo como un hombre de auténticas convicciones que jamás contradíjose entre lo que pensaba y hacía, siendo la sindéresis entre lo que predicaba y practicaba el mérito propio con el cual demostraba ser, in vita communitatis, una persona de criterio propio que dice lo que siente y siente lo que dice, in admirabilis modus actuandi ab intra societatis, y al ser un personaje de nacionalidad germana, nacido en Marktl am Inn el 16 de abril de 1927, en la Bavaria, era un nacionalista alemán que supo amar a su patria con ejemplar civismo actuando siempre pro Patria et Deo/ por Dios y por la Patria. Por ello ha sido injustamente juzgado cuando ha analizádose que participó en la II Guerra Mundial, en los servicios antiaéreos alemanes, no porque tuviese una filiación nazi ni nada por el estilo, sino porque en 1945 tuvo 18 años y le tocó realizar el servicio militar obligatorio.



Estudió en la Escuela Superior de Filosofía de Freising, doctorándose en Teología por la Universidad de Munich. El 29 de junio de 1951 ordenóse sacerdote y fue docente de Teología en varias universidades alemanas. Hombre culto, erudito, latinista, de esplendente inteligencia y de profunda fe fue un prolífico escritor y el primer papa pianista de la historia. Consultor del Concilio Vaticano II (1962 – 1965) y arzobispo de Munich y Freising en 1977. Este mismo año Paulo VI hízolo cardenal y en el año 2002 fue decano del colegio cardenalicio, o sea el «primus inter pares» entre los purpurados de ese órgano de consultoría de la Iglesia. En tal condición ofició la misa de requiem de Juan Pablo II y la misa «pro eligendo pontífice», previa al cónclave que lo eligió como el Vicario de Cristo número 265 de la Iglesia Católica, el 19 de abril del año 2005. Tomó el nombre de Benedicto XVI y en agosto de aquel año viajó a Alemania, su patria natal, y en la sinagoga de Colonia condenó con dureza al nazismo. Desde entonces ha visitado una veintena de países y ha publicado tres encíclicas, 4 exhortaciones apostólicas, 116 constituciones apostólicas y 95 cartas. Ya en la edad provecta escribió la obra «Jesús de Nazaret», con notable erudición, en tres tomos, exonerando a los judíos como responsables de la muerte de Jesús y proponiendo su reflexión sobre la ausencia de la mula y el buey en el pesebre donde nació Jesús.

 

In stricta iustitia habremos de justipreciar otra de sus raras cualidades al ser un cultor de la lingua latina semper aeterna, hecho por el cual llegó a ser el papa más latinista de la época post conciliar. Por eso es que ya como Romano Pontífice abrió el camino para la restitución del rito latino dentro de la liturgia católica con la expedición de su motu propprio Sumorum Pontificum en el año del Señor de 2007. Mas su pasión por la latinidad no era síntoma de retrógrado religioso chapado a la antigua sino eminente signo de su altísimo nivel cultural, pues el conocimiento de las lenguas clásicas prodiga en el ser humano un plus excelso de finísima y exquisita cultura en un mundo globalizante donde ha extraviádose la erudición a favor del conocimiento light. Y fue el papa Benedicto XVI quien, pluma en ristre, nos alertó, ad cautelam, que el Relativismo es una corriente contemporánea que ha tomado impulso en la época de la globalización, donde vivimos inundados de información, sin que esto contribuya al desarrollo del conocimiento pues hoy sabemos de todo un poco mientras ha perdídose la erudición in communitate nostra. Es esta la razón por la que presenciamos cotidianamente nuevos aportes bibliográficos que no son sino obras baladíes de sorprendedores cuyas investigaciones lánzanse como ridículos partos de los montes.

