lunes, 10 de abril de 2017

RICARDO MONTESINOS: 70 AÑOS DE VIDA IN HONOREM ARTIS




In honorem Conchae/ En honor de Cuenca, el Museo Municipal de Arte Moderno «Luis Crespo Ordóñez» presenta desde este 12 de abril del año 2017 una amplia exposición plástica de Ricardo Montesinos Vial, figura señera y excelsa del mundo artístico nacional y epónimo artista que, ad initium tertio millenio/ a inicios del tercer milenio, es como el fons et culmen de la historia del arte local en los últimos 50 años.



Hallándose ya en la edad provecta, en el instante en que cúmplense 70 años de su nacimiento, acaecido en Pucará, Azuay, el 14 de abril de 1947, Ricardo Montesinos Vial ha querido celebrar su septuagésimo aniversario ofreciendo a la comunidad cuencana una mega muestra de su creación artística, en donde puédese contemplar la gran calidad y el talento que catapúltanlo como un singular artífice de la pintura en nuestro medio, pues Ricardo es icónico en el panorama cultural cuencano y perdurará in aeternum en el horizonte artístico de la capital de la morlaquía y de la patria.




El observador enfréntase a un compendio de creaciones que develan per se una figuración personalísima que, tanto por lo expresiva cuanto por lo novedosa,  remítenos a las curiosas ideas del artista y a su gran creatividad para concebir sus trabajos con un crítico modo de expresión plástica por el que, ad experimentum, yuxtapone en el lienzo sorprendentes figuras que encandilan el alma de todos cuantos obsérvanlas deleitándose con un puntillista trabajo en donde el color refulge luminoso puesto que en la actualidad Montesinos es un colorista par excellence, con un diestro manejo del espacio pictórico donde recréanse conmovedoras escenas que reflejan la realidad en su más pura esencia o distorsiónanla dejando, a ojos vista, la lindeza de los recursos artísticos que utiliza, de momento ad momentum, para revelarse como un mago de las artes en donde todo cuanto plantéase es sui genéris, original y digno de grata estupefacción.



Como autodidacta y compulsivo investigador ha adquirido un lenguaje personal, un estilo propio e inconfundible, así como una técnica singular por la que identifícase con fuerte personalidad en el mundo artístico ecuatoriano. Quid pro quo, debido a esta condición, el artista sabe con -apodíctica certidumbre- la precisa forma para plasmar sus creaciones en magníficas obras de arte, mientras su admiración por El Greco, Velázquez, Gaudí, Guayasamín, Van Gogh, Picaso, Miguel Ángel y todos los eminentes genios de la historia del Arte, a los cuales reinterpreta con gran talento, ha llevádolo a crear novedosas apropiaciones de epónimas obras maestras de la historia del arte universal en las que imprime un auténtico modo de expresión artística que hácelo original inter nos in nostra communitate.



La prodigiosa pintura de Montesinos, por otra parte, es fruto de un permanente proceso de experimentación plástica en donde subyace una curiosidad intelectual que ha permitídole transitar por una serie de lenguajes que consolidaron su marca personal, a través de los años, hasta definirse como el más fuerte expresionista del arte ecuatoriano super flumina Tomebamba. Su gusto personal por determinados personajes de la historia, entre los cuales hállase Bolívar, demuestra una perseverante manera de interesarse por conocer a maxima ad minima a quienes han sido figuras cimeras que, desde el arte, son siempre puntos focales sobre los cuales devélase todo un amplio conocimiento de la naturaleza humana.



Su técnica más depurada, la cual puédesela llamar como «termoimpronta» es aquella con la que consigue fuertes y vigorosos colores que vivifican a sus creaciones para que parezcan semper vivens inter nos



En la madurez de su vida el artista es un colorista par excellence, característica esencial que prueba su gran evolución plástica a la vez que erígelo como un egregio maestro in conchensis urbe, ad futuram rei memoriam. Esta esplendente madonna representada a la manera de un ícono de la Iglesia bizantina, confírmalo in spiritus et veritas ad nostra contemplationem.




Su técnica es el fruto de profundas investigaciones sobre la plástica de las culturas ancestrales, por las cuales ha tenido un interés mayúsculo a punto tal de constituir un acucioso y devoto investigador de las ucuyayas, figuras milenarias de Narrío, que han inspirado constantemente en su producción artística.






Más allá de ello, in honorem libertatis, Ricardo es un amante de la libertad, un buscador incansable de nuevos horizontes, un impredecible explorador de temas y técnicas, lo que ha llevádolo a considerar con ataraxia que «la persona investigadora es conflictiva», pues -dicha sea la verdad- la investigación crea conflicto en un medio donde el conocimiento espanta a quienes no quieren aceptar que debemos ser siempre una especie de «cooperatores veritatis» o «cooperadores de la verdad». 




