Contra veritatis et solus ad verecundiam, Diario «EL TIEMPO» del día de ayer miércoles 13 de diciembre del año 2017 publicó una noticia falsa que la copiamos ex integro: «Con una mesa redonda, promovida por la Cátedra Abierta de
Historia de la Universidad de Cuenca y la Dirección Municipal de Áreas
Históricas y Patrimoniales, hoy se conmemoran los 250 años de la expulsión de
los jesuitas del país, acontecida el 13 de diciembre de 1767».
Sin embargo, esta información está equivocada pues la expulsión de los jesuitas no fue el 13 de diciembre de 1767 sino el 20 de agosto de 1767 y en Cuenca aconteció el 25 de agosto de 1767, por lo que sorprende que este yerro publíquese tan irresponsablemente, después de casi 4 meses de la fecha verdadera.
Para Ana Luz Borrero, de la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca, «la información les cogió de sorpresa y el diario "El Tiempo" les ha hecho un grave daño» al haber publicado semejantes disparates.
Para Juan Martínez Borrero, de la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca, la culpa es del periodista, quien es el señor Fabián Campoverde. Sin embargo, en el diario léense unas expresiones que dan a entender que la culpa es de la Dirección de Áreas Históricas y Patrimoniales de la Municipalidad de Cuenca cuando dícese ex tota claritas: «Con este espacio académico y de debate, se trata de visibilizar la importancia que tuvo la orden religiosa en la Real Audiencia, en campos como la administración educativa, religiosa y de haciendas, señaló Juan Pablo Vargas, encargado de la Unidad de Arqueología de la Dirección Municipal del Áreas Históricas y Patrimoniales y quien formará parte del encuentro».
Sea como fuere, la equivocación es TERRIBILIS y la desinformación al público resulta HORRIBILIS siendo causa de ludibrio e ignominia para los sensatos ciudadanos que quédanse absortos y patidifusos ante la fácil manera con la que se altera la historia in communitate nostra.
Pero los equívocos no concluyen allí y mientras avanzamos en la lectura aparecen otros gravísimos desafueros en la nota de «El Tiempo» cuando el periodista escribió, a su vez la siguiente abstrusa barbaridad contra veritatis: «Para entender la trascendencia de los jesuitas, cabe mencionar parte de su historia, cuya constitución en la Real Audiencia se debe a San Ignacio de Loyola y data de 1540. Posteriormente, 34 años después, llegan los primeros padres jesuitas a Quito.
Ad absurdum, lo que acabamos de leer es ridículo, por decir lo menos, puesto que, tal como ha redactádose la nota, la presencia de los jesuitas en la antigua Real Audiencia de Quito no débesela a San Ignacio de Loyola. In stricta veritas, la Compañía de Jesús establecióse en la antigua Presidencia de Quito el 19 de julio de 1586 cuando San Ignacio de Loyola ya había muerto 30 años antes de este acontecimiento, mientras que el 27 de septiembre de 1540 habíase fundado la Compañía de Jesús in nostra Sancta Mater Ecclesia, sin que este hecho tenga relación alguna con la Real Audiencia de Quito. Tampoco es cierto que 34 años después de 1540 los jesuitas llegan a Quito, pues dichas las cosas de esta forma llegamos a 1574 y los jesuitas llegaron a establecerse en Quito en 1586 como hemos dicho ut supra.
Pero como abyssus abyssum invocat/ El abismo clama al abismo, una falta acarrea a otra y así, para que el pecado sea mortal, en diario «El Tiempo» escribióse adversum veritatis la siguiente hilarante y vergonzosa chifladura que la transcribimos de verbo ad verbum: «...en 1812, la Corte de Cádiz pide el retorno de los padres jesuitas, por petición de los diputados sudamericanos y en 1815 se deroga la radical sanción de Carlos III».
