Luis Gerardo Cabrera, ofm
Marco Pérez Caicedo
In Sancta Mater Ecclesia,
desde el año 2010 la Policía Nacional es la institución que más sacrilegios ha
cometido en contra del Niño Viajero, in Nativitate Domini, super flumina
Tomebamba, bajo la auspiciosa liviandad y la oprobiosa lenidad con las que los dos últimos arzobispos han gobernado a la Arquidiócesis de Cuenca: Luis
Gerardo Cabrera, ofm y Marco Pérez Caicedo.
HORRIPILANTE DISFRAZ DE CHAPA PARA EL NIÑO VIAJERO
IN ANNO SALUTIS NOSTRAE 2019
Quod erat demonstrandum, la sagrada imagen del Niño Viajero ha convertídose durante los últimos años en un verdadero monigote de año viejo al que la Policía Nacional disfrázalo de infamante chapa con un absoluto irrespeto que raya en el sacrilegio in nostra communitate.
Anima nostra meminisce horret/ Nuestra alma horrorízase al recordarlo: El Niño Viajero, con el ridículo disfraz de chapa represor, parece un muñeco sicodélico y no la sacrosanta imagen que siempre ha sido in perpetuum. El sacrilegio es elevado in sacris a los altares de la propia catedral de la Inmaculada Concepción y así es como luce el Niño Viajero disfrazado justamente de infamante chapa por obra y gracia del coronel Mario Castro, comandante general de la Policía del Azuay.
Ab irato, justamente este fachoso coronel Mario Castro, comandante general de la Policía del Azuay, jáctase del sacrilegio cometido diciendo ad verecundiam en El Mercurio: «...y lo que hago es algo grande». Y todo esto con la blandengue permisividad de las monjas carmelitas descalzas del monasterio del Carmen de la Asunción y la bendición del paniaguado arzobispo de Cuenca Marco Pérez Caicedo in nostra Sancta Mater Ecclesia.
Anima nostra meminisce horret/ Nuestra alma horrorízase al recordarlo: El Niño Viajero, con el ridículo disfraz de chapa represor, parece un muñeco sicodélico y no la sacrosanta imagen que siempre ha sido in perpetuum. El sacrilegio es elevado in sacris a los altares de la propia catedral de la Inmaculada Concepción y así es como luce el Niño Viajero disfrazado justamente de infamante chapa por obra y gracia del coronel Mario Castro, comandante general de la Policía del Azuay.
Ab irato, justamente este fachoso coronel Mario Castro, comandante general de la Policía del Azuay, jáctase del sacrilegio cometido diciendo ad verecundiam en El Mercurio: «...y lo que hago es algo grande». Y todo esto con la blandengue permisividad de las monjas carmelitas descalzas del monasterio del Carmen de la Asunción y la bendición del paniaguado arzobispo de Cuenca Marco Pérez Caicedo in nostra Sancta Mater Ecclesia.
El pasado año el Niño Viajero fue incluso motivo de una trifulca
por parte de Jefferson Pérez Quezada y Marcelo Cabrera Palacios, quienes
protagonizaron un combate pugilista por «amarcar» al Divino Infante creyendo que
con ello obtendrían millares de votos para ser electos alcaldes (UN PUGILATO INFAME EN EL PASE DEL NIÑO VIAJERO). Los
sacrilegios son aupados por los paniaguados arzobispos que han gobernado a
Cuenca en la última década, lo cual es digno de espanto in Sancta Mater Ecclesia.
La periodista Brígida San Martín,
siempre desinformada de temas culturales in urbe nostra, cuenta en diario «El
Mercurio», edición del domingo 22 de diciembre del año 2019, la cronología de
las payasadas a las que ha sometídose la sacra imagen del Divino Infante en
Cuenca. Copiámosla ex integro in honorem veritatis: «Desde el 2010 la Policía Nacional es prioste vitalicio del Niño
Viajero. Las religiosas del Carmen de la Asunción los designaron a ellos y a
las Fuerzas Armadas para que se mantengan como priostes perpetuos (un prioste
es un principal o mayordomo de una cofradía o hermanada) de esta tradicional
celebración religiosa-navideña que tiene décadas en la ciudad. Dentro de la
Policía Nacional, el Niño Viajero tiene el grado de “Generalísimo” y como tal
recibe los honores correspondientes. El
grado de generalísimo fue dado mediante acuerdo del Consejo de Generales de la
Policía Nacional. Lo mismo ocurre con su madre la Virgen del Cisne, patrona del
organismo policial».
Oh Sancta Simplicitas omnes
clamamus in via claritatis: Una cosa es que háyasele nombrado a la
Policía Nacional como prioste vitalicio del Niño Viajero pero otra, muy
diferente, es que a causa de tal priostazgo la institución policial sea la
máxima organización que realiza sacrilegios para el Niño Viajero, diem
per diem et contra dignitatis in honorem Nativitatis Christi.
