In sollemnitate S. Calixtus, PP. I
Dr. Paúl Granda López
ALCALDE DE CUENCA
Lcda. Betty Guerra
DIRECTORA MUNICIPAL DE INCLUSIÓN SOCIAL
Lcdo. Diego Carrasco Espinoza
DIRECTOR MUNICIPAL DE EDUCACIÓN Y CULTURA
Lcdo. Francisco Álvarez Pasos
DIRECTOR DEL MUSEO «REMIGIO CRESPO TORAL»
Ciudad.
De mi consideración:
Hanc litteram visusus, salutem et respectum cum Historia in Concha «Patrimonium Culturalis in mundi».
Vere dignum et justum est æquum et salutáre / Verdaderamente es digno, justo y equitativamente saludable que la I. Municipalidad de Cuenca, a través del Museo Municipal «Remigio Crespo Toral», haya organizado la muestra pictórica «El lenguaje de la sensibilidad» para mostrar la obra plástica de Honorato Vázquez Ochoa y Manuel Moreno Serrano, eminentes cuencanos considerados –in aeternum- como paisajistas y costumbristas de la morlaquía.
Con este motivo circula una publicación intitulada «El lenguaje de la sensibilidad», la cual contiene gravísimos errores que debieron ser verificados, in honorem urbis et ante disceptationem, para que no atenten en contra de la historia de la capital azuaya, su cultura y la lengua de Castilla.
Die constituta, me permito protestar por la negligencia con la que se ha realizado esta publicación y como las equivocaciones son imperdonables, me veo en obligación de señalar, a continuación, las faltas cometidas, a fin de que sancionéis a los responsables y realicéis una FE DE ERRATAS con los correctivos necesarios a que no se difundan las imprecisiones que a continuación enlisto:
Toda la publicación contiene gravísimas faltas gramaticales, ortográficas, sintácticas y semánticas comenzando, ad initium, desde el propio prólogo, el cual está firmado por usted, Señor Alcalde, y en el que existen 26 faltas en contra de nuestra bella lengua de Castilla, por lo que le han hecho responsable de expresiones mal escritas que lo hacen quedar mal como burgomaestre de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
En efecto, en su presentación existen graves confusiones para el uso de las letras mayúsculas en palabras sustantivas o adjetivas que no representan nombres propios, como cuando le hacen decir: «Queridas Cuencanas y Cuencanos»; «Ciudad Patrimonial», «Guapondelig de los Cañaris», «Tomebamba de los Inkas», «culturas Inka y Cañari», «X Aniversario de la Inscripción de Santa Ana de Cuenca…», «…la pintura Cuencana nace con Honorato Vázquez…», «Moreno Serrano es quien mejor ha captado el paisaje Cuencano…».
Pero, exceptis, excipiendis, eso no es todo, Señor Alcalde Paúl Granda, pues en su presentación existen gravísimos errores sintácticos por la mala utilización de los signos de puntuación, particularmente por colocar las comas antes de los verbos, contraviniendo lo que prescribe la Real Academia de la Lengua Castellana para que jamás se haga aquello, a riesgo de alterar el sentido de las expresiones castizas al dejar destrozada la cópula del sujeto y predicado. No obstante, existen tantas equivocaciones dentro de una redacción farragosa como faltas de precisión semántica en todo su texto y así le hacen decir, a su autoridad, dos metáforas absurdas sobre Cuenca: «…en cada atardecer de su coqueta y pelirroja cabellera…» o «…al entrar la noche, ejércitos de luciérnagas dan la bienvenida a las estrellas…», disparates que no sólo se van en contra del elemental sensus comunis de lo que se afirma sino que ultrajan a la lengua de Castilla y reflejan que quienes cogieron la pluma para escribir su prólogo desconocen, in extenso, muchos aspectos de la lengua castellana y, entre ellos, las reglas de la Retórica , de la preceptiva literaria y la precisión semántica.
No obstante, para que el pecado sea mortal, después de hacer que usted esboce una reseña biográfica de Manuel Moreno Serrano y Honorato Vázquez terminan por hacerle expresar una barbaridad inaudita al utilizar una palabra inapropiada: «…No pretendo hacer una semblanza bibliográfica ni peor aún un análisis crítico de la obra pictórica de estos preclaros ciudadanos…». ¿No está usted hablando, Señor Alcalde, de la vida de tan eminentes cuencanos y no de sus obras literarias? ¿Es que acaso sus asesores no conocen la diferencia abismal entre los adjetivos femeninos biográfica y bibliográfica? ¿Qué clase de colaboradores ha contratado usted para que le escriban sus discursos?
Mas, ad exhibendum, este escrito con el que le hacen quedar mal a su persona no es el único problema de esa publicación, pues en todos los textos interiores se encuentran atentados en contra de la lengua castellana como los siguientes:
Pars prima, en primer lugar; escribieron expresiones con inaceptables confusiones para el uso de las letras mayúsculas. Verbi gratia: «…aquella emotividad hacia las manifestaciones de la Creación …»(pág. 4); «…la huella visible de una Creación…»(pág. 4); «Siglo XX»(págs. 5, 24); «…referente al Maestro quiteño Miguel de Santiago…»( pág. 8); «…proceso de conocimiento del Territorio…»(pág. 8), «…en el transcurso de la colonia…»(pág. 11); «García Moreno… introdujo las primeras comunidades Francesas al Ecuador…» (pág. 11); «Inmensidad Marina» (pág. 21); «16 de Mayo de 1960» (pág. 22); «…independencia de las comarcas Azuayas» (pág. 23); «Profesora Principal de Estética» (pág. 24); «Paisaje Comarcano» (pág. 24); «…el encanto que mantenía por Ella…» (pág. 27); «Dar de Beber al sediento» (pág. 29).
Altera pars, en segundo lugar, confundieron el uso de las tildes diacríticas y no las colocaron en sustantivos, adjetivos y pronombres reflexivos en donde su uso es obligatorio, o –ad contrario sensu- las pusieron en donde no debían. Ad exemplum: «Interesante resulta apreciar también como los dos artistas se relacionan…» (pág. 4); «…querían capturar en sus cuadros hasta el frio de un día encapotado…» (pág. 4); «magnificas puestas del sol» (pág. 7); «…realizó estupendas obras al oleo» (pág. 8)»; «…nuevas elites latinoamericanas» (pág. 10); «…consigue una beca para estudiar en Paris…» (pág. 22); «…entre ellas, Carácas…» (pág. 23); «…dentro de si mismo…» (pág. 26); «…plasmada con gran precision…» (pág. 28).
