viernes, 15 de mayo de 2015

DÍA MUNDIAL DE LA LATINIDAD 2015


MAGNUM DIEM
DÍA MUNDIAL DE LA LATINIDAD

In patria aequatorianae, Santa Ana de los Ríos de Cuenca refulge esplendente in excelsis por sus notorios rasgos de latinidad, los cuales ni percíbense acuciosamente por los estudiosos que despístanse de sus investigaciones, ni por los latinofóbicos que pululan por estos lares zapateando hasta el cielo en contra de la lengua latina, ni tampoco por los comunes y corrientes ciudadanos cuencanos, quienes no considéranlos como significativos elementos identitarios, sin valorar, in stricta iustitia, que el legado latino pervive redivivo en nuestra cultura, ad initium tertio millenio, e integra de profundis la auténtica identidad castellana de la capital de la morlaquía.

Conviene pues describir, en el DÍA MUNDIAL DE LA LATINIDAD, algunos blasones institucionales de la ciudad así como especiales sitios de su campus urbano, donde destácanse preciosas huellas de la cultura latina que confírmannos, in honorem veritatis, que en la capital azuaya no podemos abstraernos de su influencia, pues ya si trátase de los originales blasones de sus instituciones o de sus valiosos edificios patrimoniales con paradigmáticos mensajes epigráficos, la semiótica de estos símbolos llévanos a encontrar, sub specie aeternitatis, las indelebles señas de la latinidad, la cual es un verdadero hecho cultural in communitate nostra, tanto más cuando, incluso en nuestro lenguaje cotidiano como habitantes de la morlaquía, usamos típicas expresiones del Latín, por lo que resulta absurdo e hilarante que la gente pudiere negar que la cultura latina es parte esencial de nuestra identidad si en nuestra cotidiana comunicación hacemos uso, verbi gratia, de los siguientes latinajos: «auditorium», «etcétera», «aula magna», «curriculum vitae», «campus», «alma mater», «a posteriori», «a priori», «ad absurdum», «ab aeternum», «ab imo pectore», «ab initium», «ad finem», «ad infinitum», «ad libitum»,« alter ego», «bona fides», «carpe diem», «consumatum est», etc.

Pero, más allá del lenguaje, analicemos, hic et nunc, los lugares citadinos en donde evócase a la cultura latina ab aeterno, in urbe nostra, apud flumina Tomebamba.




PRIMA. El Santo Cenáculo

La más bonita inscripción epigráfica in lingua latina encontrámosla en el frontispicio de la iglesia del Santo Cenáculo. Allí, sobre el dintel de la puerta, apréciase la escultura de un ángel que sostiene en sus manos una filacteria cuya leyenda dice: «SS. SACRAMENTO: CONCHA PŒNITENS ET DEVOTA». En nuestra singular lengua de Castilla, tal curiosa frase tradúcese como: «SANTÍSIMO SACRAMENTO: CUENCA PENITENTE Y DEVOTA», pues este templo está dedicado al culto de su Divina Majestad y nuestra urbe considérase in aeternum como la «CIUDAD EUCARÍSTICA DEL ECUADOR».

Ergo, esta inscripción latina tiene un valor fenomenal para la historia de la ciudad, puesto que en esta iglesia léese, en mármol, el nombre etimológico de CUENCA, que es «CONCHA» en la culta, bella y sempiterna lengua latina, madre nutricia del Castellano que, a su vez, es el idioma oficial de los ecuatorianos. Que el nombre propio de la ciudad venga esencialmente de la lengua latina es, ab origine, un distintivo fehaciente por el que esta urbe posee a nativitate un elemento etimológico de original sentido, el cual hállase constituido como el sino y signo por los que la latinidad afincóse en estos lares ad perpetuam rei memoriam, mientras que es en esta iglesia en donde lo podemos confirmar diem per diem.



SECUNDA. La Merced

Otra estelar leyenda grabada en yeso, en letras de molde, ubícase en la iglesia de la Merced, viejo templo mercedario que empezóse a levantar en el año del Señor de 1712, en la Colonia, y que hoy pertenece a la comunidad oblata. Allí, en su frontis léese la inscripción latina: «AVE MARÍA: REDEMPTRIX CAPTIVORUM», que en la lengua de Castilla significa: «SALVE MARÍA: REDENTORA DE LOS CAUTIVOS». La frase relaciónase con el hecho de que, en la orden de los mercedarios, la Virgen de las Mercedes considérase como la redentora de los cautivos, mientras que Cuenca es «LA CIUDAD MARIANA DEL ECUADOR» y esta latina leyenda así nos lo revela en uno de los múltiples lugares citadinos donde corrobórase esta especialísima condición de la ciudad amada, cuyos habitantes, mayoritariamente, son devotos de la Santísima Virgen María, Mater Dei et Mater Nostra.




TERTIA. San José de El Vecino

Y una sencilla pero solemne inscripción latina en piedra la podemos observar a la entrada del convento de San José de El Vecino, de la orden mercedaria de Cuenca. Apenas dice «AVE MARÍA», frase que, como lo hemos dicho ut supra, al hablar de la iglesia de la Merced, significa «SALVE MARÍA» y es el saludo que el arcángel San Gabriel hizo a la Santísima Virgen al momento de anunciar su divina concepción. Siendo la orden de los mercedarios una comunidad religiosa que tiene a la Virgen de las Mercedes como su excelsa patrona es natural que en la entrada de su claustro háyase colocado tal invocación mariana de profundo significado in Sancta Mater Ecclesia.




                QUARTA. San Francisco

Otro auténtico elemento arquitectónico de Cuenca, de gran significación latina, es la torre neoclásica de la iglesia de San Francisco, donde en 3 de sus 4 caras léense, ut supra, unas expresiones in lingua sacra, las que han extraídose de las letanías lauretianas dedicadas a la dulcis virgo María in Sancta Mater Ecclesia.

