«Quod scripsi scripsi/ Lo
escrito escrito está»
dícese desde inmemoriales tiempos cuando
leemos una obra que habrá de perdurar in
aeternum al registrar los hechos que nunca débense olvidar en la vida de
una comunidad.
Este libro cumple justamente ese papel pues está
escrito para la posteridad. Su autor, el ingeniero Eduardo Cardoso Martínez, es
un destacado personaje que en los últimos años ha llevado con valentía una
cívica y solitaria lucha por defender a Cuenca de uno de los atropellos más
infames que pudo planificarse en contra de su fisonomía. Nos referimos a la
ejecución del proyecto «Tranvía 4 Ríos de Cuenca», supuesto adelanto que a
nombre del progreso ha perturbado, per
fas et per nefas, la vida de los cuencanos, mientras ha enmarañádose con
una serie de escándalos que ofenden a nuestra inteligencia y agravian la
dignidad y la ética, al socaire del respeto que merecemos los habitantes de la
capital de la morlaquía, que hemos soportado hasta el hastío la más atrevida
insolencia en la implementación de un proyecto que, a ojos vista, no parece
solucionar los graves problemas de movilidad que tiene la urbe.
El proyecto no
fue concebido para proponer un verdadero cambio a la capital azuaya sino como
un capricho electoral enarbolado como juguete de campaña del alcalde Paúl
Granda López, un iluso burgomaestre que no supo dimensionar el rol histórico
que estaba llamado a cumplir cuando catapultóse a ocupar el principal sillón
municipal de la ciudad «Atenas del Ecuador»
y «Patrimonio
Cultural de la Humanidad», mientras su sucesor, Marcelo
Cabrera Palacios, no exímese de responsabilidad plena ante esta infamia cuando
no tuvo la valentía de detenerla, mientras por causa de su lenidad y
pusilanimidad el proyecto «Tranvía de los Cuatro Ríos de Cuenca» ha seguido su
curso en un sinuoso proceso que es causa de ludibrio y oprobio in urbe nostra, a la vez que invoca un
defraude ante el alcalde, por haber ofrecido que no continuaría con su
implementación, promesa incumplida que condénalo ab aeterno como una autoridad sobre la que pesa el horribilis mare magnum que el tranvía ha
causado y que esta publicación lo registra como fiel testimonio de un asunto
que no débese quedar libre del juzgamiento de la historia.
Prácticamente desde los mismos instantes en que el
proyecto «Tranvía de los Cuatro Ríos de Cuenca» anunciábase, Eduardo Cardoso
Martínez representó una voz de alerta que supo advertirnos de las
incongruencias, inconsistencias e inconveniencias del sistema. Hoy, a las
puertas de su funcionamiento, todos percibimos con diáfana claridad que este
proyecto complicará más los problemas de tránsito que adolece la ciudad y
cuando el tiempo ha dado la razón a Eduardo sus valientes denuncias no deben
representar «la vox clamantis in deserto»
o «la voz que clama en el desierto».
Por ello, esta obra adquiere auténtico sentido al momento que su autor ha
querido compilar en ella todas sus valiosas observaciones, las cuales, dicha
sea la verdad, a pesar de haber sido planteadas con gran conocimiento, nunca
fueron escuchadas por el poder de turno.
Por eso, era menester que Eduardo consolide esta
publicación ad futuram rei memoriam
demostrándonos sus particulares dotes para la pluma, pues las incidencias del
galimatías que ha implicado el tranvía están escritas de modo claro, concreto,
frontal y directo, haciendo que el lector comprenda los complejos aspectos
técnicos del tranvía, que podrían ser tediosos hasta para los técnicos, mas en
la pluma de Eduardo vuélvense entendibles por su grácil estilo y la deliciosa
sencillez con que escribiéronse.
Y el talento que nótase en la pluma de Eduardo Cardoso
Martínez no es fortuito ni casual. En sus antepasados existe vena literaria
cuando Juventino Vélez, el fundador del diarismo en Cuenca, es uno de sus
distinguidos ancestros, mientras la familia Martínez ha tenido una natural
predisposición para la escritura y ha embebídose también de la luminosa
presencia de Manuel María Palacios Bravo, el poeta gongoriano de Cuenca, pluma
egregia que in excelsis ha brillado
con luz propia en el parnaso de la morlaquía.