La periodista San Martín continúa
con su cantinflesco relato cuando dice ad peddem litterae: «Los contactos con Quito son prioritarios,
empiezan cuatro o cinco meses atrás con Leonardo Chauca, sastre artesano que
diseña y confecciona los uniformes policiales, él se encarga de hacer el
vestuario del “Viajero”. El Niño tiene cuatro uniformes diferentes. Se ha
vestido de blanco de gala, de aceituna, de caqui, y ahora de azul, un traje de
gran significación para el organismo, porque sus servidores se visten de ese
color tan solo el dos de marzo, día de aniversario de profesionalización de la
Policía. En un porta-ternos pequeño, Haro lleva el traje compuesto con todas
las insignias de “General Superior” y constan de: gorra azul con una faja negra
de terciopelo, bordes plomos, escudo de armas del Ecuador; cordones tejidos con
hilo de gusanillo de oro y tres carrileras. La gorra se combina con una
chaqueta azul de botones dorados; un cinturón denominado cinto tricolor con el
Escudo de la Policía, túnica negra bordada con hilos dorados, el bordado es
tarea de las religiosas del Carmen del Asunción. La túnica se adorna con
insignias como: cuatro estrellas que denotan el máximo grado institucional; las
palas dos laureles de general y un bastón de mando propio de los generales.
Éste último es nuevo, se lo verá por primera vez y está hecho en materiales que
resaltan la belleza y pureza de la sagrada imagen. Los elementos dorados son
obra de Yépez, joyero quiteño especializado en Alemania en la elaboración de
bastones de mando de los generales de la República». Quienquiera que leyese
esta descripción habrá de inferir a qué niveles paroxísticos ha llegado la
Policía en su afán de ejercer un priostazgo con el que oféndese al Niño Viajero
en cada Navidad desde hace 9 años. Absit, ábsit et solus ábsit omnes loquamus in respectum pro Christus,
Dominus ac Redemptor.
Riddendo et solus riddendo, la gorra que usará este año el Divino
Infante en su tradicional Pase del Niño Viajero no puede ser más causa de
ignominia cuando la periodista San Martín descríbela a calvo ad calvum en su
disparatada investigación periodística: «Gorra azul con faja negra de terciopelo, bordes plomos, escudo de
armas, cordones tejidos con hilo de gusanillo de oro y tres carrileras».
Ad concludendi, por otro
lado, las palabras del actual Comandante General de la Policía del Azuay, coronel Mario Castro, no pueden ser más cantinflescas e hilarantes como para
reír a carcajada batiente in solemnitate Nativitatis Domini: «Siempre he querido ser comandante de la
Policía para estar en la Pasada del Niño Viajero y como tal se está cumpliendo
mi deseo y lo que hago es algo grande».
Ad verecundiam, lo más infamante de este oprobioso priostazgo vitalicio de la Policía Nacional es el mal gusto para preparar el carro alegórico del Divino Niño con los colores institucionales en un camión de las Fuerzas Armadas, lo cual contradice a las expresiones de Mario Castro, el fachoso comandante general de la Policía del Azuay, cuando dice dentibus albis: «...y lo que hago es algo grande».
Las contradicciones en las expresiones del coronel Mario Castro cuando dice: «...y lo que hago es algo grande» devélanse dignas de estupidez cuando, quid pro quo, lo que vemos es un pequeño vehículo policial que ha sido arreglado tristemente para llevar al Niño Viajero, por el cual dícese, no obstante, que hácese algo magnificente. Tamaña tomadura de pelo a los cuencanos no puédese aceptar en una autoridad policial inficionada de estulticia y desfachatez ad summum.
Pero la estulticia y la desfachatez del coronel Mario Castro, al parecer, llévanlo a perder todo resquicio que aún quédale de cordura cuando para justificar su condición de prioste mayor del Niño Viajero, in anno salutis nostrae 2019, ha disfrazádose él mismo de mayoral, in corpore presente, en la pasada del Niño Viajero en donde justamente la Policía Nacional ha consumado in extremis el más grande sacrilegio que háyase cometido en contra de la sacrosanta imagen in historia nostra.
Enseguida acota la periodista San
Martín: «…dice Mario Castro, el Coronel de Policía de Estado Mayor, Comandante
de la Sub zona Azuay Número Uno. Y es que para el tributo al Niño Viajero la
Policía en el Azuay ha solicitado la presencia de la Policía Montada. Esta es
la primera vez que esta rama de la entidad llegará a Cuenca. La Policía Montada
es la banda cuyos músicos interpretan los instrumentos de vientos y percusión
mientras montan en un caballo. Son 12 instrumentistas que interpretan música
sacra, villancicos tradicionales, himnos para el Niño. La Banda llega con 48
horas de antelación al Pase, es rigor en ellos ensayar el repertorio».
