sábado, 24 de junio de 2023

BLASCO LEÓN PALOMEQUE Y SU DESASTROSA POESÍA SUPER FLUMINA BURGAY

 

In historia mundi o En la historia del mundo, la poesía ha sido un arte que no puédelo ejercitar cualquiera, aún a pesar del dicho popular de nuestra perínclita lengua de Castilla, cuando proclámase que «de músico, poeta y loco todos tenemos un poco». Ergo, es harto difícil hallar buena poesía en Azogues, con ególatras ciudadanos que poetizan a la fuerza, cayendo en las abyectas simas de la ridiculez, la jerigonza y la cursilería, con versos absurdos, nada originales ni auténticos, pueriles y anodinos a fuer de la desgracia de no ser conceptuosos ni elocuentes, tanto como faltos de energía y de concentrada pasión por no poder decir lo que se siente ni sentir lo que se dice in honorem artis.

 

Así, parapetados desde nuestra atalaya de crítica literaria, super flumina Burgay, dígase que, en el mundo cultural azogueño, una poesía bobalicona, ingenua y estúpida de la lira de Blasco León Palomeque provoca hilarantes versos que devienen en cáusticos comentarios y severos juicios de valor literario en redes sociales, donde son objeto de socarronería por carecer de la deliciosa sencillez para describir aspectos que deberíannos dejar absortos si nos dejamos llevar por ese observador espíritu que cataliza con perspicuidad las más sublimes cosas de la vida in veritatis via.

 


Por eso, cuando enfréntase a los versos de Blasco León Palomeque acaso podríase pensar cómo no debe hacerse poesía, pues la ausencia de un claro modo de expresión, carente de diafanidad, hace que las ideas que poetízanse no sean nada concretas, frontales ni directas, junto a la incapacidad para acertar con inteligentes metáforas, lo cual deviene ipso facto en la falencia de no poseer la ARS POETICA con la cual manéjase el estro armónico que juega y revolotea con las palabras a fin de crear belleza desde el mundo de las letras. Así puédese inferir ipso facto en los siguientes versos donde la estupidización es paroxística: «… Soy aliento de la tarde que agoniza… lágrima que cae agitándose en el infinito…/ caminé con estrellas y gitanas… /quebré de insomnios a mis madrugadas…/ conviví con los fantasmas de las soledades…/ cabalgué con los jinetes del apocalipsis/ devorando sueños, desiertos y crepúsculos/ tejiendo con los ojos el velo del destino…».

 


Ante tal calamitoso panorama, nuestra conciencia, que muy bien derecho tiene de mandarnos, oblíganos a emitir un juicio crítico sobre una poesía que mirada desde el prisma de la crítica cultural puédesela analizar como carente de perfección literaria in ciberspatium, diem per diem, et in calamitatis via. Tanto más cuanto que, in historia mundi, los poetas más malos que en el mundo han sido han irrumpido desde los foscos, montaraces y lógregos ambientes de la masonería diabólica, causante de los estropicios más infames y las corruptelas más inicuas que ha vivido la patria en toda su historia.


Por otro lado, la falta de sindéresis entre las ideas escogidas para la inspiración poética convierte a estas creaciones en un compendio de cosas tan simplonas, fatuas, anodinas y pueriles con verdades de Perogrullo que entrelázanse en los versos a la manera en que sólo puédelo hacer un desventurado cantor de lugares comunes, inauditas redundancias e hilarantes cursilerías como cuando cantando a su hija natural exclámase ad absurdum: «Mi niña tiene la magia/ de tocar mi corazón/ de hacerme felíz, felíz/ así sople un ventarrón…/ Me cuenta cuentos de hadas/ de primaveras y estrellas/ de su gatito Orfeo/ y de cómo su abuelita/ le mima con ilusión…/ Yo le amo y beso su frente/ temblando de emoción/ Qué dicha enorme tenerle/ y darle todo mi amor…».

 


Si la musa poética acaso provoca sublimes inspiraciones en el autor, el esperpento literario es de verdadero escalofrío en un fantasioso mundo de insana imaginación poética donde adviértense, de manera obsesiva y galopante, sicalípticas imágenes y atrevidas o insolentes fijaciones que rayan en la maléfica morbosidad, la asquerosa pornografía y la vulgaridad con las que poetízanse ideas tales como: «…Tu boca, tu boca, tu boca…/ tan mía como tuya/ en las noches de luna…/ donde sedientos de lujuria/ entonamos himnos de pasión y erotismo…/tu boca…/ cumbre de embelesos crucificados al mediodía… tu boca… manantial de lujuria en el vórtice de los pecados… sortilegio de las musas que tiemblan entre mis besos.. tibio nido de ilusión y de ventura…».