Pars tertia, en tercer lugar, incurrieron en otras insólitas faltas de ortografía al no escribir correctamente ciertos apellidos extranjeros y no distinguir la conjugación de la tercera persona del singular, en el Presente Perfecto del modo Indicativo del verbo «haber» para confundirla con la preposición dativa «a» o enmarañar a ésta con aquella: «Su obra a trascendido por sus magnificas puestas de sol…» (pág. 7); «…que ha pesar de no mostrar demasiado interés…» (pág. 7); «Alexandro Von Humbold» (pág. 8); «Ernest Chartón» (pág. 8).
Pars quarta, a la vez, dentibus albis, tampoco tomaron en cuenta cuándo deben escribirse unidas ciertas palabras que sirven para formar cláusulas preposicionales: «…otra anécdota interesante a cerca de su arte…» (pág. 23). De la misma manera, omitieron letras en ciertas palabras o cometieron inauditos gazapos al escribir otros términos, olvidando las reglas ortográficas del uso de ciertas consonantes: «…la cuales trasportan al espectador» (pág. 27); «Habiendo trascrito los versos…» (pág. 28); «…el mensaje está explícito y es de fácil compresión…» (pág. 28); «Consolar al aflijido»; «Dar de comer al Ambriento» (pág. 29).
Pars quinta, riddendo semper cum gaudium, confundieron el uso de determinadas preposiciones, conjugaron mal los verbos o escribieron inaceptables palabras no admitidas en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Castellana , como cuando dijeron: «…esta sugerente muestra que conjunta –por primera vez- la obra pictórica de los mayores paisajistas locales…» (pág. 4); «…se ubica posiblemente la obra más relevante de y excelsa del autor» (pág. 23); «…Moreno logra que su pintura exprese no solo su estado de ánimo sino incluso un ethos epocal» (pág. 24); «…su hija Nora y compañera de arte, es fue la encargada de escribir a mano todo el libro…» (pág. 28).
Pars sexta, en sexto lugar, no pudieron manejar correctamente el objeto directo de ciertas oraciones y redactaron sin precisión semántica algunos sintagmas gramaticales elementales como los siguientes: «…El paisaje como sujeto de representación aparece en Europa…» (pág. 4). O sea, ¿se olvidaron que el paisaje no es una persona sino una cosa? ¿No habrán querido decir mas bien: El paisaje como objeto de representación?
Pars septima, la incapacidad para redactar guardando las normas de la Semántica y contradiciéndose es llevada al paroxismo, de vehementi, y en la página 7 escribieron: «…La obra de estos creadores influyó notoriamente en varios artistas franceses… En efecto, Teodore Rousseau (1812 – 1867), Díaz de la Peña (1807 – 1876) y Jean Francois Mollet (1814 – 1875)…» Después de leer esta nota preguntémonos: ¿cómo pudieron despistarse que Díaz de la Peña es un pintor español y no francés como para agruparlo de aquella forma?Señor Alcalde, Señor Director de Cultura, Señora Directora de Inclusión Social: como habéis notado en los ejemplos inmediatamente precedentes, sólo por los agravios a la lengua de Castilla la obra que comento es una vergüenza. Sin embargo, mutatis mutandis, existen también varios errores en contra de la historia de la urbe, los mismos que, en tanto constituyen imprecisiones que debieron ser mejor cuidadas, desprestigian a la publicación y a vuestra administración ejecutiva municipal. Permitidme entonces que os demuestre las siguientes equivocaciones:
a.) El folleto se encuentra pletórico de contradicciones históricas que no pueden aceptarse. Verbi gratia, por ejemplo, en la página 4, se afirma que: «…El paisaje como sujeto de representación aparece en Europa en el siglo XVI, convirtiéndose en género consolidado a principios de la segunda mitad del siglo XVII…», mientras que, en la página 6, contra logica et intelligentia, se dice lo contrario al expresar que: «…Así el paisaje fue cobrando más y más importancia –si bien con marcada presencia humana- hasta que en la época de Piero de la Francesca ( 1410-20 – 1492) las figuras eran inseparables de su entorno natural…».
Tras lo dicho, la pregunta que nos debemos hacer es la siguiente: ¿cómo es que el paisaje aparece en el siglo XVI pero en la centuria XV ya empieza a desarrollarse?
b.) En la página 8 se dice un dato falso: «…En efecto, a partir de 1737, año en que llegó la Misión Geodésica Francesa…». Sin embargo, la tal misión no llegó a la entonces Real Audiencia de Quito en ese año sino en 1736.
c.) Tres parágrafos más abajo se afirma una monstruosidad al expresar cum horribilis stultitia: «…Honorato Vázquez Ochoa realizó estupendas obras al óleo; su pintura de influencia italiana inaugura una nueva manera de expresión; es el precursor del impresionismo en el Ecuador...».
Esto es equívoco de principio a fin, ya que el destacado intelectual cuencano fue, ante omnia, por sobre todas las cosas, un hombre de letras. Polifacético y erudito como era, su afición por el arte representó para él apenas un pasatiempo. Pintaba escenas costumbristas de la morlaquía como fruto de su fuerte capacidad de observación. Eso se ha comprobado, in aeternum, desde siempre, cuando se ha investigado sobre su vida como para afirmar que haya sido el precursor del impresionismo en el Ecuador. Decir esto es desconocer la historia del arte ecuatoriano de los siglos XIX y XX, pues si se ha de ser veraz, en cuanto a los precursores del impresionismo ecuatoriano, quizás ese mérito se lo debemos lejanamente a Rafael Salas, pero sobre todo a Luis Cadena, Joaquín Pinto y Rafael Troya, quienes sí eran pintores de oficio enraizados en las corrientes artísticas de aquellos tiempos.
d.) In errorem contra urbis, en la página 10 se publica una fotografía vieja de Cuenca y en su pie se lee: «Vista de la calle del Chorro, hacia 1890, fotógrafo desconocido». La afirmación es falsa pues esa no es la calle del Chorro, la cual nunca ha tenido tal configuración urbana. Si se la observa bien, se trata de una calle céntrica de Cuenca en los tiempos finiseculares del siglo XIX. Por su parte, se hace muy difícil precisar que el año exacto sea 1890 y en efecto es imposible saber quién la fotografió.