En la paradigmática torre, el orden de prelación que débese seguir para entender el sentido de sus inscripciones latinas es el siguiente: primero la fachada sur, luego la fachada este y finalmente la fachada norte. Así pues, lo que léese in scriptis, en la magnífica torre, es la siguiente expresión: «O MARÍA, TURRIS DAVÍDICA, ORA PRO NOBIS/ OH MARÍA, TORRE DE DAVID, RUEGA POR NOSOTROS». Ipso facto, colígese entonces que este elemento arquitectónico fue concebido como un homenaje a la Santísima Virgen María in urbe nostra.



Ad effectum videndi, en la cara meridional de la torre, que corresponde al lado sur, léese in lingua latina: «O María».


Ad orientem, en la cara este, que es el lado frontal de la torre en la calle Padre Aguirre, léese la siguiente expresión latina «Turris Davidica» que, en nuestra esplendorosa lengua de Castilla, significa: «Torre de David», siendo una alabanza que la Santa Madre Iglesia dedícasela a la Virgen María en las letanías lauretianas a ella dirigidas por la Iglesia militante ab immemorabili.



En la cara septentrional, al lado norte, que mira hacia la calle Presidente Córdova, léese la leyenda: «Ora pro nobis» o «Ruega por nosotros».




Mas, en el frontispicio de la iglesia, equidistantes hacia ambos lados de la puerta principal, descúbrense dos placas de mármol blanco escritas ex integro in lingua latina. La de la izquierda rememora al R.P. Isaac de María Peña Jaramillo, párroco de San Francisco y muerto en 1937. En el texto latino hállase una descripción de sus ejecutorias, pues el eminente canónigo nació el 18 de abril de 1864 y fue uno de los constructores de este templo de estilo neoclásico, concluido en el año del Señor de 1930. Era hijo de Ignacio Peña y Zoila Jaramillo. Ordenóse sacerdote el 27 de diciembre de 1889 y fue capellán de los Hermanos Cristianos, del seminario «San Luis» y de la comunidad de madres dominicas de la Inmaculada Concepción, así como regente y vicerrector del seminario. En 1908, Monseñor Manuel María Pólit Laso le nombró canónigo honorario de la catedral y le comisionó como constructor de la nueva catedral, a la vez que era párroco de San Francisco, ejerciendo una abnegada labor pastoral para la comunidad cuencana hasta su muerte acaecida el 9 de septiembre de 1937.

La placa de la derecha, por su parte, está dedicada in memoriam del R.P. José Ignacio Peña Jaramillo, hermano del primero y también abnegado párroco de esta parroquia. Talis frater qualis frater/ De tal hermano cual hermano, fue también constructor de la iglesia, pero estando en plena actividad constructiva fue enviado a Roma, debido a su gran talento, y es el único cuencano que hállase enterrado en la cripta de la basílica vaticana, apud Sancte Petrus ad gloriam aeternam. En la leyenda detállanse las principales virtudes de las que exornábase este brillante canónigo nacido en Cuenca el 22 de febrero de 1873. De preclara inteligencia, pronto demostró una profunda vocación al sacerdocio, junto con su hermano Isaac de María. Como párroco de El Sagrario administró la iglesia de San Francisco y en la década de 1920 derribó el viejo templo para construir el actual, bajo estrictas líneas neoclásicas. Renovó la labor pastoral de dicha iglesia con cruzadas como las misiones predicadas frecuentemente por los padres redentoristas y el mes de la Inmaculada Concepción. Fue canónigo honorario de la catedral de Cuenca. Cuando fue enviado a Roma en octubre del año 1924, dejó la fábrica de San Francisco en manos de su hermano Isaac de María. Murió en la ciudad eterna el 14 de enero de 1925. Como se ve, estos dos hermanos sacerdotes levantaron la actual iglesia con un exquisito estilo neoclásico, mientras que, cultos como eran, dejaron intactos ab intra, el retablo barroco del altar mayor y el precioso púlpito que datan del siglo XVIII, dos de los poquísimos elementos coloniales de Cuenca.



QUINTA. Catedral de la Inmaculada Concepción

Sobre la puerta falsa de la Catedral de la Inmaculada Concepción, en el transepto sur de este magno templo, existe una bella inscripción latina en letras de molde, la cual dice: «DOMUS DOMINI» o «CASA DEL SEÑOR». La frase, escrita en mármol, es imponente y majestuosa para señalar el verdadero sentido de una edificación religiosa in nostra Sancta Mater Ecclesia Catholica, Apostolica et Romana.


Ab intra, los vitrales de los transeptos norte y sur, que fueron importados de Alemania, exhiben originales leyendas latinas que brillan esplendorosas entre la colorida atmósfera de las vidrieras, señalando stricto sensu a los personajes a quienes ellas están dedicadas. Así, sobre el altar del Santísimo Sacramento tenemos a Moisés y a San Pedro, cuyos nombres están escritos en Latín: MOISES y SANCTE PETRUS.




A similis et a contrario sensu, en el transepto sur hállase la leyenda Chrisostomus, padre de la Iglesia griega junto a Sancte Agustinus, padre de la iglesia latina.




Al interior de la catedral, pero detrás del baldaquino de pan de oro del presbiterio ubícase la sala capitular de la Arquidiócesis, la cual nunca utilizóse debido a las reformas del Concilio Vaticano II que eliminó al cabildo catedralicio como órgano consultor de las diócesis. No obstante, casi al centro de este espacio colocóse una placa con una inscripción latina que dice: «RVDMUS IOANNES IOSEPH CORDERO HAS CANONICORUM SEDES PIISIME DONAVIT 1953», que en nuestra prodigiosa lengua de Castilla significa: «EL REVERENDÍSIMO JUAN JOSÉ CORDERO DONÓ MUNÍFICAMENTE ESTA SEDE CANONICAL. 1953». La placa es de madera y la forma como grabáronse las letras de este texto hácela sui generis in Concha sicut res singularis ad gloriam Dei.




Asimismo, en el centro de la sala capitular, encontramos el escudo episcopal del primer arzobispo de Cuenca, monseñor Manuel de Jesús Serrano Abad, en cuya base hállase su lema episcopal grabado en Latín, el que copiámoslo ad litteram: «GLORIOSA PREDICANTUR DE TE CIVITAS DEI» frase que denota de profundis el cívico cariño de este purpurado por la ciudad amada, pues en nuestra excelsa lengua de Castilla significa: «COSAS GLORIOSAS SE HAN PREDICADO DE TI, CIUDAD DE DIOS».


