«In vita civitatis» o «En la vida de la ciudad» cáusanos grima contemplar cómo el buen nombre de nuestra amada Cuenca, «Atenas del Ecuador», empáñase cada vez en la morlaquía con esperpénticas y horripilantes obras que fungiendo de originales aportes representan mas bien bárbaros atropellos e ignominias a la «ciudad cargada de alma», cuyos autores sorprenden a los incautos con horrendas monstruosidades en un cínico ejercicio de burlarse de nuestra inteligencia ad captandos vulgos.
Es lo que acaece en las últimas semanas con un fachoso libro fotohistórico intitulado: «EL PARQUE CALDERÓN», de autoría de Adriano Merchán Aguirre, un neófito personaje que actúa con impericia en el mundo de las letras cuencanas, cuya audacia parece de veras avasalladora para presentarse como fotohistoriador cuencano cuando sólo representa un cantinflesco personaje in ciberspatium, desde donde parapétase como un mero compilador de viejas fotografías, a las cuales no puédelas ubicar cronológicamente ni describirlas en su real contexto histórico, a fuer de sus vergonzosos desconocimientos históricos que engólfanlo para cometer irresponsables omisiones y viles inventos de falsos históricos que ultrajan a nuestra historia ora en las redes sociales, ora en conferencias a las que invítaselo cual si fuese un erudito de la historia comarcana, ora en los adefesiosos libros que entrega a la urbe y donde oblíganos a corroborar, ex tota claritas, que la fotohistoria es una disciplina muy complicada que va más allá del coleccionismo de anticuarios y para dominarla es menester que conózcase muy bien la historia citadina, pues basta que colóquense equívocos pies de foto en las vetustas imágenes que acópianse con avidez para hacer de la historia una inverecunda afrenta a la memoria histórica de nuestra comunidad adversum veritatis et contra dignitatis.
Y tal cual hémoslo dicho en el precedente parágrafo eso es lo que viene haciendo
Adriano Merchán Aguirre con sus fantasmagóricos y espeluznantes libros. En el
caso de su nuevo proyecto editorial sobre el PARQUE CALDERÓN, que en este espacio coméntase in via veritatis, las
cantinfladas y zoquetadas son de tal calibre que la obra en sí es un fachendoso
e hilarante bodrio en el mundo cultural cuencano super flumina Tomebamba.
Así, en la página 15 léese una barbaridad que representa un infame estropicio en contra de nuestra historia cuando Merchán Aguirre cuenta la historia de la pileta colonial de la Plaza de Armas de Cuenca. Leámoslo in scriptis y sorpredámonos ab irato: «En el siglo XVII la picota es reemplazada por una hermosa pileta de mármol que fue retirada en 1931 para dar paso a lo que hoy conocemos como el monumento a Abdón Calderón». Esto es falso de toda falsedad pues la pileta colonial del parque Calderón no fue levantada en el siglo XVII sino en el siglo XVIII ya que, según los registros históricos de Octavio Cordero Palacios analizados desde las actas de cabildo, el 5 de enero de 1754 el procurador de la ciudad reclamaba que era menester colocar la pila de agua en la Plaza Mayor de la ciudad, cuyos trabajos principian en 1755.
Justamente, en aquellos postrímeros años de la década de 1750, existe un testimonio sobre la pileta colonial de Cuenca por el padre Juan de Velasco, SJ, el ilustre historiador de la Compañía de Jesús que historió el Reino de Quito, quien al visitar Cuenca por aquellos años escribió el siguiente testimonio in honorem veritatis: «La plaza mayor es grande y cuadrada, con pequeña pero bella fuente al centro…». Por lo tanto, dedúcese que Merchán Aguirre habla disparates en su malhadada historia del parque Calderón. Mucho más cuando arguye que los españoles han llamado a este central punto de la urbe como «Plaza Pública» cuando en verdad llamábasela «Plaza Mayor», tal como bien consígnalo el benemérito padre Juan de Velasco, SJ, cuyo fidedigno texto acabamos de transcribirlo ex integro. Tampoco es cierto que los españoles cambiaron el nombre de «Plaza Pública» a «Plaza de Armas» puesto que, por extensión, toda «Plaza Mayor» era una «Plaza de Armas» in America meridionalis, sin que jamás fuese menester que así débase establecerlo por disposición escrita de la Corona española in historia civitatis o en la historia de la ciudad.
