lunes, 3 de marzo de 2014

EL VECINO: UNA HISTORIA LLENA DE INFAMIAS

Santa Ana de los Ríos de Cuenca, 3 de marzo del año del Señor de 2014
In octava Dominica Quincuagesima

Lcdo. Orlando Pérez
Director de diario «El Telégrafo»
Guayaquil.

De mi consideración:


«RESPECTUM ET REVERENTIA CUM HISTORIA IN CONCHA»
«RESPETO Y REVERENCIA CON LA HISTORIA EN CUENCA» 

Con fecha 23 de febrero, en la sección denonimada Región Sur de diario «El Telégrafo», publícase un reportaje sobre el barrio El Vecino de la ciudad de Cuenca, en el cual se han consignado imperdonables errores en contra de la historia de Cuenca, urbis semper admirabilis, por lo que me permito poner en su conocimiento los graves atentados cometidos, a fin de que se llame la atención a sus responsables y se publique una fe de erratas por respeto a vuestros lectores, que no pueden ser desinformados a causa de una irresponsabilidad investigativa que desprestigia a vuestro matutino.

Comunidad de mercedarios, a quienes nunca se les puede decir oblatos

San Pedro Nolasco, fundador de los mercedarios, 
según el gran artista español, Zurbarán

PARS PRIMA. El reportaje comienza con una aseveración falsa que la transcribimos in scriptis: «En este sector se levantó el primer monumento nacional dedicado a Nuestra Señora de la Merced… También existe el convento de la comunidad de los Padres Oblatos de la Merced de San José». Esta afirmación es equívoca y entraña una lamentable confusión puesto que no existe la comunidad de Padres Oblatos de la Merced de San José. La Orden religiosa que habita en el convento de El Vecino es la Orden de la Merced simplemente, fundada por San Pedro Nolasco y aprobada por la Santa Sede en el año del Señor de 1235. Los miembros de esta comunidad son los padres mercedarios, a quienes nunca podríaselos llamar como oblatos de la Merced de San José.

Iglesia de la Merced de padres oblatos

P. Julio María Matovelle, fundador de los padres oblatos

Puédese inferir entonces que el autor del reportaje, que es el señor Rodrigo Matute Torres, ha confundido, ad absurdum, a la Congregación de Padres Oblatos, fundados por el P. Julio María Matovelle, los cuales habitan en el convento de La Merced, de la calle Borrero y Honorato Vázquez, que nada tienen que ver con la Orden de la Merced de San José de El Vecino y que desde el año del Señor de 1887 ocupan la iglesia y el convento que, en la época colonial, pertenecieron a los padres mercedarios, los cuales salieron de Cuenca en 1887 debido a un rescripto del Santo Padre Pío IX, por el que todas las comunidades religiosas que no contaban con más de ocho frailes debían cerrar sus conventos y salir de la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.


 Cuenta la Historia que, in diebus illis, para esa época los padres mercedarios no tenían personal y por ello abandonaron la urbe y sus posesiones fueron entregadas al P. Julio María Matovelle, para que en ellas se estableciese la Conregación de Oblatos por él creada. En el año 1938, a los 50 años de estar asusentes, los padres mercedarios retornaron a Cuenca por gestión directa de Monseñor Daniel Hermida Ortega, quien una vez que los frailes llegaban de regreso, al no poder entregarles sus antiguas posesiones ocupadas por los padres oblatos, tuvieron que aceptar la iglesia de San José de El Vecino, en donde levantaron el convento de la Orden de la Merced como una réplica del convento máximo de los mercedarios en la capital de la república.