Pero allí no concluyen las huellas de latinidad en nuestra imponente catedral y en dos de las primeras columnas del presbiterio hállanse un dueto de blasones con inscripciones latinas. A la izquierda, el primero corresponde al escudo episcopal del actual arzobispo de la urbe, monseñor Luis Gerardo Cabrera, OFM. Copiámoslo ex integro: «VERBUM DOMINI NUNTIANTES/ ANUNCIADORES DE LA PALABRA DEL SEÑOR».




A contrario sensu, en el pilar de la derecha contémplase el escudo pontificio del Santo Padre Francisco I, el romano pontífice que gobierna hoy la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en cuya base léese una leyenda latina que dice in scriptis: «MISEREANDO ATQUE ELIGENDO». 


El lema del Santo Padre Francisco, por la Divina Providencia Papa I, procede de las homilías de san Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, al comentar la escena de la vocación de san Mateo, escribe: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me». La frase tradúcese en la incomparable lengua de Castilla como: «Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme».

Mas el escudo pontificio muestra ut supra una el anagrama «IHS» que, en la bella, culta e inigualable lengua latina, significa: «IESUS HOMINUM SALVATOR» o «JESÚS, SALVADOR DE LOS HOMBRES» y por el que devélase que el actual romano pontífice felizmente reinante es jesuita, pues este es el anagrama de la Compañía de Jesús in universa Terra y, por tanto, el signo distintivo de sus miembros, los beneméritos padres jesuitas in historia mundi.


Por su parte, en la puerta de la nave lateral izquierda, que ubícase hacia la calle Sucre, existe una inscripción latina grabada en piedra, la cual  dice ad pedem litterae: «AVE MARÍA GRATIA PLENA», el saludo del arcángel Gabriel a la Madre de Dios, dulcis virgo María: «DIOS TE SALVE MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA».




Por su parte, en la puerta de la nave lateral derecha, que oriéntase hacia el antiguo seminario «San Luis», tenemos otra leyenda latina que dice ad litteram: «ET VERBUM CARO FACTUM EST/Y EL VERBO SE HIZO CARNE», frase que es parte de las jaculatorias preliminares del santo rosario.


SEXTA. Catedral Vieja

En la antigua catedral de Cuenca o iglesia de El Sagrario, también inscribióse la leyenda «DOMUS DOMINI» o «CASA DEL SEÑOR», que seguramente replicóse en la Catedral Nueva por expreso gusto de su último constructor, el canónigo Manuel María Palacios Bravo, quien es el verdadero artífice de los exquisitos detalles que hállanse en el epónimo templo catedralicio de la Inmaculada Concepción. Esto podémoslo colegir al considerar que la inscripción epigráfica de la Catedral Vieja hízose en la segunda década del siglo XX y Palacios Bravo fue nombrado constructor de la Catedral Nueva en 1937. Post factum, 20 años después, a fines de la década de 1950, estaba ya levantado el gigantesco templo catedralicio con la réplica de la referida inscripción latina, que hoy es familiar in communio caritatis en las dos catedrales de la tercera ciudad de la república.




Mas, en el interior de la Catedral Vieja, existen también inscripciones latinas como la leyenda eucarística «EGO SUM PANIS VITAE» que tradúcese como «YO SOY EL PAN DE VIDA». La frase obsérvasela en el tumbado del presbiterio como parte de la bella pintura mural que exorna de especial hermosura a ese admirable rincón de Cuenca, urbis semper veneranda.


Pero también, en el interior de la vieja catedral, en el cielo raso del mismo presbiterio encontramos el anagrama latino de la Santísima Virgen, Mater Dei et Mater Nostra, artísticamente representado con la letra: «M».


Y en la pintura mural de Nicolás Vivar, que representa el Calvario, vemos en la base el anagrama de Cristo: «IHS», que en la inmortal y culta lengua latina significa: «IESUS HOMINUM SALVATOR/ JESÚS SALVADOR DE LOS HOMBRES», el cual, como ya lo dijimos, es también, par excellence, el anagrama de los padres jesuitas.


Así, en el mismo cielo raso del presbiterio, dentro de un hermoso contexto de pintura mural, encontramos equidistantes y rodeados de motivos florales dos bellos anagramas jesuíticos, cuyas siglas «IHS» solamente tienen otra forma de representación, sin que por ello dejen de ser los inconfundibles elementos de la Compañía de Jesús in nostra Sancta Mater Ecclesia.




Sibi tamen, allí no concluyen las reminiscencias latinas que encontramos en este hermoso templo catedralicio, puesto que en el dintel de la puerta de la Catedral Vieja, hacia la calle Mariscal Sucre, existe una preciosa inscripción en letras de molde que léese in lingua latina: «PORTA CŒLI», lo cual significa en la lengua de Castilla: «PUERTA DEL CIELO».


                SEPTIMA. Santo Domingo

La iglesia de Santo Domingo es como una caja de sorpresas de la latinidad in Concha, apud flumina Tomebamba, pues constituye uno de los santuarios marianos donde más inscripciones latinas existen













Ad exemplum, en cada uno de los pilares, de izquierda a derecha, hállase el Ave María in lingua latina como especialísimo detalle de una basílica dedicada a la Virgen del Rosario, a la que los cuencanos llámanla como la Morenica del Rosario. En efecto, el Ave María es una de las oraciones marianas fundamentales del santo rosario y aquí puédeselo leer en Latín ad litteram: «Ave María, gratia plena/ Dominus tecum/ benedicta tu inter mulieribus/ et benedictus ventris tuis, Jesus/ Santa María, Mater Dei/ ora pro nobis peccatoribus/nunc et in ora mortis nostra, Amén», oración que en la lengua castellana tradúcese así: «Dios te salve María/ llena eres de gracia/ el Señor está contigo/ bendita eres entre todas las mujeres/ y bendito es el fruto de tu vientre Jesús/ Santa María, Madre de Dios/ ruega por nosotros los pecadores/ ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén».