Esto es aún un absurdo más absurdo pues la radical sanción de Carlos III no fue derogada en 1815 y las Cortes de Cádiz jamás podrían haber pedido el retorno de los padres jesuitas en 1812, ya que en aquel año todavía no se había refundado la Compañía de Jesús. Secundum historica veritas, la restauración de la orden ignaciana aconteció dos años después, el 7 de agosto de 1814, por el papa Pío VII, por lo que los datos de diario «El Tiempo» no pueden ser más cantinflescos y alejados de la lógica siendo causa de risa a carcajada batiente. Más todavía cuando la nota periodística termina diciendo: «Estos y otros temas se abren para todo público, principalmente docente, estudiantes de la carrera de Historia y Geografía y de áreas afines, investigadores, historiadores, arqueólogos y otros».
Si el objetivo de la mesa redonda es educar en historia y la nota de prensa que invita comete tantos desafueros en contra de la verdad histórica huelga considerar que hácese mucho daño desinformando a la comunidad con equívocas afirmaciones que reflejan la negligencia investigativa con la que escríbense absurdos dislates que solo son entendibles in honorem invincibilis ignorantiae.
La verdad sea dicha, no está demás indicar que la Dirección de Áreas Históricas de la Ilustre Municipalidad de Cuenca viene permanentemente atentando en contra de nuestra historia, con las agendas culturales plagadas de datos erróneos que atentan en contra de la verdad y las tremebundas publicaciones que conspiran diem per diem et contra dignitatis en una dependencia que debería cumplir un rol fundamental para resguardar y precautelar la verdad histórica por sobre todas las cosas. Solo recordemos el siguiente escándalo para confirmarlo in stricta iustitia: UNA AGENDA EN CONTRA DE LA HISTORIA.
La mesa redonda contó con la presencia del Reverendissime Pater Francisco Piñas, SJ, Archivero de la Provincia Ecuatoriana de la Compañía de Jesús, quien pudo ser testigo del reclamo público que hiciéramos coram populo sobre este asunto que avergüenza y empaña a la historia jesuitica in patria aequatorianae.
Eventos de esta naturaleza deberíanse seguir promoviendo in conchensis urbe/ en la urbe cuencana por la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca como así han prometido Juan Martínez Borrero y Ana Luz Borrero. Sin embargo, es pertinente aportar con las siguientes reflexiones que no pudieron ser dichas en la mesa redonda por habérsenos cortado la palabra a causa de la falta de tiempo.
1. Entre los ponentes, auxiliada por un ayudante, la señora María Tommerbak, quien ha sido nombrada historiadora de Cuenca en la Dirección de Áreas Históricas de la Municipalidad de Cuenca, presentó una paupérrima conferencia sobre la antigua iglesia de la Compañía de Jesús en Cuenca, con elucubraciones propias de una mente fantasiosa que olvida que la historia no es especulativa, pues el hecho histórico es fáctico y cuando encuéntrase ausente en proceso de investigación histórica el historiador responsable no puede ingresar al terreno de las presunciones fantasiosas con las que divágase por las sinuosas vías de los sofismas convirtiendo a la ciencia histórica en una fábula contra veritatis in provintia aequatorianae Societatis Iesu. Ya la fama de Tommerbak es una vergüenza en la urbe cuando la Curia Arquidiocesana de Cuenca rechazó su estudio histórico para la restauración de la Catedral Nueva de Cuenca, mientras su trabajo investigativo del Puente Roto está atiborrado de equivocaciones históricas y su libro sobre el Pasaje León desbórdase de impreciones históricas y de rabulescas manipulaciones que vuelven fantasiosas muchas de sus aseveraciones en contra de la historia del barrio San Francisco de Cuenca.
2. Igual cosa acontece con el arqueólogo Juan Pablo Vargas, quien en su ponencia sobre los hallazgos arqueológicos de la iglesia de la Compañía de Jesús en Cuenca demostró una hilarante capacidad imaginativa nada inherente a la ciencia arqueológica y su fantasía desborda los límites de cualquier mente sensata para convertir a la historia en una fábula y para presumir, al socaire de sus responsabilidades como arquéologo, que debajo de los cimientos de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús hállanse vestigios arqueológicos que convierten a este sitio, a su equívoco decir, en el descubrimiento arqueológico más importante del siglo XXI super flumina Tomebamba, mientras su estudio intitulado: «LIBERACIÓN Y EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL PREDIO DEL CONSEJO GUBERNATIVO DE LOS BIENES ARQUIDIOSESANOS DE CUENCA –CURIA- CON CLAVE CATASTRAL 010203500100» hállase plagado de faltas gramaticales, errores ortográficos, semánticos y sintácticos, ya desde el título mismo de su oprobiosa investigación, quod erat demonstrandum, con una redacción calamitosa y farragosa, con la cual la propia historia de la llegada de los jesuitas a Cuenca ha sido confundida a la maldita sea con una acta de cabildo del 30 de agosto de 1611, lo cual es digno de oprobio y vergüenza ex tota fortitudine.
