viernes, 18 de marzo de 2022

TELMO LEÓN: EL VERDADERO CRONISTA VITALICIO SUPER FLUMINA BURGAY

Telmo María León Ramírez, 
el verdadero CRONISTA VITALICIO de Azogues, 
super flumina Burgay

 

«In vita communitatis» o «en la vida de la comunidad» todo pueblo cuenta con singulares personajes cuyas experiencias son apasionantes lecciones de vida donde la lucha por la justicia es una guerra sin cuartel por el imperio de la verdad pro patria et Deo. En San Francisco de Peleusí de Azogues ese perfil tiénelo Telmo León Ramírez en una prolífica existencia de más de 8 décadas que consolidáronlo como un combatiente de la justicia y un verdadero cronista vitalicio super flumina Burgay. En efecto, si deséase saber del Azogues de antaño recúrrese a él en busca de precisa información sobre la historia citadina y las anécdotas más fidedignas de acontecimientos y personajes locales del siglo XX. Telmo es una enciclopedia viviente y un chispeante narrador de memorias y reminiscencias que encandilan el alma reflejándonos, in spiritus et veritas, que Azogues es un rincón patrio donde han acopiádose valiosos hechos para perdurar in aeternum como hitos esenciales de su condición patrimonial.


Aguerrido, intrépido, curioso y de ánimo distendido, leal en la amistad y apasionado en el ejercicio del Derecho, en Telmo puédese confiar ora como confidente, ora como cliente, ora como amigo y hermano ex tota fortitudine/ con todas las fuerzas, en un grato compartimento de camaradería, solidaridad y afinidad in via fraternitatis o en el camino de la fraternidad.

Su bonhomía es la condición sine qua non para entablar amenas conversaciones de temas que domínalos introyectándose en cada personaje de sus memorias y en las tramas de cuanto refiérenos con vívida nitidez, ya trátese de las epónimas glorias de su amada urbe, las gozosas epopeyas de los azogueños y las más nefandas tribulaciones de la comarca, como el tristemente célebre caso del mandato 4 de Octubre, muy bien documentado por Telmo, donde ex convictos de non grata memoria causaron muertes, dolor y lágrimas a incautos azogueños in tertio millenio adveniente.

Telmo María León Ramírez,
Cronista Vitalicio de Azogues

En todas las cosas que el cronista cuenta deja al descubierto su talento, su sagacidad, su astucia y su temple para salir avante ante cualquier aflicción que enfrente. Así, no ha tenido miedo alguno a la hora de poner la pica en Flandes mientras que cada una de sus memorias entretejen una enseñanza o una «lectio vitae» o «lección de vida» con un sorpresivo final que deja en el inquieto interlocutor la quisquilla de que la historieta no deberíase quedar en el olvido in perpetuum. Es esto entonces lo que ha constituido el leit motiv para escribir este PRIMER RELATO sobre una hilarante aventura del cronista vitalicio Telmo inter nos, apud flumina Burgay.

San Miguel de Porotos

In diebus illis/ En aquellos días, allá por la década de 1960, a Telmo cúpole la oportunidad de servir como maestro en la escuela «Pedro Fermín Cevallos», en San Miguel de Porotos, cuyo director era Eulogio González Lliguín, hombre pusilánime que no podía poner en regla a una de sus más díscolas maestras. La susodicha habíase bautizado con el nombre de Raquel Rodas Quinteros «y no era diligente, ni servicial, ni afanosa en sus labores» asevera el cronista Telmo. Los niños vivían al vaivén de su indisciplina y a merced de sus caprichos pues la profesora faltaba cuando quería, llegaba tarde si proponíase y maltrataba desde el alba al crepúsculo descuidando los planes de enseñanza y ocasionando una incómoda distonía con el profesorado de una escuela pluridocente, donde nadie podía amonestarla o sancionarla in via iustitiae. La cosa era de espanto y el modus actuandi de la mentada maestra era inveterado hasta el hastío por lo que el problema habíase convertido en un galimatías de pronóstico reservado ante el cual el director de escuela, habiendo perdido toda autoridad sobre la profesora, dábase por vencido de no poderla someter al camino correcto. En esas aparatosas circunstancias Telmo llegó como profesor del establecimiento y fue electo subdirector por sus colegas, quienes ipso facto detectaron su recia personalidad in via dignitatis. La indomable maestra mostrábale afabilidad como si midiérale el aceite para subyugarlo, como habíalo hecho con sus pares, mas Telmo actuaba ad cautelam y no dejábase seducir por las zalagardas y estratagemas de la insumisa compañera. Ejerciendo su autoridad comenzó a exigir con firmeza que Rodas cumpla con sus responsabilidades rindiendo cuentas ante el cuerpo directivo de la escuela. La maestra que hacía cuanto quería, a fuer de sus antojos, sentía respeto por Thelmo, quien actuaba sigilosamente sin volverse antipático ante la susodicha. Habiéndose estudiado muchas posibilidades para deshacerse de ella, en busca de una armónica convivencia entre los docentes, en conjunto con el director y subdirector acudieron ante el jefe de Estudios de la zona, el doctor Vicente Aurelio Crespo, para solicitar que Rodas fuese mas bien asignada a otra institución educativa.

San Miguel de Porotos

La treta no era fácil de conseguir, afirma Telmo, pues el director de Estudios tampoco podía con la ríspida y díscola maestra. Ciertamente, para que reformara su modus actuandi habíale trasladado a San Miguel de Porotos creyendo que en una escuela pluridocente sería más fácil sujetarla a que cumpla sus deberes. Pero Rodas avasalló al profesorado, afirma Telmito María, a punto tal de que teníanla pánico por su desaforado comportamiento con el que imponíase per fas et per nefas viviendo de la indisciplina y el desacato a toda norma, todo principio y toda elemental regla de conducta.