Asimismo, la pintura mural del interior del templo tiene muchas imágenes de santos, santas y beatos de la orden dominica, ente los cuales mírase a San Vicente Ferrer, alrededor del cual una filacteria dice in lingua latina: «TIMETE DEUM ET DATE ILLI HONOREM/ TEMED A DIOS Y DADLE A ÉL HONOR», la famosa cita que identifica al santo dominico in saecula saeculorum.


En el presbiterio, por su parte, confróntanse vis a vis los anagramas latinos de Jesús y de María. A la izquierda, sobre una pintura mural que representa el descendimiento del Señor, encuéntrase el anagrama de la Compañía de Jesús, que es también el icónico símbolo de Cristo y represéntase in nostra Sancta Mater Ecclesia con las siglas «IHS» que, como ya se explicó ut supra, tradúcense como «IESUS HOMINUM SALVATOR» o «JESÚS SALVADOR DE LOS HOMBRES».




A la derecha, a contrario sensu, sobre una bella escena del entierro de Jesús, Dominus ac Redemptor, mírase el anagrama mariano representado con las letras «M» y «A», yuxtapuestas entre sí con una corona que superpónese ut supra, en la parte superior.





En este mismo espacio, en la parte superior, míranse dos escudos de la Orden de predicadores, así llamada a la comunidad dominicana, los cuales son bellos per se y aunque han representádose de dos diversas formas tienen, cada uno, una misma leyenda latina que dice: «LAUDARE, BENEDECIRE, PRAEDICARE», que en la esplendorosa lengua de Castilla significan: «ALABAR, BENDECIR, , PREDICAR» y son las tres cosas que identifican la actividad apostólica de los hijos de Santo Domingo de Guzmán o padres dominicanos, los cuales caracterízanse como predicadores dentro de la Iglesia usque ad consummationem saeculi.




Ad similis, detrás del retablo del altar mayor el visitante o estudioso de los tesoros dominicanos en Cuenca encuéntrase con una sala conventual en la que existe toda una sillería de madera, a la manera de las salas capitulares de los cabildos eclesiásticos, y en cuyas paredes descubrimos hermosas inscripciones latinas, entre las cuales debemos destacar aquella que dice ad peddem litterae: «JUSTO DEI JUDICIO/ SINE VERBO MÓRITUR/ QUI IN DIVINO OFFICIO/ NEGIGENTER LOQUITUR». Esta frase aparece sostenida por las manos de un ángel detrás de un crucifijo y es una sentencia admonitoria de San Bernardo de Claraval, la cual significa en nuestra preciosísima lengua de Castilla: «POR JUSTOS JUICIOS DE DIOS MUERE SIN HABLAR QUIEN EN EL OFICIO DIVINO NEGLIGENTEMENTE HABLÓ».

Cabe indicar que la máxima de San Bernardo era regla fundamental de las órdenes monásticas y mendicantes, como lo es la comunidad dominicana, según la cual debíase guardar reverentia et respectum super omnia/ reverencia y respeto sobre todas las cosas, a la hora del rezo del oficio divino al que obligados están los clérigos en su modus actuandi dentro de la vida conventual, a fin de acrecentar la piedad, que es como el sino y signo de su consagración al Señor.




Ex admirationem, en otra de las paredes de esta sala conventual, vemos una pintura mural que representa a Santo Domingo de Guzmán, en actitud admonitoria, con su dedo índice sobre un libro abierto, señalando de forma desafiante un texto latino.




Dicho texto es el más importante principio de la regla de San Agustín, la cual fue acogida por la Orden de Predicadores o comunidad dominica, y es la norma de vida de los religiosos dominicos. El texto que señala Santo Domingo ad sollemnitatem es el siguiente: «ANTE OMNIA, FRATRES CARISSIMI, DILIGATUR DEUS, DEINDE PROXIMUS, QUIA ISTA PRAECEPTA SUNT PRINCIPALITER NOBIS DATA. HAEC IGITUR SUNT QUAE UT OBSERVETIS PRAECIPIMUS IN MONASTERIO CONSTITUTI». El majestuoso texto significa en nuestra versátil lengua de Castilla: «ANTE TODO, QUERIDÍSIMOS HERMANOS, AMAD A DIOS COMO AL PRÓJIMO, QUE ESTOS SON LOS PRINCIPALES PRECEPTOS QUE SE NOS HA DADO. ESTO ES ENTONCES LO QUE SE HA DE OBSERVAR EN LAS CONSTITUCIONES DEL MONASTERIO».




Desde el prisma teológico esta sentencia de san Agustín nos enseña que el amor de Dios es el modelo que debemos tomar para el amor entre los hombres, mientras todo amor humano es imagen y semejanza del amor divino. Mas, el amor es una realidad relacional y en la Trinidad dáse entre el Padre, que engendra al Hijo; el Hijo, que es engendrado por el Padre; y el Espíritu Santo, que es el amor recíproco entre el Padre y el Hijo. A similis, el amor -in omnia humani generis- es también una relación entre personas y la comunidad conventual o monástica es el escenario para que opere dicha relación dialogal y amorosa entre quienes la integran in camera caritatis o al calor del afecto. Así, san Agustín, quien era una especie de «cooperator veritatis» o «cooperador de la verdad», buscaba también el amor, encontrando en la comunidad de hermanos el lugar ideal para la felicidad.




Y en la puerta principal del frontispicio de la basílica de la Morenica del Rosario o iglesia de Santo Domingo el observador contempla el escudo de la comunidad dominica esculpido en madera, en el cuadrante izquierdo y central de la puerta, en donde léese la palabra «VERITAS» que en la lengua castellana significa «VERDAD» y que es la meta superlativa a la que deben llegar los hijos de Santo Domingo de Guzmán, considerados a sí mismos como predicadores de la verdad in aeternum.




