viernes, 4 de septiembre de 2015

UNA RARA Y DESCONOCIDA ESCULTURA CLÁSICA IN URBE NOSTRA


Pulcherrima super omnia ad gloriam aeternam/ Bellísima sobre todo para la gloria eterna, quienquiera que la contemple podríase imaginar que trátase de una lámpara clásica en algún ignoto punto de la vieja Europa, pues los elementos que la integran y las características esenciales de la escultura sugiérennos una atmósfera propia de un vívido y luminoso paisaje  en un soleado día de cualesquier parque o un típico boulevard de una ciudad europea como París, Madrid, Londres, Viena, Praga, Bruselas u otras tantas urbes de aquel paradigmático continente en la historia y la cultura de Occidente.

Efectivamente, el azulado cielo que confronta a la mayestática figura que luce elegante y yérguese altiva -en lineal perspectiva- no es más que el adecuado fondo en el que resáltanse los elementos compositivos de la imagen que, en la fotografía, invítannos a recrear en nuestras mentes un aire estival o primaveral, típico y peculiar de una agotadora y aventurera jornada de paseo para un circunstante que deambula expectante al más insólito detalle que encuentra en su camino y que, sub specie aeternitatis, grábase como una grata memoria de un  inolvidable periplo en la imagen fotográfica que guárdase cum affectio originalis como insoslayable recuerdo de entrañables vivencias.


El elemento escultórico representa a una mujer con cierto aire de diosa, cuya mirada fíjase ad infinitum, mientras su cabeza soporta una lámpara sostenida con su brazo izquierdo, a la vez que con su mano derecha agarra un cántaro pareciendo como si posase majestuosa con su pie izquierdo al descubierto, el que apóyalo sobre unos elementos vegetales característicos de las esculturas neoclásicas. Ad infra, el pedestal tiene en la base cuatro cabezas de leones sobre las cuales sopórtase una estructura que, a la manera de un expositorio, sostiene unas hojas de acanto cerradas hacia arriba para contener a la vez el conjunto de elementos vegetales sobre los que yérguese in excelsis la clásica figura.


Una vieja conífera que, vecina a la escultura, levántase erecta hacia el cielo, complementa el paisaje y motiva  al visitante para observarla cum accurata diligentia. Trátase de un centenario ciprés, de la especie Cupresus macrocarpa cuya espesa fronda verde oscura es copiosa en la copa debido a que, con el correr de las décadas, sus ramas fueron cortadas desde la base hasta alcanzar una sui generis figura que simula una escultura natural junto al clásico elemento que ha sido motivo del presente escrito. La luz del sol sobre el verdoso corpus del árbol inúndalo de esplendor y deja ver el claroscuro por el que el espécimen adquiere una atrayente vista para el observador que lo contemple a calvo ad calvum, mientras el celestial fondo azul contrasta cromáticamente con el verde admirabilis et exemplaris in aeternum.


Mas, para sorpresa de todos, ex admirationem, la escultura no hállase en ningún lugar de la vieja Europa sino in urbe nostra, en un típico rincón cuencano del barrio de Todos los Santos, dentro de una humilde casa, de tan solo una planta, que cuando los viandantes pasan ni siquiera la contemplan y que comparte el espacio adosada a dos edificaciones de dos pisos que capturan la atención en esa tradicional calle morlaca. En tal escena, la vivienda que encuéntrase en el borde derecho de la imagen resalta ante omnia por los colores verde y crema de su frontispicio, mientras sobre su tejado contémplase el ciprés descrito ut supra como un distintivo elemento del huerto interior de la vecina y tímida casa donde comparte el espacio con la peculiar escultura.

Ya mirado en su natural emplazamiento, este objeto escultórico ubícase en el antiguo huerto de tal imperceptible vivienda, rodeado de plantas ornamentales que, dicha sea la verdad, no están muy bien cuidadas pero que, a pesar de la incuria, sobreviven para exornar a la escultura destacándose unas cactáceas que acompáñanse de geranios, chifleras, suculentas, azulinas y cintas en uno de los últimos huertos cuencanos de las antiguas casas de patio, traspatio y huerta que aún existen en la capital de la morlaquía, urbis semper amata et intemerata y relicario de sorpresas gratas como este ignoto sitio que sorprende y encanta de profundis in cordibus nostris.



PAX VOBIS

Diego Demetrio Orellana
In Concha, super flumina Tomebamba, ad initium mensis septembris, die IV, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXV, octava Dominica XXI per annum.
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OPINIONES CIUDADANAS






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