Tampoco es verdad que Cuenca háyase negado a que el parque central llamárase Plaza Vargas Torres en la época del liberalismo y menos por rebeldía, como señala Merchán fungiendo de magister dixit, puesto que en el propio parque Calderón colocóse una inscripción epigráfica en la antigua casa de los canónigos, la cual dice claramente hasta hoy: «PLAZA DE VARGAS TORRES» como puédese apreciar en la precedente fotografía. Esto acaeció en los primeros años del siglo XX, a tal punto de poder comprobar cómo el dato de Merchán es equívoco y conviértese en un falso histórico o un vil invento de quien -a fuer de sus desconocimientos históricos- sorprende a los incautos con la audacia de mentirnos dentibus albis.
Pero es en la página 16 del horripilante libro fotohistórico cuando Merchán Aguirre cáese de bruces al hablar de un grabado de Cuenca realizado por Guamán Poma de Ayala. En la referida página 16 Adriano Merchán Aguirre consignó estúpidas deducciones que devienen en chifladuras de una mente que no sólo desconoce a nuestra historia sino fantasea sobre ella a la manera de una fábula. Escuchémoslo, ad absurdum, y observemos patidifusos la cantinflería del entuerto: «El primer dibujo pictográfico de la ciudad se encontró cuando se publicó en 1936 el facsímil fotográfico publicado por L’institut d’Ethnologie de la Universidad de París bajo la dirección del doctor Paul Rivet, donde se tiene conocimiento que Guamán Poma, un cronista indígena peruano, había realizado a lo largo de 80 años en sus viajes del Reino de las Indias del Perú un dibujo efectuado de la ciudad de Cuenca. Se destaca en esta pintura en el centro de la plaza una fuente de agua y a su costado izquierdo unas cúpulas de lo que podría haber sido la iglesia de los jesuitas; no existe una fecha determinada cuando Guamán Poma estuvo en la ciudad; podría haber llegado a finales del siglo XVI y primeros del XVII».
Ahora, in via veritatis, desmenucemos las barbaries proferidas por
Merchán Aguirre, quien por tener un lenguaje farragoso y abstruso redacta sin
precisión semántica para indicar que Guamán Poma de Ayala ha realizado un
dibujo sobre Cuenca durante el lapso de 80 años, lo cual es de veras un absurdo,
en tanto que débese redargüir que si Guamán Poma de Ayala estuvo en Cuenca a
finales del siglo XVI y primeros del XVII, como señala Merchán, entonces conviene
recordar que en aquellos años no existían jesuitas en Cuenca y menos habíase
levantado el colonial templo de la Compañía de Jesús.
Veritas sit visibilis/ La verdad debe ser visible y así dígase, con ataraxia y firmeza, que los beneméritos
padres jesuitas llegaron a Cuenca el 7 de abril de 1638 para fundar el primer
colegio de la Compañía de Jesús en la capital de la morlaquía, por lo que es
desde este año cuando la iglesia de los jesuitas empezó a levantarse ad
gloriam Dei. Esta desubicación de Merchán Aguirre pruébanos su
negligencia investigativa y la torpeza con la cual profiere, ad
absurdum, sus cantinfléricas deducciones frente a la fotohistoria
cuencana.
Por otro lado, en el grabado, no pintura, de Guamán Poma de Ayala no apréciase una fuente de agua, como dice Merchán Aguirre, sino la picota colonial que tuvo la Plaza Mayor de Cuenca por aquél entonces y si considérase que tal cronista murió en 1615, 23 años antes de la llegada de los jesuitas a Cuenca, es obvio que las cúpulas de aquél templo que Merchán confunde con la inexistente iglesia de los jesuitas deben ser mas bien una alegoría de la iglesia matriz de Cuenca, hoy Catedral Vieja, al ubicársela en la plaza mayor por Guamán Poma dibujada con la picota colonial de la urbe. Así puédese inferir entonces que cuando desconócese la historia puédense establecer deducciones estúpidas que cáusanos hilaridad y son fuente copiosa de cantinflerías sin cuento ad aburdum et contra veritatis.
