Andrés Ballerino Moeller, ex alumno de ASIA JAVIER y presidente
de la Federación Latinoamericana de ex alumnos jesuitas
y el papa Francisco I
in Roma aeterna, ex aedibus vaticanis
de la Federación Latinoamericana de ex alumnos jesuitas
y el papa Francisco I
in Roma aeterna, ex aedibus vaticanis
Ad maiorem Dei gloriam/ A la mayor gloria de Dios, el Santo Padre Francisco, por la Divina Providencia papa I,
recibió ayer sábado 17 de septiembre del año 2016 a 150 compañeros ex alumnos
jesuitas llegados a la «Ciudad Eterna» desde todos los confines del planeta. El
encuentro pontificio aconteció en el día en que la Santa Madre Iglesia recuerda
a San Roberto Bellarmino, jesuita y doctor de la Iglesia, por lo que, sin que
háyaselo buscado, los antiguos alumnos de la Compañía de Jesús han experimentado
una singular bendición celestial en este evento promovido por la Confederación
Europea de ex alumnos jesuitas y la asamblea general de la Unión Mundial de
Antiguos Alumnos Jesuitas.
Bajo el lema «Misión
global y crisis de refugiados: tiempo de contemplar y actuar», el
servicio jesuita para refugiados convocó en Roma a los antiguos alumnos de la
Compañía de Jesús a fin de abordar sus respuestas a «la crisis y la integración de los refugiados y migrantes». Entre el
14 y el 18 de septiembre, los participantes de esta singularísima reunión
estudiaron las raíces de la migración forzada, la crisis y la integración de
los refugiados y los migrantes para considerar, quid pro quo, a la vez,
la propia responsabilidad en relación a esta problemática, mientras que, entre
otras actividades, han podido visitar los principales lugares ignacianos en
Roma, entre los que encuéntranse la iglesia del Gesù, la iglesia de San Ignacio
y la capilla de la Storta, en donde, secundum histórica veritas, San
Ignacio tuvo la visión en que Nuestro Señor Jesucristo, Dominus ac Redemptor
decíale: «Ego ero propitio in Roma/ Yo os seré propicio en Roma».
In communio caritatis, los antiguos alumnos jesuitas tuvieron sesiones
educativas guiadas por diversos expertos en el tema. Ad exemplum, el padre
Josep Buades Fuster, SJ, del Servicio Jesuita a Migrantes de España y el padre
Tom Smolich, SJ, director internacional del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS)
fueron dos de los expositores en estas jornadas que han concluido con el
encuentro pontificio.
El tema «Misión Global y Crisis de Refugiados: Tiempo
de contemplar y actuar» introyéctase de profundis en el pensamiento de San Ignacio de
Loyola, quien decía in Exercitia Spiritualia que debemos ser «contemplativos en la acción», siendo ésta una de las
características esenciales del apostolado jesuita in aeternum, el cual, ad
initium tertio milenio, no pierde su vigorosa actualidad que refuérzase
precisamente en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, base del carisma
jesuita del que podemos dar testimonio in nomine Christi.
El momento excelso de esta experiencia constituyó la audiencia
privada con el papa Francisco I, el primer romano pontífice jesuita de la
historia, para quien es siempre gratificante, ex tota anima suam, el
reunirse con los ex alumnos de los jesuitas in universa Terra.
Así, el encuentro de los compañeros ex alumnos de los jesuitas con
el papa tuvo lugar en la llamada «Aula del Consistorio», el sitio en que hace 3
años y medio, el Santo Padre Benedicto, por la Divina Providencia Papa XVI,
anunciaba su dimisión al ministerio petrino permitiendo ciertamente el arribo
del primer papa jesuita in nostra Sancta Mater Ecclesia.
Francisco I llegó al aula del Consistorio y, ante omnia, saludó
emotivamente con los 150 antiguos alumnos de la Compañía de Jesús, en una especie
de ágape fraterno que volvióse
peculiarísimo por las emociones intensas que prodúcense cuando un viejo maestro
reencuéntrase con sus antiguos discípulos. Y es que Francisco, en tanto es un
jesuita de pura cepa, sabe con apodíctica certeza que un ex discípulo de la
Compañía de Jesús es, ante omnia/ante todo, «un hombre de fe, amante de la verdad y la
justicia, solidario y comprometido, que procura ser un buen cristiano y predica
el evangelio con acciones más que con palabras, dispuesto siempre a trabajar
por el prójimo a la mayor gloria de Dios, con gran conocimiento de sí mismo, de
sus fortalezas y debilidades, así como con una clara diagnosis del mundo,
teniendo la certeza de saber a dónde quiere ir, con ingenio para innovar
constantemente y adaptarse a las graves circunstancias de un mundo cambiante y
con actitud positiva, mostrando confianza en sí mismo y proyectándola a los
demás».