Y es esto lo que el Santo Padre Benedicto XVI enfatizaba solitariamente todo el tiempo en su magisterio petrino, apud sanctum Petrum, puesto que, a contrario sensu, es hoy cuando deberíamos saber con erudición cualquier disciplina en la que adquirimos experticia in culturalis aspectibus. Y por ello, Benedicto XVI es de veras una «rara avis in Terra» o «rara ave en la Tierra», cualidad por la que fue un sui generis personaje de amplias miras y profundos conceptos, de extraordinaria sabiduría y singulares méritos brillando como «stella matutina» o «estrella de la mañana» en los lúgubres y telúricos horizontes donde el Relativismo conspira para que no puédase encontrar el «gaudium de veritate» o «gozo de buscar la verdad» en un mundo donde la erudición ya no es el camino para descubrir a la verdad.

In Ecclesiae historia o en la historia de la Iglesia un día habremos de reconocer que fue nuestro Santísimo Señor Benedicto, por la Divina Providencia Papa XVI, quien supo atisbar con perspicuidad que el parcelamiento del saber hace fluir un fenómeno conspirativo de la verdad, que es la meta de todas las ciencias. Así, Benedicto hízonos ver que el Relativismo incide para que el saber deje el campo de la erudición escudándose o resguardándose en una reduccionista visión desde la cual todo mírase con un analógico prisma por el que inténtase encontrar solo las «escogidas verdades» con las que el pensamiento contemporáneo entiende el mundo al socaire de la erudición para acercarse al caleidoscópico panorama en el que cítanse a decenas de pensadores, de quienes extráense frases prestadas, a veces fofas y hueras de contenido, a fuer de exhibir un universal conocimiento de amplias resonancias. En consecuencia, los investigadores ya no son capaces de crear el pensamiento sin  recurrir a las citas de un sinnúmero de sabios contemporáneos que son precisamente los que nos toman el pelo con escritos replicados irreflexivamente por sus corifeos disfrazados de sabios conocedores de las nuevas ciencias, a los que invócanse a pie juntillas, como antes hacíanlo, ab intra ecclesiae, los teológos que fundamentaban sus teorías evocando a los padres de la Iglesia, en la Patrística, a los filósofos tomistas, con Santo Tomás de Aquino a la cabeza, o a platónicos pensadores como San Agustín de Hipona en primera línea.

Por ello, la trepidante actividad intelectual del Santo Padre Benedicto XVI hízolo navegar por procelosas aguas para encontrar la verdad a costa de lo que fuere, poniendo la pica en Flandes en los aciagos instantes en los que la Santa Madre Iglesia volvíase presa de fatuas doctrinas que conspiran contra su esencia, ante las que el papa Ratzinger aparecía siempre como un «defensor veritatis» o «defensor de la verdad». Prueba de ello es su gran influencia para la promulgación de las encíclicas Veritatis splendor y Fides et ratio de Juan Pablo II, mientras sus encíclicas «Deus caritas est» (2006); «Spe salvi» (2007) y «Caritas in veritate» (2009) son los documentos pontificios en los que revelóse como un sabio teólogo y un magistral maestro y filósofo de la verdad in tertio milenio ineunte. Y es aquella labor de «magister veritatis» o «maestro de la verdad» la que hubo de granjearle inicuas enemistades, injustas incomprensiones y absurdos conflictos, pues como decía Cicerón in antiqva historia mundi: «VERITAS ODIUM PARIT/ LA VERDAD ENGENDRA ODIO».


Como romano pontífice y gracias a su ingénita curiosidad intelectual fue el artífice de algunas iniciativas dentro de la Santa Madre Iglesia como la eliminación del limbo en el año 2007, la supresión de la elección papal por mayoría simple, el retiro de la plegaria por los judíos del Missale Romanum y el revocamiento de la excomunión a los obispos ordenados por Mons. Marcel Lefebvre, mientras abrió las puertas de la Iglesia a los tradicionalistas anglicanos. En el año 2010 promulgó un documento contra el blanqueo de dinero en las instituciones financieras vaticanas, el primero decretado por un papa sobre la materia. Proclamó a 34 santos y alrededor de 600 beatos, entre ellos, su venerado predecesor, Juan Pablo II, el 1 de mayo de 2011. El 29 de junio de 2011 abrió el portal de Internet «News.va» y el 12 de diciembre de 2012 lanzó su primer tuit en la red Twitter, a través de su cuenta @pontifex_es