Sin embargo, esta información está equivocada pues la expulsión de los jesuitas no fue el 13 de diciembre de 1767 sino el 20 de agosto de 1767 y en Cuenca aconteció el 25 de agosto de 1767, por lo que sorprende que este yerro publíquese tan irresponsablemente, después de casi 4 meses de la fecha verdadera.
Para Ana Luz Borrero, de la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca, «la información les cogió de sorpresa y el diario "El Tiempo" les ha hecho un grave daño» al haber publicado semejantes disparates.
Para Juan Martínez Borrero, de la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca, la culpa es del periodista, quien es el señor Fabián Campoverde. Sin embargo, en el diario léense unas expresiones que dan a entender que la culpa es de la Dirección de Áreas Históricas y Patrimoniales de la Municipalidad de Cuenca cuando dícese ex tota claritas: «Con este espacio académico y de debate, se trata de visibilizar la importancia que tuvo la orden religiosa en la Real Audiencia, en campos como la administración educativa, religiosa y de haciendas, señaló Juan Pablo Vargas, encargado de la Unidad de Arqueología de la Dirección Municipal del Áreas Históricas y Patrimoniales y quien formará parte del encuentro».
Sea como fuere, la equivocación es TERRIBILIS y la desinformación al público resulta HORRIBILIS siendo causa de ludibrio e ignominia para los sensatos ciudadanos que quédanse absortos y patidifusos ante la fácil manera con la que se altera la historia in communitate nostra.
Pero los equívocos no concluyen allí y mientras avanzamos en la lectura aparecen otros gravísimos desafueros en la nota de «El Tiempo» cuando el periodista escribió, a su vez la siguiente abstrusa barbaridad contra veritatis: «Para entender la trascendencia de los jesuitas, cabe mencionar parte de su historia, cuya constitución en la Real Audiencia se debe a San Ignacio de Loyola y data de 1540. Posteriormente, 34 años después, llegan los primeros padres jesuitas a Quito.
Ad absurdum, lo que acabamos de leer es ridículo, por decir lo menos, puesto que, tal como ha redactádose la nota, la presencia de los jesuitas en la antigua Real Audiencia de Quito no débesela a San Ignacio de Loyola. In stricta veritas, la Compañía de Jesús establecióse en la antigua Presidencia de Quito el 19 de julio de 1586 cuando San Ignacio de Loyola ya había muerto 30 años antes de este acontecimiento, mientras que el 27 de septiembre de 1540 habíase fundado la Compañía de Jesús in nostra Sancta Mater Ecclesia, sin que este hecho tenga relación alguna con la Real Audiencia de Quito. Tampoco es cierto que 34 años después de 1540 los jesuitas llegan a Quito, pues dichas las cosas de esta forma llegamos a 1574 y los jesuitas llegaron a establecerse en Quito en 1586 como hemos dicho ut supra.
Pero como abyssus abyssum invocat/ El abismo clama al abismo, una falta acarrea a otra y así, para que el pecado sea mortal, en diario «El Tiempo» escribióse adversum veritatis la siguiente hilarante y vergonzosa chifladura que la transcribimos de verbo ad verbum: «...en 1812, la Corte de Cádiz pide el retorno de los padres jesuitas, por petición de los diputados sudamericanos y en 1815 se deroga la radical sanción de Carlos III».
