Santa Ana de los Ríos de Cuenca, octubre 14 del año del
Señor de 2012
In XXVIII Dominica per
annum
Dr. Nicanor Merchán Luco
DIRECTOR DE DIARIO
«EL MERCURIO»
Lcda. Dory Merchán Luco
GERENTE DE DIARIO «EL
MERCURIO»
Dr. Eduardo Sánchez Sánchez
ARTICULISTA DE DIARIO «EL MERCURIO»
Ciudad.
De mi consideración:
Hanc
litteram visusus, respectum cum Historia in Concha et in mundi
Cum animus corrigendi me
dirijo a vosotros para haceros notar graves equivocaciones en el reportaje intitulado
«Comunidad Educativa Borja: sus primeros 75 años», publicado en la página 4B de
la edición de diario «El Mercurio» del día de hoy domingo 14 de octubre y que
son de responsabilidad del Dr. Eduardo Sánchez Sánchez, articulista de vuestro matutino y ex alumno de la XXXII
promoción de bachilleres del colegio «Rafael Borja», institución educativa que
se encuentra celebrando sus BODAS DE DIAMANTE, pues fue fundada el 12 de
octubre del año del Señor de 1937.
PARS PRIMA. Los errores comienzan el momento en que el articulista
habla de la Dolorosa del Colegio «San Gabriel», ícono esencial de la Unidad
Educativa «Borja», y dice in scriptis: «Fueron los jesuitas quienes trajeron a la institución una devoción
profunda por la Dolorosa del San Gabriel, quien en 1906 dejó caer unas lágrimas en frente de un
pequeño grupo de estudiantes que testificaron el hecho
sobrenatural…».
Ad absurdum, esto es una
información equívoca, pues la verdad histórica confirma que la Dolorosa del
Colegio «San Gabriel» nunca dejó caer unas lágrimas en presencia de un pequeño
grupo de estudiantes, como afirma Eduardo Sánchez, sino que el viernes 20 de abril del
año 1906, en una cromolitografía de 52 cm. de largo por 40 de ancho que representa a la Virgen de
los Dolores, se operó un prodigio sobrenatural consistente en que la Santísima
Virgen, Mater Dolorosa, parpadeó por unos minutos ante 36 alumnos del
colegio «San Gabriel», quienes fueron indagados sobre este milagro en un riguroso proceso canónico
de la Arquidiócesis de Quito que, con fecha 31 de mayo de 1906, confirmó que
este suceso fue sobrenatural y desde entonces la imagen del prodigio es conocida urbi et orbi como la «Dolorosa del Colegio».
Ex admirationem,
sorprende que un ex alumno del Borja, como es el Dr. Eduardo Sánchez Sánchez, a
sus 56 años de edad, confunda «parpadear» con «dejar caer unas lágrimas» o no
recuerde en qué consistió el milagro de la Dolorosa del Colegio «San Gabriel»,
hecho que los beneméritos padres jesuitas nos enseñan profundamente a todos
quienes hemos pasado por las aulas del Borja, para que seamos fieles promotores
de esta admirable devoción mariana de los ecuatorianos.
ALTERA PARS. El articulista dice más abajo una expresión contradictoria cuando afirma ad infra: «Cuenca no se convino con la ausencia de la Compañía de Jesús, en tanto se habían producido dos fallidas presencias de los ignacianos, la primera en época colonial, cuando en 1638 hicieron presencia para prestar servicios apostólicos y educacionales. Lastimosamente, la expulsión con Carlos III terminó con la obra iniciada 130 años antes. La segunda presencia tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX (1869) y por poco tiempo, en 1876 se retiraron…».
Al respecto, debemos señalar que
una cosa es fallida cuando queda frustrada y sin efecto, lo cual no es el caso
en este asunto histórico, puesto que los padres jesuitas fundaron un colegio de
la Compañía de Jesús en 1638, en plena época colonial, el cual duró 129 años
hasta el 20 de agosto de 1767, por lo que no fue una presencia fallida de los
ignacianos en la Colonia, como tampoco lo fue su estadía en la capital de la
morlaquía cuando en 1869 regresaron a Cuenca para hacerse cargo del colegio
nacional «San Luis», el cual lo dirigieron por 7 años, hasta 1876, mientras que
al estimado articulista y amigo, Dr. Eduardo Sánchez Sánchez, se le olvidó
consignar, para la mejor comprensión de sus lectores, que en aquel día 20 de
agosto de 1767 todos los jesuitas de la Real Audiencia de Quito fueron
desalojados, ex abrupto, de sus colegios y conventos, en cumplimiento de la
Pragmática Sanción del Rey Carlos III de España, quien los expulsó de las
colonias españolas. Si este dato se hubiere consignado se comprendería mejor lo
que ha pretendido comunicar en su investigación histórica.