En el despliegue fotográfico que Merchán Aguirre publica en este esperpéntico libro hállanse terribles dislates que reflejan absurdas desubicaciones, terroríficas confusiones de fechas y personajes o fachosas descripciones que si no trátanse de verdades de perogrullo son mas bien cantinflescas expresiones que devienen ridículas y contradictorias haciendo de la fotohistoria cuencana un compendio de desafueros e imprecisiones que atropellan a la historia contra dignitatis. Así, veamos algunos ejemplos de los tristes desatinos que in crescendo llegan a los supremos límites de la estulticia in honorem invincibilis ignorantiae:
- En la página 19 léese: «dibujo de Felipe Guamán Poma. Posiblemente de 1615». Luego agrégase: «El 14 de febrero de 1615 Felipe Guamán Poma informa al rey Felipe III de España que acaba de terminar una crónica o historia general, este manuscrito fue impreso por primera vez en 1908 por Richard A. Pietschamanem. En esta se conoce el dibujo efectuado por éste, de la ciudad de Cuenca, donde se destaca en el centro de la plaza mayor una fuente de agua; no existe una fecha determinada cuando Guamán Poma estuvo en la ciudad; podría haber llegado a finales del siglo XVI y primeros del XVII». Aquí digamos que Guamán Poma murió en 1615 y el grabado no debía ser del mismo año de su muerte. En segundo lugar, ya dijimos que no es una fuente de agua lo que el cronista consigna en la ilustración sino la picota colonial de la Plaza Mayor de Cuenca, mientras que Merchán repite nuevamente el parágrafo de la página 16 donde presume que el cronista habría estado en Cuenca a fines del siglo XVI o comienzos del XVII. En tercer lugar, Merchán Aguirre contradícese ipso facto en este punto cuando dice que el dibujo de Guamán se publicó por vez en primera en 1908 cuando líneas más arriba dijo ya que «El primer dibujo pictográfico de la ciudad se encontró cuando se publicó en 1936 el facsímil fotográfico publicado por L’institut d’Ethnologie de la Universidad de París bajo la dirección del doctor Paul Rivet». Este tipo de inconsistencias o incongruencias dentro de las investigaciones históricas hacen de ellas aportes que carecen de credibilidad y sólo muestran incapacidades o incompetencias que llevan a sus autores a incursionar en las disciplinas históricas a la manera del tristemente famoso maestro de Siruela que no sabía leer y puso escuela in Hispania semper fidelis.
- En la página 33 publicóse una foto de la
calle Benigno Malo y el dato histórico es errado a capite ad calcem/ de la
cabeza a los pies, mientras que el pie de foto está pletórico de
imprecisiones cuando dice ad litteram: «Calle Benigno Malo 1890». Allí se ven los muros de la catedral de la
Inmaculada levantados a una altura que era imposible que hubieran alcanzádose
en apenas 4 años desde que colocárase la primera piedra del templo catedralicio,
el 12 de diciembre de 1886. Cotejando con otras imágenes de la época es fácil
deducir que la foto de marras no es de 1890 como Merchán, ad
arbitrium, señala con tanta irresponsabilidad. Por otra parte, el
susodicho dice que: «En 1822 se llamó
Calle del Toril, en 1900 Boyacá y desde 1933 calle Benigno Malo».
Todos estos datos son equívocos y nunca ha sido cierto que desde 1822 tal
calle haya llamádose Calle del Toril y menos que desde 1900 llamóse Boyacá.
¿De dónde habrá obtenido estos viles inventos que prodúcenos hilaridad en
quienes leemos con estupefacción las absurdas aseveraciones con las que
Merchán pontifica in excelsis para burlarse de
nuestra inteligencia?