Esto es aún un absurdo más absurdo pues la radical sanción de Carlos III no fue derogada en 1815 y las Cortes de Cádiz jamás podrían haber pedido el retorno de los padres jesuitas en 1812, ya que en aquel año todavía no se había refundado la Compañía de Jesús. Secundum historica veritas, la restauración de la orden ignaciana aconteció dos años después, el 7 de agosto de 1814, por el papa Pío VII, por lo que los datos de diario «El Tiempo» no pueden ser más cantinflescos y alejados de la lógica siendo causa de risa a carcajada batiente. Más todavía cuando la nota periodística termina diciendo: «Estos y otros temas se abren para todo público, principalmente docente, estudiantes de la carrera de Historia y Geografía y de áreas afines, investigadores, historiadores, arqueólogos y otros».
Si el objetivo de la mesa redonda es educar en historia y la nota de prensa que invita comete tantos desafueros en contra de la verdad histórica huelga considerar que hácese mucho daño desinformando a la comunidad con equívocas afirmaciones que reflejan la negligencia investigativa con la que escríbense absurdos dislates que solo son entendibles in honorem invincibilis ignorantiae.
La verdad sea dicha, no está demás indicar que la Dirección de Áreas Históricas de la Ilustre Municipalidad de Cuenca viene permanentemente atentando en contra de nuestra historia, con las agendas culturales plagadas de datos erróneos que atentan en contra de la verdad y las tremebundas publicaciones que conspiran diem per diem et contra dignitatis en una dependencia que debería cumplir un rol fundamental para resguardar y precautelar la verdad histórica por sobre todas las cosas. Solo recordemos el siguiente escándalo para confirmarlo in stricta iustitia: UNA AGENDA EN CONTRA DE LA HISTORIA.
Reverendissime Pater Francisco Piñas. SJ
Fotografía: Reverendissime Pater Iván Lucero, SJ
Fotografía: Reverendissime Pater Iván Lucero, SJ
La mesa redonda contó con la presencia del Reverendissime Pater Francisco Piñas, SJ, Archivero de la Provincia Ecuatoriana de la Compañía de Jesús, quien pudo ser testigo del reclamo público que hiciéramos coram populo sobre este asunto que avergüenza y empaña a la historia jesuitica in patria aequatorianae.
Eventos de esta naturaleza deberíanse seguir promoviendo in conchensis urbe/ en la urbe cuencana por la Cátedra Abierta de Historia de la Universidad de Cuenca como así han prometido Juan Martínez Borrero y Ana Luz Borrero. Sin embargo, es pertinente aportar con las siguientes reflexiones que no pudieron ser dichas en la mesa redonda por habérsenos cortado la palabra a causa de la falta de tiempo.
1. Entre los ponentes, auxiliada por un ayudante, la señora María Tommerbak, quien ha sido nombrada historiadora de Cuenca en la Dirección de Áreas Históricas de la Municipalidad de Cuenca, presentó una paupérrima conferencia sobre la antigua iglesia de la Compañía de Jesús en Cuenca, con elucubraciones propias de una mente fantasiosa que olvida que la historia no es especulativa, pues el hecho histórico es fáctico y cuando encuéntrase ausente en proceso de investigación histórica el historiador responsable no puede ingresar al terreno de las presunciones fantasiosas con las que divágase por las sinuosas vías de los sofismas convirtiendo a la ciencia histórica en una fábula contra veritatis in provintia aequatorianae Societatis Iesu. Ya la fama de Tommerbak es una vergüenza en la urbe cuando la Curia Arquidiocesana de Cuenca rechazó su estudio histórico para la restauración de la Catedral Nueva de Cuenca, mientras su trabajo investigativo del Puente Roto está atiborrado de equivocaciones históricas y su libro sobre el Pasaje León desbórdase de impreciones históricas y de rabulescas manipulaciones que vuelven fantasiosas muchas de sus aseveraciones en contra de la historia del barrio San Francisco de Cuenca.
