Santa Ana de los Ríos de Cuenca, octubre 9 del año del Señor de 2011
In XXVIII Dominica per annum
Dr. Nicanor Merchán Luco
DIRECTOR DE DIARIO «EL MERCURIO»
Lcda. Dory Merchán Luco
GERENTE DE DIARIO «EL MERCURIO»
Ciudad.
De mi consideración:
«VERITAS SIT VISIBILIS/ LA VERDAD DEBE SER VISIBLE»
El día de hoy domingo 9 de octubre del año del Señor de 2011, en la página 8B de diario «El Mercurio», se ha publicado un reportaje intitulado «Catedral, Larrazábal y la apoteosis del vitral», escrito por Ángel Vera Bravo, reportero de vuestra empresa periodística, en el que se confunden importantes hechos de las vidrieras de la Catedral de la Inmaculada Concepción, lo cual es otra ofensa de diario «El Mercurio» en contra de la historia de la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca.
ROSETÓN DEL FRONTIS DE LA CATEDRAL, OBRA DE GUILLERMO LARRAZÁBAL
Me permito, hic et nunc, a través de estas líneas, haceros notar los graves disparates que se han escrito, a fin de que publiquéis una fe de erratas con las debidas explicaciones y disculpas para vuestros lectores, sin que dejéis de llamar la atención al señor Vera por la negligencia mostrada en su trabajo investigativo para escribir datos espantosos que espeluznan a los lectores ilustrados en las cosas históricas de la «Atenas del Ecuador» y del país entero.
SAN AGUSTÍN Y SAN JUAN CRISÓSTOMO, VIDRIERA IMPORTADA DE ALEMANIA
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Ex admirationem, me permito detallar, cum accurata diligentia, las gravísimas equivocaciones encontradas en vuestro reportaje:
- Ab initio, se anuncia que un libro sobre el vitralista vasco Guillermo Larrazábal Arzubide será lanzado por el Ministerio de Cultura y luego el periodista ambienta su investigación con las siguientes palabras: «El maestro Guillermo Larrazábal y su obra han sido objeto de estudio en un libro… y entre lo más representativo de su trabajo se pueden apreciar todos los días, los vitrales de la Catedral Nueva…». Enseguida, Vera pasa a enlistar y describir las vidrieras realizadas por este ilustre maestro, en nuestra Santa Catedral, cometiendo serias equivocaciones al momento de detallar las supuestas obras de este artista. En efecto, Vera inicia enlistando a los vitrales del Hermano Miguel, Santa Ana, la Virgen María y post factum el despistado periodista afirma: «… Dos de los doctores de la Iglesia Católica: San Agustín y San Juan Crisóstomo están representados con gran colorido y después, la Virgen Dolorosa…».
Esto constituye una grave equivocación, pues los vitrales laterales del templo catedralicio de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, que corresponden a San Agustín y San Juan Crisóstomo, Padres de la Iglesia Latina, fueron colocados en el transepto sur y se importaron desde Alemania por el canónigo Manuel María Palacios Bravo, constructor de la catedral, por lo que no pertenecen al egregio artista vasco. Basta mirarlos en todo su esplendor para comparar que las vidrieras que sí pertenecen a Guillermo Larrazábal se caracterizan por ser más estilizadas y manieristas que aquellas que fueron traídas desde Alemania, las cuales guardan cánones compositivos de las antiguas catedrales e iglesias europeas.
MOISÉS Y SAN PEDRO, VIDRIERA IMPORTADA DE ALEMANIA
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1. Pero para vuestra mayor comprensión, transcribo ad peddem litterae, otros graves errores de Ángel Vera: «A continuación, en magníficas obras, apoteosis de policromía, verdaderos poemas en cristal, Moisés, con las tablas de la ley, -con la cabeza radiante por su encuentro con el Señor- y San Pedro, con las llaves del cielo, él con aureola y vestido papal y en lo alto una roseta con el símbolo de la Santa Eucaristía…»
Esto es una barbaridad, pues Moisés y San Pedro corresponden a las vidrieras del transepto norte de nuestra Santa Catedral y ya he indicado ut supra, que los vitrales de los transeptos fueron importados de Alemania, por lo que tampoco corresponden estos otros a Guillermo Larrazábal Arzubide. Moisés, por su parte, en la iconografía de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, no lleva la cabeza radiante por su encuentro con el Señor, sino dos rayos luminosos sobre la testa, señal inequívoca de su condición de Patriarca del pueblo israelita.
Si se analiza en su conjunto, tanto la vidriera del patriarca Moisés como aquella de San Pedro son muy similares, en el estilo, a las de San Juan Crisóstomo y San Agustín y todas juntas nada tienen que ver con la estilización manierista que caracterizaba a Larrazábal y que coadyuvó para imprimir un sello personal a las obras que salían de sus manos.
