In historia mundi,
era el tercer mes del calendario en la antigua Roma, después de martius/
marzo y aprilis/ abril, pues enero y febrero encontrábanse al final del
ciclo anual. No obstante, in historia nostra, en el calendario gregoriano es el
quinto mes del año y tiene 31 días.
In Roma semper aeterna,
el quinto mes del año era llamado como «Quintilis», aunque como
hémoslo dicho ut supra no correspondía al mes de mayo, pues éste
era el tercer mes del calendario in Roma antiqua. El mes quintilis, dicha sea la
verdad, en el calendario romano, ubicábase después de junio y antes de sextilis,
que era augusti o agosto.
In lingua latina, mater
nostra in hispánica lingua, el origen de mayo es «maius».
Mas navegando por los apasionantes caminos de la historia ha vístose que el
nacimiento de este nombre es incierto. Créese ad exemplum que
mayo puede derivar de la diosa Maia, la cual era conocida asimismo como Bona
Dea y era la diosa romana de la primavera y de los cultivos. En el mes
llamado maius los ciudadanos de la antigua Roma celebraban los festivales en
honor a esta deidad.
Otra corriente histórica da
cuenta que la ninfa Maya, la cual era madre de Hermes e hija de Atlas y
Pleione, pudo dar origen al nombre del mes.
También piénsase que el origen de
la palabra mayo podría provenir de la expresión: «Maius Juppiter»
que, in lingua latina, tradúcese como «Júpiter Mayor»,
deidad de la cual, por considerársela el mayor de todos los dioses del Olimpo,
surgiría el nombre mayo al calificárselo como «Maius» o mayor. La
verdad sea dicha, esta versión etimológica revístese más de fantasía que de
realidad aunque el contexto linguistico del atributo «maius» para
Júpiter no deja de capturar nuestra atención lingüística a la hora de indagar
el origen etimológico del quinto mes del calendario gregoriano.
Como nuestra cultura es
grecolatina, al auscultar la historia de la Grecia antigua descúbrese, IN
AETERNUM, que en la Grecia clásica mayo tenía su referente o
equivalencia con el mes llamado de «Targelión».
Ad maiorem beatae virginis
honorem, en nuestra cultura cristiana y católica mayo es el mes
dedicado a la Santísima Virgen María, Mater Dei et Mater Nostra,
como lo es también el mes dedicado a las madres in universa terra,
siendo el segundo domingo de este bendito mes la dominica en la que festéjanse
a todas las mamás del planeta con efusivas manifestaciones filiales in
mundum universum.
In historia civitatis/ En
la historia de la ciudad y debido a la influencia salesiana, la cual es
munífica en la capital de la morlaquía, mayo es también en nuestro medio el mes
de María Auxiliadora, la virgen de Don Bosco, el santo fundador de la
congregación salesiana, quien mandóla a retratar a partir de un sueño como Auxilium
Christianorum o Auxilio de los cristianos. Para ello,
buscó al pintor Tomás Lorenzone. La historia cuenta que años después de
realizado el óleo el artista confesaría que «al representar el rostro de la
Virgen sintió como si una mano invisible guiaba su pincel»; hecho al que
atribúyese la dulcísima expresión del rostro de la Auxiliadora.
Siendo también el mes en que la
primavera, en el hemisferio norte, consolídase ex tota fortitudine/ con
todas las fuerzas, mayo es considerado desde inmemoriales tiempos como
el mes de las flores, pues las plantas de especies florales, casi en su
mayoría, entran en inflorescencia durante este tiempo, lo que hizo que dijérase
desde lejanos tiempos: «Las flores de mayo alegran el ánimo».
Igualmente, era común escuchar que solía decirse: «viene mayo con sus rosas»
y las rosas, claro está, son flores propias del florido mes. Por ello, asocióse
desde siempre a mayo con los homenajes a las madres, tanto a la mater in
caelis como a la mater in terra, concebidas cada una, en
su unicidad, como seres de amor infinito a los que acudimos sin temor cum
reverentia et respectum in vita nostra.
Mas en nuestra cultura morlaca,
la tradición del mes de mayo como tiempo de flores ha llegado más allá de lo
que podríase haber esperado in culturalis res. Ergo, una manzana
muy conocida y de delicioso sabor identifícasela como «flor de mayo»
en alusión al aspecto floral del quinto mes del año y en confirmación expresa
de que en estas semanas mayales es cuando encuéntrasela exuberante en las
campiñas azuayas y hállase profusa en los mercados locales, donde es buscada
con mayúsculo interés por los habitantes de la morlaquía in naturalis
aspectibus.