OCTAVA. San Alfonso

Y en la puerta frontal de la Basílica del Perpetuo Socorro o iglesia de San Alfonso podemos leer nuevamente la inscripción latina «AVE MARÍA GRATIA PLENA» que, como lo hemos señalado significa  «DIOS TE SALVE MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA». La inscripción, no obstante, despliégase en cuatro cuadrantes colocados de manera horizontal en el centro de la puerta del frontispicio redentorista. En el primer cuadrante léese «AVE»; en el segundo «MARÍA»; en el tercero «GRATIA» y en el último «PLENA», mientras cada palabra hállase encerrada en un blasón en cuyo ángulo superior contémplase una estrella, mientras en cada uno de los cuatro lados nace una flor de lis, símbolo de nobleza en la heráldica.




Ab intra, en el retablo del templo, en la puerta del sagrario existe una inscripción latina que la copiamos ad litteram: «O SACRUM CONVIVIUM IN QUO CHRISTUS SUMITUR, RECOLITUR MEMORIA PASSIONIS EJUS MENS IMPLETUR GRATIA». El texto es parte de un himno eucarístico de milenaria historia y en nuestra versátil lengua de Castilla significa: «OH BANQUETE SAGRADO/ EN EL QUE SE RECIBE A CRISTO/ EL RECUERDO DE SU PASIÓN SE RENUEVA/ EL ALMA SE LLENA DE GRACIA».


Ut supra, en la parte superior de la puerta del tabernáculo apréciase un cordero pascual encerrado en un círculo alrededor del cual escribióse la siguiente leyenda in lingua latina: «BONE PASTOR, PANIS VERE, JESU NOSTRI, MISERERE». Esta frase poética escrita en Latín significa: «BUEN PASTOR, PAN VERDADERO, JESÚS NUESTRO, TEN PIEDAD». Ad infra, inmediatamente debajo del cordero pascual, léese una inscripción latina que rememora otro himno eucarístico de inmortal factura y que dice: «LAUDA SION SALVATOREM», bella leyenda que tradúcese como «ALABA SION AL SALVADOR» en nuestra amantísima lengua de Castilla.





Al centro de la iglesia redentorista, en el altar lateral dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, vemos una inscripción debajo de los pies del Señor, la cual es una frase del Divino Redentor reinterpretada de su encuentro con Poncio Pilatos en los santos evangelios. La leyenda es de bronce sobre una filacteria de mármol y dice así: «REX SUM EGO/ YO SOY REY».




En la pared posterior derecha del presbiterio del templo, un bello escudo de la Congregación del Santísimo Redentor o comunidad redentorista, realizado en pintura mural, exhibe una filacteria en la que léese ex integro: «COPIOSA APUD EUM REDEMPTIO», que en nuestra lengua castellana significa: «EN ÉL HAY ABUNDANTE REDENCIÓN». Dentro del blasón redentorista incluyóse una cruz, la lanza y el hisopo, símbolos de la pasión de Cristo, con las siglas «IS», a la izquierda, significando «JESUS SALVATOR»; y «M», a la derecha, significando «MARÍA» in lingua sacra.




Ad portas, afuera de la iglesia de la comunidad redentorista, propios y extraños fijan sus miradas a un blasón realizado en piedra, el cual tiene una hermosa inscripción latina en piedra que dice: «COPIOSA APUD EUM REDEMPTIO», que es, como hemos analizado en líneas precedentes, la leyenda del blasón redentorista par excellence.


NONA. San Sebastián

Ex admirationem, en el frontispicio de la iglesia de San Sebastián tenemos un hermoso elemento realizado en yeso, a bajo relieve. Trátase de un escudo que 2 ángeles sostiénenlo en mayestática postura. Desde el óvalo central del blasón y hasta la periferia de este precioso ícono gráfico léese una borrosa pero valiosa inscripción latina que dice ad pedem litterae: «HIC DOMUS DEI EST ET PORTA COELI». Esta frase tiene un profundo trasfondo teológico al significar en la lengua castellana: «AQUÍ ESTÁ LA CASA DE DIOS Y LA PUERTA DEL CIELO».




Efectivamente, in nostra Sancta Mater Ecclesia, un templo concíbese per se como la casa de Dios y en tanto representa un santuario para su debida adoración es, a su vez, la puerta del cielo ad vitam aeternam, para todas las ánimas de los fieles congregados en la mesa del Señor. Este detalle epigráfico en la iglesia de San Sebastián adicionóse en el siglo XX cuando el P. Juan José Cordero remodeló el templo construyendo su cúpula en 1948 y adornando el frontis con especiales elementos como el blasón que analizamos aquí y otros detalles ornamentales entre los que destácanse la balaustrada superior, en el lado izquierdo del templo, y la paloma que representa al Espíritu Santo sobre la bella puerta que es una de las más bonitas de la ciudad.

DECIMA. Virgen de Bronce



El frontispicio de la antigua iglesia de la Virgen de Bronce tiene también grabado en letras de molde una frase latina, la cual expresa ad litteram: «ZELO ZELATUS SUM PRO DOMINO DEO EXERCITUM», leyenda que en Castellano significa: «ME CONSUME EL CELO POR EL SEÑOR, DIOS DE LOS EJÉRCITOS». Esta leyenda es el lema de la Orden del Carmelo, que es la que administra esta iglesia llamada de la Virgen de Bronce.


Los frailes carmelitas llegaron en el año del Señor de 1948, mientras que el monumento epónimo a María Santísima Inmaculada, Regina sine labe originalis concepta, fue importado de Alemania en el año 1904, en las Bodas de Oro de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción in nostra Sancta Mater Ecclesia.

DECIMA AC PRIMA. Lápida sepulcral del Siervo de Dios, P. Julio María Matovelle

Una curiosa inscripción epigráfica, todo en lengua latina, que llama la atención por su fenomenal tamaño la tenemos en la lápida sepulcral del P. Julio María Matovelle, que hállase en la capilla oblata donde venéranse sus restos mortales detrás de la iglesia de la Merced. El texto traducido ex integro a la lengua de Castilla dice ad peddem litterae:

DECIMA AC SECUNDA. Monumento a Cristo Rey




El monumento a Cristo Rey de Cullca es algo espectacular en Santa Ana de los Ríos de Cuenca. Localizado en la histórica colina de Cullca, el granero de la antigua ciudad de Tomebamba, es quizás la edificación que más simbología contiene en su estructura. Construyóse en la segunda década del siglo XX, en el gobierno eclesiástico del XI obispo de la urbe, monseñor Daniel Hermida Ortega, y tiene cinco niveles con 20 símbolos, fuera de los minuciosos detalles. Justamente, en el cuarto nivel de este elemento arquitectónico colocóse una inscripción latina que dice: «IPSE FECIT NOS», que en la lengua de Castilla significa: «ÉL MISMO NOS HIZO» y es la leyenda del escudo episcopal del mencionado obispo, que hállase en el monumento.