- En esta fotografía de la página 109 Merchán escribió en el respectivo pie de foto: «En la fotografía se observa al cuartel militar y la cárcel de varones derribadas por 1950 y en su lugar se levantó la casa municipal diseñada y dirigida por Gatto Sobral». Tamaño yerro es inconcebible pues el actual edificio municipal nunca erigióse en el sitio en donde hallábase el cuartel militar. Ese predio corresponde a lo que hoy es el BanEcuador o antiguo Banco de Fomento por lo que trátase de una desubicación estrepitosa de Merchán Aguirre contra veritatis.
- Igual cosa acaeció con esta foto de la calle Cordero cuya nota explicativa fue descrita de esta manera: «Calle Luis Cordero y Sucre 1940. La calle aún de tierra, con una hermosa lámpara de alumbrado público a su costado izquierdo. En 1822 se denominaba calle episcopal, en 1930 calle Carabobo». Preguntémonos otra vez: ¿De dónde obtendría estos datos equívocos el cantinflesco Merchán? ¿Calle episcopal en 1822, en el año de la Batalla de Pichincha, y Carabobo en 1930?
- En esta imagen confundió la fecha de los
funerales del padre Julio María Matovelle. Así, en el pie de foto léese in
honorem stultitiae: «Parque Calderón, 19 de junio de 1919. Cortejo fúnebre de Julio María
Matovelle». No
obstante, la verdad histórica señala que el padre Matovelle murió 10 años
después, en 1929, el 18 de junio.
- Quid pro quo, ahora veamos un ejemplo del lenguaje farragoso de Merchán Aguirre, quien describe las cosas con verdades de Perogrullo. Leámoslo ad pedem litterae: «Parque Calderón 1920. Se observa un monumento a la estatua de la libertad elaborado en material reciclado que posteriormente a la celebración de las fiestas fue retirado. Son trabajos muy bien realizados».
La verdad histórica señala que en el año 1920 la Junta del Centenario de la Independencia preparó la elaboración de lo que llámanse monumentos itinerantes para ser colocados con motivo de los 100 años de la Independencia de Cuenca. Uno de ellos era la estatua de la libertad, dedicado a la diosa Libertas. Estos monumentos itinerantes fueron realizados por Abraham Sarmiento y no en material reciclado sino en yeso. Algunos de ellos aún puédeselos apreciar hoy en día en el museo Remigio Crespo Toral. Mas venir a proferir la expresión: «un monumento a la estatua de la libertad» es la palpable muestra del farragoso modo de redactar con el que Merchán ultraja a nuestra incomparable lengua de Castilla.
- En esta fotografía, el fachoso investigador Merchán desconoce que la casa en donde hoy hállanse los almacenes VATEX es conocida como la casa Jerves Calero in historia nostra, cuya primera planta habíase ya levantado en 1920. Pero Merchán, al describirla escribió ad absurdum: «Se aprecia al fondo a la derecha, la casa Ordóñez Mata, en medio; aún no construida la casa actual donde funciona Almacenes Vatex…». Huelga decir que demás está indicar que la sintaxis de los textos farragosos es otra de las infamias en contra de nuestra maravillosa lengua de Castilla en este fachendoso investigador de la fotohistoria cuencana.
- Otro ejemplo de la farragosa redacción de
Merchán Aguirre halláse en la página 116 cuando describe esta antigua
fotografía cuencana de la siguiente manera: «Parque Calderón. 1930. Se encuentra todavía el parque con verjas y
plantas de amapola…». Si miramos la fotografía cum accurata diligentia o con
precisa diligencia hemos de descubrir que ninguna planta de
amapola aparece por allí. Mas bien aprécianse unos floripondios que para
Merchán han sido amapolas. Confundir este espécimen botánico, que es
arbustivo, con las amapolas, que son plantas ornamentales que no se verían
si allí estuviesen en la imagen histórica es hilarante a fuer de la jocundia super
flumina Tomebamba.
- En la página 39 Merchán Aguirre coloca esta imagen que señálala como del año 1910. Leamos el respectivo pie de foto in scriptis: «Parque Calderón 1910. Observamos al fondo, a la izquierda, el convento del Carmen de la Asunción…».
- Pero luego, en la página 97 vuelve a colocar la misma foto pero señalando que es del año 1920 como puédese leer en su pie de foto que copiámoslo in extenso: «Parque Calderón, 1920. En la fotografía observamos las camineras del parque…». Este tipo de inconsistencias son dignas de apabullante risa dentro de un libro fotohistórico que parece mas bien un homenaje a la estulticia in honorem invincibilis ignorantiae.
