sábado, 23 de octubre de 2021

MATÍAS ABAD MERCHÁN Y UNA INFAMIA A LA BANDERA PROVINCIAL

Riddendo semper inter nos/ Riendo siempre entre nosotros, son causa de algazara las cantinflerías del fachendoso señor gobernador Matías Abad Merchán, quien resultó un verdadero fantoche para el Azuay desde el instante mismo en que el presidente Laso anunciaba su nombramiento como si hubiésemos de presenciar un verdadero parto de los montes. Y nuestra altiva Cuenca, como en la antigüedad clásica, preparóse con hilaridad y jaleo para recibir a Matías como si en los oídos de los cuencanos hubiese tronado exultante la célebre admonición de Esopo: «Parturiunt montes, nascetur ridiculus mus/ Paren los montes, nacerá un ridículo ratón».

Mas, quid pro quo, vistas sus acciones, tal cual díjolo el inmortal fabulista, Matías es el verdadero «parto de los montes» in provintia nostra, mientras sonreímos con socarronería ante su exacerbada vanidad y su ingénita estulticia para inaugurar su triste mandato colocando la bandera provincial al revés en el frontispicio del edificio donde reina, en su excelso trono, demostrando que no ha sabido elementales lecciones de civismo apud flumina Tomebamba.

 

La bandera del Azuay 
que Matías Abad mandó a hacerla al revés

La constitución de la república, en su artículo 66, consagra el derecho de los ecuatorianos para cuestionar a nuestras autoridades, en tanto son funcionarios sujetos al escrutinio ciudadano. Basados en esta prerrogativa y ejerciendo nuestro deber de hombres de pluma, críticos y orientadores de la opinión pública, hic et nunc protéstese desde este espacio cibernético cuando un advenedizo gobernador demuestra que no ha sabido la forma en la que debe izarse el lábaro patrio de la provincia. Por ello, recuérdese in honorem veritatis el sapiente dicho de nuestra castiza heredad: «De frente filo y de filo nada». Así dice la milenaria sabiduría de nuestra incomparable lengua de Castilla ante los sorprendendores que, dentibus albis, pretenden fungir de «rara avis in terra» o «rara ave sobre la Tierra» mostrando cualidades de las que carecen y llegando al avieso atrevimiento de burlarse de nuestra inteligencia diem per diem in vita communitatis/ día a día en la vida de la comunidad.

 


Al parecer, el inefable Matías quiso sorprendernos fungiendo de gobernante de fina estampa y divina aureola, cual si fuese un funcionario de etiqueta y de caché, quizás, cual tiquismiquis y excelso modelo para figurines de aristocrático cotilleo. Ya estábamos acostumbrados a que exhíbase en sus columnas de opinión con un aparatoso saber para sorprender a Raimundo y todo el mundo, cual sabio predestigitador del run run político en la capital de la morlaquía, con sus constantes atropellos a la historia, sus aviesos atentados en contra de la verdad histórica y sus ocurridas y anodinas deducciones en las que la liviandad y la ligereza llévanlo al fango de la ridiculez cuando, ad absurdum, comparte deducciones que no son más que verdades de perogrullo in communitate nostra.

 

La bandera del Azuay 
que Matías Abad mandó a hacerla al revés

Los azuayos estamos patidifusos al contemplar que Matías, al inaugurar su triste mandato, mandó a hacer una nueva bandera de la provincia a fin de izarla en el frontispicio de la gobernación. La colocación del símbolo provincial, junto a las banderas de Cuenca y del Ecuador, delataba las intenciones del gobernante de inaugurar su mandato dando clases de civismo a su pueblo, como si dijéranos urbi et orbi: «así es como débese respetar a nuestros símbolos patrios, así ízanse las banderas, así demuéstrese el cívico amor a la provincia, de la que soy por ahora, por la gracia de Dios, Providentissimus et altissimus gobernador in partibus infidelium».

 


Sin embargo, si nos fijamos en el lábaro patrio que ha mandado a hacer nuestro cantinflesco y jacarandoso gobernador, la franja amarilla hállase encima y en el centro encuéntrase el escudo de la provincia colocado de manera vertical, por lo que colúmbrase que no trátase de un yerro del portero que generalmente coloca no más la bandera cuencana al revés. En tanto el símbolo provincial es nuevecito y reluce con sus fúlgidos colores de iridiscente refulgencia es evidente que Matías no ha sabido cómo colócase la bandera provincial y por ello mandó a confeccionar un ejemplar al revés.

