El miércoles 24 de marzo del año del Señor de 2010, a las 19:00, teniendo como escenario a la Catedral Vieja de Cuenca o antigua iglesia de «El Sagrario» se llevará a cabo la presentación de un magnífico libro que aborda, in honorem veritas, la historia fotográfica de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
VIAJE A LA MEMORIA
CUENCA: SU HISTORIA FOTOGRÁFICA
Se trata de una obra que seguramente marcará una indeleble impronta en la producción bibliográfica de la capital azuaya, pues representa un enorme esfuerzo editorial y una magnífica contribución intelectual que respeta a la fidelidad histórica hasta el punto de que, en la obra, se han cuidado los detalles más nimios, a fin de que el lector cuente con información precisa sobre destacados hechos de la historia del Ecuador y Cuenca, desde la perspectiva de la fotografía.
A través de las páginas de esta elegante publicación, editada in honorem urbis super flumina Tomebamba, se puede columbrar –de máxima ad minima- la paciente labor investigativa que Felipe Díaz ha realizado a lo largo de su vida, con una pasión que desborda los límites de la pertinente devoción y veneración por la Historia que deben tener este tipo de publicaciones, en las que se inficionan los hechos para resurgir esplendentes con el dato correcto, explorando las fuentes primigenias de la historia gráfica de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, confrontando las hipótesis frente a determinados hechos de la fotografía local y descubriendo cosas inéditas que salen a la luz, Deo gratias, como valiosos aportes al conocimiento de la historia comarcana.
Todos estos hechos hacen que Díaz Heredia pueda hablar, con acrimonia y veracidad, sobre la fotografía cuencana en el contexto de la nación y el mundo, labor que concluye consolidando un estupendo libro de historia fotográfica sobre Cuenca y el Ecuador.
Cerca de 400 fotografías, algunas de ellas inéditas, se publican en la obra, la cual tiene 432 páginas y en la que subyace una amplia bibliografía que avala una acuciosa labor investigativa que resalta y glorifica a la Historia como ciencia, rescatando -con una fidelidad pocas veces vista y una sorprendente precisión- una serie de nuevos datos y anécdotas de la historia de la fotografía en Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
No podemos negar que la ciudad ha sido fotogénica por antonomasia, un sitio de atracción permanente para todos los artistas de la cámara que han pasado por estos lares o para aquellos cuencanos amantes de la fotografía que, con sus imágenes, dejaron un invaluable tesoro documental que habla per se sobre la historia de la capital azuaya.
El libro de Felipe Díaz así nos lo confirma para demostrar que la urbe representa, desde las artes de la imagen, un valioso lugar en donde las fotografías han preservado los múltiples aspectos de su condición patrimonial.
«In facie Concha lucet sapientia/
En el rostro de Cuenca brilla la sabiduría»
La frase precedente tiene una fuerte connotación semántica, en sus significantes y significado, para definir a una urbe que, tanto antaño como hogaño, ha sido siempre fotogénica a los ojos del mundo y cuyo rostro límpido y sereno es el reflejo de la verdad que nos transporta a la sabiduría.
Y es que Cuenca es una ciudad cuyas imágenes subliman a cualquiera de los habitantes de la morlaquía como a todos los ciudadanos que la visitan, pues guardan un secreto que se fundamenta en dos aspectos sustanciales: poseen autenticidad y exhiben, prima facie, esa «lumen veritatis o luz de la verdad» que se contempla prístina y refulgente al observar la sencillez de la fisonomía cuencana, que exorna de belleza a cada una de las fotografías de la capital del Azuay realizadas en diversos instantes, a lo largo del tiempo.
Seguramente por eso, las hermosas imágenes de nuestra urbe publicadas en el libro de Felipe Díaz Heredia corroboran, in spiritus et veritas, aquella paradigmática expresión de Einstein cuando decía que «la sencillez es el signo de la verdad». Y es que la Historia nos confirma que, en efecto, es en las cosas más sencillas en donde hemos de encontrar la verdad que catapulta a la sabiduría y por ello, declaramos que las humildes fotografías de la tercera ciudad de la república, constantes en esta obra, son el mejor testimonio de una urbe sencilla pero mayestática, humilde pero señorial, hermosa sin parangón y humana hasta los límites de la veracidad y la autenticidad.
Por eso, al contemplar este magnífico libro, muy bien podríamos decir: «Concha, ostende faciam tuam/ Cuenca, muéstranos tu rostro». Y es que la belleza de ese rostro singular de nuestra ciudad se debe a que la naturaleza, pródiga de bellezas y gracias con este suelo, obsequió a Santa Ana de los Ríos de Cuenca una especial fisonomía definida por sus bellos tesoros naturales y una sui generis atmósfera, propia del valle en donde se estableció desde siempre, el mismo que nació como asiento de los cañaris, quienes lo bautizaron como «Guapdondelig» o «Llano grande como el cielo».
El libro llega a demostrar entonces, quizás sin proposición previa, que la historia fotográfica de la nación es copiosa y fecunda mientras los artífices de la fotografía son como los reporteros de muchas cosas acontecidas en la «ciudad cargada de alma» y constituyen los providenciales intermediarios para hablar, desde las imágenes, acerca de la belleza natural y la sólida memoria visual de la urbe a la que siempre es admirable contemplar con la «sapientiæ cordis o sabiduría del corazón», que es propia de los espíritus sensibles y de quienes, como cuencanos de alma vida y corazón, amamos con espíritu cívico a esta inmortal ciudad castiza, mil veces conocida como la bella «Cuenca de los Andes».
La obra ha sido realizada cum originalis affectio pro Patria et Deo, con ese admirable espíritu cívico que convierte a los ciudadanos en hombres y mujeres conscientes de su gran responsabilidad para crear un nuevo orden social y que, desde la pluma, sirven a la Patria con esa necesaria fidelidad que la verdad reclama ab aeternum et in saecula saeculorum
Se trata pues, sicut lumen in coelum, de un destacado aporte intelectual para la producción bibliográfica de una ciudad culta, a la que es necesario reivindicar desde las letras, publicando datos precisos, correctamente investigados y seriamente verificados, a fin de que las actuales y futuras generaciones cuenten con referencias de primer orden sobre la historia de la capital de la morlaquía.
Diego Demetrio Orellana
gran artículo, sabes donde se puede conseguir el libro original del Dr. Felipe Diaz Heredia??
ResponderEliminarGracias!
El libro del Dr. Felipe Díaz Heredia está agotado a la presente fecha, estimado amigo. Un saludo cordial.
ResponderEliminarSALUTEM ET BENEDICTIONEM,
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
OCTAVA IV DOMINICA PASCHALIS, AD MMXIV