e.) En la página 11 hay una nueva imprecisión cuando se afirma: «…Para 1862, el sombrero es el segundo rubro de exportación del país». Me parece que esta afirmación contiene un error en cuanto al año, pues el sombrero de paja toquilla no era todavía, en el siglo XIX, un item de exportación a gran escala. Debió haberse escrito que es en 1962, un siglo después, cuando dicha artesanía era el segundo rubro de exportación nacional.
f.) Más abajo se lee: «…García Moreno… introdujo las primeras comunidades Francesas al Ecuador; a Cuenca vinieron la comunidad de los Sagrados Corazones y la de los Hermanos Cristianos…». No obstante, se olvida que también llegó, desde Francia, la Congregación del Santísimo Redentor o comunidad redentorista, la cual se hizo cargo de la antigua iglesia y convento de San Agustín y la convirtió en la actual Basílica de San Alfonso.
g.) Semper contra veritas, en la página 12 se publica otra fotografía antigua de la urbe, cuyo pie dice: «Anónimo, Fiesta de la Lira , 1925». Esa fotografía es muy conocida y no es anónima, puesto que fue tomada por José Salvador Sánchez en la antigua casa del Dr. Daniel Toral Malo, en donde se realizaba dicho evento cultural de la morlaquía desde el año 1919. La imagen está registrada en los archivos de la familia Sánchez Orellana, cuyos hijos son descendientes directos del ilustre fotógrafo cuencano.
h.) Semper idem, en la página 16, en un artículo de Juan Cordero Íñiguez, se dice al hablar de Honorato Vázquez Ochoa: «…En 1914 recolectó algunas de sus pinturas y las expuso por primera vez. Una nueva exposición se hizo en Cuenca y en Quito en 1985…». Ambas cosas está erradas, pues es en 1916 cuando Vázquez realiza la exposición aludida ut supra, mientras que fue en 1986 cuando se llevó a cabo la exposición de Vázquez en la capital de la república y en Cuenca. Existe un afiche que lo prueba en la recepción del Museo Municipal de Arte Moderno «Luis Crespo Ordóñez».
i.) Con extremada sorpresa, en la página 17, Jorge Dávila Vázquez hace morir a Honorato Vázquez 10 años antes de la fecha real. En efecto, Dávila dice: «Honorato Vázquez Ochoa (1855 – 1923»). Esto ya es el colmo y el error se vuelve imperdonable cuando se sabe con certeza que el egregio vate cuencano murió el 26 de enero de 1933.
j.) En la misma página, existen tres contradicciones inaceptables cuando Dávila Vázquez dice: «…Preciso es reconocer, habiendo conocido parte de la colección artística del gran hombre, que éste no se inclinaba por las nuevas tendencias, que estaban en auge cuando él fue Embajador Plenipotenciario en la madre patria, el impresionismo, por ejemplo…».
Sin embargo, ex admirationem, para sorpresa de todos, en la página 18, el mismo Jorge Dávila se contradice al decir: «…Pero, en su producción pictórica, Vázquez… es también, en muchos momentos, un discípulo del impresionismo, que introduce el amor por la luz y sus efectos en aquello que plasma en sus obras, fruto de la observación del entorno en diferentes horas del día… su paisaje en algunas obras notables es, en mucho, resultado de los juegos lumínicos, por un lado, y por otro, de la aplicación de esas grandes pinceladas sueltas y acumuladas, que caracterizaron a los maestros franceses impresionistas, y que solo en conjunto y de lejos revelan el motivo del cuadro…».
Pero allí no concluyen estas contrariedades y así, in errorem incido, casi enseguida, Jorge Dávila Vázquez se vuelve a contradecir, al afirmar: «…pero la práctica, heredada de la Escuela de Babilón, del trabajo artístico al aire libre, está mucho más cerca de los impresionistas, que decidieron instalarse en diferentes sitios campestres, para mejor captar las improntas lumínicas de la naturaleza en sus obras».
k.) En la página 22, Flavio Moreno Vintimilla, al hablar de su propio padre Manuel Moreno Serrano, dice: «Nace en el año de 1856 en la ciudad de Cuenca…». Esto es un error, pues Moreno Serrano nació en 1896, 40 años después de lo que señala su hijo Flavio Moreno. Su propia pariente, María Cecilia Suárez Moreno de Salamea, lo confirma en la página 24, cuando dice: «Manuel Moreno Serrano nació y murió en Cuenca (1896 – 1960).
Entonces, sorprende hasta el hastío la negligencia de Flavio Moreno Vintimilla, quien -según se puede columbrar- no puede ser preciso ni siquiera con la fecha de nacimiento de su propio padre.
l.) Ad absurdum, después escribe: «…hacia el año 1940 ingresó en calidad de profesor a la Escuela de Bellas Artes, dictando la cátedra de ‘Paisaje’, la misma que dominaba por excelencia gracias a su ingenio y habilidad, además de tener al maravilloso Vázquez como guía». Que se sepa, Honorato Vázquez era amigo de Miguel Moreno Ordóñez, padre de Manuel Moreno Serrano, pero nunca se ha confirmado que haya sido guía de este último, sobre todo si se ha de considerar que Vázquez no era un pintor sino un intelectual que además pintaba por pasatiempo, mientras que Moreno Serrano fue un pintor de oficio que estudió en la Escuela de Bellas Artes de la capital de la morlaquía.
m.) Luego afirma: «Ya hacia los años de 1930, el artista alcanzó el apogeo de su arte, consiguiendo inclusive reconocimientos y renombre internacional…». Esta es una exageración hiperbólica, pues el renombre de Manuel Moreno Serrano jamás ha llegado a círculos mundiales, ya que fue un pintor costumbrista de veras reconocido en nuestra comarca y no más allá de los linderos patrios. Así se comprueba cuando se revisa, verbi gratia, la historia del arte ecuatoriano, en donde el nombre de Moreno Serrano jamás ha fulgurado como una figura nacional de las artes plásticas junto a otros artistas de su época.