Ad verecundiam, lo más infamante de este oprobioso priostazgo vitalicio de la Policía Nacional es el mal gusto para preparar el carro alegórico del Divino Niño con los colores institucionales en un camión de las Fuerzas Armadas, lo cual contradice a las expresiones de Mario Castro, el fachoso comandante general de la Policía del Azuay, cuando dice dentibus albis: «...y lo que hago es algo grande».
Las contradicciones en las expresiones del coronel Mario Castro cuando dice: «...y lo que hago es algo grande» devélanse dignas de estupidez cuando, quid pro quo, lo que vemos es un pequeño vehículo policial que ha sido arreglado tristemente para llevar al Niño Viajero, por el cual dícese, no obstante, que hácese algo magnificente. Tamaña tomadura de pelo a los cuencanos no puédese aceptar en una autoridad policial inficionada de estulticia y desfachatez ad summum.
Pero la estulticia y la desfachatez del coronel Mario Castro, al parecer, llévanlo a perder todo resquicio que aún quédale de cordura cuando para justificar su condición de prioste mayor del Niño Viajero, in anno salutis nostrae 2019, ha disfrazádose él mismo de mayoral, in corpore presente, en la pasada del Niño Viajero en donde justamente la Policía Nacional ha consumado in extremis el más grande sacrilegio que háyase cometido en contra de la sacrosanta imagen in historia nostra.
Mas para la urbe, ad infinitum, es de veras infamante a los límites máximos que el paroxismo alcanza contemplar el camión de las Fuerzas Armadas arreglado como carro alegórico para la Pasada del Niño Viajero 2019, el cual nada de grandioso y magnificente tiene, cercado de vallas con el oprobioso sello de la represión policial en el que léese: «Ministerio del Interior» en remembranza de las vesánicas acciones criminales con las que la institución policial hizo gala en el pasado paro octubrino que dejó un saldo de 10 muertos y miles de heridos in via libertatis. Así las cosas, el vitalicio priostazgo de la Policía Nacional para la Pasada del Niño Viajero es causa de reluctancia, displicencia y repugnancia ad nauseam et contra Nativitatis Christi in nostra communitate.
Atrabiliarios policías con disfraces de bolcheviques rusos son los guardianes del Niño Viajero en su famosa pasada del 24 de diciembre, mientras las fuerzas represivas ubícanse como escoltas de un autocrático gobernante y nunca del niño bendito, Dominus ac Redemptor Noster, en los méritos de su sacrosanta infancia.
Ad cautelam christifidelis laicis
in conchense urbe: No podemos hacer que el Pase del Niño vuélvase un
espectáculo teatral y escénico más que un rito de alabanza al Señor, en su
misterio salvífico, al socaire de las disposiciones expresas de la Silla
Apostólica y el magisterio pontificio para preservar la sacralidad de los ritos
frente a cualquier innovación que afecte a su esencia de profundis. Qué duda
cabe que el Pase del Niño Viajero -desde que la Policía Nacional ejerce un
cuestionado priostazgo vitalicio- es anual oportunidad para mirar a la sagrada imagen
del Divino Niño como un triste monigote de año viejo que desfila por las calles
de la urbe listo para que los sacrilegios más infames cométanse contra
Christi et adversum dignitatis in urbe nostra, super flumina Tomebamba.
Traditio semper traditio in Sancta Romana Ecclesia.
Diego Demetrio Orellana
Datum Conchae, apud flumina
Tomebamba, mensis decembris, die XXIII, reparata salute Anno Dominicae
Incarnationis MMXIX, IV Dominica Adventus.
OPINIONES CIUDADANAS
OPINIONES CIUDADANAS
- ESTIMADOS: ESTE MEDIO NO ES OFICIAL PÁGINA DE LA COMANDANCIA. PUEDE DIRECTAMENTE HACER LLEGAR ALLÁ, ESTA ES LA PÁGINA DE LA UPC COMUNITARIA. O PUEDE VISITAR POR CUALQUIER DUDA A LA COMANDANCIA DE LA POLICIA DEL AZUAY… CADA PERSONA QUIERE LO QUE QUIERE CREER, PERO SI LO HACEN CON VERDADERA FE Y ESPERANZA, O DE LO CONTRARIO SOLO DIOS ES EL VERDADERO JUEZ. PERO TAMBIÉN ESTÁ BIEN QUE CADA HUMANO NOS AYUDEMOS A SACAR CONCLUSIONES Y DIFERENCIAS, CALIFICARLAS O VER QUÉ LADO ESTÁ BIEN O MAL. GRACIAS POR EL BLOG LEÍ UN POCO.
