Al fondo, vista del histórico ficus del Parque « Abdón Calderón»
que se vino al suelo el 7 de enero del año del Señor de 2012
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Su caída deja un notable vacío en ese lugar tan particular del parque central de Cuenca y, seguramente, es ahora, cuando el árbol ya no está, que muchos incautos ciudadanos empezarán a justipreciar su valiosa presencia in Concha et in mundi.
La forma redonda del Ficus y su espeso follaje, así como su brillante color verde son las características más relevantes de esta hermosa especie de árbol que adorna, ab aeterno, muchas plazas, parques y calles de Cuenca.
El trino de los pájaros en el fico, semper admirabilis, tanto al amanecer como al atardecer, es una de las delicias de la naturaleza que puede apreciar un cuencano o turista que tenga la suerte de estar cerca de una de estas especies en la capital de la morlaquía.
Foto: Ángel Mendoza
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Su nombre científico es Ficus spp y pertenece a la familia Moraceae. Existen alrededor de 700 especies y algunas de ellas son sólo arbustivas. Requiere de un ambiente bastante soleado para su mejor desarrollo. Es un árbol tropical, exótico, de rápido crecimiento, que atrae por sus hojas perennes, lampiñas y pecioladas, las cuales impactan por su color verde oscuro brillante.
Se ha vuelto muy típico de la ciudad pues ha sido testigo de la historia de Cuenca, en las últimas décadas en las que su reproducción ha sido abundante, mientras ha contribuido junto con muchas otras especies para embellecer a Cuenca, in honorem urbis semper fidelis, mientras fomentan que las aves se acerquen con sus trinos en los diversos parques, jardines y avenidas de nuestra ciudad patrimonial.
El ficus yace con sus ramas al suelo,
mientras trabajadores de EMAC limpian el sitio. Foto: Ángel Mendoza
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Pero el fico es también un árbol anecdótico. Otro de los mejores ejemplares estuvo plantado frente a las puertas de la Catedral de la Inmaculada y un día que no soportó su propio peso cayó al suelo ex abrupto. Fue a fines de 1984 y Cuenca se preparaba para recibir en enero del año del Señor de 1985 al Santo Padre, Juan Pablo II. Como el impacto de la caída del fico fue estrepitoso y la imaginación novelera de los cuencanos fue también llevada al paroxismo -el día que el fico colapsó- circulaba un rumor ciudadano en la gente que gusta de la ligereza para decir que «se iban a derribar todos los árboles del Parque Calderón para recibir al Santo Padre». Cosas de los habitantes de la morlaquía, apegados siempre a la novelería y la liviandad para emitir criterios urbi et orbi.
Mas, otro ficus fue reemplazado en el mismo sitio y hoy tiene ya 27 años de edad y se yergue erecto, al frente de la Catedral de la Inmaculada Concepción. In illo tempore, era la época de la primera alcaldía de Xavier Muñoz Chávez, quien recuerda siempre el hecho con entusiasmo y nostalgia.
Otro ficus que se encontraba en la esquina de las calles Luis Cordero y Simón Bolívar, frente al edificio de la Gobernación del Azuay cayó en enero de 1999, hace 13 años, pero, mutatis mutandis, en su lugar se reemplazó un quishuar que jamás ha logrado suplantar tan hermosa presencia. Muchos ciudadanos podrían decir que aún extrañan, in corpore presente, su singular silueta en esa esquina que colinda también con la llamada casa Ordóñez y que representa otro rincón especialísimo de la morlaquía.
Hoy, en vísperas del domingo de Epifanía del año del Señor de 2012 cayó el tercer ficus histórico del parque central de Cuenca y esperemos que la EMAC logre reemplazarlo con algún otro ejemplar de la misma especie, pues, la verdad sea dicha, los ficus han sido ya paradigmáticos árboles de las esquinas del parque Calderón y se han vuelto testigos infaltables de la historia de la capital azuaya, en cada uno de los rincones de tan especial sitio que congrega a los cuencanos y visitantes foráneos que llegan a la urbe diem per diem et in saecula saeculorum…
DIEGO DEMETRIO ORELLANA
IN CONCHA, APUD FLUMINA TOMEBAMBA, IN VESPERAS DOMINICA EPIPHANIA, AD MMXII
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