 


Mas si la musa de la nostalgia ha inficionádose en el estro poético las creaciones literarias no llegan a descollar en tanto existen absurdas metáforas que trasuntan una poesía que ni siquiera por su corte vivencial sálvase de no constituir un aporte literario pletórico de liviandad y ligereza, con notorio desconocimiento de normas de Preceptiva Literaria, al momento de pulsar la lira in via pulchritudinis. Tanto más cuanto que, al parecer, las gafas oscuras ocultan siempre los reales sentimientos de las personas que viven como actores del cínico teatro de la falsía, como ha demostrádose desde la Psicología. Esa falencia de las normas de Preceptiva Literaria es lo que apréciase, a capite ad calcem, en los siguientes versos dedicados a la Madre, in exemplum: «… Hoy te abrazo mamá/ llorando en tu regazo/ que mi llanto rubrique/ este amor que me desborda/ te amo y me haces falta/ no puedo con tu ausencia… para depositar toda esta ternura que te doy… solitarias mis pupilas/ te buscan y te llaman,/ en vano gritan: Madre,/ sabiendo que no vendrás…  asido de tus ojos,/ palpitando entristecido/ entre pétalos caídos/ pesares y crujir de abrojos/ te buscan mis manos/ tanteando entre las sombras».

LA MASONERÍA DIABÓLICA IN MYSTERIUM INIQUITATIS

En ocasiones, la poesía de León Palomeque no es más que un enrevesado ejercicio literario que complica a los lectores para acceder al «gaudium de veritate» o «gozo de buscar la verdad», mientras la ausencia de precisión semántica, la falta de convicciones y la ramplonería que trasmonta la cursilería provocan desastrosos desencuentros lingüísticos que impiden a las creaciones erigirse como verdaderos aportes literarios in communitate nostra. Ad exemplum, leamos algunos extractos de los líricos desafueros que provócannos hilaridad in vita societatis: «Y ahora cómo ascenderé hasta tus brazos/ si olvidaste mi luz en la penumbra/ cómo cruzaré las nostalgias/ si hasta el alma se desmaya en tu silencio/ cómo levantaré la frente/ si aprisionan mis ojos/ el espacio que has dejado/ sin la huella de tu voz…/ Y ahora cómo surcaré los sueños/ si la soledad ha cercenado las alas».

 


«Ab uno disce omnes/ Para muestra basta un botón» enseña el sempiterno dicho de la cultura latina in historia mundi. Por ello, dígase con ataraxia y firmeza que cuando de poetizar trátase no requiérese crear versos con truculentas  expresiones o eufemismos que esconden la veracidad y atropellan la clarividencia, peor aún cuando la simpleza de palabras, la sencillez de los recursos y la ausencia de las normas de la Preceptiva literaria hacen de la poesía de León Palomeque un abstruso lenguaje que incomunícanos, ad summum, cuando introyéctase en inefables profundidades que no puede definir o un cantinflérico lenguaje donde las verdades de Perogrullo constituyen la vía por la que, ad experimentum, vuélvese un hilarante fantoche de versos baladíes, con textos creados sin el quid divinum de los grandes poetas que en el mundo han sido, confrontándonos  con versos que relucen por su falta de veracidad o la forzada manera de fantasear in extremis para caer en el abismo de las ideas absurdas, amén de que muchas evocaciones no son más que un compendio de ideas ajenas forjadas al calor de quien pide prestado el tintero, sin que esta  poesía engólfese a  trascender buscando, más allá de la contemplación, las lindezas de los eternos arcanos de la ARS POETICA que redime, ilusiona y fascina mientras la palabra vivifícase de profundis para revolotear inexorablemente en un juego lexicográfico que encandila, encanta y sublima a los espíritus sensibles capaces de sentir -hasta los límites del paroxismo- la via sensibilitatis o el camino de la sensibilidad. Qué duda cabe que León Palomeque no ha heredado ni un ápice de las excepcionales dotes literarias de sus tíos Germán y Jaime o de su padre Thelmito María León Ramírez, el verdadero cronista vitalicio de Azogues, un convencido combatiente en contra de la masonería diabólica y un amigo fidelísimo super flumina Burgay.

EL PARNASO IN ARTIS VIA ET IN VIA PULCHRITUDINIS

Hay en los conceptuosos versos de los talentosos bardos un profundo espíritu; tanto así que la forma, el ritmo y el sonido prodúcennos la impresión de ser portadores de la verdad al contener una atmósfera fuertemente espiritual. El ritmo cadencioso que imbrícase en el verdadero cantar poético guarda siempre algo de sigiloso y subrepticio mediante la incorporación de elementos subjetivos y sentimentales con un perfecto acento lírico que hace al verdadero bardo un providencial intermediario para hablar, desde la poesía, de las cosas más sublimes de la vida para que la vigilante expresión artística préstenos la máxima facultad expresiva, lo cual no acaece en la poesía azogueña de los actuales tiempos con Blasco León Palomeque in mysterium iniquitatis, sed in calamitatis via et in ciberspatium super flumina Burgay.

Diego Demetrio Orellana

Datum Concha, apud flumina Tomebamba, mensis Iunii, die XXV, reparate salute Anno Dominicae Incarnationis bismillesimus tertio supra vicesimus, octava XIII Dominica per annum.

No hay comentarios:

Publicar un comentario