miércoles, 19 de agosto de 2015

JESUITAS: INVERECUNDOS AGRAVIOS A SU MEMORIA



Santa Ana de los Ríos de Cuenca, agosto 19 del año del Señor de 2015
Octava Dominica XX per annum

Dr. Nicanor Merchán Luco
Director de diario «El Mercurio»

Lcda. Dory Merchán Luco
Gerente de diario «El Mercurio»
Ciudad.

De mi consideración:

«Horribilis et terribilis stultitia in Concha»

Es sorprendente comprobar in nostra communitate, que vosotros no hacéis nada por mejorar la calidad intelectual de diario «El Mercurio» pues es espeluznante hallar en las páginas de vuestro matutino, horripilantes reportajes con graves ultrajes a Cuenca, menoscabando su prestigio cultural, por lo que bien haríais en tomar medidas para cesar los graves agravios a la historia y cultura en El Mercurio, que siendo un periódico de baja calidad desgraciadamente es el principal medio de comunicación de la ciudad «Atenas del Ecuador».




Teodoro Rodríguez Muñoz

 Esta vez quiero referirme a un ridículo reportaje de El Mercurio que tanto por horroroso cuanto por fabulesco constituye motivo de baldón y oprobio para la Compañía de Jesús y sus miembros, los jesuitas, quienes deberían estar estupefactos ante las insolentes mentiras de una investigación intitulada «LOS JESUITAS, EL PAPA Y LOS RECUERDOS DE UN MILAGRO», de autoría de Teodoro Rodríguez Muñoz, quien atropella a la historia en su penoso trabajo investigativo al decir cosas abstrusas, fachosas y pletóricas de disparates que desnúdanlo in corpore et in anima, al parecer, como un irresponsable y estulto colaborador de vuestro matutino.

Sector «La Compañía, Cuenca - Ecuador» 

PRIMA.- Ad exemplum, me permito haceros notar los hilarantes dislates que Rodríguez afirma en dicho trabajo y que lo copiamos ad pedem litterae: «Lo que no se ha dicho de la llegada de los jesuitas al Austro y ya un poco olvidado es que una de las casas de los jesuitas, comunidad del santo pastor Francisco, quedó ubicada en el barrio de la Compañía de Jesús, en el paso de los primeros años de los jesuitas por Cuenca, en el sector de Patamarca. De ahí el tradicional nombre de la Compañía que se dio al lugar…».



Lo inmediatamente transcrito es falso, pues que se sepa, secundum histórica veritas, la Compañía de Jesús y sus miembros, los jesuitas, jamás han tenido ninguna casa en el sector llamado La Compañía. Y no lo tuvieron ni en la Colonia, cuando llegaron a Cuenca en 1638; ni en la República, cuando establécense en 1869 para hacerse cargo del colegio «San Luis», hoy «Benigno Malo», ni en los actuales tiempos, cuando vinieron a la urbe en 1937 para fundar el colegio «Rafael Borja». El sector de La Compañía no se llama así porque hayan estado allí los hijos de San Ignacio de Loyola, como afirma mentirosamente Rodríguez Muñoz. Octogenarios habitantes de la zona declaran, ex tota veritas, que el nombre del pueblo débese a que en ese sitio, hace ya varias décadas, cuando construíase la carretera al sector de Ochoa León, establecióse una compañía constructora, de la que la zona tomó el nombre para una mejor ubicación por parte de sus moradores o los circunstantes que viajaban por aquellos lares. 

Así entonces, como puédese ver, las deducciones de Rodríguez son tan estúpidas que provocan estupefacción a los lectores tanto más cuando los grandes historiadores de la Compañía de Jesús, como los padres jesuitas José Jouanen, Alfonso Villalba y Joseph Le Gouir jamás han hecho constar de la existencia de alguna propiedad de los jesuitas en dicha zona de Cuenca, teniendo como tenían, a la mano, sub specie instantis, valiosos documentos del Archivo Histórico de la Compañía de Jesús en el Ecuador.

Cruz absurdamente confundida como Cruz de la Compañía de Jesús


SECUNDA. Pero las falacias y absurdas deducciones de Rodríguez Muñoz no se quedan allí, pues en un pie de foto de una cruz de mármol que hállase sobre un pedestal consignó in scriptis: «Cruz de la Compañía de Jesús, que indica el paso de los jesuitas en Cuenca», lo cual es falso pues dicha cruz no representa, en el parque de Sinincay, ningún paso de los hijos de San Ignacio de Loyola por el Azuay sino la adoración de los fieles católicos a la cruz del Señor en las festividades de la Invención de la Cruz, que la Santa Madre Iglesia celebra cada 3 de mayo in universa Terra.

En la cruz de la confusión solo dice: 
«Trasladada desde la Compañía»

TERTIA. Inmediatamente, Rodríguez reafirma con necedad la inaudita barbaridad cuando, al hablar del parque de Sinincay, dice ad litteram: «Además existe una cruz jesuita grande de piedra en el parque central de la parroquia Sinincay, más arriba del barrio de la Compañía. Está descuidada y sin mayor reconocimiento y memoria que la leyenda grabada en la cruz de la remembranza del paso de la comunidad jesuita por el Austro.».