n.) Ad infra, unos párrafos más abajo, en la página 23, se afirma otra temeridad: «…Además cultivó una estrecha amistad con el Padre Carlos Crespi…que le llevó a obsequiarle dos valiosísimos lienzos de autoría de Tomás Povedano y de Arcos, un retrato de Moreno Serrano a la edad de ocho años y otro de la Virgen de la Nube …». Lo dicho jamás se ha confirmado como verdad, pues son escasísimas las obras de Povedano en Cuenca y todas están ubicadas y catalogadas en lugares específicos como la Universidad de Cuenca y la Casa de la Cultura , siendo obras de gran factura como para afirmar -con tanta veleidad- que de veras el eximio pintor español realizó los cuadros señalados ut supra. Sorprende además que se diga que la referencia es de Polivio Idrovo, cuando la historia ha comprobado, in stricta veritas, que este ciudadano cometía demasiados errores cuando cogía la pluma para hablar sobre cuencanerías, motivo por el que los escritores serios siempre lo desechan como referencia de primer orden.
o.) Luego se escribió: «…Donó más de veinte medallas de oro ganadas en sus exposiciones, para la confección de la corona de la Morenica del Rosario…». Este dato no es creíble y parece un invento familiar, pues muchos cuencanos donaron joyas para ese magno acontecimiento y en la Revista Católica de la Diócesis de Cuenca, entre los años 1928 y 1933, se publicaron varias listas de los donantes, pero en ninguna aparece Manuel Moreno Serrano.
p.) En la página 23 se consigna otra imprecisión: «…En el año de 1940… se llevó a cabo en la ciudad una exposición de pintura a la cual fueron invitados artistas nacionales y locales de renombre, solicitando el primer premio al Sr. Ministro de Gobierno de la época, el Dr. Aurelio Bayas Valle…».
r.) En la página 27, la señorita Gabriela Vázquez Moreno, otra pariente de Manuel Moreno Serrano y bisnieta del poeta Miguel Moreno Ordóñez, escribe la siguiente ridiculez que la transcribo de verbo ad verbum: «…El ‘Libro del Corazón’ es un poemario escrito por Miguel Moreno Ordóñez, padre de Manuel, junto a Honorato Vázquez Ochoa, en el año 1902…».
Esto también es el colmo y refleja que la señorita Vázquez Moreno ni siquiera ha leído la obra de su ilustre bisabuelo Miguel Moreno Ordóñez, pues la misma fue escrita únicamente por él. Es más, ad exhibendum, en la página 59 del mencionado libro existe un poema intitulado «Primera etapa» que el autor dedica a Honorato Vázquez, su mejor amigo, mientras que en la página 205, en el poema bautizado como «Cunas y ataúdes», Moreno se inspira en unos versos de Vázquez para reflexionar sobre la muerte de su esposa y una de sus hijas. Pero estos hechos, de ninguna manera convierten como autor de la obra al ilustre cuencano Honorato Vázquez Ochoa, como afirma Gabriela Vázquez Moreno, quien –in veritas et iustitia- no ha leído ese libro.
Ad contrario sensu, es el libro «Sábados de Mayo» el que fue realizado conjuntamente por Miguel Moreno y Honorato Vázquez. Se sabe que este último, cuando era Ministro Plenipotenciario del Ecuador en la madre patria, hizo que los dibujantes españoles Camarero y Pedrero hicieran las ilustraciones que exornan el «Libro del Corazón» y consiguió que José Zahonero hiciese el prólogo en Madrid, mientras que la obra fue publicada en Cuenca en el año 1907 y no en 1902 como dice Gabriela Vázquez Moreno, por lo que confundir los hechos de la manera como se ha hecho es una infamia a la memoria de los ilustres vates cuencanos Miguel Moreno y Honorato Vázquez.
Oh Sancta Simplicitas: ¿será posible que tanto el hijo de Manuel Moreno Serrano como la bisnieta de Miguel Moreno Ordóñez ni siquiera pueden escribir la vida de sus afamados parientes?
Por lo tanto, Señor Alcalde, no podemos aceptar que la capital azuaya sea objeto de burla con la obra intitulada «El lenguaje de la sensibilidad», la cual ofende a la inteligencia de los cuencanos y altera, adversas veritas, a la lengua castellana y a la verdad histórica que la Municipalidad de Cuenca está obligada a respetarlas.
Tampoco es digno para usted que la primera publicación cultural de su administración municipal haya visto la luz con tantos adefesios y disparates que no son más que equivocaciones que conspiran en contra del prestigio de Cuenca como ciudad «Atenas del Ecuador».
Había yo esperado ver un cambio en la producción editorial de la nueva alcaldía de la capital de la morlaquía y aún confío que habrán de tomarse los correctivos del caso para evitar que estudios de esta naturaleza vean la luz adversas historia, lingua, cultura et intelligentia.
Esperando entonces, cum respectum pro Historia et lingua, que podáis al menos publicar una FE DE ERRATAS ante tamaños errores, a fin de evitar que dicha publicación se convierta en fuente documental de dudosa credibilidad, en reivindicación de la «Atenas del Ecuador», me suscribo con respeto, mientras os hago partícipes de mis sentimientos de consideración y cortesía.
Salutem dicit cum veritas semper fidelis et copiosa gratia in Christum Regem Universorum,
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
COMISIONADO PROVINCIAL DEL FIDEH AZUAY
Datum Concha, apud flumina Tomebamba, in Annus Sacerdotalis in memoriam CL anniversaria Dies Natalis Sancte Ioannes Maria Vianney, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, mensis octobris, die quartus supra decimum, Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus nonus, in sollemnitate S. Calixtus, PP. I.
Toda la publicación contiene gravísimas faltas gramaticales, ortográficas, sintácticas y semánticas comenzando, ad initium, desde el propio prólogo, el cual está firmado por usted, Señor Alcalde, y en el que existen 26 faltas en contra de nuestra bella lengua de Castilla, por lo que le han hecho responsable de expresiones mal escritas que lo hacen quedar mal como burgomaestre de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
En efecto, en su presentación existen graves confusiones para el uso de las letras mayúsculas en palabras sustantivas o adjetivas que no representan nombres propios, como cuando le hacen decir: «Queridas Cuencanas y Cuencanos»; «Ciudad Patrimonial», «Guapondelig de los Cañaris», «Tomebamba de los Inkas», «culturas Inka y Cañari», «X Aniversario de la Inscripción de Santa Ana de Cuenca…», «…la pintura Cuencana nace con Honorato Vázquez…», «Moreno Serrano es quien mejor ha captado el paisaje Cuencano…».
