Super flumina Burgay o Sobre el río Burgay circula un libro intitulado «COLUMNAS» que compila dos centenares de artículos de opinión de autoría de Manuel Eugenio Morocho, quien aviesamente rebélase en contra de las normas de la Real Academia de la Lengua cuando en el prólogo de la obra hace una inaudita confesión, que si no fuese porque hállase escrita parecería una aseveración que revístese de mendacidad, puesto que a ningún cultor de nuestra primorosa lengua de Castilla ocurriríasele formular un absurdo MANIFIESTO que devela una brutal torpeza y una exacerbada vanidad de quien rebélase con desfachatada irreverencia hacia la lingua maternalis. Copiamos pues el ex abrupto in extenso: «Me han recomendado previo a la impresión del libro que los artículos pasen la criba severa de un corrector de pruebas o de un editor; ¡me he negado categóricamente! Perderían esencia, carácter identidad. Mi estilo de escribir con signos de puntuación divorciados de las reglas gramaticales ortodoxas, alejados de los rígidos dictámenes de la Real Academia de la Lengua, no son atropellos al lenguaje de Cervantes… ¡para nada! ¡no me atrevería! Responden simplemente a un talante, a una muy particular forma de expresión… y de lectura también…».
Hilarante, chocarrero y zumbón resulta el precedente argumento de Manuel Eugenio Morocho in culturalis aspectibus. Este atrevido caso de insolencia en contra del idioma castellano descúbrese como un agrio aperitivo para leer una publicación atiborrada de gazapos gramaticales, ortográficos, sintácticos y semánticos impropios de cualquier pensador u orador que dignifique con su fluido verbo a la lengua castellana, ora desde el estrado donde la retórica es el medio para brillar con elocuencia, ora desde las páginas escritas de un semanario donde el articulista de opinión no solo guía la conciencia crítica de la comunidad sino cultiva el lenguaje, con esmero y creatividad, para decir lo que se siente y sentir lo que se dice in veritatis honorem.
Mas debe ser por el irrespeto de Morocho a la lengua castellana, creyéndose un Cervantes de extravagantes ventoleras sobre el río Burgay, que la publicación, al haberse negado a que revísela un editor o corrector de estilo, hállase plagada de yerros infames que justamente un buen editor habría podídolos evitar in honorem hispánicae linguae o en honor de la lengua española. Así, más allá de la serie de gazapos y errores ortotipográficos que encuéntranse en toda la obra, es imposible no referirnos a la falta de un buen manejo de reglas gramaticales y la ausencia de una adecuada sintaxis o una correcta precisión semántica, pues los traspiés que encuéntranse en las páginas del esperpento bibliográfico van desde las confusiones para el uso de las mayúsculas y las faltas de concordancia en género y número hasta el mal uso de los enclíticos pasando por inaceptables redundancias y lugares comunes que revisten al lenguaje de un farragoso estilo, a fuer de los constantes traspiés en la escritura de muchas palabras, errores todos que no han de considerarse como peccata minuta o gajes del oficio, puesto que son copiosos y reincidentes, deshonrando a nuestra incomparable lengua de Castilla, ya que es inadmisible que, exempli gratia, a modo de ejemplo nada más, háyanse escrito desafueros ortográficos y sintácticos como los que siguen: «moseñor», «ley de plusvalía entriste las ciudades», «visón», «patrimonezco», «contario», «secuensial», «franciscaneidad», «contratristas», «diezporcentista», «priorizacion», «debia», «patriótas», «estado», «amazonia, «incluída», «órden», «perturbacion», «tranformación», «viviendístico», «ecologica», «plan estrategico», o «gestion».
Como puédese ver ipso facto, el uso de barbarismos que afectan al idioma castellano están a pedir de boca en toda la publicación, así como los erráticos cálculos históricos de la página 176 cuando Manuel Eugenio Morocho dice que «el año 1885 es del siglo XVIII». Mas luego de leer su precedente retahíla de gazapos ortográficos y gramaticales conviene citarlo en otro de sus ex abruptos dentro del esperpento literario al afirmar in scriptis: «Lo fundamental, es ser sincero y transparente». Mas la coma, antes del verbo, como subráyase en la precedente frase, rompe la cópula natural del sujeto y predicado de la oración gramatical perdiéndose la precisión semántica del texto. Huelga decir que en toda la obra este es el yerro gramatical más común, a punto tal de que la lectura del libro atropéllase cada vez por la constante utilización de las comas antes de los verbos. Dicha sea la verdad, en las normas de sintaxis de la Real Academia de la Lengua la prohibición de colocar comas antes de un verbo es una regla de obligada obediencia a riesgo de dejar sin sentido a las oraciones gramaticales que rompen la cópula de sujeto y predicado. No obstante, para Morocho poco importa el asunto y por ello concluye diciendo otro ex abrupto que copiámoslo ad pedem litterae: «Lo primordial es que nos entiendan. Y si la transgresión ayuda a la comprensión de las ideas, pues transgredimos…».