San Miguel de Porotos

Conociendo que el director de estudios miraba el caso Rodas como Cristo, en el huerto de Getsemaní, pidiendo a su Padre que pase de él el cáliz del martirio, a Telmo ocurriósele un sagaz artilugio consistente en grabar a la profesora toda una conversación en la que ella expresó cuanto quiso y en los peores términos de cada uno de sus compañeros. Sabiendo entonces que la maestra siempre llegaba tarde decidió también un día atrasarse para subir con ella desde Azogues. El encuentro resultó fortuito para la profesora y gracias a la afabilidad que profesaba a Telmo, caminando hacia la escuela, desarrollóse un diálogo en el cual el subdirector pidió que Rodas dijese todo cuanto pensaba de cada uno de los profesores incluyendo al director de Estudios, Víctor Aurelio Crespo. La maestra, como quien encuentra una cancha para refocilarse a sus anchas, expresó zahirientes comentarios de cada uno de sus colegas dejando notar su avieso y atrabiliario carácter para con todo el mundo. El momento en que habló del director de Estudios dijo textualmente, según las memorias de Telmo: «Ese es un viejo ocote ojos, cargador de huano, que no usaba zapatos sino alpargatas» en alusión a su humilde origen, mientras con un regionalismo propio de la sociedad ecuatoriana lo deslegitimó porque Crespo no era azogueño sino natural del oriente ecuatoriano. La ríspida profesora no sospechaba que toda la retahíla de cosas que profirió fue grabada en una antigua grabadora cuyo carrete duraba media hora, tiempo suficiente para que Telmo lograra todo cuanto habíase impuesto a fin de contar con una arma efectiva con la cual el director de Estudios cancele a la maestra para así librarse de ella cual si fuese Satanás en un convento contemplativo.


El artilugio funcionó a pedir de boca y armado entonces con la magnífica grabación magnetofónica, Telmo fue a visitar al director de estudios en compañía de sus colegas de la escuela «Pedro Fermín Cevallos». Llegados todos ante el doctor Víctor Aurelio Crespo, in honorem veritatis, contaron con displicencia el malestar que la retozona y altanera maestra causábales. El director de Estudios animábales a que justamente porque trabajaban en una escuela pluridocente debían unirse para controlar mejor a la indisciplinada educadora. Así pues, negábase a tramitar el pase de escuela para Rodas. Diríase pues que Víctor Aurelio Crespo hacía pasar, de sus manos, el cáliz del martirio.

Rebus sic stantibus/ Estando así las cosas, Telmo entró en acción y puso a escuchar la grabación al director de Estudios para que éste enterárase de toda la letanía de insultos, agravios, infundios y ácidas filípicas proferidas en el memorable diálogo, al fragor de un comportamiento digno de una mindala de mercado. Cuando Víctor Aurelio Crespo escuchó todo lo que la sediciosa profesora había dicho de sus colegas no dio su brazo a torcer y díjoles con ataraxia y rígida determinación que «justamente porque ya saben qué cosas ha sido capaz de decir la zascandil maestra en contra vuestra deberíais ponerle en su sitio y controlarla más en la escuela a que cumpla a cabalidad sus responsabilidades». Ante esta coyuntura que dejaba al desnudo la pusilanimidad y liviandad del director de estudios para no castigar a la docente y tirar la pelotita a la desgraciada escuelita, Telmo díjose per se: «Aquí es cuando que la puerca tuerce el rabo» y entonces, gallardo y fogoso, tomó la palabra e intrépido como siempre dijo a su jefe con arrojo y bizarría: «doctor Crespo, ahora escuche lo que la señora opinó también de usted en la grabación magnetofónica del carrete». Y entonces el director de Estudios escuchó las impúdicas e irreverentes expresiones con las que la susodicha habíase referido sobre su persona: «Ese es un viejo ocote ojos, cargador de huano, que no usaba zapatos sino alpargatas». La estupefacción y el anonadamiento que Víctor Aurelio Crespo mostró al oír semejantes palabras mayores de la díscola maestra hicieron que su cobardía, liviandad y ligereza transformáranse en furia e indignación y la valentía que jamás quiso mostrar apareció en su rubicundo rostro con efecto rocambolesco cual nefandario huracán que no detiénese ni siquiera ante el poder divino. Ipso facto, puso él la pica en Flandes para zanjar el asunto profiriendo in honorem dignitatis: «Esta atrevida está cancelada y sancionada».

Así concluyó un enrevesado conflicto que hoy es parte de las chispeantes y jacarandosas memorias del cronista vitalicio Telmo León Ramírez, quien relata la anécdota con la algazara que prodúcele mirar en retrospectiva cuán efectivas son la sagacidad, la astucia y la inteligencia si utilízanse, como los vasos comunicantes, para conseguir justicia y no dejarse humillar de aviesos y despiadados seres que pretenden hacer tabla rasa del respeto que merecemos cuando buscamos que la verdad triunfe sobre todas las cosas, acriter et fideliter in vita societatis et in camera caritatis.

 

Diego Demetrio Orellana

Datum Conchae, mensis martii, die XVII, curentis Anno Domini MMXXII, octava II Dominica in quadragesima


OPINIONES CIUDADANAS

Paul BarzalloFelicitaciones amigo Diego Demetrio, usted siempre tan acertado e inteligente.

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