Desde esta perspectiva, para Montesinos: «la falta de conocimiento crea conflictividad» y desde este aspecto el artista cree que no debemos refugiarnos en la ignorancia por no saber investigar. Desde el prisma plástico, el maestro cree que «la falta de conocimiento creó la abstracción», idea que, a contrario sensu, equivale a decir que «el conocimiento destruye la abstracción». Estas personalísimas concepciones han sido el verdadero leit motiv para que Ricardo haya perseverado como un artista que pinta todo el tiempo por el gusto de crear, mientras experimenta el llamado «gaudium de veritate» o «gozo de buscar la verdad». Así, el artista defínese como un rebelde de la historia del arte cuencano y ha provocado todo el tiempo la confrontación de realidades contrapuestas en sus proyectos plásticos.




 Por ello es que todas las obras del egregio artista poseen un estilo personalísimo con el que, sub specie instantis, vuélvese dramático, lúdico o confrontativo al incluir en su trabajo distorsionadas figuras que parapétanse como elementos estéticos que consolídanse por los fuertes contrastes coloristas, aplicando un empaste grueso con agresivas pinceladas o sutiles maneras de pigmentación del color para producir, ante omnia, una nueva forma de concebir las cotidianas realidades bajo la trepidante capacidad expresiva con la que nos sorprende siempre cada vez que miramos sus nuevos proyectos artísticos.

Su serie de catedrales gaudianas es un ejemplo paradigmático de la desbordante capacidad imaginativa del artista y las múltiples posibilidades que su pincel proyecta cuando un tema apasiónalo ex tota anima sua para graficar originales obras que encandilan el alma y encantan de profundis por su fuerza expresiva y su chispeante ingenio.



Entre las novísimas creaciones del maestro hállanse unas sorprendentes apropiaciones de «Las meninas», el cuadro paradigmático de Velázquez en donde la familia de Felipe IV despliégase sobre el lienzo con grandes efectos compositivos que hicieron del genio español del Barroco un símbolo refulgente del arte universal. Bien puédese decir, in urbe nostra, que solo Montesinos ha sido el conspicuo artista que ha logrado reinterpretar a las meninas, sub specie aeternitatis, como una copiosa fuente de creatividad, diversidad y genialidad denotando la gran experticia del último período estilístico del maestro, en su madurez plena. 





Así, desde la crítica especializada, digamos in stricta iustitia  que las meninas de Montesinos sorpréndennos por la flexibilidad con que cada una fue pensada en un multicolor espectro y policrómico aspecto por el que créase una atmósfera donde las figuras situadas en primer plano represéntanse vigorosas, expresivas y simbólicas en un contexto que habría sorprendido al propio Velázquez in historia mundi.



Es grato escribir un ensayo sobre el más grande pintor expresionista que este suelo ha entregado a la patria cuando no son solo las afinidades artísticas las que compártense diem per diem in camera caritatis cuanto la leal amistad que pervive inter nos et in aeternum pese a ciertas adversidades. «Vera amicitia pulchra est/ La verdadera amistad es pulcra» dícese desde los inmortales tiempos de la antigua Roma y, en efecto, creemos con acrimonia que una auténtica amistad es siempre traslúcida, limpia, cristalina y diáfana desde todo punto de vista sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula saeculorum.


Cum accurata diligentia, las obras de la presente exhibición artística nos muestran a un Montesinos renovado y redivivo, vigoroso e impredecible, genial y sorpresivo en un momento en que su aporte artístico es ya un valioso legado para las presentes y futuras generaciones in patria aequatorianae et in saecula saeculorum.


Diego Demetrio Orellana

Datum Concha, mensis aprilis, die XII, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXVII.

1 comentario:

  1. De la Obra de Montesinos que refiere como apropiación de las Meninas, más que apropiarse de las de Velázquez, nos recuerda el estudio realizado, a finales del año 1957, por Picasso.

    "Fiel a los parámetros de la retórica barroca, Picasso reinventa Las Meninas dando un paso más allá: el extrañamiento distorsionador. Para ello, Picasso muda su imprevisible personalidad artística y deviene Picasso-Velázquez, sometiendo al cuadro original en una suerte de tema, al que él aplica una serie de variaciones. Se trataría de algo así como el ejercicio musical más elevado: las variaciones. Tomemos como ejemplo las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach, donde el genial compositor barroco, a partir de un tema, configura a lo largo de 30 variaciones y una coda, uno de los monumentos capitales de la música para tecla. Sobre parejas premisas, Picasso toma el consabido y excelso tema (Las Meninas de Velázquez) y despliega/pinta 58 variaciones/telas. De este modo, Picasso consigue lo insólito: que el cuadro de Velázquez, y por extensión su estilo “velazqueño”, se parezcan a él (Picasso), y no al contrario". José Antonio Bielsa

    ResponderEliminar