                DECIMA AC TERTIA. Cementerio municipal

El cementerio patrimonial de Cuenca es un precioso lugar citadino en donde, ex admirationem, encuéntranse interesantes inscripciones latinas como la siguiente: «FIAT VOLUNTAS TUA», que tradúcese, a nuestra esplendorosa lengua de Castilla, como: «HÁGASE TU VOLUNTAD», expresión que extrájose del Pater Noster.




Y en el mausoleo de la Asociación de Empleados, en artísticas letras grabadas en bronce, podemos leer una atractiva leyenda in lingua sacra, la cual dice: «LUX PERPETUA LUCEAT EIS» «BRILLE PARA ELLOS LA LUZ PERPETUA», leyenda extraída de la Missa Sollemnis pro defunctibus o Misa solemne por los difuntos.




Afuera de este mausoleo encontramos un elemento de mármol y bronce en donde una imagen de Cristo Resucitado que parece elevarse in excelsis hacia el cielo tiene un mensaje superior que dice: «EGO SUM RESURRECTIO ET VITA», expresión proferida por Nuestro Señor Jesucristo, Deum vero de Deo vero, quien dijo in diebus illis/ en aquellos días: «YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA».


Y en el mausoleo de la Sociedad de santa Teresita del Niño Jesús, en forma escueta y sobria inscribióse ad sollemnitatem: «RIP», sigla latina que significa: «RÉQUIESCAT IN PACEM» y que en nuestra inmortal lengua de Castilla tradúcese como «DESCANSA EN PAZ».



Exempli gratia, en el mausoleo salesiano tenemos, no obstante, una inscripción latina más moderna con un terrible error ortográfico pues escribióse ad litteram «MARÍA, AUXILIUM CRISTIANORUM» cuando lo correcto es: «MARÍA, AUXILIUM CHRISTIANORUM», pues la «CH» es infaltable en la palabra Cristo y cristiano in lingua latina. Ergo, tal leyenda debémosla traducir así: «MARÍA, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, ORA PRO NOBIS».




Y una profunda frase latina de la antigüedad clásica léese en la lápida de Francisco Sojos Jaramillo, la cual extrájose de Virgilio, en La Eneida, y dice in scriptis: «FELIX QUI POTUIT RERUM COGNOSCERE CAUSAS», aunque la letra «U» en «RERUM» ha perdídose in aeternum. Importante tarea para la familia Sojos Mata que debería reponer esta vocal latina que ha extraviádose in aeternum in Concha, super flumina Tomebamba.



DECIMA AC QUARTA. Museo Municipal «Remigio Crespo Toral»

Y una de las más antiguas y bellas placas que háyase visto in lingua latina y que constituye per se uno de los más valiosos tesoros patrimoniales de la ciudad la tenemos en el Museo Municipal «Remigio Crespo Toral». Trátase de la placa que conmemora la I Misión Geodésica Francesa, arribada a Cuenca en el año del Señor de 1739. Está toda en Latín y dice ad peddem litterae: «HOC IN VALLIS TARQUEESIS ANFRACTV ET IN IPSO VILLAE SEMPERTEGVIANAE FANO NOND “CONSECRMERIDIANI ARC. GEOMET. MENSURATI. EXTREMA IN PARTE AUSTR. SITO A TURRE TEMPLI MAJORIS CONCHENSIS CCI))DL HEXAPEDAS PARISIENS. DISTANTE IN LINEA AB AUSTRO AD OCC. DEGL. GR. XVIII. CUM MIN. XXX OBSERVATAE SUNT INTRUM. DODECAPEDALI. DISTANTIAE A VERTICE BOREAM VERSUS STELLARUM IN MAGNU ANTINOI, BAYERO (THETA GRIEGA): GRAD:I; MIN. XXX; SEC. XXXIV: TUM XXVIIII».

La traducción de esta placa, en la lengua de Castilla, es atribuida in historia nostra al doctor Agustín Iglesias, citado por Miguel Díaz Cueva, y dice así: «EN ESTA HONDONADA DEL VALLE DE TARQUI, EN EL MISMO ORATORIO AÚN NO CONSAGRADO DE LA HACIENDA DE SEMPÉRTEGUI, SITUADO EN LA EXTREMA PARTE AUSTRAL DEL ARCO MERIDIANO, GEOMÉTRICAMENTE MEDIDO, DISTANTE DE LA TORRE DE LA IGLESIA MATRIZ DE CUENCA. 10550 HEXAPEDAS PARISIENSES, EN LA LÍNEA QUE DECLINA, DEL SUR AL OCCIDENTE. 18 GRADOS, 30 MINUTOS SE HAN OBSERVADO EN EL INSTRUMENTO DE DOCE PIES LAS DISTANCIAS, DEL CENIT AL NORTE DE LAS ESTRELLAS: (THETA GRIEGA) DE LA MANO DE ANTINOO, SEGÚN BAYER, I GRADO, 30 MINUTOS, 34 SEGUNDOS, 29».




In stricta veritas, debemos señalar que este texto latino es antiguo y la placa es una de las herencias latinas más importantes de Cuenca tanto para la historia cuanto para la ciencia. Cuenta la historia, magistra vitae, que entre 1736 y hasta 1742, los académicos franceses hicieron observaciones astronómicas y geodésicas para medir un segmento del meridiano terrestre. Post factum, La Condamine propuso un nuevo sistema de medidas, el metro actual, que equivale a la diez millonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre.