Esta es la historia que, al parecer, el señor Matute desconoce y que le ha hecho confundir para escribir que los mercedarios son oblatos de la Merced, equivocación tamaña del reportaje de un barrio tan tradicional de Cuenca, como es El Vecino.
En El Vecino nunca estuvieron los mercedarios en la época colonial. En la Colonia, en este sector hallábase una capilla llamada de San Cristóbal

ALTERA PARS. Más abajo, en el reportaje, puede leerse otra barbaridad que nos hace columbrar que el periodista confunde la historia de los mercedarios con los oblatos cuando escribe ad peddem litterae: «Fue un 2 de abril de 1712 que se estableció en este sector el Convento de la Merced, teniendo como principal gestor al padre Fray Pablo de Santo Tomás, quien fue el primer comendador, según textos del libro Rostros de los barrios de Cuenca, del periodista Adolfo Parra Moreno. Sin embargo, este convento fue cerrado el 12 de julio de 1887, cuando el sacerdote  Aparicio del Castillo fue vicario provincial, pues se decía que los religiosos tenían inconvenientes en trasladarse hacia el centro de la ciudad, debido a que había caminos peligrosos».

Verdadero sitio en donde los mercedarios estableciéronse en la Colonia

Lo dicho es falso, a maxima ad minima, ya que en el sector de El Vecino nunca estuvo establecido el convento de La Merced, desde el 2 de abril de 1712. En el Libro «Los mercedarios en Cuenca», de autoría del P. Luis Octavio Proaño, OM, se da cuenta que el 12 de mayo de 1712 llegaron a Cuenca los primeros mercedarios, con Fray Pablo de Santo Tomás ala cabeza, pero nunca para establecerse en San José de El Vecino sino en la esquina de las actuales calles Honorato Vázquez y Antonio Borrero, en donde levantaron el convento de La Merced y su iglesia, ahora en poder de los padres oblatos, por lo que la confusión de Matute es gravísima, tanto más cuanto que cita a Adolfo Parra Moreno como una fuente, haciéndonos ver que el libro «Rostros de los Barrios de Cuenca» está mal realizado, pues allí contiénense estos espantosos deslices en contra de la historia de Cuenca.

Por otra parte, el 12 de julio de 1887 no es la fecha en que se cerró el convento de La Merced de Cuenca, que no hallábase en San José de El Vecino, puesto que en el libro Los mercedarios en Cuenca, ya citado ut supra, el historiador de la Orden mercedaria, P. Luis Octavio Proaño, dice exactamente in honorem veritas: «La existencia del rescripto nadie lo sabía en Cuenca hasta el episcopado del Ilmo. Sr. Miguel León, quien sacó a lucir, cuando el P. Aparicio del Castillo, Visitador de la Orden de la Merced, vino a llevar para Quito al único religioso mercedario que quedaba en Cuenca; el obispo Miguel Leóin presentó al Cabildo Catedralicio el rescripto, que le facultaba  la clausura del convento de La Merced, lo que ocurría el 16 de mayo de 1887».

Iglesia de la Merced, cuyo convento ciérrase el 16 de mayo de 1887

En consecuencia, podemos comprobar que el periodista Matute nuevamente invoca un dato falso cuando dice que el convento de la Merced fue cerrado el 12 de junio de 1887, cuando el historiador mercedario, P. Octavio Proaño, OM, señala que fue el 16 de mayo de 1887, mientras el P. Aparicio del Castillo, según Matute es Vicario provincial, cuando es el Visitador de la Orden de la Merced según el P. Proaño, fuente más creíble por cuanto trátase de un religioso historiador de los mercedarios, miembro del Instituto de Estudios Históricos de la Orden de la Merced sede de Roma y Cronista de la Provincia Mercedaria de Quito.

Afirmar que desde El Vecino al centro de Cuenca 
los caminos eran peligrosos para los mercedarios 
que allí nunca vivían es una falacia inadmisible.

Pero lo más grave de esta penosa historia es que Matute afirma que la razón por la que el convento de La Merced fue cerrado en 1887 débese a que «los mercedarios tenían inconvenientes en trasladarse hacia el centro de la ciudad, debido a que había caminos peligrosos», lo cual es una mentira envuelta en un absurdo, ya que ni el convento mercedario del siglo XIX estaba en San José de El Vecino, ni los caminos para llegar al centro de la urbe eran peligrosos para religiosos inexistentes en dicho barrio cuencano, por lo que aquí podemos ver cómo habéis hecho tabla rasa de la historia de esta barriada tradicional de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, con viles inventos que deberían ser rectificados en el Telégrafo por un elemental deber de honestidad intelectual y respeto para con vuestros lectores.