Enrique Rebés (Barcelona, Spain), President of the European Confederation of Jesuit Alumni #ecja2016
El papa recibió el saludo del representante de la delegación de ex
alumnos jesuitas, muy motivado porque el ambiente era jesuítico par
excellence, pues los antiguos alumnos de la Compañía de Jesús somos
parte esencial del carisma ignaciano que pervive redivivo en nuestras acciones y
aflora ex tota fortitudine cuando la espiritualidad de San Ignacio
confronta, inter nos, para fraternizar entre los que conformamos la gran
familia jesuita que peregrina en la Tierra ad maiorem Dei gloriam.
Luego, el Santo Padre tomó la palabra y en su discurso habló de la
actual crisis migratoria, «la crisis
humanitaria más grande después de la segunda guerra mundial», según dijo, con
65 millones de personas que en el mundo han sido obligadas a abandonar los
propios lugares de residencia. Un número sin precedentes, señaló el Papa, que
va más allá de toda imaginación. Extraemos ex integro una impactante reflexión:.
«Son hombres y mujeres, chicos y chicas
que no son distintos de los miembros de nuestras familias y de nuestros amigos.
Cada uno de ellos tiene un nombre, un rostro y una historia, así como el
inalienable derecho de vivir en paz y de aspirar a un futuro mejor para los
propios hijos».
El sumo pontífice recordó al padre Pedro Arrupe, SJ, el
inolvidable Prepósito General de la Compañía de Jesús, luego del Concilio
Vaticano II, a quien la Confederación Europea y la Unión Mundial de Ex Alumnos
y Alumnas de los jesuitas están dedicadas.
Y lo recordó por su valiente respuesta a la situación de los «boat people» sud vietnamitas. a quienes
procuró un servicio que hacíales más dignos como seres humanos. El papa
mencionó los innumerables conflictos en los cuales encuéntrase el mundo de hoy,
como la «terrible guerra en Siria» y
«las guerras civiles en el Sud-Sudan»,
razones por las cuales el encuentro jesuitico es «para contemplar y actuar» en relación a la cuestión de los
refugiados.
Publicamos otras expresiones del Santo Padre especialmente
dirigidas hacia nosotros como ex alumnos de la Compañía de Jesús: «Sepan también ser valientes en el responder
a las necesidades de los refugiados del tiempo presente. Como alumnos de los
padres jesuitas, les hará bien, en el momento de tratar los problemas que
experimentan los refugiados, recordar sus raíces ignacianas. Mientras en sus
países se dedican a comprender las causas de la inmigración forzada y a servir
a los refugiados, es necesario que ofrezcan al Señor ‘toda su libertad, su
memoria, su inteligencia y su entera voluntad». «Con su ayuda, la Iglesia será capaz de responder más plenamente a la
tragedia humana de los refugiados a través de actos de misericordia que
promuevan su integración en el contexto europeo y más allá de éste. Los animo,
por lo tanto, a dar la bienvenida a los refugiados en sus hogares y
comunidades, de modo que su primera experiencia de Europa no sea aquella
traumática de dormir en el frío en las calles, sino la de una cálida y humana
acogida. Recuerden que la auténtica hospitalidad es un profundo valor
evangélico, que alimenta el amor y es nuestra mayor seguridad contra los viles
actos de terrorismo».
El pontífice exhortó además a «echar
mano a las alegrías y éxitos de la cual la educación jesuita les ha provisto,
en el cuidado de la educación de los refugiados en el mundo»: «es un dato de hecho preocupante– señaló –
que menos del 50% de los niños refugiados tienen acceso a la escuela primaria.
Desafortunadamente ese número se reduce al 22% en lo que respecta a los
adolescentes refugiados inscriptos en escuelas secundarias, y a menos del 1%
para quienes pueden acceder a una instrucción universitaria». «Junto al Servicio Jesuita a Refugiados
pongan en movimiento su misericordia y ayuden a transformar esta situación en
el campo educativo», «recuerden que
el amor de Dios los acompaña en este trabajo - les dijo - y ayuden a transformar
sus comunidades en lugares de bienvenida donde todos los hijos de Dios tengan
la oportunidad no sólo de sobrevivir, sino de crecer, florecer y dar frutos».