- Un poco después, en la página 111 Merchán
Aguirre coloca una imagen del parque Calderón y confúndese con el templo
de Santo Domingo. Así pues, escribió un pie de foto en donde hállase una
imprecisión en el año de la fotografía. Leámoslo: «1926.
Hermosa fotografía. Se aprecia la casa Arce terminada y al fondo las
torres de la iglesia de Santo Domingo». In stricta iustitia, dígase la
verdad: estas torres no fueron las definitivas de la iglesia de Santo
Domingo y son aproximadamente de 1920. Para 1926 estaban ya completamente
levantadas las actuales torres de 40 metros de alto, por lo que la desubicación
de Merchán Aguirre es irredimible dentro de la fotohistoria cuencana.
- Una nueva confusión aparece en la página 141
donde Merchán colocó un pie de foto que dice de verbo ad verbum: «Calle Luis Cordero 1935».
- Pero 7 folios después, en la página 155 Merchán colocó otra vez la misma imagen indicando que es del año 1940. Ad effectum videndi leámos ex integro el disparatado pie de foto: «Calle Luis Cordero y Sucre. 1940».
Este tipo de desubicaciones son producto de la negligencia investigativa y
la obsesión compulsiva por impresionar a los lectores con un supuesto
conocimiento de fotohistoria cuencana que no acreditánles a los audaces como serios actores culturales dentro de esta disciplina científica. Mas valdría que se callen para
siempre a que la historia no los condene un día ab aeterno como los
culpables de los bárbaros atropellos de los que nuestra amada urbe, Cuenca del
Ecuador, es víctima en el oscurantismo cuencano que, desde este espacio de CRÍTICA Y OPINIÓN CULTURAL, hemos denunciádolo en varias ocasiones in honorem Conchae et in reverentia
et respectum pro histórica veritas.
14. En esta otra fotografía
Adriano Merchán alteró la fecha de la consagración episcopal de monseñor Manuel
Serrano Abad cuando escribió: «Parque
Calderón. 1951. Consagración del arzobispo auxiliar de Cuenca Manuel Serrano
Abad...» Cabe indicar que es en 1954, tres años
después de lo que escribió Merchán, cuando tal purpurado es elevado a la
condición de obispo auxiliar de monseñor Daniel Hermida. Por lo tanto nunca fue
arzobispo auxiliar pues en aquel año de 1954 Cuenca no era arquidiócesis.
Justamente es a Manuel de Jesús Serrano a quien cúpole el privilegio de
convertirse en el primer arzobispo de Cuenca, gratias Deo, en el
año del Señor de 1957. Por lo tanto, las aseveraciones de Adriano Merchán
Aguirre, desde toda perspectiva, son infamias en contra de nuestra historia.
Muy bien debemos recordar que fue el Santo Padre Pío, por la Divina Providencia
Papa XII, quien nombró a Serrano Abad como obispo titular de Arsinoe en
Arcadia, en fecha 18 de agosto de 1954, con el cargo de obispo auxiliar en
Cuenca del Ecuador. En la solemnidad de San Diego de Alcalá, el 13 de noviembre
de 1954, tuvo lugar la consagración episcopal de la que da cuenta esta vieja
fotografía que ha permitido errar estrepitosamente in regnum tenebrarum
a Adriano Merchán Aguirre, tristemente célebre fotohistoriador cuencano apud
flumina Tomebamba. Aquel acto apoteósico registróse en los fastos de la
historia comarcana porque era la primera vez que un obispo consagrábase en la
nueva catedral de Cuenca bajo el altar de la Mater Dolorosa que
existe dentro del templo catedralicio y que fue además el primero de todos los
altares del magno templo y el único que tiene retablo de madera. Para ello
estuvo en la capital de la morlaquía el cardenal Carlos María de la Torre, in
illo tempore arzobispo de Quito, y la MISSA SOLEMNIS de tal
suceso fue también concelebrada por monseñor Bernardino Echeverría Ruiz, OFM,
obispo de Ambato in diebus illis, y nuestro epónimo obispo de las
misiones salesianas, monseñor Domingo Comín, SDB, vicario apostólico de Méndez
in illo tempore in nostra Sancta Mater Ecclesia.