2. Igual cosa acontece con el arqueólogo Juan Pablo Vargas, quien en su ponencia sobre los hallazgos arqueológicos de la iglesia de la Compañía de Jesús en Cuenca demostró una hilarante capacidad imaginativa nada inherente a la ciencia arqueológica y su fantasía desborda los límites de cualquier mente sensata para convertir a la historia en una fábula y para presumir, al socaire de sus responsabilidades como arquéologo, que debajo de los cimientos de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús hállanse vestigios arqueológicos que convierten a este sitio, a su equívoco decir, en el descubrimiento arqueológico más importante del siglo XXI super flumina Tomebamba, mientras su estudio intitulado: «LIBERACIÓN Y EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL PREDIO DEL CONSEJO GUBERNATIVO DE LOS BIENES ARQUIDIOSESANOS DE CUENCA –CURIA- CON CLAVE CATASTRAL 010203500100» hállase plagado de faltas gramaticales, errores ortográficos, semánticos y sintácticos, ya desde el título mismo de su oprobiosa investigación, quod erat demonstrandum, con una redacción calamitosa y farragosa, con la cual la propia historia de la llegada de los jesuitas a Cuenca ha sido confundida a la maldita sea con una acta de cabildo del 30 de agosto de 1611, lo cual es digno de oprobio y vergüenza ex tota fortitudine.
Esta protesta pública
tiene como leit motiv el ánimo de defender a la historia de Cuenca, «Patrimonio
Cultural de la Humanidad», puesto que el prestigio
cultural de la capital de la morlaquía no puede seguir siendo atropellado in honorem invencibilis ignorantiae et stultitia.
Pax vobis in nomine Iesu, Pontifex qui tradidisti temetipsum Deo oblationem et hostiam,
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, super flumina
Tomebamba, mensis decembris, die XIV, reparata salute Anno Dominicae
Incarnationis MMXVII,
OPINIONES CIUDADANAS
OPINIONES CIUDADANAS
DE: Nelly benavides
Para: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
Fecha: diciembre, 20, 2017
Querido DIEGO:
Espero se encuentre sin novedad,
disfrutando de salud y bienestar. Vaya que sus conocimientos son extensos. Por
mi parte, desconozco muchas cosas de nuestra historia, por tanto no me atrevo a
opinar; por los comentarios que realizan, supongo que son sandeces e
invenciones para figurar simplemente y son catapultas que buscan para
encaramarse y como hay otros iguales o peores de ineptos, se conforman y
aplauden, en fin, nuestra raza es sui géneris.
Reciba un cordial abrazo,
DRA. NELLY BENAVIDES
*********************************************************
.
ResponderEliminarQué desgracia... ¿Nuestra Cuenca con estos asnos de historiadores y arqueólogos? Felicitaciones, historiador Orellana, por hacernos abrir los ojos ante sapos de la cultura como esta señora Tommerbakk y este tal Vargas. Hay que tener cuidado de los sorprendedores.
ResponderEliminarIncreíble... Cómo permiten que esta señora Tommerbakk trabaje como historiadora sin saber nada de historia. La señora debería mejor escribir fábulas junto con el arquéologo Vargas si tienen unas mentes tan fantasiosas. Deberían cancelarles el contrato y no renovarles en el 2018, ahora que ya se acaba el año.
ResponderEliminarEs una tragedia que en nuestra bienamada Ciudad, sigan dándose estos hechos absurdos y escandalosos como son: La tergiversación de la historia y su publicación en un medio de comunicación masiva. Las instituciones y los responsables de la investigación; con estos errores garrafales manifiestan a gritos su incompetencia para cumplir con el sagrado deber de informar. Una publicación con tantas fallas, resulta una falacia. La verdad no debe ser distorsionada de ninguna manera. La ciudadanía merece el debido respeto y no debe ser desinformada (engañada) por ninguna causa, mucho menos por una institución llamada a defender la verdadera historia.
ResponderEliminarAdmitiendo que los errores cometidos hayan sido involuntarios, esperamos una inmediata rectificación de los mismos y la publicación de los textos corregidos. Damos por descontado que los responsables de estos hechos bochornosos, presentarán las excusas apropiadas. De esta manera deben demostar el respeto para los ciudadanos, para la COMPAÑIA DE JESUS y para la HISTORIA.
Lo penoso es que el alcance de esta noticia es o será de alcance nacional...
ResponderEliminarGracias por compartirla
C
Un arquéologo que se inventa la historia y una audaz que se hace la historiadora es lo último que le hicieron a La ciudad.
ResponderEliminar