lunes, 16 de mayo de 2016
VISIONES PICTÓRICAS DE CUENCA: CRISTIAN CARRILLO
Ars gratia artis, la pintura ha sido siempre un auténtico lenguaje para consignar in perpetuum la realidad
cotidiana. Y así, los artistas que a lo largo de la historia han dedicádose a
la pintura han vuéltose de momento ad momentum
como los idóneos interlocutores para graficar las sublimes expresiones de
las cosas que nuestros ojos contemplan ex tota veritas.
Ad initium
tertio millenio, es gratificante observar que aún existen artífices de las artes plásticas
que exploran, con devota pasión, todas las insondables fronteras del arte para
proponer sui
generis creaciones pictóricas, en donde el oficio de pintar revélase sólido
permitiendo constatar la capacidad y el talento que poseen para la pintura de
caballete.
Uno de ellos,
en nuestro medio, es Cristian Carrillo, un artista plástico que sorprende y
encanta cautivándonos la atención para crear diem per diem interesantes
obras en las que Cuenca es representada originalis et admirabilis in veritatis
splendor.
Y el artista
propone obras que lo catapultan como un reportero gráfico de la urbe, siempre
halagüeña y fotogénica para los ojos del alma, pues cada propuesta pictórica es
como un espejo de preciosos lugares y espacios morlacos que encandilan a todos
cuantos pueden contemplar la suprema hermosura de la ciudad cargada de alma.
Y en ese
proceso creativo que llévalo a Cristian para graficar los rostros de Cuenca hay
un constante proceso de experimentación pictórica que ha convertídolo en un
experimentado pintor que maneja diversas técnicas y que, con gran experticia,
indaga variadas posibilidades para jugar con el lienzo y obtener sólidas
creaciones en donde percíbense ipso facto que estamos ante un talentoso
artista capaz de recrear las prolíficas visiones de una urbe encantadora que
ofrece, en todos sus rincones, motivos singulares para ser representados en
originales creaciones plásticas que exaltan nuestro ánimo para deleitarnos con
la belleza arquetípica de la urbe in communitate nostra.
De esta manera,
in
corpore presente, Cristian Carrillo realiza obras en las que recrea insólitas vistas de
la ciudad, desde sus múltiples facetas en donde la gente, la arquitectura y la
naturaleza son representadas cum accurata diligentía,
buscando la suprema perfección de estas originales creaciones que
sugiérennos sublimes visiones de una encantadora urbe.
Ad exemplum, con su creativa imaginación, el artista supone cómo una avecilla -de las
tantas que pululan en Cuenca- mira desde el aire para graficar interesantes vistas
aéreas que permítennos contemplar a la urbe desde insólitas perspectivas por
las que nos sorprendemos apreciando detalles que cotidianamente no los miramos
ni siquiera de refilón. Verbi gratia et gratias Deo, ya se trate
de una iglesia del patrimonio cultural de la ciudad, de una manifestación de la
cultura popular de la gente, o de la esplendorosa naturaleza del paisaje
cuencano, las vistas de Cuenca que Cristian plantea, con singulares efectos, conviértenlo
en una especie de «magister
veritatis» o «maestro
de la verdad», en el mundo del arte, para mostrarnos a Cuenca en su más fidedigna
realidad.
Así, pulcherrima
super omnia/ hermosísima sobre todo, la urbe es motivo permanente de
inspiración en la creativa mente del artista y por ello, desde la esfera
natural, sus obras muestran exquisitez para graficar la bucólica hermosura de
la capital de la morlaquía, siempre verde y colorida ad infinitum, mientras los
habitantes y circunstantes de la urbe son también causa de inspiración para
representárselos en ambientes que denotan la cultura popular morlaca, que es
una de las características que han dado personalidad a Cuenca y que el artista
cáptala en su más pura esencia.
Quizás, por
este detalle, las obras de Cristian son significativas como auténtica expresión
de la cultura popular que llévalo a pintar ex integro importantísimas
expresiones del patrimonio cultural intangible que vivifica a los cuencanos con
sus inveteradas tradiciones in historia nostra.
Por ello, trátanse de creaciones con un solvente
manejo de los cánones académicos que las propuestas pictóricas reclaman, en
donde la perspectiva y la composición hállanse perfectamente coordinadas,
mientras -más allá del pincel- el uso de la espátula es un recurso con el que
resáltanse precisos detalles que definen taxativamente el concepto que el
artista propónese al graficar sus peculiares visiones de la urbe con las que
confróntanos para deleitarnos con cuadros de muy buena factura que muéstrannos
cosas extremadamente reales y concretas.
Y en tanto el
artista es dueño de un rico mundo interior, con el que ab intra revolotea por
los profundos campos de la inspiración artística, vuélvese capaz de concebir
originales vistas de la urbe, en donde no necesariamente la ciudad represéntala
como una imagen casi fotográfica, sino que sobre esa realidad representada
incorpora elementos que yuxtapónense entre sí para hacer que sus propuestas
pictóricas tengan un estilo muy personal que le ha dado personalidad propia
como pintor de oficio, toda vez que su trayectoria artística en la que subyace
una gran experiencia pictórica permítele navegar por diversas corrientes
artísticas que van desde el realismo a la abstracción entrelazándose mutuamente
al momento de plantear sus propuestas plásticas que definen de manera peculiar
a Cuenca in
stricta veritas et iustitia, mientras el autor muéstrase diestro para trabajar
en el óleo y el acrílico, con sorprendentes efectos.
Entonces, ad concludendi, digamos
también que Cristian Carrillo, al mostrarse como dueño de una gran personalidad
artística, para plasmar sus ideas en interesantes creaciones, defiende la
paciente labor del pintor de oficio que, secundum artem, aporta a la
sociedad con sui generis obras artísticas dignas de
elogio en un mundo en donde muchas tomaduras de pelo míranse a diario con el
arte contemporáneo que permite a muchos artistas visuales esconder su
inhabilidad o incapacidad para revelarse con genio creador en el duro oficio
del dibujo y la pintura de caballete.
A través de
esta muestra pictórica en la Galería de la Alcaldía podemos corroborar in situ la talentosa
obra de Cristian Carrillo que inter nos muéstranos también la fuerza centrífuga
de una verdad absoluta por la que sabemos, ex informata conscientia, que el arte es
infinito en su capacidad expresiva y cuando las obras son buenas impactan ex tota
fortitudine, sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula saeculorum.
Diego
Demetrio Orellana
In Concha, super flumina Tomebamba, mensis maii, die XVIII,
AD MMXVI, in Anno Misericordiae.
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