Estos son solo ejemplos de las
barbaridades que Merchán Aguirre consigna en este libro intitulado «EL
PARQUE CALDERÓN A TRAVÉS DEL TIEMPO», más allá de las verdades de
Perogrullo con las que aténtase en contra de la esplendorosa lengua de
Castilla, tanto como la simpleza y la ordinariez de las descripciones que junto
a las alteraciones de fechas históricas expavécennos de profundis
e indígnanos que hayan personajes que pretendan pasarnos gato por liebre con investigaciones
afrentosas a la historia de nuestra amada urbe que no merece este vejamen
inverecundo y ríspido adversum veritatis in historia civitatis.
Pero para que el pecado sea de veras mortal todas las imágenes escogidas dentro
de la esperpéntica obra son de pésima calidad y aparecen oscuras, pixeladas y
maltratadas dando cuenta que ni siquiera como coleccionista de fotos antiguas
el ciudadano Merchán actúa con perspicuidad in culuralis aspectibus.
Esperamos que con estas
aclaraciones que sólo tienen por objeto elevar nuestra voz en defensa de la
historia de nuestra amada Cuenca los sorprendedores de la historia comarcana y
los negligentes investigadores que ultrájanla per fas et per nefas tanto
como los lectores y seguidores de nuestras publicaciones recuerden la sabia y
apodíctica verdad de los antiguos libros didácticos: «INDOCTI DISCANT ET
AMENT MEMINISSE PERITI/ APRENDAN LOS IGNORANTES Y GUSTEN RECORDAR LOS DOCTOS».
Diego Demetrio
Orellana
Datum Conchae,
mensis Iunii, die quintus supra vicesimus, reparata salute Anno Dominicae
Incarnationis MMXXII, octava solemnitate Sacratissime Cor Iesu.
OPINIONES CIUDADANAS
TERRIBILIS IN CULTURALIS RES: EN LA LABOR DE CRÍTICA QUE VENIMOS HACIENDO LA MAYORÍA DE LOS ALUDIDOS SUELEN QUEDARSE CALLADOS. UNOS CUANTOS SUELEN RESPONDER AL ESTILO DE LAS MINDALAS DE MERCADO, QUERIENDO INTIMIDAR O AGREDIR, LO QUE HA HECHO QUE SIEMPRE NOS DEFENDAMOS DENUNCIÁNDOLOS POR INTIMIDACIÓN EN LA FISCALÍA. PERO MI ÚLTIMA CRÍTICA SOBRE EL ESPERPÉNTICO LIBRO DEL PARQUE CALDERÓN HA PROVOCADO QUE SU CANTINFLÉRICO AUTOR, ADRIANO MERCHÁN AGUIRRE, ME HAYA ENVIADO UN MENSAJE QUE HACE HONOR A SU VERA EFFIGIES DE CANTINFLESCO FOTOHISTORIADOR CUENCANO, MENSAJE QUE PERMÍTOME COMPARTIR PARA QUE PUÉDASE VER TAL CANTINFLERÍA MIENTRAS ES EVIDENTE INFERIR, IN VIA CLARITATIS, CUÁNTO HA DOLÍDOLE AL DISPARATADO Y FACHENDOSO AUTOR QUE NUESTRO GRITO EN DEFENSA DE LA HISTORIA DE NUESTRA AMADA URBE NO HA SIDO LA VOX CLAMANTIS IN DESERTO O LA VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO. LO QUE MÁS CUENTA NO ES QUE NADIE ME LEA SINO QUE EL CANTINFLÉRICO ADRIANO MERCHÁN AGUIRRE HÁYAME LEÍDO PARA QUE VEA QUE SIEMPRE HABRÁ ALGUIEN QUE PUEDA DECIR: «UN RATITO. NO NOS VAN A PASAR GATO POR LIEBRE. ESE LIBRO ES UNA INFAMIA EN CONTRA DE LA HISTORIA»
Siempre es un deleite leerlo, aunque sea por estos desafueros, por ese uso maravilloso que tiene del idioma, que hasta envidia le tengo y que no conozco hasta el momento, un intelectual de su talla, con ese exquisito manejo de idiomas y con ese vasto conocimiento de historias, de cuentos, de sucesos y de vainas. Ya quisiera tener la cuarta parte de ese vasto conocimiento y que los simples politiqueros, deberían acuñar a este valioso Ser Humano y por lo menos nutrirse de su sabiduría, pero nooo, ellos andan por otro camino.