CORAZÓN DE MARÍA, OBRA DE LARRAZÁBAL
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Existe un detalle histórico más que debo adicionar para demostrar hasta el hastío que los vitrales de los transeptos no son de Larrazábal. Puesto que tuvieron que importarse desde Alemania resultaron más caros para el presupuesto de la construcción de la Catedral de Cuenca in illo tempore; entonces, para poder financiarlos, se recurrió a una solución por la que 3 providenciales benefactores cuencanos decidieron invertir en esta empresa. Como se requerían 4 vidrieras, se dispuso que cada una de ellas vendría desde Alemania con la inscripción del nombre de los donantes. Así entonces, el vitral de Moisés tiene debajo de la imagen del patriarca, la inscripción: «Obsequio del presbítero Dr. Carlos Tinoco»; el de San Pedro, a su vez dice «Obsequio del Presbítero Dn. Miguel Serrano», el de San Agustín, por su parte reza: «Obsequio de doña Elvira Vega de Crespo Toral» y el cuarto, el de San Juan Crisóstomo, fue comprado con las limosnas de los cuencanos; por ello se mandó a que viniera desde Europa con la inscripción: «Obsequio del pueblo de Cuenca», pues el cuarto donante tenía que ser el pueblo católico de esta urbe tan tradicionalmente cristiana, cuyos hijos, los habitantes de la morlaquía, derecho tenían de perpetuarse en semejante vidriera.
Esto que me permito señalar es fácil de leer cuando se observan a estos majestuosos vitrales, hecho que discrimina completamente a aquellos que fueron obra de Larrazábal, resultando imperdonable que el Señor Vera no haya tenido la suficiente alacridad mental como para fijarse en aquello, al momento de escribir tamaño reportaje.
Pero, semper idem, los errores del periodista no se quedan allí. Pues, poco después afirma en tan triste trabajo: «Tras el altar mayor nuevos vitrales y más alegorías completan el conjunto: la ciudad, con su escudo se encomiendan a su protectora, María. No falta el Corazón de Jesús, a quien está consagrado el Ecuador desde tiempos de García Moreno, la Virgen Inmaculada, a quien se consagrara esta Catedral y otra vez, la Azucena de Quito».
Es lamentable que se confundan las cosas hasta el punto de que tras un error viene un yerro más grave, cual avalancha impredecible que atropella a Cuenca, por lo que me veo compelido a precisar que esos vitrales que se encuentran en el ábside de la Catedral de la Inmaculada Concepción, detrás del altar mayor, y que el Señor Vera cree que son de Larrázabal, son vidrieras importadas también desde Europa. Basta fijarse en el estilo y cualesquier observador toma conciencia, ipso facto, que esos hermosos conjuntos de vidrieras no pertenecen a Guillermo Larrazábal.
ALEGORÍA DE SANTA MARIANA DE JESÚS, VITRAL DE LARRAZÁBAL
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Praeter opinionem, estas afirmaciones reflejan una absoluta falta de circunspección para investigar y publicar este compendio de ofensas a la historia de Santa Ana de los Ríos de Cuenca haciendo que diario «El Mercurio» siga siendo un medio en donde se escriben temeridades y atrocidades dignas de contumelia en contra de la urbe, por lo que deberíais, de veras, con mano firme, poner fin a estos atropellos que sólo desprestigian las buenas intenciones que seguramente habréis de tener, como dueños del diario, para servir a Cuenca y buscar su prestigio intelectual desde este medio de comunicación fundado por la familia Sarmiento Abad, quienes sí cuidaban mejor que vosotros el prestigio de diario «El Mercurio» in illo tempore.
¿Será que el libro que se anuncia por parte del Ministerio de Cultura contiene asimismo vergonzosas ignominias en contra de la historia de Cuenca? Se sabe que el autor de esta obra es José Carlos Arias, un español avecindado en Cuenca que ya ha cometido serios errores en otros libros de su autoría ¿Si fue capaz de escribir barbaridades para atentar en contra de nuestra historia, no habría sido mejor que un propio cuencano hubiese cogido la pluma para escribir sobre las vidrieras de la Catedral de la Inmaculada Concepción y Larrazábal?
Ex informata conscientia, estaré a la expectativa por conseguir un ejemplar de esa obra y comentarla. Mientras tanto, espero que sabréis acoger mis observaciones y mi altivo reclamo realizado cum animus corrigendi, en defensa de nuestra historia y la buena fama cultural de Cuenca, la capital de la morlaquía, urbe a la que debemos servir desde la pluma in honorem veritas semper fidelis, por lo que suscribo con un cordial saludo in Iesu, Sacerdos semper vivens ad interpellandum pro nobis et semper adversas invencibilis ignorantia in culturalis aspectibus.
Diego Demetrio Orellana
Datum Concha, super flumina Tomebamba, mensis octobris, die nonus, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXI, in XXVIII Dominica per annum.
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