Tristis et afflictis, la placa tiene una sinuoso trajinar, pues habiendo sido colocada en el cerro Frances Urco, en 1804, el sabio colombiano José Caldas hallóla en pésimas condiciones en una propiedad rural y reconociéndola, a fin de preservarla, llevósela a Colombia donde reposó por 81 años. Justamente, en 1885, el poeta Numa Pompilio Llona, que era a la sazón embajador del Ecuador en Colombia, conjuntamente con Alberto Muñoz Vernaza, que en aquel entonces era secretario de la legación ecuatoriana, lograron su devolución a nuestra patria. La placa permaneció en la Gobernación y luego en el frontis de la Catedral Vieja para después ir a su actual depositorio, el Museo Municipal «Remigio Crespo Toral».


En 1856, José Manuel Rodríguez Parra era Gobernador del Azuay y conociendo que la placa original no se hallaba en Cuenca construyó un monumento conmemorativo de la Misión Geodésica Francesa mandando a hacer una nueva placa con el mismo texto latino de la verdadera y agregando la causa por la que se la reemplazaba en el cerro Puguín, hoy llamado Frances Urco, frente a Tarqui. De aquí desapareció un buen día y según el historiador Miguel Díaz Cueva, en su documentado libro «La lápida de Tarqui», esta placa la tuvo José Mogrovejo Carrión, quien muere en 1971 y la adquiere Oswaldo Rendón Mora, quien, por su parte, la traspasó a Agustín Valdivieso Pozo, y éste subsecuentemente, entrególa al entonces arzobispo de Cuenca, Alberto Luna Tobar, OCD. El purpurado la dio al Colegio de Ingenieros Civiles y la lápida colocóse en una de las paredes de su sede, en el parque Luis Cordero. El edificio adquirió el Registro Civil y fue remodelado en los últimos años, sin que se sepa el destino de la placa hasta el día de hoy.

DECIMA AC QUINTA. Tumba del P. Julio María Matovelle



La tumba del Siervo de Dios, R.P. Julio María Matovelle es uno de los sitios más ricos de latinidad que encuéntrase en la ciudad. En la parte superior contamos con una lápida de mármol en la que se ve el escudo de la congregación de padres oblatos. Ergo, mírase una cruz alrededor de la cual una filacteria circular tiene la siguiente inscripción: «CONGREGATIO SACERDOTUM CC.SS. JESU ET MARIA OBLATORUM» cuyo significado castellano es: «CONGREGACIÓN DE SACERDOTES OBLATOS DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA».


Mientras tanto, la lápida sepulcral del P. Matovelle tiene un texto latino que admira y sorprende por la majestuosidad y solemnidad con la que inscribióse una leyenda que describe la vida del benemérito religioso que en Cuenca es uno de sus más preclaros hijos ad gloriam Dei.


Mas la celebérrima placa tiene ad infra otra lápida en donde inscribióse en mármol, y en un tamaño menor a la primera, la traducción castellana del texto latino, por lo que el visitante tiene a calvo ad calvum el texto integro de una poética redacción de las ejecutorias del P. Matovelle in vita suam.

DECIMA AC SEXTA. Biblioteca Municipal




Un singular escudo de la Biblioteca Municipal es precioso por su texto latino, el cual dice in stricta lingua latina: «FLAMMULA MEA ILUCEAT TIBI» «MI LLAMA TE ILUMINA». El texto es muy descriptivo para la biblioteca in stricta essentia, puesto que hállase bordeando un libro e interprétase que el fuego del libro nos alumbra, mientras en la parte superior así como en la inferior hállanse el ALFA y el OMEGA o el principio o el fin, en este caso de la sabiduría, en alegoría perfecta para lo que representa el saber que acopia un libro.

DECIMA AC SEPTIMA. Universidad de Cuenca




Y como no podría ser de otra manera, en una ciudad de fuerte herencia latina, el escudo del alma mater cuencana es otro elemento en donde la latinidad está presente in aeternum in urbe nostra. Así, en el blasón encuéntrase la leyenda latina: «FONS VITAE ERUDITIO POSSIDENTIS», la cual está extraída del libro de los Proverbios, en la Santa Biblia, y significa en nuestra maravillosa lengua de Castilla: «FUENTE DE VIDA ES LA POSESIÓN DEL SABER».

DECIMA AC OCTAVA. Colegio «Benigno Malo»




Y el establecimiento secundario más emblemático de la ciudad amada, el colegio «Benigno Malo», que acaba de celebrar el sesquicentenario de su fundación, tiene un bello escudo con una inmortal inscripción latina que dice: «ALTA PETENS», leyenda que significa: «ASPIRANDO A LA ATURA» en nuestra maternal lengua de Castilla.


AD CONCLUDENDI

Digamos entonces que solo el Latín ha sido in historia mundi el idioma capaz de superar los confines espaciales que nos separan, pues fue la lengua de las ciencias, de las artes, de la religión y la cultura y sigue siendo ad initium tertio millenio, una lengua culta e inmortal. Una lengua que ab immemorabili ha sido el idioma para expresar mejor las ideas que han forjado el pensamiento, una lengua de la cultura y que con su belleza sigue siendo lumen de lumine in Terra o luz de luz en la Tierra, siendo un tesoro invaluable para la humanidad entera, tanto por su solemnidad, su concreción, su universalidad, al haber recibido las huellas griegas o helenas para erigirse in saecula saeculorum como el signo eminente y común de la cultura occidental,y que en tanto pervive redivivo en la cultura latina de Occidente sigue siendo un faro luminoso para el conocimiento.



No olvidemos que grandes hombres de ciencia y pensamiento expresáronse in lingua latina: Santo Tomás de Aquino y Dante Alighieri, Giordano Bruno y Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro y Galileo Galilei, René Descartes y Godofredo Leibniz, Isaac Newton y Carl Friedrich Gauss, entre los más importantes, junto con miles de científicos, literatos, juristas, filósofos, matemáticos, teólogos, humanistas y estudiosos que han construido la cultura de Occidente a través de los siglos.