 


Por disposición legal, el Consejo Provincial del Azuay dispuso, décadas atrás, que la bandera provincial tenga dos franjas de colores rojo y amarillo, adoptándola como propia a la misma bandera cuencana, con la única diferencia de que en el lábaro provincial colócase el escudo de la provincia en el centro. Así hémoslo aprendido en las escuelas primarias en donde recibimos las primeras letras y las elementales lecciones cívicas que permítennos ser ciudadanos de bien in urbe nostra, super flumina Tomebamba . No obstante, sorpréndenos ad summum que Matías Abad Merchán no  aprendió estas obligatorias enseñanzas in patria aequatorianae. A similis, el hecho es muy parecido al caso del fementido danzante de Causacunchi, Martín Sánchez Paredes, quien inauguró su período de 8 años en la Casa de la Cultura de Cuenca con la bandera de la ciudad amada al revés. (Cfr. UNA INFAMIA A LA BANDERA EN LA CASA DE LA CULTURA).

 


La infamia de Matías no es casual y nuestro reclamo no débese de interpretar como un cansino llamado a la corrección en el respeto que merécese la provincia y la «ciudad cargada de alma». Ya es común inter nos que la bandera cuencana ízase siempre a la maldita sea, al revés, como pruébase en la precedente imagen, siendo inadmisible que un gobernador provincial desconozca esta elemental norma cívica. Al parecer, la estulticia de Matías no tiene arreglo habríase quizás de concluir al mirar que sus constantes atropellos en sus columnas de opinión déjanlo como un sofista que engarbúllanos constantemente contra veritatis, al escribir siempre de triviales verdades, lugares comunes y frases brillantes pidiendo prestado el tintero, mientras hoy ha dejádonos enmarañados al desconocer que la franja roja colócase encima en la bandera de la provincia.

 

La Gobernación del Azuay, el 9 de Octubre, 
sin la bandera provincial

In honorem veritatis, débese columbrar que la provincia agítase hasta los paroxísticos límites de la indignación cuando el pasado 9 de Octubre, luego del fiasco de Matías, el edificio de la gobernación lucía sin la bandera provincial en un día cívico de tanta trascendencia in patria nostra. 

Finalmente, el 22 de octubre, Matías Abad iza la nueva bandera provincial 
que tuvo que hacerla correctamente


No obstante, el 22 de octubre, con ocasión del embanderamiento cuencano por las inminentes fiestas novembrinas, el candoroso Matías acaba de colocar correctamente la bandera provincial en reivindicación de su fama enviada al abismo de las huestes infernales, por lo que es digno de congratulación in respectum et reverentia inter nos. Excelsior, excelsior, dilectissime Matías, inefabilis et singularis in provintia nostra.

 


 ¿Y por qué demoró Matías 25 días para reivindicar a la provincia y mandar a hacer correctamente una nueva bandera luego del tremendo papelón en el estreno de su cargo? Unos aluden a la vergüenza de Matías ante su triste desafuero, otros a su falta de luces; éstos al desgobierno de Matías; aquellos al ludibrio que el fachendoso gobermador habrá de sentir en su ríspido rostro de «rara avis in terra» ante la peor cantinflería de su vida terrena: llegar a la gobernación de la provincia y no saber que el lábaro patrio provincial colócase igualito a la bandera de Cuenca, con la franja roja encima. Solo unos pocos, de vez en cuando, penetran en la causa verdadera de esta desgracia: el conocimiento light de Matías, en la era de la globalización en donde erígese cual si fuese una «vaca sagrada» del pensamiento contemporáneo con la fatua vanidad de un gobernante del gobierno del encuentro donde quienes están en el poder anhelan la libertad cuando obedecen y comprímenla cuando llegan a mandar cual si tratárase de proteos políticos de invincibilis ignorantia con masterados que exhiben como perlas que cáenles cual chagrillo de sacra procesión eucarística in nostra Sancta Mater Ecclesia et in honorem invincibilis ignorantiae et stutiltia.


DIEGO DEMETRIO ORELLANA

Datum Conchae, mensis octobris, die XXIII, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXI, octava XXIX Dominica per annum.

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