Pero, exceptis, excipiendis, eso no es todo, Señor Alcalde Paúl Granda, pues en su presentación existen gravísimos errores sintácticos por la mala utilización de los signos de puntuación, particularmente por colocar las comas antes de los verbos, contraviniendo lo que prescribe la Real Academia de la Lengua Castellana para que jamás se haga aquello, a riesgo de alterar el sentido de las expresiones castizas al dejar destrozada la cópula del sujeto y predicado. No obstante, existen tantas equivocaciones dentro de una redacción farragosa como faltas de precisión semántica en todo su texto y así le hacen decir, a su autoridad, dos metáforas absurdas sobre Cuenca: «…en cada atardecer de su coqueta y pelirroja cabellera…» o «…al entrar la noche, ejércitos de luciérnagas dan la bienvenida a las estrellas…», disparates que no sólo se van en contra del elemental sensus comunis de lo que se afirma sino que ultrajan a la lengua de Castilla y reflejan que quienes cogieron la pluma para escribir su prólogo desconocen, in extenso, muchos aspectos de la lengua castellana y, entre ellos, las reglas de la Retórica , de la preceptiva literaria y la precisión semántica.
No obstante, para que el pecado sea mortal, después de hacer que usted esboce una reseña biográfica de Manuel Moreno Serrano y Honorato Vázquez terminan por hacerle expresar una barbaridad inaudita al utilizar una palabra inapropiada: «…No pretendo hacer una semblanza bibliográfica ni peor aún un análisis crítico de la obra pictórica de estos preclaros ciudadanos…». ¿No está usted hablando, Señor Alcalde, de la vida de tan eminentes cuencanos y no de sus obras literarias? ¿Es que acaso sus asesores no conocen la diferencia abismal entre los adjetivos femeninos biográfica y bibliográfica? ¿Qué clase de colaboradores ha contratado usted para que le escriban sus discursos?
Mas, ad exhibendum, este escrito con el que le hacen quedar mal a su persona no es el único problema de esa publicación, pues en todos los textos interiores se encuentran atentados en contra de la lengua castellana como los siguientes:
Pars prima, en primer lugar; escribieron expresiones con inaceptables confusiones para el uso de las letras mayúsculas. Verbi gratia: «…aquella emotividad hacia las manifestaciones de la Creación …»(pág. 4); «…la huella visible de una Creación…»(pág. 4); «Siglo XX»(págs. 5, 24); «…referente al Maestro quiteño Miguel de Santiago…»( pág. 8); «…proceso de conocimiento del Territorio…»(pág. 8), «…en el transcurso de la colonia…»(pág. 11); «García Moreno… introdujo las primeras comunidades Francesas al Ecuador…» (pág. 11); «Inmensidad Marina» (pág. 21); «16 de Mayo de 1960» (pág. 22); «…independencia de las comarcas Azuayas» (pág. 23); «Profesora Principal de Estética» (pág. 24); «Paisaje Comarcano» (pág. 24); «…el encanto que mantenía por Ella…» (pág. 27); «Dar de Beber al sediento» (pág. 29).
Altera pars, en segundo lugar, confundieron el uso de las tildes diacríticas y no las colocaron en sustantivos, adjetivos y pronombres reflexivos en donde su uso es obligatorio, o –ad contrario sensu- las pusieron en donde no debían. Ad exemplum: «Interesante resulta apreciar también como los dos artistas se relacionan…» (pág. 4); «…querían capturar en sus cuadros hasta el frio de un día encapotado…» (pág. 4); «magnificas puestas del sol» (pág. 7); «…realizó estupendas obras al oleo» (pág. 8)»; «…nuevas elites latinoamericanas» (pág. 10); «…consigue una beca para estudiar en Paris…» (pág. 22); «…entre ellas, Carácas…» (pág. 23); «…dentro de si mismo…» (pág. 26); «…plasmada con gran precision…» (pág. 28).
Pars tertia, en tercer lugar, incurrieron en otras insólitas faltas de ortografía al no escribir correctamente ciertos apellidos extranjeros y no distinguir la conjugación de la tercera persona del singular, en el Presente Perfecto del modo Indicativo del verbo «haber» para confundirla con la preposición dativa «a» o enmarañar a ésta con aquella: «Su obra a trascendido por sus magnificas puestas de sol…» (pág. 7); «…que ha pesar de no mostrar demasiado interés…» (pág. 7); «Alexandro Von Humbold» (pág. 8); «Ernest Chartón» (pág. 8).
Pars quarta, a la vez, dentibus albis, tampoco tomaron en cuenta cuándo deben escribirse unidas ciertas palabras que sirven para formar cláusulas preposicionales: «…otra anécdota interesante a cerca de su arte…» (pág. 23). De la misma manera, omitieron letras en ciertas palabras o cometieron inauditos gazapos al escribir otros términos, olvidando las reglas ortográficas del uso de ciertas consonantes: «…la cuales trasportan al espectador» (pág. 27); «Habiendo trascrito los versos…» (pág. 28); «…el mensaje está explícito y es de fácil compresión…» (pág. 28); «Consolar al aflijido»; «Dar de comer al Ambriento» (pág. 29).
Pars quinta, riddendo semper cum gaudium, confundieron el uso de determinadas preposiciones, conjugaron mal los verbos o escribieron inaceptables palabras no admitidas en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Castellana , como cuando dijeron: «…esta sugerente muestra que conjunta –por primera vez- la obra pictórica de los mayores paisajistas locales…» (pág. 4); «…se ubica posiblemente la obra más relevante de y excelsa del autor» (pág. 23); «…Moreno logra que su pintura exprese no solo su estado de ánimo sino incluso un ethos epocal» (pág. 24); «…su hija Nora y compañera de arte, es fue la encargada de escribir a mano todo el libro…» (pág. 28).
Pars sexta, en sexto lugar, no pudieron manejar correctamente el objeto directo de ciertas oraciones y redactaron sin precisión semántica algunos sintagmas gramaticales elementales como los siguientes: «…El paisaje como sujeto de representación aparece en Europa…» (pág. 4). O sea, ¿se olvidaron que el paisaje no es una persona sino una cosa? ¿No habrán querido decir mas bien: El paisaje como objeto de representación?
