jueves, 6 de junio de 2024

AZOGUES Y SUS DULCES DE CORPUS CHRISTI


Corpus Christi es una fiesta religiosa que bajo la influencia católica celébrasela in splendore magno conmemorando el cuerpo y la sangre de Cristo como epicentro del misterio de la redención. La festividad posee tintes particulares en cada pueblo católico del mundo y en Azogues, Patrimonio Cultural del Ecuador, tiene peculiaridades propias que erígenla como una manifestación del patrimonio intangible in vita communitatis.

En la tradición del Corpus Christi de la capital cañarense la repostería local vivifícase con la fabricación de artesanales golosinas propias de Azogues, con peculiares dulces que hácense con sui generis recetas, emulando a Cuenca, la CIUDAD EUCARÍSTICA Y MARIANA, donde los dulces de Corpus son exquisitos manjares profanos que sírvense en un ágape solidario in via fraternitatis. Los dulces exhíbense en kioscos alrededor del parque central de Azogues, desde hace muchas décadas, y según las memorias de Telmo León Ramírez, verdadero cronista vitalicio de la capital cañarense, hace 30 años no existían sino dos vendedoras ofreciendo dulces, mientras hoy más de veinte personas ofertan estas golosinas en una tradición que vívese de profundis in honorem Christi.

 

Las nogadas, ad exemplum, son dulces propios de Azogues que guardan una  centenaria tradición con el nogal, la panela y la harina de maíz, ingredientes con los que prepárase un bocadillo de singular sabor azogueño a través de los tiempos.

Los caracoles son espiralados cachitos que llevan en su interior un manjar rojizo y gelatinoso y fabrícanse desde antaño como peculiares golosinas de la capital cañarense.

La «caquita de perro», nombre popular de un bocadillo que hácese de dulce de higo y harina sólo encuéntraselo en la repostería de Corpus Christi, en Azogues, denotando el imaginario de sus habitantes en una golosina de singular factura para los viandantes y circunstantes que búscanla en el parque central de la capital cañarense.

Los ojitos de colores son unas arepas de colorantes vegetales: amarillo, azul y rojo, en evocación de la bandera nacional, como originales dulces azogueños para los naturales y los forasteros que exploran el sabor y color de Azogues in solemnitate Corpus Christi.

Desde otro andarivel ofrécese también los llamados torcidos de chocolate, enrollados cubiertos de azúcar impalpable como sui generis dulces de la repostería azogueña.

Ni qué decir de las bolitas de piña, las bolitas de higo o los pudines, una tríada de curiosos dulces azogueños que ofértanse como propios de la temporada de Corpus Christi y que devienen en golosinas de sui generis fabricación en la capital cañarense.

Hay dulces cuencanos de Corpus Christi, como las arepas, el pan de viento, las quesadillas, las cocadas o los puca ñahuis, mas en Azogues fabrícanselos de diferente manera, agrandándolos hasta parecer unos gigantes dulces de corpus morlacos como artesanales panecillos o golosinas de cuencana inspiración, con un toque especial, a la moda azogueña, reluciendo como golosinas donde la creatividad de los habitantes de San Francisco de Peleusí de Azogues adquiere tintes propios en la repostería local.

Ad concludendi, más allá de los fuegos artificiales que por las noches prepáranse con la quema de castillos y la música de bandas de pueblo y danzas, dígase que los dulces de Corpus Christi resaltan como manifestación del patrimonio intangible azogueño, brillando con luz propia en la repostería de los habitantes de San Francisco de Peleusí de Azogues, hábiles artífices para hacer con sus manos, in via curiositatis, originales golosinas que dan cuenta de gran habilidad e inventiva para gestar auténticos dulces de Corpus Christi super flumina Burgay.

 

Diego Demetrio Orellana

Datum Conchae, mensis Iunii, die sextus, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXIV, octava solemnitate Corpus Christi

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