viernes, 1 de enero de 2010

UN ESPLÉNDIDO LIBRO DEL AÑO 2009

IN MEMORIAM
+
HERNÁN CRESPO TORAL
1937 - 2008

En el año 2009 que acaba de concluir fue publicado un libro estupendo a la memoria de Hernán Crespo Toral, eminente ciudadano ecuatoriano nacido en Santa Ana de los Ríos de Cuenca, quien fue uno de los más prominentes defensores del patrimonio cultural de la nación, al que rendimos homenaje de admiración y respeto en estas líneas.

La obra fue publicada por el FONSAL, que da cuenta cómo la cultura ecuatoriana y, en especial, el patrimonio cultural, cambió por la presencia, pensamiento y acción de Hernán Crespo Toral. Esto se evidencia en las páginas de la obra, a través de los testimonios de los escritores ecuatorianos y extranjeros que se aglutinaron para escribir sobre este ilustre cuencano de grata memoria.

HERNÁN CRESPO TORAL Y EL PATRIMONIO CULTURAL


Diego Demetrio Orellana

«Algo se muere en el alma/ cuando un amigo se va/ y va dejando una huella/ que nadie la puede borrar…/ El amigo que se va/ es como un pozo sin fondo/ que nadie lo puede llenar…». Los versos precedentes son muy conocidos y representan, esta vez, una especie de apropiado epitafio para un eminente cuencano íntegro, justo, culto y leal, vinculado durante toda su vida a la defensa del patrimonio cultural de la nación, de quien muy bien podríamos decir al recordarlo en esta nota: «Justum, admirabilis et tenacem proposito virum/ Varón justo, admirable y tenaz en sus propósitos».


Y es que Santa Ana de los Ríos de Cuenca perdió a uno de sus hijos más queridos y apreciados el domingo de Pascua Florida de Resurrección del año 2008: Hernán Crespo Toral, quien falleció en Quito, a la edad de 70 años y tres meses, dejando un profundo vacío en el país. Cuencano de corazón hasta la médula, su niñez y adolescencia las vivió en la «Atenas del Ecuador», urbe con la que identificábase, de vita et moribus, hasta los límites del sumo sacrificio. Formado en el colegio «Rafael Borja», de los padres de la Compañía de Jesús, tenía un concepto preciso de la ética y guardaba fielmente vigorosos principios y valores, a la manera como nos enseñaban los jesuitas de antaño.

Es allí en donde residía una de sus más vigorosas fortalezas. La otra área que lo fortificaba día a día, in crescendo, era su erudición, la que sustentábase en un acucioso espíritu investigativo, una brillante inteligencia, una alma noble, sensible y sensata y una férrea disciplina, cosas juntas que lo convirtieron en un hombre sapiente desde todo punto de vista.

En efecto, la sabiduría de Hernán era auténtica, pues mientras más copiosa y refulgente revelábase  convertíalo en un ser más humilde y sensato, capaz de vibrar con esas esenciales cosas de la naturaleza y de cualquiera de las manifestaciones del espíritu. Por eso, bastaba escucharlo -con su admirable erudición- cómo abordada con tanta elocuencia las diversas materias culturales para inferir, como los filósofos de la antigua Roma, que era de esos privilegiados seres de quienes dícese in aeternum: «Sapiens nihil affirmat quod non probet/ Nada afirma el sabio que no pruebe».

Autor: Hernán Crespo Toral
Título: Sin Título
Técnica: Acuarela / cartulina500 x 256 - 30 Kb

****************
Su brillante inteligencia y su gran capacidad para el discurso convirtiéronlo en un hábil intelectual con una gran experticia para manejar la pluma y así entonces, los múltiples escritos creados por Hernán, a lo largo de su vida, consagrábanlo, sub specie æternitatis, como un escritor castizo que manejaba la lengua de Castilla a la perfección, idioma al que glorificó con diversas contribuciones inéditas para el conocimiento del arte, el patrimonio cultural de la nación y la literatura, pues era poseedor de una exquisita sensibilidad para la creación poética y el ensayo, así como de un admirable talento para el dibujo y la pintura, hechos que consolidáronlo además, cum accurata diligentia, como un ingenioso vate y un hábil y auténtico artista.