Tremendo.
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Clara De Santis
Ya me parece muy lindo que haya alguien que haga notar que lo que hace ese señor Adriano Merchán Aguirre en las redes sociales ha sido una estafa. Mis felicitaciones al historiador Demetrio porque su contundente análisis demuestra que este libro del parque Calderón no vale para nada. Y todavía el señor Merchán comete la estupidez de contestarle cuando más le hubiera valido quedarse callado porque esa crítica le sacó la p....
ResponderEliminarIncreíble... Cómo nos juegan la cuca en Cuenca. Y yo creía que Adriano Merchán Aguirre era serio. Ha sido un farsante, un audaz para el invento a lo mero mero... un asco para mentir con las cosas de las fotos antiguas de mi Cuenquita. Después de leer a Demetrio me doy zona que ha sido incluso un bruto porque para describir las cosas como lo hace se necesita ser tonto. Felicitaciones al historiador Demetrio. Realmente se pasa. Qué gran ingenio para desvestir a los farfullas de la cultura cuencana como Adriano Merchán Aguirre. Me he reído como nadie con aquello "del parque con verjas y plantas de amapola"... Y total han sido guantugs o floripondios. Mejor dicho "brugmansias" para estar a tono con Demetrio. ja ja ja ja... esta crítica es una paliza de Demetrio a Adriano... Yaura!!!!.... para que ojalá se calle para siempre....
ResponderEliminarQué bestia... Uno se confía no más de esa página CUENCA MEMORIA Y TESTIMONIO pensando que es un sitio seguro de la histórica Cuenca. Total, Adriano ha sido un fraude y un farsante... Y el historiador Diego Demetrio Orellana vuelta sale en defensa de Cuenca para demostrar que nos están viendo la cara de imbéciles. Total respeto para nuestra historia carajo. No es no más de pensar que uno recoge fotos viejas y coloca en un libro y escribe estupideces y listo, ya somos historiadores... vendemos la estafa en 25 dólares a los giles que visitan la página CUENCA MEMORIA Y TESTIMONIO y lero lero candelero les veo las huevas a los morlacos....
ResponderEliminarQué desgracia para desgraciada... Bienhechito por sapo. Ese tal Adriano nos ha visto la cara de cojudos. Puchi canas.. o sea que la página de fotos antiguas de Cuenca memoria y testimonio no es confiable? Qué libro mal hecho y qué farsante... Lo que significa saltar a la fama de historiador sin saber de la misa a la media
ResponderEliminarMama mía... lo que tuve que venir a enterarme sin querer. Desde hace fuu sigo la página de Memoria y testimonio de Cuenca en el facebook y siempre he tenido dudas de las cosas que escribe este señor. He pensado que la página no es que sea de fiarse pues este señor salió de la noche a la mañana como historiador... Yaura... con esta denuncia del parque Calderón este Merchán queda mal parado y malafamado pero más que nada, de una, queda desacreditado. Bien decía mi abuelita: hijita todo se descubre en este mundo y el mentiroso cae más pronto que el ladrón. Hacer un libro de tanta importancia con todas esas equivocaciones es una manera de pasarse de listo y decirnos a todos: Hey, yo les mamo gallo y me cago en la historia cuando me da la gana y como me da la regalada gana... Pero lo que Adriano no pensó es que, flag, saldría pillado para quedar hecho un farsante como le acusan las gentes que comentan en este blog.
ResponderEliminar¿y esta pavada vale 25 dólares lleno de errores fatales? De a veritas es una estafa descarada de Adriano Merchán, el cuentero del parque. Digo no más en una época de cuenteros de redes sociales pues cualquiera se hace no más historiador. jjjjj Qué bochorno para Cuenca este libro mal hecho. Deberían haber sanciones para estas estafas de redes sociales.