Y gracias a esta cualidad innata de Eduardo puédese
comprender su gran ingenio, a nativitate,
al momento de escribir este libro, ya que el tranvía indujo a su prodigiosa
imaginación para narrar los sucesos que este «invento» ha producido desde dos
escenarios: la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, en donde vivimos las
trepidantes y conmocionadas circunstancias que el tranvía ha ocasionado, y Ciudad
Ilusiones, concebida como urbe gemela de la capital del austro ecuatoriano,
donde acontecen, paradójicamente, los fantasiosos vericuetos que el proyecto
tranvía lleva consigo, con el iluso alcalde que lo concibió, los ilusionados
concejales que irresponsablemente aprobaron el proyecto, los fantasiosos
técnicos que lo han ejecutado y los ambiciosos y pishquistas personajes que,
entontecidos por el dinero y sin escrúpulo alguno ni valores éticos, hicieron
lo posible y lo imposible para imponernos un supuesto adelanto para el progreso
de Cuenca.
Los textos creados bajo este contexto narrativo
relucen de veracidad y en ocasiones vuélvense ipso facto desenfadados y burlescos, pero siempre vivos de fuerza
expresiva, mientras los hechos que suceden, diem
per diem, en Ciudad Ilusiones, revístense de hilaridad para caricaturizar a
los inefables personajes que atropellaron a Cuenca al imponernos el tranvía,
sin que nadie pueda impedirlo para desgracia de la «ciudad cargada de alma», en una atmósfera en donde las ocurrencias
de Eduardo son conceptuosas y elocuentes, llenas de energía y concentrada pasión,
mientras su notable capacidad para escribir cosas hilarantes nos deja siempre absortos
gracias a ese espíritu observador del que guíase para ridiculizar el
cantinflesco modus operandi con el
cual el tranvía ha implementádose en Cuenca haciendo que este hecho histórico
quede narrado para las presentes y futuras generaciones que no deberán jamás
olvidar que, ad initium tertio millenio/
a inicios del tercer milenio, Cuenca del Ecuador fue el escenario de
estrepitosas actuaciones con las cuales, al grito del progreso, atentóse contra
su esencia engolfándola hacia un tenebroso momento en el que, ad verecundiam, el tranvía es atropello
e infamia que expavécenos de profundis
in anima nostra.
Mas la fuerte convicción y el admirable espíritu
cívico de Eduardo Cardoso Martínez forjaron el temple para convertirlo en un
luchador nato frente a las barbaridades que el proyecto tranvía ha
inficionádonos en la comunidad cuencana. Y su lucha por la verdad y la justicia
ha tenido un caro precio cuando el alcalde Paúl Granda López y sus secuaces
intentaron enjuiciarlo por sus valientes denuncias, en un contexto en donde
decir la verdad con acrimonia parece un crimen, mientras estos intentos de
criminalización de una lucha honesta solo son las argucias de las que válense
rapaces personajes para amilanar a las conciencias de quienes, como Eduardo,
deliberantes, rebeldes y altivos, enfréntanse a los que sírvense de las malas
artes del engaño para hacer de las suyas creyendo que vivimos en un medio sin
Dios ni ley. Y como no podía ser de otra manera, Eduardo incluye las
incidencias de esta persecución dentro de la obra como testimonio de que el
miedo no le ha sido conocido hasta el punto de no renunciar jamás a su ánimo de
buscar justicia y verdad en el proyecto tranvía.
Acertada pues
la decisión de Eduardo para dejar escritas en un libro todas las cosas infames
que no débense ocultar ad perpetuam rei
memoriam/ para perpetua memoria. Estamos
seguros de que todos cuantos tengan la oportunidad de leer esta obra habrán de
descubrir a un escritor sensible, de aguerrido temple, justiciero y luchador
que ha querido, con esta obra, reivindicar a Cuenca de uno de los más graves
atentados cometidos en su contra in
honorem invencibilis ignorantia et stultitia.
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, apud flumina Tomebamba, mensis
februarii, die XX, currentis Anno Domini MMXVII, octava Dominica in Sexagesima.
¿Conoces donde se puede conseguir el libro? Gracias.
ResponderEliminarEL LIBRO LO PUEDES CONSEGUIR EN LIBRIMUNDI, SODILIBRO, LIBRERÍA SIGLO XX O CONTÁCTANDOLO AL AUTOR, EL ING. EDUARDO CARDOSO MARTÍNEZ IN URBE NOSTRA. PAX CHRISTI ET GAUDIO.
EliminarDIEGO DEMETRIO ORELLANA
EDITOR DE LA OBRA.