Entonces, dicho lo cual, débese inferir que tales transgresiones de Morocho al idioma cervantino, justamente por atropellar de manera frecuente la sagrada cópula del sujeto y predicado, al colocar comas antes de los verbos, ha turbádole in extremis para manifestar que tales transgresiones ayudan -en su criterio- a la comprensión de las ideas, cuando la verdad es que para un buen escritor tales infracciones vuelven abstrusos y absurdos a los sintagmas gramaticales en la dicción de las ideas y en la coherente manifestación de lo que piénsase y escríbese a fin de comunicar nuestros pensamientos. Y esto cuenta más, justamente, en el ensayo, como género literario al que adscríbese de profundis cualquier artículo de opinión de diarios y semanarios en Azogues y en todo el mundo in historia linguae nostrae o en la historia de nuestra lengua.
Así pues, la insensata rebeldía de Morocho a las normas de la Real Academia de la Lengua no sólo prefigura, por una parte, un triste escenario en donde seguramente sus columnas no serán leídas correctamente por la falta de coherencia gramatical, sino que tal rebeldía devela, al parecer, una infatuada vanidad que él mismo defínela, para colmo, en la página 56 de la esperpéntica obra, cuando sin darse cuenta de que incurría en una progresión freudiana -para mirarse a sí mismo en el espejo- escribe como argumento ad hominem: «La vanidad está definida como la creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás. Es un tipo de arrogancia, engreimiento… una expresión exagerada de soberbia. La oportunidad que el electorado ofrece a un personaje para que conduzca sus destinos es en verdad una especie de sino que viene marcado en la hoja de vida existencial y que debe ser aprovechado al máximo…». O sea... más claro... Manuel Eugenio Morocho créese predestinado desde el vientre de su madre para ser una autoridad, ante omnia, tal cual acabámoslo de leer, en el texto transcrito en rubicundas letras, columbrándose que su excesiva vanidad por sus supuestas habilidades propias para coger la pluma llévalo a desembocar con presteza en un temerario desprecio a la lengua de Castilla y una altisonante altanería con la que desafía a la Real Academia de la Lengua rebelándose con sus inexorables normas que débense respetar stricto sensu a la hora de escribir un texto in hispánica lingua.
Lo que más sorprende es que en el medio cultural azogueño nadie, al parecer, haya reparado o advertido estos gazapos pues ninguna crítica sobre la obra ha circulado en la capital cañarense. Por ello, desde este espacio de CRÍTICA Y OPINIÓN CULTURAL salimos en defensa de nuestra incomparable lengua de Castilla pues una publicación que funge de ser como la SUMMA ARTIS del pensamiento azogueño, anunciando inclusive que sólo es el primer tomo de una tríada de obras de similar formato, debería ser analizada bajo el prisma de la crítica literaria que permite, inter nos, advertirnos que las apariencias engañan y así, en los sucesivos tomos de la compilación deberíase precautelar el buen manejo idiomático para que la obra que comentamos, la cual intitúlase COLUMNAS, al menos sea leíble sin que molesten a los lectores los inauditos atropellos a la lengua de Castilla tanto como las graves imprecisiones y los errores y horrores históricos que dejan entrever, además, que no hubo rigor científico y metodológico en el autor de la obra, al momento de enviar sus editoriales a diferentes medios de comunicación en donde tampoco advirtiéronle que estaban publicando infamias in hispánica lingua, adversum veritatis in culturalis aspectibus super flumina Burgay.
Abogado Diego Demetrio Orellana
Datum Conchae, mensis Iulii, die octavo, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXIV, octava VII Dominica post Pentecostem
OPINIONES CIUDADANAS
DE: JORGE SUÁREZ: jorgesuar1@yahoo.com
PARA: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
FECHA: mar, 9 jul a las 19:21
No alcanzo a entender por qué fallan tanto en sus escritos. No me atrevería a escribir un libro y no someterlo a su ediciòn.
Saludos, Jorge
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DE: Julio Muñoz
PARA: DIEGO DEMETRIO ORELLANA
FECHA: mar, 9 jul a las 23:21
Diego: La vida da la vuelta ....... Hace unos quince años presenté mi Feria del Libro en Azogues siendo Alcalde un tal Morocho que se creía un genio. Un día escribí una petición de las miles que he redactado para aumentar la lectura en un cantón. No le costaba un dólar al Municipio. Pero era necesario un local, un espacio o algo así. Eugenio Morocho, que era el alcalde, leyó la carta y me dijo: «aquí pone una coma y es punto y coma. Acá no debió crear otro párrafo. Vaya a escribir y no moleste, señor». Y que este Morocho edite un libro......... Increíble. Los cangrejos volando cuales graciosas golondrinas....
