sábado, 11 de abril de 2015

NUEVAS INFAMIAS EN RECETARIO CUENCANO


Santa Ana de los Ríos de Cuenca, abril 11 del año del Señor de 2015
Octava Dominica in Albis, AD MMXV

Ing. Marcelo Cabrera Palacios
ALCALDE DE CUENCA

Ing. Juan Fernando Paredes
DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN TURISMO PARA CUENCA
Ciudad.

De mi consideración:

«IN HONOREM VERITATIS CUM CONCHENSIS URBE»



Hállase en circulación el recetario de cocina intitulado «SOPAS Y LOCROS CUENCANOS», que es una recopilación de platos tradicionales de la Fundación Municipal Turismo para Cuenca y, tal como esperábase, varias de las recetas nada tienen que ver con nuestra tradición. Precisamos aquí los crasos errores incurridos, puesto que es menester, Señor Alcalde, tomar medidas para que estas publicaciones no resulten engañosas para la comunidad local.



PARS PRIMA. Algunas de las recetas están mal bautizadas, por lo que nótase que su autora, Marlene Jaramillo de Jarrín, hace estas investigaciones de comida tradicional cuencana sin rigor científico. Ad exemplum, en Cuenca no existe ningún «locro de papas con cuero», pues a este plato conocémoslo como «papas locas» in communitate nostra. Tampoco existe el «locro de chuqui maqui», ya que lo correcto es «cuchi maqui», puesto que así ha sido llamada esta comida inveteradamente en Quichua. Este locro debe hacerse con los huesos de las patas de chancho, por lo que confundir «CUCHI» con «CHUQUI» es algo hilarante pero nada extraño en Jaramillo, que está inventándose la cocina cuencana, pretendiendo pasarnos gato por liebre, como vuélvenos a demostrar en este ridículo recetario de abril. Tampoco existe en nuestra tradición una «sopa de morocho», la cual llámase correctamente «morochillo», mientras Jaramillo consigna una «sopa de arroz» cuando los cuencanos hemos llamado a este plato: «sopa de arroz de Castilla» ab immemorabili.



PARS SECUNDA. En las recetas, la referida doña Jaramillo incluye locros que no son tradicionales en Cuenca, como el «locro de poroto maduro con zapallo» y una llamada «sopa de la abuela». Esto es el colmo, pues los habitantes de la capital de la morlaquía jamás hemos comido estas cosas como recetas típicas de la urbe. Decir que tenemos como plato tradicional a una «sopa de la abuela» es tomarnos el pelo por parte de doña Jaramillo y la Fundación Municipal Turismo para Cuenca, riddendo et semper riddendo. Las abuelas fueron hábiles para la cocina y enseñaron a nuestras madres secretos culinarios transmitidos ad infinitum, de generación en generación. Mas la morlaquía jamás apropióse de un plato supuestamente llamado «sopa de la abuela» como receta tradicional cuencana. En vez de inventarse esta inexistente comida, dentibus albis/con cinismo, Jaramillo olvidóse valiosas recetas netamente cuencanas; exempli gratia/ por ejemplo, la «sopa chaspada» o la «poleada», así llamada por generaciones a la «sopa de harina de Castilla», también conocida in aeternum como «sopa de harina de trigo».

Eliana viuda de Arce

PARS TERTIA. En el recetario existe un texto de la directora municipal de Cultura, en el que nótase una redacción farragosa que vuelve incomprensibles a las ideas de la señora viuda de Arce y que conviene transcribirlas ad peddem litterae: «Pocas cosas representan a la cultura cuencana como la vida en familia y pocos son los momentos que unifican a ésta con la esencia del sabor y el aroma de una buena sopa, el hervor de los vegetales, hortalizas, carnes y especias que se convierten en la fragancia de cada bogar inolvidable desde la niñez hasta el último día cuando recordamos a la gran madre juntar los ingredientes al fuego para convertirlos en sabor, en nuestro sabor». Ad absurdum, Señor Alcalde, el texto de la señora directora de Cultura, lleno de redundancias y errores de precisión sintáctica y semántica, no puede ser más absurdo cuando revolotea en sus ideas volviéndolas abstrusas y cantinflescas sin comunicar nada, mientras confunde «hogar» con «bogar» demostrando que, al parecer, jamás revisa lo que escribe para terminar diciendo que «esta tercera edición recoge preparaciones de sopas y locros, recetas alrededor de la tradición, los secretos y las esencias que a través de la historia han configurado el sabor de nuestra mesa», lo cual es falso, pues la doña Jaramillo invéntase una serie de comidas que no forman parte de la tradición cuencana.



