...In aeternum, El Quijote es copiosa fuente del
buen uso del verbo pues Cervantes, cual «magister
veritatis» o «maestro de la verdad»,
muéstranos en toda su obra el diestro manejo de la palabra ora para vivificar,
ora para realizarnos, ora para trascender y así pues, las frases célebres que
inclúyense dentro de este clásico de la literatura universal delatan la fuerza
expresiva del verbo cuando surge per se
y refulge inmortal desde lo profundo del corazón o de la clara razón ad omnes gentes.
Y es que Cervantes nos enseña que la palabra, cuando es
magistralmente utilizada, exorna a la lengua y a través de ella delatamos ex integro nuestra humana condición en el
cotidiano accionar in vita nostra.
Por ella, en El Quijote, las sabias expresiones que la trasuntan prodígannos enseñanzas
por las que luce esbelta, sincera y auténtica, imbricada siempre de sapiencia
como las voces aquellas que, desde la lejanía y aún a pesar de la ausencia,
resuenan inmemoriales en los oídos del alma ex
tota fortitudine para hacerse presente cuando nos dejan una lección de
profundas huellas.
In veritas semper
fidelis, a través de
la palabra, Cervantes mantiénese in
perpetuum por medio de las sabias cosas que llevan implícitos sus
pensamientos mostrándolo como un fiel observador de las realidades de la
existencia y un gran catalizador de las cosas que pudo definir con tanta
sabiduría. Y es en el exuberante arsenal de sus prodigiosas ideas donde sus palabras
adquieren «sensus vitae» o «sentido
de la vida» columbrando, por parte nuestra, que su gran experticia para el
manejo de la palabra, a través de nuestra maravillosa lengua de Castilla,
exigióle autopensamiento, autodisciplina
y autoconciencia para comunicarse correcta y apropiadamente para el desarrollo
de la riqueza idiomática de la lengua castellana y el progreso cultural,
científico y humanístico de la comunidad entera.
En El Quijote es donde la literatura muéstrase como una
disciplina nada vana, que ha coadyuvado para que el Castellano perviva como un
faro luminoso que guíanos ab aeterno
cuando navegamos por las insondables aguas de su sabiduría. Tan solo basta leer
sus profundas cosas para corroborar que la sempiterna obra cervantina es una
efectiva fortaleza de poder para la comunicación, la creatividad y la
construcción del ser humano. Ad exemplum,
algunas frases que pululan como luces esplendentes sorpréndennos por su
sapiencia cuando descubrímoslas como perlas preciosas dignas de inmortalidad en
el tiempo: «La ingratitud es hija de la
soberbia», «La sangre se hereda y la
virtud se aquista y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale», «Amor
y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo
lo que se desea se ama», «Dad crédito a las obras y no a las palabras», «Bien predica quien bien vive», «Confía en
el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades», «Donde
una puerta se cierra, otra se abre», «El
que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho», «A quien se humilla, Dios le ensalza». «No hay más alta virtud que la
prudencia», «Se va a la plaza del nunca por la calle del ya voy».
En El Quijote sus célebres ideas represéntannos la alegría de
la vida, pues la palabra sinceramente cervantina atráenos y unifícanos destruyendo
barreras y deleitándonos con nuestros prójimos.
Y es en el diálogo ameno donde Cervantes parece como un grato contertulio creando vínculos de comunión auténtica a través de nuestro castizo idioma ya que, dicha sea la verdad, la lengua no es otra cosa que el reflejo fiel de la interioridad de cada ser humano y el alto espíritu de Cervantes permítele apreciar las cosas altas pro mundi beneficio et super omnia in veritatis splendor hodie et nunc et semper.
Diego Demetrio Orellana
In Concha, apud flumina Tomebamba, mensis martii, die XIX, currentis Anno Domini MMXVI, vesperas Dominica in Ramus Palmarum.
In Concha, apud flumina Tomebamba, mensis martii, die XIX, currentis Anno Domini MMXVI, vesperas Dominica in Ramus Palmarum.
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