miércoles, 9 de marzo de 2016

MÚSICA BARROCA EN CUENCA


Con motivo de la presentación en Cuenca del grupo de música barroca «GUAYAQUIL CONSORT ENSAMBLE», los asistentes podrán apreciar piezas inmortales del gran compositor jesuita Doménico Zipoli, uno de los grandes músicos del barroco ad perpetuam rei memoriam. 

Presentamos algunas notas que habrán de ser útiles para familiarizarse con este tema apasionante de la música barroca en el siglo XVIII,  donde tres fueron los compositores italianos que desarrollaron toda o parte de su carrera musical en la América española:

ROQUE CERUTI (c.1683-1760) en el Virreinato del Perú;
IGNACIO DE JERUSALEM (c.1707-1769) en el Virreinato de la Nueva España; y el más famoso de los tres,
DOMENICO ZIPOLI (1688-1726) en las reducciones jesuitas de Paraguay.



La presencia de estos músicos italianos no fue un hecho casual. A comienzos del siglo XVIII, la llegada al trono de Felipe V, primer rey de la dinastía francesa de los Borbones en España, supuso un giro radical en los gustos musicales cortesanos, abandonando lo español y decantándose hacia la música italiana.



Esta oleada italiana tuvo que ver con la influencia de la primera esposa italiana de Felipe V, María Luisa Gabriela de Saboya, y de su segunda mujer, Isabel de Farnesio, con quien contrajo matrimonio en 1714. El giro musical en España tuvo su reflejo en la América virreinal. Escribe el musicólogo Samuel Claro: «Es muy significativo que el primer virrey del Perú designado por el gobierno Borbón de Felipe V, haya traído consigo a un músico italiano. Ello confirma el notable cambio en el gusto de lo español por lo italiano que imprimió la dinastía de los Borbones, especialmente en la música, no sólo a España sino también a sus posesiones de ultramar. El propio soberano favoreció la ópera italiana y la llegada de Ceruti al Nuevo Mundo marca el comienzo de la hegemonía del estilo italiano, especialmente del de ópera, y el fin del estilo español representado en Lima por Tomás de Torrejón y Velasco, entonces maestro de capilla de la Catedral.


La influencia de Ceruti fue muy grande: era director de la capilla de música del Virrey, fue invitado por éste a componer música incidental para su ‘comedia harmónica’ “El mejor escudo de Perseo”, estrenada en 1708 –que también tuvo música incidental compuesta por Torrejón y otros músicos europeos- y sucedió al propio
Torrejón, a la muerte de éste, como maestro de capilla de la Catedral de Lima, el 1º de agosto de 1728, por ser “insigne en la música composición y canto” (Bermúdez, 1825, folio. 296).

A los pocos años de llegar Roque Ceruti a Lima, el estilo italiano de música se había generalizado y había trascendido las fronteras. En 1721 la ciudad de Trujillo, al norte del Perú, quiso rivalizar en música con la magnificencia artística de la capital virreinal. Para tal efecto contrató como maestro de capilla a Roque Ceruti, que permaneció seis años en esa sede hasta que se hizo cargo del mismo puesto en la Catedral de Lima».





El redescubrimiento de Zipoli


En 1941, el musicólogo uruguayo Lauro Ayestaran propuso, por primera vez, que el hermano jesuita Domingo Zipoli y el compositor italiano del mismo nombre eran la misma persona. Veinte años más tarde, y tras sonado debate, la propuesta fue aceptada. Mientras, el historiador jesuita Guillermo Furlong y el estudioso alemán Francisco Curt Lange se ocuparon activamente de la vida y obra de Zipoli. Fue recientemente, en 1959, que el musicólogo estadounidense Robert Stevenson halló en Sucre, Bolivia, copias de una misa en fa mayor atribuida a Zipoli y copiada en Potosí en 1784, probablemente a partir de fuentes jesuíticas locales. (Hoy sabemos que esta obra es en realidad un arreglo local basado en otras dos misas del compositor, que aparecieron posteriormente). En 1968, el musicólogo chileno Samuel Claro visitó el pueblo de San Ignacio de Moxos (actual Beni, al oriente de Bolivia), donde halló una Letania Lauretianas y un Tantum Ergo de Zipoli. En 1972, en las otrora reducciones de San Rafael y Santa Ana, Chiquitos al Oriente de Bolivia, el arquitecto Hans Roth encontró el archivo musical de ambas poblaciones, que comprendía unos 2500 folios, que hoy forman el Archivo Musical de Chiquitos, sito en Concepción de Ñuflo de Chávez. Allí fue descubierto el grueso de la obra de Zipoli conservada en América Latina, incluyendo dos misas, dos salmos, cuatro himnos, cinco antifonas y otras obras. Algunas composiciones de Zipoli fueron editadas primero por Luis Sarzan (Asuncion del Paraguay). Enseguida, Bernardo Illari editó toda la obra de Zipoli, la cual fue recuperada íntegramente en conciertos organizados en Córdoba argentina en 1988, en homenaje al bicentenario del compositor.

NOTAS PROPORCIONADAS POR: LUIGGI CASTILLO/ DIRECTOR DE GUAYAQUIL CONSORT ENSAMBLE.

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