Pars septima, la incapacidad para redactar guardando las normas de la Semántica y contradiciéndose es llevada al paroxismo, de vehementi, y en la página 7 escribieron: «…La obra de estos creadores influyó notoriamente en varios artistas franceses… En efecto, Teodore Rousseau (1812 – 1867), Díaz de la Peña (1807 – 1876) y Jean Francois Mollet (1814 – 1875)…» Después de leer esta nota preguntémonos: ¿cómo pudieron despistarse que Díaz de la Peña es un pintor español y no francés como para agruparlo de aquella forma?Señor Alcalde, Señor Director de Cultura, Señora Directora de Inclusión Social: como habéis notado en los ejemplos inmediatamente precedentes, sólo por los agravios a la lengua de Castilla la obra que comento es una vergüenza. Sin embargo, mutatis mutandis, existen también varios errores en contra de la historia de la urbe, los mismos que, en tanto constituyen imprecisiones que debieron ser mejor cuidadas, desprestigian a la publicación y a vuestra administración ejecutiva municipal. Permitidme entonces que os demuestre las siguientes equivocaciones:
a.) El folleto se encuentra pletórico de contradicciones históricas que no pueden aceptarse. Verbi gratia, por ejemplo, en la página 4, se afirma que: «…El paisaje como sujeto de representación aparece en Europa en el siglo XVI, convirtiéndose en género consolidado a principios de la segunda mitad del siglo XVII…», mientras que, en la página 6, contra logica et intelligentia, se dice lo contrario al expresar que: «…Así el paisaje fue cobrando más y más importancia –si bien con marcada presencia humana- hasta que en la época de Piero de la Francesca ( 1410-20 – 1492) las figuras eran inseparables de su entorno natural…».
Tras lo dicho, la pregunta que nos debemos hacer es la siguiente: ¿cómo es que el paisaje aparece en el siglo XVI pero en la centuria XV ya empieza a desarrollarse?
b.) En la página 8 se dice un dato falso: «…En efecto, a partir de 1737, año en que llegó la Misión Geodésica Francesa…». Sin embargo, la tal misión no llegó a la entonces Real Audiencia de Quito en ese año sino en 1736.
c.) Tres parágrafos más abajo se afirma una monstruosidad al expresar cum horribilis stultitia: «…Honorato Vázquez Ochoa realizó estupendas obras al óleo; su pintura de influencia italiana inaugura una nueva manera de expresión; es el precursor del impresionismo en el Ecuador...».
Esto es equívoco de principio a fin, ya que el destacado intelectual cuencano fue, ante omnia, por sobre todas las cosas, un hombre de letras. Polifacético y erudito como era, su afición por el arte representó para él apenas un pasatiempo. Pintaba escenas costumbristas de la morlaquía como fruto de su fuerte capacidad de observación. Eso se ha comprobado, in aeternum, desde siempre, cuando se ha investigado sobre su vida como para afirmar que haya sido el precursor del impresionismo en el Ecuador. Decir esto es desconocer la historia del arte ecuatoriano de los siglos XIX y XX, pues si se ha de ser veraz, en cuanto a los precursores del impresionismo ecuatoriano, quizás ese mérito se lo debemos lejanamente a Rafael Salas, pero sobre todo a Luis Cadena, Joaquín Pinto y Rafael Troya, quienes sí eran pintores de oficio enraizados en las corrientes artísticas de aquellos tiempos.
d.) In errorem contra urbis, en la página 10 se publica una fotografía vieja de Cuenca y en su pie se lee: «Vista de la calle del Chorro, hacia 1890, fotógrafo desconocido». La afirmación es falsa pues esa no es la calle del Chorro, la cual nunca ha tenido tal configuración urbana. Si se la observa bien, se trata de una calle céntrica de Cuenca en los tiempos finiseculares del siglo XIX. Por su parte, se hace muy difícil precisar que el año exacto sea 1890 y en efecto es imposible saber quién la fotografió.
e.) En la página 11 hay una nueva imprecisión cuando se afirma: «…Para 1862, el sombrero es el segundo rubro de exportación del país». Me parece que esta afirmación contiene un error en cuanto al año, pues el sombrero de paja toquilla no era todavía, en el siglo XIX, un item de exportación a gran escala. Debió haberse escrito que es en 1962, un siglo después, cuando dicha artesanía era el segundo rubro de exportación nacional.
f.) Más abajo se lee: «…García Moreno… introdujo las primeras comunidades Francesas al Ecuador; a Cuenca vinieron la comunidad de los Sagrados Corazones y la de los Hermanos Cristianos…». No obstante, se olvida que también llegó, desde Francia, la Congregación del Santísimo Redentor o comunidad redentorista, la cual se hizo cargo de la antigua iglesia y convento de San Agustín y la convirtió en la actual Basílica de San Alfonso.
g.) Semper contra veritas, en la página 12 se publica otra fotografía antigua de la urbe, cuyo pie dice: «Anónimo, Fiesta de la Lira , 1925». Esa fotografía es muy conocida y no es anónima, puesto que fue tomada por José Salvador Sánchez en la antigua casa del Dr. Daniel Toral Malo, en donde se realizaba dicho evento cultural de la morlaquía desde el año 1919. La imagen está registrada en los archivos de la familia Sánchez Orellana, cuyos hijos son descendientes directos del ilustre fotógrafo cuencano.
h.) Semper idem, en la página 16, en un artículo de Juan Cordero Íñiguez, se dice al hablar de Honorato Vázquez Ochoa: «…En 1914 recolectó algunas de sus pinturas y las expuso por primera vez. Una nueva exposición se hizo en Cuenca y en Quito en 1985…». Ambas cosas está erradas, pues es en 1916 cuando Vázquez realiza la exposición aludida ut supra, mientras que fue en 1986 cuando se llevó a cabo la exposición de Vázquez en la capital de la república y en Cuenca. Existe un afiche que lo prueba en la recepción del Museo Municipal de Arte Moderno «Luis Crespo Ordóñez».
i.) Con extremada sorpresa, en la página 17, Jorge Dávila Vázquez hace morir a Honorato Vázquez 10 años antes de la fecha real. En efecto, Dávila dice: «Honorato Vázquez Ochoa (1855 – 1923»). Esto ya es el colmo y el error se vuelve imperdonable cuando se sabe con certeza que el egregio vate cuencano murió el 26 de enero de 1933.
j.) En la misma página, existen tres contradicciones inaceptables cuando Dávila Vázquez dice: «…Preciso es reconocer, habiendo conocido parte de la colección artística del gran hombre, que éste no se inclinaba por las nuevas tendencias, que estaban en auge cuando él fue Embajador Plenipotenciario en la madre patria, el impresionismo, por ejemplo…».