Iglesia de San José de El Vecino

PARS TERTIA. En otra parte del reportaje, quid pro quo, el periodista Matute, por seguir convencido que los padres mercedarios estuvieron en El Vecino en la Colonia, dice otra cosa no relacionada con la verdadera historia del barrio de El Vecino. Lo copiamos ex integro: «El 21 de julio de 1938, cuenta el libro, la curia nuevamente les brindó la posibilidad a los padres mercedarios para que ellos sean quienes administren el barrio San José de El Vecino»

Aquí  tenemos una nueva imprecisión, puesto que la Arquidiócesis de Cuenca recibió nuevamente a los mercedarios en 1938, gracias a las gestiones de Monseñor Daniel Hermida Ortega, obispo in illo tempore, pero no para que vuelvan a San José de El Vecino, en donde nunca estuvieron, sino para que en esta zona crearan una parroquia eclesiástica. Tanto es así que el P. Carlos Vintimilla, OM, a quien Matute ha entrevistado, dice en otro acápite del reportaje: «Como vinimos nosotros, El Vecino se hizo parroquia. Antes tenía una capilla pequeña. Todo  era pequeño, pero importante, porque por aquí se llegaba y se salía a Cuenca».

PARS QUARTA. No obstante, el reportaje tiene un nuevo dato erróneo cuando Matute escribe ad litteram: «Precisamente es en 1946, según Vintimilla, que se levanta el Convento de la Merced al mando del padre Cristóbal Arrobo, secundado luego por su homólogo Pedro Armengol Villafuerte. Por el cuarto centenario de la fundación de Cuenca, el 12 de abril de 1957, se construyó el primer monumento nacional dedicado a Nuestra Señora de la Merced, en el parque Joel Monroy, obra que fue inaugurada el 25 de diciembre de 1960».

Convento de mercedarios en El Vecino

Monumento Nacional a la Virgen de la Merced
inaugurado el 12 de Abril de 1957

Aquí nuevamente existen algunas equivocaciones. En primer lugar, el iniciador del convento de la Merced de San José de El Vecino no es el P. Cristóbal Arrobo sino el P. Alfonso María Argoti, OM. Para evidenciarlo con claridad citamos nuevamente al P. Luis Octavio Proaño, en su libro «Los mercedarios en Cuenca», en donde se dice: «El P. Alfonso María Argoti, OM es el iniciador del monumental convento. Al P. Constantino Bucheli, OM le sucedió en la administración del convento el P. Alfonso Argoti, OM, quien sabedor de la donación de un terreno de la curia y contando con la simpatía de la que gozaba el P. Cristóbal Arroba y del entusiasmo que le caracterizaba, consultó con la autoridad competente sobre la posibilidad de iniciar la edificación del nuevo convento, cuya área era suficiente para desarrollar un proyecto encargando a un profesional levantar los planos. El P. Argoti sabía que el barrio de El Vecino era antiguo y se le ocurrió construir un convento de arquitectura colonial. Viajó a Quito con el arquitecto para que conociera nuestro convento máximo y con el modelo a la vista hizo levantar los planos, en menores dimensiones del convento máximo y presentó al Definitorio Provincial, el mismo que, luego de felicitar al P. Argoti, le autorizó financiar la obra para que inicie la fábrica».

Así entonces, debemos concluir que el P. Alfonso María Argoti es el iniciador del convento de la Orden de la Merced y no el P. Cristóbal  Arrobo, quien en el texto del P. Luis Octavio Proaño fue un colaborador de Argoti y nada más. Por otro lado, el monumento nacional dedicado a Nuestra Señora de la Merced no fue inaugurado en 1960, pues en la misma obra de historia mercedaria en Cuenca a la que nos estamos remitiendo en este análisis se hace constar que dicho monumento inauguróse el 12 de Abril de 1957.