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22 dic. a las 22:35
¡Qué desastre!
Saludos, Jorge
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Qué horror... Y lo peor es que uno se da cuenta de estas cosas.Gracias a Demetrio por aclarar un aspecto importante del Pase del Niño.
ResponderEliminarLo triste de una realidad como la que denuncia es que la devoción desaparece y ya no se hace nada en lo católico por fe sino por novelería... Y el Pase del Niño se despersonaliza. Cuándo volveremos a ver al Niño Viajero con sus bacanas túnicas en vez de verle vestido de chapa con todo el desprestigio y la corrupción de la policía ecuatoriana? Felicidades, estimado escritor Demetrio, por ser la luz de los que no tenemos la luz... Dios se lo pague.
ResponderEliminarEs inconcebible que en un Estado Laico, como es Ecuador, una de sus instituciones públicas, en clarísima violación del precepto constitucional que así lo determina, se haya permitido formar parte de actos de un culto religioso. Con igual actitud otros Generales pueden sumarse a las líneas de uno u otro partido político o de otras religiones. Censurable actitud.
ResponderEliminarMarco Carrión C.
Total acuerdo con el Dr. Marco Carrión Calderón al censurar a la Policía por participar en un acto religioso cuando el Ecuador es laico. Monjas del Carmen: corrijan esto, nombren priostes civiles y gente devota nunca a un cuerpo policial o militarista.
ResponderEliminarQué asco hacer de priostes con estos chapas represores que de ley querrán salvar sus culpas con el Niño Viajero haciendo estos papelones en la pasada del Niño. Apoyo al Doctor Marco Carrión Calderón por su sesudo comentario. La Policía Nacional no debe inmiscuirse en actos religiosos siendo el Ecuador un estado LAICO.
ResponderEliminar¿y los arzobispos permiten todo esto? sinvergüenzas: ¿cuánto dinero les darán los chapas de limosnas? eso es lo único que les importa a los curas, la plata y la plata... La fe les vale un bledo.
ResponderEliminarSolamente la sapiencia, preparación, formación moral de Diego Orellana, hace que el resto nos demos cuenta de todas las infamias y oprobios morales, que miserables seres humanos cometen todos los días de su vida, en nombre de la política, de las leguleyadas, de los cargos, de las representaciones y no son más que una purria de facinerosos.
ResponderEliminarPor otra parte; que clarísima y gran verdad es la que habla el Abogado Diego Delagado, comparto dicha opinión en su totalidad y completo el esquema diciendo; militares y policías son felones, esbirros purria de delincuentes disfrazados con uniforme que les costea el Pueblo, al que lo asaltan y esquilman en las mil y una formas. Estos últimos más ignorantes, abusivos, atrevidos, ordinarios, porque son reclutados de la bazofia humana, sin principios, sin conciencia, sin educación, sin cerebro, son jefes de bandas criminales especializadas, están metidos en todos los delitos; hurto, atraco, asalto, vagos, sin sentido de lo que es ser hombre de bien, mujeriegos con hijos bastardos regados por todas partes, a los cuales los abandonan a su suerte, violentos, maltratadores de las mujeres que consiguen por diversión.
Cómo es posible que estas monjitas o quién sea peor si es el obispo, permitan un acto de blasfemia de tal naturaleza, disfrazar al Niño Jesús, para parecerlo a estos facinerosos, enemigos encarnizados del pueblo del cual medran su salario, directa o indirectamente. Al obispo que lo disfracen de policía, quedaría muy bien. Por eso la fe religiosa está en decadencia, porque estos ciudadanos son los sepultureros de la fe católica, también cubren y defienden sus intereses, aún en contra del pueblo que los mantiene. Que asco, que ironía, que desverguenza de estos miserables y asquerosos politiqueros
Un estado laico tiene que ser laico. Policía Nacional: fuera de estos priostazgos. A reformar su cuerpo putrefacto sin beaterías que causan asco.
ResponderEliminarSeñor obispo Pérez Caicedo: exigimos que declare cuánta plata le dieron estos chapas corruptos a cambio del sacrilegio que denuncia este valiente historiador y crítico. Usted es un obispo que se vende por la plata... Asqueroso mono dauleño que debe renunciar al obispado de Cuenca. Esta ciudad no te merece Pèrez Caicedo.
ResponderEliminarEse chapa Mario Castro se cree el papacito de la policía en Cuenca. Bienhechito que le han sacado la pucta. Yo, Rodrigo Malla, cliente de Café Austria, le digo al chapa que vestir de chapa al niño viajero sí es irrespetar a una imagen y ofender a los cuencanos.
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