ResponderEliminarNo solo es chistoso ver cómo se ha equivocado este Adriano sino que el historiador lo cuenta con un estilo que hace reír más y más... Genial este blog. Felicitaciones a Demetrio. Excelente anàlisis de este libro mal investigado.
ResponderEliminarMe parece penoso pensar que ninguna de las personas que comentan acerca de este libro libremente no saquen su propia edición y emitan un libro con detalles como los que se menciona aqui. Avísenme cuando lo hayan editado
ResponderEliminarje je je... te pillaron don Adriano... Y tantos a los que engañaste con que has hecho un librazo y no ha sido ni un folleto de mala muerte sobre el parque Calderón sino una estafa... Para escribir de ese parque sin saber historia y pelarse como Adriano se ha pelado, la plena que se necesita ser bruto.
ResponderEliminarDespués de leer todos estos comentarios veo que no es bueno confiar en la página CUENCA MEMORIA Y TESTIMONIO pues Adriano ha sido un estafador de la historia. Y con este libro se fue de patas... clarito está.
ResponderEliminarHíjole... híjole... hijue... qué hijue... o sea que ese librito del parque Calderón es como la man que parece bonita y quitando el maquillaje ha sido feísima... Bastaba que el historiador Demetrio Orellana lea el libro de Merchán para que zas zas zas, como dice el chavo, Adriano asome como un bruto y mentiroso y como un liso y caretuco para fingir de lo que no sabe: historia... Qué fuera de la vida sin gente como Demetrio. Oritas sí me di zona y me puse once: esa página Memoria y Testimonio ni como album de fotos ha valido pues Demetrio dice que Adriano hasta colecciona fotos pixeladas y de malas condiciones. Adriano parece político en campaña. Desde ya se ven escenas tan falsas como estas fotos del parque Calderón.
ResponderEliminarEs justamente lo que se está demostrandfo y exigiendo: que este libro no compren nadie pues es una estafa de Adriano. ya, pes, Adriano no te des tantas vueltas, toma decisiones, pide disculpas a Cuenca y actúa de inmediato: no vuelvas a escribir un libro si no sabes...
ResponderEliminarToditos opinan que ese libro no vale. Yo aumentaría que Adriano devuelva los 25 dólares a cada gil que estafó vendiendo esa huevada de libro. Estafadores mentirosos igualitos a Correa, que hasta cara de borrego sanduchero tiene.
ResponderEliminarSolamente el golpista Jarrin es el único que sé fué, aunque debe estar implicado en el hackeo de los votos. Los otr@s vagos sinvergüenzas caraduras corruptos se quedaron para para encubrir y seguir jodiendo.!
ja ja... mejor me río... Alertas... hay un dicho que dice cuando el río suena piedras trae... tantas personas diciendo que el libro del parque Calderón no vale... que no hay unita que diga lo contrario. Y ni Adriano ha podido defenderse que esa doctora Benavides, que ha sido admiradora del historiador Demetrio, le saca la repucta. No seamos sordos... no compremos nunca los libros que escribe Adriano. Ese señor ha sido un estafador de la historia de Cuenca con sus obras. Y yo aurita me desafilio de la página Cuenca Memoria y Testimonio... No quiero contaminarme de las mentiras de Adriano.
ResponderEliminarEle. puchicanas... Lo que me vengo a enterar... Ese libro del parque Calderón ha sido una estafa... Y yo casi compro diciendo que es un buen regalo para mi mami que tanto le gusta la foto de antaño. Je je... gracias al historiador Demetrio, siempre dejando en pepas a los que se inventan nuestra historia... Yaura... y encima este Adriano le ha escrito que nadie le lee pero la doctora Benavides le saca la p.... ... Total.., tanto comentario en esta página... jajaja...
ResponderEliminarQué horror.... Y quién puede sancionar a un irresponsable como Merchán Aguirre por lo que ha hecho... Señor: zapatero a tus zapatos... Vaya usted a otro planeta con ese cuento...
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