PARS QUINTA. Más abajo, Matute escribe otras imprecisiones: «En 1941, comentó Vintimilla, Miguel Merchán, médico cuencano, viajó hacia Lima, Perú, y se encontró con una estampilla del denominado Cristo Pobre, la que trajo a los padres mercedarios a Cuenca, diciéndoles que sería de suma ayuda para los más necesitados. Dijo que él  dará de comer a los pobres, expresó. Después se logró realizar una escultura  del santo traído de Perú, con la ayuda del decorador Manuel de Jesús Ayabaca. Dicha figura, por iniciativa del padre Angelino Hurtado, se encuentra al lado izquierdo del presbiterio, fabricado con madera y cubierto con  láminas  de oro. Por las fiestas del Cristo Pobre, el Viernes Santo se realiza una procesión por diversas calles del barrio, con cientos de devotos, quienes con plegarias y cánticos veneran a quien considera su salvador».

En primer lugar, no se trata de Miguel Merchán, quien era ingeniero, sino de Nicanor Merchán Bermeo, que era médico. En segundo lugar,  no es un santo traído del Perú sino la efigie de Nuestro Señor Jesucristo en la advocación de Cristo Pobre. En tercer lugar, no es el decorador sino el escultor Manuel de Jesús Ayabaca. En cuarto lugar, los hechos son del año 1941 y no en 1943 y sucedieron de otra forma, pues Matute escribe barbaridades al transcribir las entrevistas que realiza como fuentes de sus penosas investigaciones.

Escuchemos nuevamente, acriter et fideliter, al P. Luis Octavio Proaño, OM, historiador mercedario, en su famoso libro «Los mercedarios en Cuenca»: «Las visitas dominicales que el P. Bucheli le dispensaba al Dr. Nicanor Merchán, cuando los domingos concurría a su domicilio a oficiar la misa, fue el origen para fomentar la devoción del culto a Cristo Pobre. El Dr. Merchán conoció en la ciudad de Lima la imagen de Cristo Pobre y admiró el culto que gozaba en medio del pueblo y pensó que muy bien se podría implantar esta misma devoción en Cuenca y en la iglesia de San José, idea que le comunicó al P. Bucheli. Éste acogió entusiasmadamente la propuesta. El Dr. Merchán sugirió la idea de acudir a la habilidad del escultor Manuel Jesús Ayabaca, que gozaba de gran renombre como escultor por las obras realizadas a lo largo de su vida. Constantino Bucheli. La obra se contrató el 26 de agosto de 1941 por seiscientos sucres».
Iglesia de San José de El Vecino, en una fiesta de Cristo Pobre

PARS SEXTA. Casi al final de este bárbaro reportaje, Matute escribe otra falsedad que la copiamos ex integro: «Por las fiestas del Cristo Pobre, el Viernes Santo se realiza una procesión por diversas calles del barrio, con cientos de devotos, quienes con plegarias y cánticos veneran a quien considera su salvador». Sin embargo, esto es otra cosa errónea, pues la fiesta de Cristo Pobre, en San José de El Vecino, no es el Viernes Santo sino el Domingo de Ramos, in Dominica in Palmis, cuando cada año y por la noche, realízase una procesión multitudinaria por las calles de Cuenca con la taumaturga imagen por la que existe una gran devoción de los habitantes de la capital de la morlaquía a través de los tiempos.

Rodrigo Matute Torres

Es necesario, señor director de El Telégrafo, que se llame la atención al representante que tenéis en Cuenca, el periodista Rodrigo Matute, causante de estos atropellos, mientras vuestro diario debe pedir disculpas a Cuenca por este tipo de reportajes periodísticos que han ofendido a su historia. Las cosas mal investigadas, cuando trátase de asuntos históricos, deben ser reparadas por elemental respeto a vuestros lectores y por honestidad intelectual ante una labor periodística siempre sujeta a imperfecciones. Agradeciéndole por su atención, suscribo de usted, señor director de diario «El Telégrafo», con un cordial saludo y mis sentimientos de especial consideración in nomine Iesu, Pontifex sancte, innocens et impollute.


Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, mensis Martii, die III, currentis Anno Domini MMXIV, in octava Dominica Quincuagesima.

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