Sin embargo, ex admirationem, para sorpresa de todos, en la página 18, el mismo Jorge Dávila se contradice al decir: «…Pero, en su producción pictórica, Vázquez… es también, en muchos momentos, un discípulo del impresionismo, que introduce el amor por la luz y sus efectos en aquello que plasma en sus obras, fruto de la observación del entorno en diferentes horas del día… su paisaje en algunas obras notables es, en mucho, resultado de los juegos lumínicos, por un lado, y por otro, de la aplicación de esas grandes pinceladas sueltas y acumuladas, que caracterizaron a los maestros franceses impresionistas, y que solo en conjunto y de lejos revelan el motivo del cuadro…».
Pero allí no concluyen estas contrariedades y así, in errorem incido, casi enseguida, Jorge Dávila Vázquez se vuelve a contradecir, al afirmar: «…pero la práctica, heredada de la Escuela de Babilón, del trabajo artístico al aire libre, está mucho más cerca de los impresionistas, que decidieron instalarse en diferentes sitios campestres, para mejor captar las improntas lumínicas de la naturaleza en sus obras».
k.) En la página 22, Flavio Moreno Vintimilla, al hablar de su propio padre Manuel Moreno Serrano, dice: «Nace en el año de 1856 en la ciudad de Cuenca…». Esto es un error, pues Moreno Serrano nació en 1896, 40 años después de lo que señala su hijo Flavio Moreno. Su propia pariente, María Cecilia Suárez Moreno de Salamea, lo confirma en la página 24, cuando dice: «Manuel Moreno Serrano nació y murió en Cuenca (1896 – 1960).
Entonces, sorprende hasta el hastío la negligencia de Flavio Moreno Vintimilla, quien -según se puede columbrar- no puede ser preciso ni siquiera con la fecha de nacimiento de su propio padre.
l.) Ad absurdum, después escribe: «…hacia el año 1940 ingresó en calidad de profesor a la Escuela de Bellas Artes, dictando la cátedra de ‘Paisaje’, la misma que dominaba por excelencia gracias a su ingenio y habilidad, además de tener al maravilloso Vázquez como guía». Que se sepa, Honorato Vázquez era amigo de Miguel Moreno Ordóñez, padre de Manuel Moreno Serrano, pero nunca se ha confirmado que haya sido guía de este último, sobre todo si se ha de considerar que Vázquez no era un pintor sino un intelectual que además pintaba por pasatiempo, mientras que Moreno Serrano fue un pintor de oficio que estudió en la Escuela de Bellas Artes de la capital de la morlaquía.
m.) Luego afirma: «Ya hacia los años de 1930, el artista alcanzó el apogeo de su arte, consiguiendo inclusive reconocimientos y renombre internacional…». Esta es una exageración hiperbólica, pues el renombre de Manuel Moreno Serrano jamás ha llegado a círculos mundiales, ya que fue un pintor costumbrista de veras reconocido en nuestra comarca y no más allá de los linderos patrios. Así se comprueba cuando se revisa, verbi gratia, la historia del arte ecuatoriano, en donde el nombre de Moreno Serrano jamás ha fulgurado como una figura nacional de las artes plásticas junto a otros artistas de su época.
n.) Ad infra, unos párrafos más abajo, en la página 23, se afirma otra temeridad: «…Además cultivó una estrecha amistad con el Padre Carlos Crespi…que le llevó a obsequiarle dos valiosísimos lienzos de autoría de Tomás Povedano y de Arcos, un retrato de Moreno Serrano a la edad de ocho años y otro de la Virgen de la Nube …». Lo dicho jamás se ha confirmado como verdad, pues son escasísimas las obras de Povedano en Cuenca y todas están ubicadas y catalogadas en lugares específicos como la Universidad de Cuenca y la Casa de la Cultura , siendo obras de gran factura como para afirmar -con tanta veleidad- que de veras el eximio pintor español realizó los cuadros señalados ut supra. Sorprende además que se diga que la referencia es de Polivio Idrovo, cuando la historia ha comprobado, in stricta veritas, que este ciudadano cometía demasiados errores cuando cogía la pluma para hablar sobre cuencanerías, motivo por el que los escritores serios siempre lo desechan como referencia de primer orden.
o.) Luego se escribió: «…Donó más de veinte medallas de oro ganadas en sus exposiciones, para la confección de la corona de la Morenica del Rosario…». Este dato no es creíble y parece un invento familiar, pues muchos cuencanos donaron joyas para ese magno acontecimiento y en la Revista Católica de la Diócesis de Cuenca, entre los años 1928 y 1933, se publicaron varias listas de los donantes, pero en ninguna aparece Manuel Moreno Serrano.
p.) En la página 23 se consigna otra imprecisión: «…En el año de 1940… se llevó a cabo en la ciudad una exposición de pintura a la cual fueron invitados artistas nacionales y locales de renombre, solicitando el primer premio al Sr. Ministro de Gobierno de la época, el Dr. Aurelio Bayas Valle…».
Causa admiración que se confundan varias cosas en esta afirmación. En primer lugar, se trastoca el apellido materno del ministro liberal, quien era Aurelio Bayas Argudo, natural de la ciudad de Azogues. En segundo lugar, se miente en cuanto a la fecha del supuesto suceso haciendo que los lectores dudemos de la veracidad de dicho concurso artístico y por eso, in honorem veritas, habremos de decir que Bayas Argudo no era ministro de Gobierno en 1940 sino entre los años 1936 y 1937, en el gobierno de Federico Páez, de quien era un amigo cercano. De momento ad momentum, vale decir que para 1940 estaba en el poder Carlos Alberto Arroyo del Río y su ministro de Gobierno no era Bayas Argudo.