PARS TERTIA. En el reportaje de marras se publican varias
fotografías históricas del colegio «Rafael Borja», en cuyos pies de fotos
existen espeluznantes errores en contra de su historia. Ad exemplum, publícase
una foto cuya leyenda dice ad peddem litterae: «Colocación de la primera piedra en Pumapungo, 1947».
Sin embargo, cum vera lux et claritatis,
la fotografía no corresponde a la colocación de la primera piedra del colegio «Borja»
en Pumapungo, por tres razones cardinales:
En primer lugar, al observar
detenidamente la foto vemos que allí aparece, verbi gratia, Monseñor
Manuel de Jesús Serrano Abad, Arzobispo de Cuenca, con todos sus aperos
arzobispales, y a su derecha se halla el P. Darío Espinosa Cordero, sacerdote
del clero diocesano de la capital azuaya.
Mas resulta que, riddendo semper cum gaudium, en 1947, año supuesto de la fotografía, Manuel de Jesús Serrano Abad no era todavía obispo sino canónigo, pues su consagración episcopal ocurrió 7 años después, en 1954, cuando el Santo Padre Pío, por la Divina Providencia Papa XII, lo nombró como obispo auxiliar de la Diócesis de Cuenca, debido a que, in illo tempore, Monseñor Daniel Hermida Ortega, Obispo titular, estaba ya nonagenario y requería un coadjutor. Ergo, solo por este hecho podemos estar seguros que esa fotografía nunca pudo ser tomada en el año de 1947, como afirma Sánchez.
Otro detalle fundamental que
prueba in extremis el craso error de la foto es el hecho de que el P. Darío
Espinosa Cordero no era todavía sacerdote en 1947, año de la foto según
Sánchez, ya que este religioso fue ordenado como presbítero 10 años después, en
1957.
Un tercer detalle que, ipso
facto, confirma más el error de la fotografía tiene que ver con el
edificio que aparece ya levantado detrás de los personajes de la imagen que
comentamos y que corresponde al colegio «Rafael Borja» en Pumapungo, por lo que
habríamos de preguntarnos diciendo: Oh sancta simplicitas, ¿cómo es que
se coloca la primera piedra del colegio «Borja» cuando el edificio ya estaba
construido?
También, observáse que el P. Hernán Andrade Tobar, S.J., quien fue rector del colegio «Rafael Borja» en Pumapungo entre 1962 y 1964, toma la palabra en esta ceremonia, hecho que refuerza más los argumentos que confirman que la fotografía no puede ser del año 1947.
También, observáse que el P. Hernán Andrade Tobar, S.J., quien fue rector del colegio «Rafael Borja» en Pumapungo entre 1962 y 1964, toma la palabra en esta ceremonia, hecho que refuerza más los argumentos que confirman que la fotografía no puede ser del año 1947.
Mas solo la verdad, lumen
de lumine, es la que con su prístina luz nos ilumina el entendimiento y
así hemos de saber que la primera piedra de la tercera sede del colegio
«Borja», en Pumapungo, colocóse el 28 de mayo de 1950 por Monseñor Daniel
Hermida, acompañado por los beneméritos padres jesuitas de aquella época, así como de autoridades locales y los comités
de damas y caballeros presididos por la señora Elvira Crespo de Cordero y el
señor Cornelio Vintimilla, por lo que es evidente que no hubo una buena
investigación para preparar este reportaje.
A la vez, conviene que se sepa, in
honorem veritas, que la foto publicada en diario «El Mercurio» corresponde
mas bien a la colocación de la primera piedra de la capilla del colegio «Rafael
Borja», en el local de Pumapungo, edificación que sí fue fallida, en el pleno sentido de lo que esta palabra significa, puesto que
colocóse la primera piedra y nunca hubo ni segunda ni tercera ad
infinitum, ya que por falta de presupuesto los padres jesuitas
jamás pudieron levantarla y así, post factum, un salón de la segunda
planta de la edificación del colegio fue adaptado para que funcionara como capilla
hasta 1981, año en el que la institución educativa trasladóse a su actual sede,
en Baños.
