¿UN PASTOR QUE CRÉESE UN DIOS IN VIA ARTIS?

«VANITAS VANITATUM» o «VANIDAD DE VANIDADES» representa el arte para los artistas que ignoran a la humildad como vía de la verdad… Nacidos para contemplar los ojos del alma en los infinitos arcanos de la belleza ciertos pintores distorsionan sus miradas y, al parecer, sin contemplar la hermosura por la que descúbrense lindezas en todas las cosas créense per se como artistas de excelencia hasta idolatrarse cual si fuesen dioses a través de insolentes imágenes que circulan en la Internet con el nombre de «BESTIAS EN LLAMAS».

Es el chispeante caso de Boris Ordóñez, quien aparece y reaparece como cantinflérico artista, in ciberspatium, con un siniestro rictus donde no escóndese la exultante vanidad por la que parece creerse un temerario dios. La mirada torva de sus altaneros ojos vuélvelo ríspido en su patibulario aspecto y sus facciones de arrugado anciano denotan, a ojos vista, la arrogancia que devélase acaso como cualidad de un artista evangélico que quizás créese un dios omnisapiente super terram…

El resultado es catastrófico para quienes no mídense hasta dónde lléganles las sábanas desconociendo el límite de sus habilidades artísticas. Así, sobredimensionados, sobrestimados y supravalorados los vanidosos artistas, detrás de las antipáticas poses de la egolatría, cada domingo, -en las iglesias donde adoctrinan-, predican de la humildad que no practican dándose golpes de pecho, sacudiendo el polvo de sus sandalias o escupiendo al cielo para someter a sus fieles a que ellos sí sean humildes para soltar las limosnas que engordan, diem per diem, las faltriqueras de fariseos hipócritas que viven en el teatro de la falsía haciendo tabla rasa del evangelio y prostituyendo a mansalva la palabra de Cristo in vita societatis.

A contrario sensu, aquí contémplase al cantinflesco artista evangélico en la secta ARCO despojado de la arrogancia de «BESTIA EN LLAMAS» con la que parece erigirse en un dios in via artis. El farandulesco escenario artístico donde muchos predicadores alardean con extrapolada vanidad trócase en el amplio salón donde desdóblanse de profundis in anima afflicta engarbullando a los cándidos y pánfilos creyentes que escuchan prédicas, ya que la hipocresía es el denominador común de falsarios mercachifles que, como lobos vestidos con piel de oveja, predican de la humildad que no poseen, haciendo del evangelio un medio para acrecentar donaciones, pues «el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo» in partibus infidelium o en lugares de infieles donde péscase a río revuelto con copiosas limosnas y peltrechos ad gloriam Dei.

Qué decepción para Cristo que los falsos pastores evangélicos del mundo finjan dar gloria a su Divina Majestad sin poder introyectarse en el salvífico mensaje proferido con mansedumbre en sus inmortales palabras: «APRENDED DE MÍ QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN…» Qué vergüenza, qué bochorno, qué perfidia dirá el Señor Jesús en la Tierra al contemplar a impíos e infatuados ancianos que créense dioses in via artis fungiendo de «SERVUS SERVORUM DEI» o «SIERVOS DE LOS SIERVOS DE DIOS» in iniquitatis regnum super flumina Burgay.

DIEGO DEMETRIO ORELLANA

Datum Conchae, mensis augusti, die XXXI, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXIII, octava XXI Dominica per annum

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POST SCRIPTUM: 

Esta publicación intitulada: «UN PASTOR QUE CRÉESE UN DIOS IN VIA ARTIS» analiza la infatuada vanidad y la exacerbada egolatría de un artista de la capital azuaya que parece actuar quizás, cual «MIGUEL ANGEL DEL ARTE CUENCANO SUPER FLUMINA TOMEBAMBA». Su fotografía intitulada BESTIA EN LLAMAS ha provocado reacciones, ante muchos artistas cuencanos, por la antipatía y la reticencia causadas a fuer de la sobrestimación  con la que quizás devélase como un epónimo artista cuando, IN HONOREM VERITATIS/ EN HONOR DE LA VERDAD, ningún historiador del arte cuencano, de los más connotados -al realizar una catalogación de los mejores artistas de la capital de la morlaquía- ha considerado el nombre de  Ordóñez, a fin de erigirlo entre grandes y excelsas figuras como Ricardo Montesinos Vial, Alejandro Beltrán, Julio Mosquera, Édgar Carrasco, Pablo Cardoso, Jorge Chalco, Diego Jaramillo, Manuel Tarqui o Eudoxia Estrella viuda de Larrazábal, entre otros. Ni siquiera entre los artistas contemporáneos el nombre de Ordóñez ha trascendido in perpetuum. Ergo, podríase decir, desde la crítica del arte, que Ordóñez es intrascendente frente a estas hercúleas figuras del arte cuencano de los últimos tiempos ad perpetuam rei memoriam in tertio milenio ineunte.

Lo que ha cuestionádose de Ordóñez, en el mundo cultural cuencano, es que en su chispeante imagen distorsiona sus miradas apareciendo quizás como un SUPERMÁN DEL ARTE CUENCANO en el mundo artístico de la capital de la morlaquía donde jamás ha considerádoselo como grande entre los grandes apud flumina Tomebamba.

Una verdad apodíctica no puédesela velar como quien pretende tapar el sol con un dedo, pues basta con mirar el rictus de Boris Ordóñez en su fotografía, a la cual ha tituládose «BESTIA EN LLAMAS» para que el lector sensato reflexione sobre la apabullante vanidad que contradícese, al parecer, con su función de pastor evangélico, como si no hubiese aprendido el mandato de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre Verdadero, cuando dijo: «APRENDED DE MÍ QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN».

AD CONCLUDENDI, dígase que las críticas que ha provocado la hilarante fotografía de Ordóñez en el medio local han sido proferidas IN HONOREM LIBERTATIS ET IN VIA VERITATIS SEMPER IN PATRIA NOSTRA SEMPER AFFLICTA.

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