Atentamente,
Julio Muñoz
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MI ESTIMADO JULITO: PAX ET BONUM SEMPER
SORPRENDENTE SU EXPERIENCIA CON MANUEL EUGENIO MOROCHO. PERO IMPORTANTE SU TESTIMONIO PORQUE DA CUENTA QUE SIENDO ALCALDE NUNCA PERCIBIÓ LA COSA QUE USTED LE PROPONÍA PARA FOMENTAR LA LECTURA EN ESE CANTÓN. O SEA QUE MOROCHO NO TENÍA SENSIBILIDAD COMO BURGOMAESTRE IN CULTURALIS ASPECTIBUS. USTED, JULITO, HA TENIDO UNA CURIOSA PERCEPCIÓN SOBRE EL PERSONAJE CUANDO DICE, EN SU MENSAJE, LA SIGUIENTE FRASE: «Hace unos quince años presenté mi Feria del Libro en Azogues siendo Alcalde un tal Morocho que se creía un genio...». MIRE USTED QUE SU PERCEPCIÓN ES GENUINA, PUES SI MANUEL EUGENIO MOROCHO HA PODIDO REBELARSE EN CONTRA DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA SIGNIFICA QUE AHORA CRÉESE UN CERVANTES DE INSÓLITAS VENTOLERAS SUPER FLUMINA BURGAY, COMO YO DIGO EN MI ANÁLISIS SOBRE ESTA ESPERPÉNTICA Y CALAMITOSA OBRA INTITULADA «COLUMNAS», CON LA CUAL MOROCHO HA BURLÁDOSE DE LA INTELIGENCIA DE SUS PAISANOS APUD FLUMINA BURGAY. MIENTRAS TANTO, HAY QUIENES ESCRIBEN AL BLOG, DESDE EL ANONIMATO, PARA DECIR QUE LOS ARGUMENTOS SON DESHONESTOS... ¿DESHONESTOS? HEMOS DEMOSTRADO HASTA EL HASTÍO QUE MANUEL EUGENIO MOROCHO ATROPELLA E INFAMA A NUESTRA MARAVILLOSA LENGUA DE CASTILLA SEMPER MAGNA ET ADMIRABILIS IN CULTURALIS ASPECTIBUS...
DIEGO DEMETRIO
OCTAVA XIV DOMINICA PER ANNUM, AD MMXXIV
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Increíble... Solo los azhucos pueden hacer estas notas: desafiar al idioma español pisoteando a la Real Academia de la Lengua. jajaja... Este Morocho debe ser acomplejado y el man no se da zona de qué mismo o de q' onda anda la huevada... Pero Demetrio le saca la madre.... jjjjjj
ResponderEliminarEle... yaura... esto sì se llama sacar la p... al ex alcalde de Azogues todavía... viera? ... ¿Y cómo le quedará el ojo al Morocho? medio morado?... medio verde?.... medio negro?... la naple q´esto es una puñetiza con guante blanco a la filatería del ex alcalde de Azogues, semejante arquitecto Morocho... jjjjj
ResponderEliminarFelicitaciones al historiador Demetrio... soy siempre su seguidora de sus denuncias... Con esta denuncia ya se pasó usted... mis respetos, doctor Orellana... siga así... nunca cambie....
ResponderEliminarjajaja... chistoso este asuntico por aquí... A este señor se le ve no más la cara de vanidoso en esas fotos... Como alcalde de Azogues sí era hecho el gara, el crazy man, el mucho lote... y en el fb solo se pasa posteando sus artículos... q' segurolas q'
ResponderEliminarnadie lee... Qué turro debe ser vivir así toda la vida y publicar pues los artículos y... tarantantán... total viene otro man a decir q' todo eso está mal hecho, q' es un fraude... q' mal, muy mal, q'mal... pero buenazo me parece q' se nos haga ver la realidad... vivimos rodeados de sorprendedores q' nos vacilan a lo lindo y nosotras brutas nos dejamos convencer de las sapadas. Gracias, doctor Demetrio.
Mmmmmmmm.... Yo me acuerdo q' en la Casa de la Cultura presentaron ese libro como si fuera una novela de Vargas Llosa... jjjjjjjjjj para venir a leer x aquí q' esa huevada no vale para nada.... ups
ResponderEliminarEn la CATO de Azogues todo el tiempo escuché a mis profes q' Eugenio Morocho no es nada bueno en los periódicos... Pero nadie se atreve a decirle taco a taco... Debería darnos vergüenza q' los azogueños estamos por todo el mundo y con alcaldes q' se creen escritores y nos mandar a mamar gallo, a lo bien, a lo bien.... pfs....
ResponderEliminarVesijue... ya párale la nota, Demetrio... Ya encontraste un nuevo pato: el arqui Morocho... No seas harta demencia, ya le sacaste la puta al man. Déjale q' se defienda... no crees? oistes....
ResponderEliminarPero es de verle al arqui Morocho cómo viene y cómo se menea en la calle como si fuera un santo de echar florcitas o como niño de la pasada del niño. jajaja... Chuzo... yo creía q' de allí no pasaba y de ley q' no hay tal. Esos artículos no están bien pero la Casa de la Cultura es la culpable ¿x q' permitieron q' ese libro se imprima con la Casa de la Cultura? si no dice q' no vale? ....
ResponderEliminarChuta madre... ¿O sea q' la nota de Morocho era tener un libro de lo q' escribe en el Heraldo? Yo sí decía q' lo q' escribe no es nada q' llame la atención... Pero el man se ha dado el gustito ahora q' reciba su maduro... Recibimos lo q' nos toca y por donde menos esperamos decía mi abue, mi mamita Chocha...
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