«Y mientras perseveran en este trabajo
constante para asegurar acogida e instrucción a los refugiados, piensen en la
Sagrada Familia –María, José y el Niño Jesús–, en su largo viaje a Egipto como
refugiados, mientras escapaban de la violencia, y encontraban refugio entre los
extranjeros. Recuerden asimismo, las palabras de Jesús: 'tuve hambre y me diste
de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis' (Mt
25:35). Llévense estas palabras y acciones con ustedes hoy. Que puedan serles
de aliento y consolación».
Al concluir su mensaje, el papa Francisco I expresó su habitual
petición para que oremos por él, petitorio en el que subyace una profunda raíz
ignaciana, puesto que en la espiritualidad jesuita la «oración» y el «discernimiento»
son dos cosas esenciales de su carisma, ya que tanto los jesuitas como sus
antiguos alumnos aprendemos a «discernir» en todas las
circunstancias de nuestro trabajo apostólico lo que sea mejor para la mayor
gloria de Dios, mientras «oramos» para
llegar a ese discernimiento apoyándonos en ese estado de gracia para actuar en
beneficio del prójimo. Así pues, el Santo Padre Francisco I concluyó diciendo: «les aseguro mi oración y les pido por favor
que no se olviden de rezar por mí».
Luego del discurso del pontífice, el presidente de la Unión
Mundial de antiguos alumnos de la Compañía de Jesús, Alain Denef, entregó
algunos presentes al papa y muchos compañeros ex alumnos jesuitas hicieron lo
propio, mas todos, uno a uno, tuvieron el privilegio de saludar a Francisco, vis a
vis, personalmente, intercambiando unas cuantas palabras.
Los ex alumnos jesuitas del Ecuador estuvimos muy bien representados
por el compañero Andrés Ballerino Moeller, distinguido ex alumno del colegio
Javier de la ciudad de Guayaquil, quien –para honor de todos nosotros- es el
actual presidente de la Confederación Latinoamericana de ex alumnos de los
jesuitas. Ergo, Andrés, que es además un ejemplar ignaciano que vive
profundamente nuestra consigna jesuitica: «EN
TODO AMAR Y SERVIR» saludó personalmente al papa Francisco I, en compañía
de su esposa, en un encuentro entrañablemente caluroso que percíbese en esta
imagen que habla más que mil palabras. Felicitamos a Andrés, por esta bendición
y por su magnífica representación en nombre nuestro y de todos los antiguos
discípulos de la Compañía de Jesús en Latinoamérica.
En el encuentro del papa Francisco I con Andrés Ballerino, éste
entregó al pontífice un cd con el himno «Amigos para siempre, amigos de
verdad», que ha constituídose, diem per diem et in perpetuum, como
el himno de los ex alumnos jesuitas ecuatorianos. El papa recibe emocionado
este significativo recuerdo mientras Andrés hácele partícipe también de los
saludos del padre Paquito Cortés, el amigo entrañable del papa Francisco en el
colegio Javier de la ciudad de Guayaquil.
Para el sumo pontífice, seguramente, ha resultado curioso que el
actual presidente de la Confederación Latinoamericana de ex alumnos jesuitas
sea ex alumno del colegio Javier de la ciudad de Guayaquil y porte, in
Roma aeterna, apud sancte Petrus, el saludo de su mejor amigo, el padre
Paquito, rememorando la visita especialísima que hiciera a la capital del
Guayas en su viaje apostólico, in patria nostra, el 6 de julio del
año 2015. Así, Andrés Ballerino Moeller, mientras ha mantenido un pequeño
diálogo con el Vicario de Cristo en la Tierra, el primer papa jesuita de la
historia, logró también que el Dulce Cristo en la Tierra bendijese un rosario
que vuélvese icónico y simbólico de tan vivificante experiencia in
vita suam ad maiorem Dei gloriam.
Que la Madre Dolorosa, mater semper amata, bendiga a los ex
alumnos jesuitas de todo el mundo y al papa Francisco I, quien encontróse con
ella, el 7 de julio del año del Señor de 2015, en la iglesia de la Compañía de
Jesús de Quito, la capital ecuatoriana y centro jesuitico de incomparable
belleza in America Latina meridionalis, in nomine Christi, Pontifex fidelis et
misericors, et solus ad maiorem Dei gloriam in patria aequatorianae et in nostra
Sancta Mater Ecclesia catholica, apostolica et romana cum antiqui Societatis
Iesu alumni.
OMNIA AD MAIOREM DEI GLORIAM
Diego Demetrio Orellana
In Concha, super flumina Tomebamba, mensis septembris, die XVIII, currentis Anno Domini MMXVI, in Anno Misericordiae.
In Concha, super flumina Tomebamba, mensis septembris, die XVIII, currentis Anno Domini MMXVI, in Anno Misericordiae.
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