Pero, ab irato, lo más asombroso de todo esto es que a Aurelio Bayas Argudo se le confunde, seguramente, con Víctor Hugo Bayas Valle, quien fue delegado de la Contraloría en Cuenca y era esposo de Maruja Cevallos García, hermana de los grandes literatos cuencanos Eduardo y Gabriel Cevallos García, por lo que ese escrito de Flavio Moreno Vintimilla, sobre su propio padre, ha sido redactado con irresponsabilidad y estulticia y es ridículo de máxima ad minima.
q.) En este artículo existen más errores en contra de la historia al contar anécdotas apócrifas de la vida de Manuel Moreno Serrano como cuando se dice que utilizaba el seudónimo «Tomás Prieto» con el que ganó un premio que confundió a los cuencanos, quienes creían que se trataba de algún pintor extranjero y no de Manuel Moreno Serrano o como cuando se habla de que el artista realizó una obra pictórica llamada «Miserere», con la que ganó el premio del ministro Bayas, que no era tal a esa fecha de 1940, y que suponen que ese óleo está probablemente en Venezuela. También resulta fabuloso lo que dicen del artista cuando -sorprendido porque los cuencanos creían que Tomás Prieto era un artista extranjero- repintó la obra ganadora con otra temática. ¿No habría sido mejor hacer otra en lienzo nuevo? ¿Cómo entonces, la obra ganadora estaría en Venezuela?
Pero, ab irato, lo más asombroso de todo esto es que a Aurelio Bayas Argudo se le confunde, seguramente, con Víctor Hugo Bayas Valle, quien fue delegado de la Contraloría en Cuenca y era esposo de Maruja Cevallos García, hermana de los grandes literatos cuencanos Eduardo y Gabriel Cevallos García, por lo que ese escrito de Flavio Moreno Vintimilla, sobre su propio padre, ha sido redactado con irresponsabilidad y estulticia y es ridículo de máxima ad minima.
q.) En este artículo existen más errores en contra de la historia al contar anécdotas apócrifas de la vida de Manuel Moreno Serrano como cuando se dice que utilizaba el seudónimo «Tomás Prieto» con el que ganó un premio que confundió a los cuencanos, quienes creían que se trataba de algún pintor extranjero y no de Manuel Moreno Serrano o como cuando se habla de que el artista realizó una obra pictórica llamada «Miserere», con la que ganó el premio del ministro Bayas, que no era tal a esa fecha de 1940, y que suponen que ese óleo está probablemente en Venezuela. También resulta fabuloso lo que dicen del artista cuando -sorprendido porque los cuencanos creían que Tomás Prieto era un artista extranjero- repintó la obra ganadora con otra temática. ¿No habría sido mejor hacer otra en lienzo nuevo? ¿Cómo entonces, la obra ganadora estaría en Venezuela?
r.) En la página 27, la señorita Gabriela Vázquez Moreno, otra pariente de Manuel Moreno Serrano y bisnieta del poeta Miguel Moreno Ordóñez, escribe la siguiente ridiculez que la transcribo de verbo ad verbum: «…El ‘Libro del Corazón’ es un poemario escrito por Miguel Moreno Ordóñez, padre de Manuel, junto a Honorato Vázquez Ochoa, en el año 1902…».
Esto también es el colmo y refleja que la señorita Vázquez Moreno ni siquiera ha leído la obra de su ilustre bisabuelo Miguel Moreno Ordóñez, pues la misma fue escrita únicamente por él. Es más, ad exhibendum, en la página 59 del mencionado libro existe un poema intitulado «Primera etapa» que el autor dedica a Honorato Vázquez, su mejor amigo, mientras que en la página 205, en el poema bautizado como «Cunas y ataúdes», Moreno se inspira en unos versos de Vázquez para reflexionar sobre la muerte de su esposa y una de sus hijas. Pero estos hechos, de ninguna manera convierten como autor de la obra al ilustre cuencano Honorato Vázquez Ochoa, como afirma Gabriela Vázquez Moreno, quien –in veritas et iustitia- no ha leído ese libro.
Ad contrario sensu, es el libro «Sábados de Mayo» el que fue realizado conjuntamente por Miguel Moreno y Honorato Vázquez. Se sabe que este último, cuando era Ministro Plenipotenciario del Ecuador en la madre patria, hizo que los dibujantes españoles Camarero y Pedrero hicieran las ilustraciones que exornan el «Libro del Corazón» y consiguió que José Zahonero hiciese el prólogo en Madrid, mientras que la obra fue publicada en Cuenca en el año 1907 y no en 1902 como dice Gabriela Vázquez Moreno, por lo que confundir los hechos de la manera como se ha hecho es una infamia a la memoria de los ilustres vates cuencanos Miguel Moreno y Honorato Vázquez.
Oh Sancta Simplicitas: ¿será posible que tanto el hijo de Manuel Moreno Serrano como la bisnieta de Miguel Moreno Ordóñez ni siquiera pueden escribir la vida de sus afamados parientes?
Por lo tanto, Señor Alcalde, no podemos aceptar que la capital azuaya sea objeto de burla con la obra intitulada «El lenguaje de la sensibilidad», la cual ofende a la inteligencia de los cuencanos y altera, adversas veritas, a la lengua castellana y a la verdad histórica que la Municipalidad de Cuenca está obligada a respetarlas.
Tampoco es digno para usted que la primera publicación cultural de su administración municipal haya visto la luz con tantos adefesios y disparates que no son más que equivocaciones que conspiran en contra del prestigio de Cuenca como ciudad «Atenas del Ecuador».
Había yo esperado ver un cambio en la producción editorial de la nueva alcaldía de la capital de la morlaquía y aún confío que habrán de tomarse los correctivos del caso para evitar que estudios de esta naturaleza vean la luz adversas historia, lingua, cultura et intelligentia.
Esperando entonces, cum respectum pro Historia et lingua, que podáis al menos publicar una FE DE ERRATAS ante tamaños errores, a fin de evitar que dicha publicación se convierta en fuente documental de dudosa credibilidad, en reivindicación de la «Atenas del Ecuador», me suscribo con respeto, mientras os hago partícipes de mis sentimientos de consideración y cortesía.
Salutem dicit cum veritas semper fidelis et copiosa gratia in Christum Regem Universorum,
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
COMISIONADO PROVINCIAL DEL FIDEH AZUAY
Datum Concha, apud flumina Tomebamba, in Annus Sacerdotalis in memoriam CL anniversaria Dies Natalis Sancte Ioannes Maria Vianney, ex aedibus FIDEH, districti meridionalis, mensis octobris, die quartus supra decimum, Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus nonus, in sollemnitate S. Calixtus, PP. I.
fatal, incluso autodestructiva, si historia fatal, desgraciadamente hay muchos datos errados, sin saber lo que dicen
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