Y habiéndole tocado actuar ante un desolador panorama intelectual como hombre de pensamiento universal escribió casi 40 libros de teología durante su prolífica existencia y jamás dejóse llevar de la desesperanza encontrando siempre en sus escritos razones para esperar y forjar un nuevo orden mundial donde la confianza en las múltiples posibilidades de la «razón humana» hacen prever que no todo está perdido cuando el hombre recupera su humanismo para cambiar el mundo, bajo un sistema de valores éticos que permítenos actuar pro populo beneficio, resguardando siempre la plena fidelidad al inmutable «depositum fidei» o «depósito de la fe», que era el arsenal desde donde Joseph Ratzinger encontró las riquezas de la Tradición en su constante búsqueda de la «verdad de las cosas» para encontrar el amor oblativo que hácenos seres humanos buscando en todo amar y servir, como él mismo proclamábalo, con ataraxia y firmeza, en su encíclica Caritas in veritate, al decir in veritatis via: «soltanto nella verità risplende la carità», que en nuestra inmarcesible lengua de Castilla significa: «Solamente en la verdad resplandece la caridad».

Su brillante inteligencia llevábalo a ser pragmático en los trepidantes momentos de su vida y por ello es que adoptó un gesto de suprema humildad al renunciar a su ministerio petrino sin aferrarse al cargo cuando sus fuerzas ya no le permitieron ejercerlo dignamente, en su calidad de Vicario de Cristo en la Tierra y Servus Servorum Dei en febrero del año 2013 para convertirse en Pontifex emeritus condición desde la que brilló como una verdadera luz de la Iglesia en la Santa Sede, viviendo en los jardines vaticanos, en el monasterio Mater Ecclesiae.

Dueño de refinada excentricidad hasta después de ejercer el pontificado no dejó de buscar signos indelebles con los cuales identificarse como un sui generis personaje al escoger como pectoral, in nomine Christi, un precioso y raro obsequio de una cruz oriental obsequiada por el obispo emérito Kevin Boland, quien habíala bendecido en la misa de acción de gracias por el pontificado del papa Benedicto XVI en la catedral de San Juan Bautista en Savannah, Georgia. Tal estrafalaria cruz fue el identitario signo de su atuendo de PONTIFEX EMERITUS hasta el final de sus días ad gloriam aeternam.



In grata memoria semper viva, el Santo Padre Benedicto XVI siempre será recordado por sus curiosas excentricidades, entre las que están su exquisito gusto por vestir con los tradicionales zapatos rojos de los papas romanos, atuendo que hìzole exclusivo, sui generis y original in historia mundi.


Y como no podía ser de otro modo en un ser de tan raras cualidades, su propia muerte es un hecho cabalístico cuando el Señor, Providentissimus Deus, ha querido llamarlo a la casa del Padre en el último día del año 2022. Morir, por tanto, un 31 de diciembre no puede ser caso fortuito de frente a una vida tan proficua y dichosa in nostra Sancta Mater Ecclesia, mientras su fugaz vuelo sideral es más perceptible en la atmósfera de todo el planeta para poquísimas personas de exquisita sensibilidad capaces de sentir la infinita tristeza que deja una alma noble y excelsa en la congoja por lo que vale una distinguida ausencia en un hombre de altísimos quilates espirituales como vero sacerdos amabilis et fidelis in ecclesiae magisterium et Pontifex emeritus et magno episcopus in Roma semper aeterna, quosque habemus et amamus sicut fratres in unum cum Sancte Pater Benedictus, per Divina Providentia papam XVI, magno doctoris Ecclesiae, defensor fidei et admirabilis et eminentissimus pontifex in historia mundi ad omnes gentes bonae voluntatis.

Diego Demetrio Orellana

Datum Conchae, mensis ianuarii, die quintus, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXIII, in vesperas solemnitate Epiphaniae Domini.

No hay comentarios:

Publicar un comentario