El Latín, junto con el Griego, son la base fundamental de todo hombre culto in historia nostra, mientras las raíces griega, latina y cristiana han edificado nuestra cultura y esa realidad no la podemos negar bajo ninguna circunstancia.




Finalmente, digamos que desde el prisma religioso, en nuestra Santa Madre Iglesia, justamente, en 1970, el papa Paulo VI publicó la nueva misa católica, en la que erradicábase el uso de la liturgia romana, en concordancia con las disposiciones del Concilio Vaticano II sobre la sagrada liturgia, la cual debíase modernizar, como lo dispuso la constitución Sacrosanctum Concilium, documento conciliar que es la base de los cambios y transformaciones en los ritos de la Iglesia.




Sin embargo, es menester acotar que esta constitución pastoral en ningún momento suprimió a la bella, culta y sempiterna lengua latina como idioma oficial de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, como tampoco eliminó su uso en la liturgia, por lo que el misal publicado por Paulo VI, en dicho año de 1970, estableció la reforma litúrgica para adaptarla al uso de las lenguas vernáculas y simplificarla como forma ordinaria del santo sacrificio de la misa, mientras el Latín no fue desechado de ninguna manera como «lingua sacra in nostra Sancta Mater Ecclesia».




Absurdos prejuicios que han hecho concebir a la lengua latina como anacrónica hicieron que, con la nueva misa del Sumo Pontífice Paulo VI, desarrollárase una especie de «latinofobia» que ha intentado arrasar con toda la «veterum sapientia» o «vieja sabiduría» del Latín. El hecho es insólito tanto como ridículo y sus consecuencias son no solo nefastas, sino nefandas y hasta nefarias sobre todo en América Latina, en donde, dentibus albis/ con cinismo, muchos detractores de la lengua latina, con ignorancia supina y tenebrosa, han olvidado que ella es la madre nutricia de nuestra incomparable lengua de Castilla y quien despotrica contra aquella actúa tal como quien insulta a su propia madre.


La disposición de Paulo VI para que la sagrada liturgia fuese adaptada a las lenguas vernáculas del mundo entero en nada contradecía al «Missale Romanum», anterior al concilio, publicado con la autoridad del papa Juan XXIII, en 1962, y utilizado durante la etapa conciliar, por lo que la antigua «misa latina» o también llamada «misa tridentina» nunca fue jurídicamente abrogada. Esta es la verdad histórica sobre esta cuestión espinosa y ha sido el Santo Padre Benedicto, por la Divina Providencia Papa XVI, ad initium tertio millenio/al inicio del tercer milenio, quien con el Motu Proprio «Summorum Pontificum», del 7 de julio del año del Señor de 2007, restableció la antigua misa latina como forma extraordinaria de la celebración litúrgica, para dar cuenta de que, junto con la actual forma ordinaria, no se tratan de dos ritos diversos sino más bien, de un doble uso del mismo y único rito religioso.


Esta decisión inteligente que la Providencia Divina la quiso poner de manifiesto, hic et nunc/ aquí y ahora, ha sido posible gracias a la clarividencia de un Romano Pontífice de elevados quilates como lo es nuestro amado Benedicto, uno de los papas más inteligentes, cultos y latinistas que ha tenido nuestra Santa Madre Iglesia en toda su milenaria historia.




Por su parte, la disposición del Sumo Pontífice Benedicto XVI aconteció debido a que no pocos fieles permanecían fuertemente ligados al uso del rito romano que, desde la infancia, se les había hecho familiar. Por ello es que, a finales de la década de 1960 y más concretamente luego de 1970, las reformas litúrgicas provocaron una grave crisis en muchas personas y sacerdotes frente al nuevo misal del papa Paulo VI, pues no eran escasos los fieles y clérigos que hallábanse heridos por las deformaciones arbitrarias de la nueva liturgia, más permisiva en cuanto a los ritos que en la actualidad se observan en el santo sacrificio de la misa, lo que ha devenido –muchas veces- en abusos que alteran el sentido sacro de la liturgia, por parte de sacerdotes veleidosos que, al vaivén de posturas modernizantes, terminan por hacer de la santa misa un espectáculo teatral y escénico más que un rito de alabanza al Señor, en su misterio salvífico, al socaire de las disposiciones expresas de la Silla Apostólica y el magisterio pontificio para preservar la sacralidad de los ritos frente a cualquier innovación que afecte a su esencia de profundis.

Lingua latina non mortua est




Sin embargo, nil desperandum, podemos afirmar entonces que gracias al ilustrado, erudito y cultísimo Sumo Pontífice Benedicto XVI, el Latín sigue siendo la lengua oficial de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la cual tiene más de 1.200 millones de fieles en el mundo, quienes al estar en permanente contacto con las comunidades parroquiales a las que pertenecen pueden interrelacionarse todo el tiempo con la inmortal lengua latina y su fortísima influencia cultural en el planeta entero.


Ad initium tertio millenio, la vigencia de la lengua latina dentro de la Iglesia Católica es fuerte y así los principales documentos de la Santa Sede y del magisterio pontificio se publican en este idioma, al igual que varias revistas eclesiásticas y libros, a la vez que se emiten programas de radio y de televisión en esta lengua por todo el mundo. La Radio Televisión Vaticana, exempli gratia, transmite diariamente múltiples programas en lengua latina, los cuales son sintonizados por millones de católicos en la Tierra. Cum reverentia et sapientia pro lingua latina debemos decir que este hecho da cuenta de la vigorosidad del Latín en el mundo contemporáneo, al interior de la Santa Madre Iglesia, mientras representa per se la importancia de la cultura latina en nuestras vidas, puesto que de ella hemos heredado señas particulares de identidad, ora en nuestra lengua castellana, ora en las artes, ora en las ciencias, ora en la religión cristiana y en las diversas manifestaciones culturales que nos son propias.


LINGUA LATINA MATER NOSTRA EST IN HISPANICA LINGUA ET IN SAECULA SAECULORUM


DIEGO DEMETRIO ORELLANA
DATUM CONCHA, APUD FLUMINA TOMEBAMBA, MENSIS MAII, DIE XV, 
IN OCTAVA ASCENSIONIS DOMINI, AD MMXV

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