PARS QUARTA. Ni qué decir tiene del texto de Juan Fernando Paredes cuando afirma que «Cuenca es una ciudad donde en cada festividad a efectuarse se destaca por su gastronomía de comidas tradicionales que identifica a los cuencanos y cuencanas», lo cual es grave pues, la verdad sea dicha, Cuenca no tiene festividades todos los meses, ni existe una gastronomía tradicional que puede recopilarse mes por mes como lo están haciendo con esta serie de publicaciones mensuales en donde, debido a que la urbe no tiene comidas tradicionales que prepáranse de manera cotidiana, recúrrese a inventarse, cada 30 días, recetarios con platos inexistentes mientras la redacción de las recetas es causa de ludibrio, tanto como de oprobio, pues los gazapos gramaticales van desde las redundancias y la redacción farragosa hasta las confusiones con las mayúsculas, el mal uso de los enclíticos, las equivocaciones ortográficas, los errores sintácticos y las faltas de precisión semántica, lo cual deja mucho que desear no solo en la directora de Cultura Municipal, que con este proyecto avala más los horrendos fracasos en su gestión de directora cultural, sino en el director de la Fundación Municipal Turismo para Cuenca y la propia doña Jaramillo, que es la autora de estas atrocidades e infamias en contra de la gastronomía cuencana.


PARS QUINTA. Sábese que Jaramillo es una ciudadana natural de Loja, por lo que es lógico que equivóquese en su saber de la gastronomía local, pues resulta demasiado audaz que quien no conoce la cultura cuencana atrévase a escribir de tradiciones de una urbe donde no ha nacido y en la que aunque haya vivido muchos años, al parecer, nunca ha fijádose ni menos asesorádose de las costumbres gastronómicas de la «Atenas del Ecuador», por lo que, ad verecundiam, recurre a las malas artes del engaño para burlarse de los cuencanos con el aval de la Fundación Municipal Turismo para Cuenca, tanto más cuanto que, al final del mentiroso recetario, inclúyense 13 referencias bibliográficas que de ninguna manera fueron consultadas, pues nada tienen que ver con las recetas de sopas y locros cuencanos de esta terribilis et horribilis publicación.



PARS SEXTA. Apreciado señor Alcalde: a usted mismo le hacen decir barbaridades cuando en el escrito introductorio del recetario su autoridad afirma: «La cocina tradicional cuencana es un modelo cultural que comprende y da vida a la lógica relacional andina y a las incorporaciones culinarias que siendo importantes aún no han afectado a nuestra identidad cultural ancestral». Con todo el respeto que le profeso, permítame decirle que a usted lo están haciendo quedar en el ridículo, pues concebir a la cocina tradicional como «un modelo cultural» y hablar de una «lógica relacional andina» dentro de una palabrería fofa es un fachoso dislate y le perjudica a usted haciendo que los lectores pudieren pensar que Cuenca tiene un burgomaestre verborreico, mientras, ad concludendi, respetable Señor Alcalde, terminan haciéndole decir la cosa más cursi que la pimera autoridad de una ciudad patrimonial pudiere manifestar, cuando al finalizar su escrito dice: «Sírvanme un locrito de papas». Por todo esto, es pertinente que se tomen correctivos ante este proyecto que no tiene sustento, pues solo está contribuyendo, en mi personal opinión de crítico y escritor cuencano, para que su imagen aféctese terriblemente como burgomaestre de la ciudad  «Atenas del Ecuador».

Sin nada más por el momento, recibid un cordial saludo y mis sentimientos de especial consideración in nomine Domine, Pontifex pro hominibus constitute.


Diego Demetrio Orellana

In Concha, super flumina Tomebamba, ad initium mensis aprilis, die V, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXV, in sollemnitate Paschalis.

 TRÁMITE MUNICIPAL DE LA DENUNCIA:


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