Pero, según las memorias del Dr. José Vega Delgado, ex alumno de la XXIII promoción de bachilleres, la colocación de la primera piedra de la fallida capilla de Pumapungo ocurrió entre los años 1963 – 1964, siendo éste en todo caso el dato que debió
colocarse en la fotografía que nuestro amigo Eduardo Sánchez ha confundido,
puesto que para esta época Manuel de Jesús Serrano Abad sí era Arzobispo de
Cuenca, mientras que Darío Espinosa Cordero llevaba siete años en el sacerdocio diocesano y el P. Hernán Andrade Tobar, S.J. era el rector del colegio.
Sibi tamen, el hecho es
más grave, puesto que el querido y estimado ex alumno del Borja, Eduardo
Sánchez, no solo confundió el año de la imagen sino el hecho histórico en sí,
al consignar in scriptis el año de 1947, engarbullándose en dos hechos
distantes y diferentes: la colocación de la primera piedra del colegio y la
ceremonia de la primera piedra de la fallida capilla.
Debemos hablar in
veritatis splendor y por ello me cumple deciros que estas imprecisiones
son absurdas o disparatadas y solo enmarañan a los lectores, embrollan a los
testigos vivientes del hecho que se distorsiona y prostituyen a la historia del
colegio jesuita de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, justo en el momento en el
que celebra sus BODAS DE DIAMANTE.
PARS QUARTA. Existe otra fotografía, en la cual se escribió un nuevo desacierto al momento de describirla, el que me permito transcribirlo de verbo ad verbum: «Desfile realizado el 3 de Noviembre de 1961», mas resulta que se trata de un desfile por el centésimo cuadragésimo aniversario de la Independencia de Cuenca, hecho acontecido el 3 de Noviembre de 1960, un año antes de lo que se afirma en ese equívoco pie de foto, evento en el cual el colegio «Borja» destacóse con su banda de guerra, en el rectorado del P. Jorge Chacón, S.J. Cabe decir que dicho desfile fue presenciado por el Dr. José María Velasco Ibarra, en su cuarta presidencia, quien para el 3 de noviembre de 1961, fecha equívoca de la imagen, fue mal recibido en Cuenca, gestora de su caída, pues inmediatamente de las fiestas novembrinas fue derrocado, exactamente el 7 de noviembre de 1961, lo que contribuye más todavía a confirmar el grave error escrito a los pies de esta interesante fotografía.
PARS QUINTA. Una fotografía más contiene otra ligereza cuando se afirma: «Capilla del Seminario San Luis en 1939. Segunda sede». Si la observamos confírmase que de veras es la antigua capilla del Seminario, pero el original de dicha imagen se halla en el Archivo fotográfico del colegio «Rafael Borja», sin ninguna leyenda que señale la fecha en la que esta foto fue tomada ni el acto que en ella se representa, lo que nos hace advertir que, al parecer, sería un grave error que se hayan colocado los años de algunas de las fotografías publicadas en «El Mercurio» a ojo de buen cubero, como dice el dicho popular de nuestra preciosa lengua de Castilla.
Entonces, deberíamos
preguntarnos: ¿cuál es el elemento que comprueba que esa imagen fue tomada en
1939 si ni en los archivos del Borja consta dato alguno al respecto? Allí se
ve a un grupo de estudiantes del Borja, claro está, en un homenaje a la
Dolorosa del Colegio, a cuyas plantas encuéntrase un religioso jesuita, pero no
es posible tener certeza de la fecha de esta imagen, que en todo caso pudiere ser de la década de 1940 y por ello es grave que se afirme taxativamente a 1939 como el correspondiente a la imagen.
Ad effectum videndi, me
permito adjuntar a la presente una copia del reportaje motivo de esta crítica
que solo tiene por objeto defender a la verdad histórica del colegio y prevenir de que
justo cuando se está escribiendo su historia no se la prostituya con datos e
informaciones en los que subyacen una falta de acuciosa investigación y veleidades propias del mundo vertiginoso en el que vivimos, en donde creyendo
que las imágenes hablan más que mil palabras se colocan -al vaivén de frágiles
memorias- datos absurdos, contradictorios y fechas imprecisas que vuélvense
deleznables en el momento en que juiciosamente los lectores críticos observan
la ligereza y la liviandad con las que se escribieron los textos que las
describen.
Conviene, hic et nunc, que nos
preguntemos una vez más acriter et fideliter: ¿Hasta cuándo
se van a continuar publicando deslices en contra de la historia en «El
Mercurio»?
Esperando que la presente tenga
la debida acogida favorable por parte vuestra, suscribo con un cordial saludo y
mis sentimientos de respeto y consideración.
Salutem
dicit in veritas semper fidelis,
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
Datum Concha, apud flumina
Tomebamba, mensis octobris, die XIV, Anno Dominicae Incarnationis MMXII, XXVIII
Dominica per annum
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