Tenía un ejemplar espíritu cívico que hizo de él un ciudadano patriota que jamás dejó de amar a la «ciudad cargada de alma», su nativa Cuenca, a la que sirvió con alma, vida y corazón. In stricta iustitia diremos aquí que cuando vivió en París, como Director Adjunto de la UNESCO, fue uno de los más importantes y silenciosos artífices de la Declaratoria de Santa Ana de los Ríos de Cuenca como «Patrimonio Cultural de la Humanidad».

Autor: Hernán Crespo Toral
Título: Pont de Paris
Técnica: Tinta / papel

Resultaba grato contar con su amistad y sentir que, entre tantas idas y venidas de la capital de la república, era de aquellos amigos a los que nunca olvídaselos, un ser particularmente honesto que concebía a la amistad como una especie de «collegialitas affectiva» o «colegialidad afectiva», un «amicus fidelis» o «amigo fiel», para quien la lealtad era su mejor atributo y al que buscábaselo sin contratiempo alguno, pues como dice la Biblia: «Nunca es largo el camino que conduce a la casa de un amigo».

En Cuenca, fue el artífice de la restauración de la vieja Casa de la Temperancia para que sea destinada como Museo Municipal de Arte Moderno, el gran impulsor de la protección de los vestigios de Pumapungo, en manos del Banco Central del Ecuador; fue asimismo un ardiente impulsor de los museos de esta entidad y cada vez que era menester salir en defensa del patrimonio cultural de la nación era un formidable adalid y paladín de la defensa de los bienes patrimoniales, con esa pasión que la convicción y la fe en la cultura reclaman para un espíritu sensible que luchaba ex toto corde, ex tota anima et ex tota fortitudine/ con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.

Llegaría a ser Director Principal del sector de Cultura de la UNESCO, entre 1995 y 1998 e inmediatamente, Director General Adjunto para la Cultura, en la propia UNESCO. No ha existido otro ecuatoriano que haya alcanzado un cargo internacional de tanta relevancia en esa institución y desde allí, siempre estuvo al servicio de la cultura nacional.

Su labor fue reconocida por los gobiernos locales y nacionales y así, en 1990 obtuvo el Premio Nacional de Cultura «Eugenio Espejo», mientras el gobierno francés le concedió la «Orden de las Artes y las Letras», la Universidad de Córdoba le confirió el Doctorado «Honoris Causa» y el FONSAL le entregó en Quito, el primer premio al «mérito patrimonial».


Autor: Hernán Crespo Toral
Título: Flores Av. Rodin
Técnica: Acuarela / cartulina500 x 627 - 70 Kb


A la hora de su partida a la casa del Padre, constituye una obligación moral consignar desde la capital de la morlaquía, in scriptis et ab imo pectore/ por escrito y de corazón, una semblanza de tan egregia personalidad que, desde la inmortalidad y tal como una atalaya esplendente, continúa guiando con su pensamiento, su eterna sonrisa y su sempiterna vitalidad, a todos los ecuatorianos que creen en el país y en su profunda riqueza cultural.




Qué duda cabe, Hernán Crespo Toral es un modelo de ciudadano ejemplar y culto que nos enseñó con su vida misma, sicut lumen in caelis/ como una luz en el cielo, a amar y proteger el patrimonio cultural de la nación y nos demostró con hechos la maravillosa coherencia entre lo que dícese y hácese cuando su palabra concordaba siempre con su vida limpia de preclaro varón e integérrimo ecuatoriano de inmortal memoria.

Datum Concha, apud flumina Tomebamba, mensis Martius, die XXIII, currentis Anno Domini bismillesimo octavae, in sollemnitate Paschalis

OPINIONES CIUDADANAS



Marco DiCapua 
Para:diegoorellana2002@yahoo.es
CC:Ronald Manosalvas
30 mar. a las 12:51

Estimado Diego:

El blog sobre el Hernán me pareció acertadísimo porque Ud. logró enlazar el ambiente, el lenguaje y las costumbres de una Cuenca que ya en los años cincuenta, cuando yo era muchacho, empezaban ya a desaparecer.

Acertadísimo también el retrato escrito de Hernán, racconteur extraordinaire, amiguísimo de mi madre Donna Constanza (la Dra. Costanza Di Capua) conocida por sus conocimientos de arquitectura y artes plásticas coloniales, de culturas previas al encuentro con Europa, y las iconografías e ideografía de motivos decorativos. 