En nuestro medio, en la capital
de la morlaquía, mayo es también el mes de la Santísima Virgen, amata
semper in communitate nostra, a punto tal de que Cuenca es desde
centenarios tiempos la «Ciudad Mariana» par excellence. Los
altares de mayo, las misas a la virgen, los homenajes marianos, los sábados de
mayo son solo ejemplos de las inveteradas manifestaciones de fe con las que los
cuencanos hemos profesado veneración a la Virgen María ad reverentiam in
vita communitatis.
Es, por supuesto, el mes de las
primeras comuniones, tradición que celébrase tanto antaño como hogaño en todas
las parroquias cuencanas y que ha vuéltose vívida costumbre que renuévase
rediviva in honorem Christi, diem per diem, in mensis maii/ en honor de
Cristo, día a día, en el mes de mayo.
Finalmente, en nuestra cultura
morlaca, los dichos populares referidos a mayo han sido, in perpetuum,
fuente copiosa de preciosas expresiones que definen taxativamente y con
acrimonia a las características de este bendito mes.
Quizás en seguidilla, como
continuación de la tradición abrileña de constituirse abril un mes cargado de
aguas, las abuelas de antaño solían decir de mayo el siguiente dicho curioso
que muéstranos lluvioso a mayo ex tota claritas: «En abril aguas mil, y
en mayo cada día un baño». No obstante, la tradición parece haber
venido de España, puesto que en Castilla acostumbrábase también a decir un
dicho que volvióse peculiar inter nos, en nuestro clima de lluvias abrileñas,
cuando desde centenarios tiempos dícese tanto aqueste el Ecuador, como allende
los mares, en la madre patria España: «Agua en abril, granos mil. Agua en
mayo, pan para todo el año».
La luna tierna de mayo es más
fría que lo habitual y permitía recordar de vehementi/ con vehemencia
una enseñanza de sabiduría popular por la que conócese que en ninguna luna
tierna débese lavar la ropa, a riesgo de destruírsela ni tampoco debíanos
cortarnos el pelo pues si se lo hacía no crecía apropiadamente; toda vez que
también creíase que las personas endebles, entecas y de salud maltrecha
mejoraban cuando la luna aparecía; por ello decíase con tanta poesía in
urbe nostra: «cuernos al
oriente, cuarto creciente», pues efectivamente los dos extremos de la luna
empezaban a crecer ad orientem en clara manera de identificar la
luna creciente o más conocida como cuarto creciente in historia mundi.
Y como la fama de mes lluvioso
cúpole explícitamente a mayo desde antiguas y remotas épocas ha díchose
igualmente: «Agua de mayo, malogra el año». Sin embargo, las
huellas hispanas nótanse con más apodíctica certidumbre en la fuerza expresiva
de un ibérico refrán que importóse desde allá hasta volverse popular inter nos:
«mayo, hasta que se pudra el sayo». Y es que mayo es un mes en
donde las lluvias solían exagerarse in nostra communitate, a
punto tal de que tal refrán castizo de la madre patria España adaptóse a la
perfección por nuestros lares, siendo un dicho que aunque suene forzado -para rimar mayo con sayo-
alude a la naturaleza peculiar de constituir un mes de lluvia exuberante por
antonomasia.
Pero los dichos preciosos de mayo
son refulgentes como el rayo in hispánica lingua. Así, verbi
gratia, veamos algunos ejemplos en nuestra maravillosa lengua de
Castilla:
«Febrero revuelto, marzo ventoso y
abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso»
«Primer día de mayo, corre el
lobo y el verano»
«Si mayo es reglado, ni frío ni
achicharrado»
«Lluvioso mayo, seguro del año»
«Lo que en mayo se moja, en mayo
se enjuaga»
«Quien en mayo no merienda, con
los muertos se cuenta»
«En mayo hambre y rosas, mira qué
distintas cosas»
«Con el agua de mayo, crece el
pelo siete palmos y un dedo»
«Por mayo ríos llenos, preludian
grandes truenos»
«Mayo hace el trigo y agosto el
vino»
«Hongo de mayo, ni lo comas, ni
lo des a tu amo»
«Si en mayo no viereis lodo, dalo
por perdido todo»
«Hasta el 40 de mayo, no te
quites el sayo»
«El pez de mayo, a quien te lo
pida, dalo»
«El mejor trashoguero, en mayo lo
quiero»
«El cordero en mayo, retoza en el
prado»
DIEGO DEMETRIO
ORELLANA
IN CONCHA, AD INITIUM MENSIS MAII, AD MMXXII
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