En este parágrafo escrito con tanta negligencia investigativa podemos confirmar la desfachatada conclusión a la que Rodríguez arriba, cuando la cruz del parque de Sinincay no es una cruz de piedra sino de mármol. Tampoco es una cruz de la Compañía de Jesús, pues la inscripción grabada sobre mármol en la parte superior del pedestal que la sostiene solamente dice in scriptis: «Trasladada de La Compañía», lo que significa que dicho elemento fue traído desde dicha zona, que pertenece a la parroquia Sinincay, al centro parroquial, por lo que las conclusiones del autor de esta oprobiosa publicación son ilusas por donde se las mire y demuéstrannos que, generalmente, cuando ciertos individuos desconocen algún tema sobre el que desean improvisar se inventan cualquier falacia con tal de fungir como inventores de la historia, sin percatarse, ad verecundiam, que no son más que audaces ignorantes adversas veritas et respectum pro Historia.

Antigua iglesia de Chiquintad 
estúpidamente confundida como iglesia de los jesuitas


QUARTA. Pero para que el pecado sea mortal, la capacidad imaginativa de Rodríguez hiperbolízase in extremis cuando un poco después dice: «Atrás de la cruz y cruzando el parque de Sinincay, se tambalea una antigua iglesia, casi por caerse, socavada por la erosión y corrosión del olvido. Todos estos acontecimientos recuerdan el célebre paso de los primeros años de los jesuitas trayendo la educación al país y al austro» Este parágrafo es inentendible a ojos vista si consideramos que nada socávase por la erosión ni corróese por el olvido, pues «corroer» y «socavar» son verbos rectores mal utilizados en las insulsas ideas de Rodríguez, mientras que, in historia nostra, dicha iglesia nada tiene que ver con los jesuitas, quienes ni siquiera la erigieron -en los tiempos de la Colonia- ni Sinincay ha sido jamás un sitio por el que ellos hayan pasado cuando estuvieron en Cuenca durante la época de la dominación española.

Parque central de Sinincay


QUINTA. Finalmente, semper riddendo ante stultitia, vuestro articulista Rodríguez concluye esta absurda investigación con un texto en donde confírmase, mysterium iniquitatis, la estupidez con la que escribió estas falacias, texto en donde los gazapos y errores ortográficos que encuéntranse en toda la investigación vuélvense más evidentes por la falta de una adecuada sintaxis, la ausencia de una correcta precisión semántica, las confusiones para el uso de las mayúsculas, ciertas inaceptables redundancias y los constantes traspiés en la escritura de muchas palabras, haciendo que las ideas del oprobioso articulista sean dignas de espanto y execración. Pero leámoslo todos ex admirationem: «Entre otros monumentos en restauración de los valores, la religiosidad y que toman parte de este proyecto austral ahora propuesto, consta el nuevo monumento u holograma virtual vanguardista religioso cultural, que se debe levantar en la reminiscencia y evocación de la “aparición de la Santa Faz del Señor acaecida en el año del Señor de 1958 en la iglesia de San Antonio de Cañar” y en la que se debe recrear, proyectar y revivir, reconstruyendo un holograma virtual gigante, proyectado en tres dimensiones encima de la legendaria iglesia, para reproducir en imágenes espaciales al verdadero rostro del Señor Jesús dada en la transformación que tomó parte del milagro y aparición».

Ad nauseam, rebus sic stantibus/ estando así las cosas, como veis, señores Merchán Luco, habla un verdadero Cantinflas mientras la conocida incuria para el trabajo intelectual en vuestro investigador Rodríguez es la causa para que sus reportajes creen oprobio para Santa Ana de los Ríos de Cuenca, a cuya historia deshonra descuidando elementales aspectos que deberíanse vigilar por todo investigador que vístase de seriedad, mientras Rodríguez deslustra a la lengua castellana con sus constantes errores gramaticales, ortográficos y sintácticos, toda vez que este trabajo sobre los jesuitas es de dudosa credibilidad, en tanto su autor búrlase de la inteligencia de vuestros lectores. Por eso, a Rodríguez deberíais vosotros enseñarle el sabio dicho popular de nuestra maravillosa lengua de Castilla que dice: «Son más tontos que el maestro de Siruela, que no sabía leer y puso escuela», pues hay hombres que se tiran alocados a la necesidad de brillar sin luz propia y aunque creados para contemplar la luz de la verdad no elevan jamás hacia ella los ojos del alma y en el abismo de las tinieblas habitan felices como si una radiante luz los alumbrara ad bene placitum.

Sinincay


Esta protesta pública tiene la intención de defender a la Historia con animus corrigendi, en defensa del prestigio cultural de la capital de la morlaquía, pues es menester manifestar altivo rechazo a pésimas investigaciones realizadas in honorem invencibilis ignorantia, stultitia et adversas intelligentia et respectum pro Historia.

Por favor, mejorad la calidad intelectual de vuestro matutino in honorem Conchae como lo hizo siempre la familia Sarmiento Abad, verdadera dueña de El Mercurio in historia nostra. In honorem veritatis recibid un cordial y respetuoso saludo.

Diego Demetrio Orellana

Datum Concha, super flumina Tomebamba, mensis augusti, die XIX, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXV, octava Dominica XX per annum.
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