Ella compartía con Hernán el entusiasmo por el valor estético, expresado en piezas arqueológicas de las labores de los aborígenes de lo que hoy es el Ecuador

En este sentido hubo una simbiosis entre Donna Constanza y Hernán cuando él dirigió el museo del Banco Central y Donna Constanza era la asesora de Hernán para lo que adquiría el museo, donde Donna Costanza se desarrolló con la mayor discreción y pulcritud en una área donde coleccionistas sin escrúpulos peligraban el patrimonio artístico del país.

Hernán sabía que no podía comprar todo lo que se le ofrecía. Con criterio unánime Donna Constanza y Hernán lograron poner en pie una colección que creo todavía representa lo mejor que los aborígenes pudieron ofrecer.

Hernán también abrió para Constanza un hueco de la llave -«buco della chiave» se dice en italiano- a través del cual Donna Costanza guiada por Hernán, como Virgilio fue guía para Dante Alighieri en la Divina Comedia,  pudo constatar el diario desenlace de los dramas que acompañaban a la alta alcurnia conservadora de Cuenca y Quito.

Mi sola pena es que Donna Constanza, y mi hermano Alejandro Di Capua que nos dejaron (Alejandro prematuramente, Costanza a los 95 años) no estén presentes para gozar del acertado estilo del su blog, Don Diego, donde logró capturar la esencia de lo que fue Hernán.

Los injertos en latín, para los que saben, son creativos y a veces resultan divertidísimos en la lectura.

Estoy seguro que Hernán habrá tenido mucha concurrencia en su sepelio, en el retiro de Santa Teresita en curso de los entierros donde de seguro habrá compartido sus acertadísimos perfiles de las debilidades humanas de aquellos que con piedad acompañaban al difunto.

Adjunto un vídeo, cortesía de mi hermana Anna Rosa Di Capua de Kohn sobre la visita de la viuda de Hernán a las colecciones del museo del Banco Central del Ecuador.




Marco Di Capua (Hijo de Donna Costanza)
Catedrático (Estrategia Nuclear)
Universidad Nacional
Ministerio de Defensa de los EE.UU
Washington, DC

**************************************

MI ESTIMADO AMIGO MARCO DI CAPUA:  PAX TIBI ET AMICITIA

GRACIAS POR SUS PALABRAS. ME FASCINÓ SU COMENTARIO SOBRE HERNÁN CRESPO TORAL, MI GRAN AMIGO. CREO QUE EL PERFIL ESCRITO O RETRATO AUTÉNTICO DEL ARQUITECTO, QUE USTED HA JUSTIPRECIADO IN STRICTA IUSTITIA FUE POSIBLE HACERLO POR LA GRAN AMISTAD QUE ME UNÍA CON EL ARQUITECTO. UNA AMISTAD EN LA QUE SUBYACÍA UNA ESPECIE DE COLLEGIALITAS AFFECTIVA O HERMANDAD QUE HA PERMITIDO DELINEAR SU VERA EFFIGIES CUANDO MI HOMENAJE POST MORTEM HA QUERIDO IN SCRIPTIS RESALTAR AL ARQUITECTO EN SU REAL DIMENSIÓN HUMANA.

ME ALEGRA QUE USTED HAYA SIDO UN AMIGO CERCANO DEL ARQUITECTO, PUES SU CARTA, DIRIGIDA A MI PERSONA, PERMITE VIVIFICAR MIS AFABLES MEMORIAS DE ESTE GRAN AMIGO CUYA  AUSENCIA ES AÚN SENTIDA IN VITA COMMUNITATIS PERO CUYA PRESENCIA ESPIRITUAL ES UN PERMANENTE BÁLSAMO EN EL TRÁFAGO DE NUESTRAS VIDAS, LO CUAL CONFÍRMANOS LA SABIDURÍA DE LOS DICHOS POPULARES DE ANTAÑO IN ROMA SEMPER AETERNA: VERA AMICITIA SEMPITERNA EST.

RECIBA USTED MI ABRAZO FRATERNAL Y MIS SENTIMIENTOS DE ESPECIAL CONSIDERACIÓN Y AMISTAD DISTINGUIDA. PAX CHRISTI MANEAT SUPER NOS,

* DIEGO DEMETRIO ORELLANA
DATUM CONCHAE, APUD FLUMINA TOMEBAMBA, ANNO DOMINI MMXIX

No hay comentarios:

Publicar un comentario