miércoles, 27 de julio de 2022

UNA VIEJA ESCULTURA PATRIMONIAL DE SAN IGNACIO Y EL AÑO IGNACIANO EN CUENCA



In historia Societatis Iesu o en la historia de la Compañía de Jesús dícese que el 20 de mayo del año del Señor de 1521 San Ignacio de Loyola sufrió una mortífera herida de bala de cañón, al defender a Pamplona, su tierra natalicia. Al cumplirse el V CENTENARIO de esta peripecia, el 20 de mayo del año pasado 2021, la Compañía de Jesús inició en todo el mundo la celebración de un AÑO IGNACIANO, el cual concluye este próximo DOMINGO 31 DE JULIO, en la festividad del benemérito santo fundador de los jesuitas. La jornada anual ha servido como propicia oportunidad para vivir la experiencia transformadora de vida cristiana de Ignacio, a partir de su crucial herida, puesto que en su larga convalecencia operó su conversión cristiana que habríalo de llevar no solo a fundar una de las principales órdenes religiosas de la Iglesia Católica sino a legar el magisterio de los EJERCICIOS ESPIRITUALES, los cuales constituyen el mejor de sus aportes ab intra Ecclesiae como una propuesta que nos concede un «MODO Y ORDEN DE MEDITAR Y ORAR» a fin de «encontrar» y «hacer» la voluntad de Dios.



Ergo, este proceso de conversión hizo de Ignacio de Loyola un ser de profundo servicio buscando siempre la mayor gloria del Creador. Por ello, su epónimo lema es la divisa esencial de la Compañía de Jesús, que basa su accionar apostólico en la sempiterna enseña: «OMNIA AD MAIOREM DEI GLORIAM/ TODO A LA MAYOR GLORIA DE DIOS».

Así, Ignacio comenzó a ver todas las cosas nuevas en Cristo, dicen sus biógrafos, por lo que el AÑO IGNACIANO ha permitido que diariamente recuérdese su experiencia transformadora para hacer de todo momento una ocasión que permítanos vivir una nueva conversión interior por la que descúbrese un renovado impulso que engólfanos hacia nuevos caminos para servir a los demás, a semejanza de Ignacio, quien constantemente insistía, in Exercitia Spiritualia, en «PEDIR CONOCIMIENTO INTERNO DE TANTO BIEN RECIBIDO, PARA QUE YO, ENTERAMENTE RECONOCIENDO, PUEDA EN TODO AMAR Y SERVIR A SU DIVINA MAJESTAD».

Iglesia del Santo Cenáculo en Cuenca del Ecuador

Al concluir el AÑO IGNACIANO en Santa Ana de los Ríos de Cuenca, el padre Pedro Soto Delgado, párroco del Santo Cenáculo, con una fuerte inclinación por la espiritualidad jesuita, ha colocado en el antiguo templo jesuítico de la capital de la morlaquía la vieja estatua de San Ignacio de Loyola que los padres jesuitas dejáranla en tal iglesia cuando en 1987 concluyera su administración por el rompimiento de un comodato que la curia de Cuenca tenía firmado con la Compañía de Jesús.

La estatua es mayestática y resulta maravilloso volverla a contemplar después de tres décadas. En ella, San Ignacio, en postura ascética, mira al cielo in excelsis, mientras en sus manos sostiene el libro de los EJERCICIOS ESPIRITUALES, que constituye su herencia para la Santa Madre Iglesia, en tanto con el diestro dedo señala el lema apostólico de la Compañía de Jesús: «AD MAIOREM DEI GLORIAM/ A LA MAYOR GLORIA DE DIOS».

Este lema justamente aparece en letras capitales de hiperbólico tamaño, las cuales confróntanse en la hoja contrapuesta del libro con el trigrama de Cristo o anagrama de la Compañía de Jesús: «IHS» que son las siglas latinas que equivalen a «IESUS HOMINUM SALVATOR» O «JESÚS SALVADOR DE LOS HOMBRES» en nuestra perínclita lengua de Castilla. 

Escultura de San Ignacio de Loyola 
en la iglesia del Santo Cenáculo
Padre Luis Chacón, SJ (de espaldas) y P. Rolando Calle, SJ, 
jesuitas del Borja en Cuenca

La escultura contémplase averiada, por el paso de los años, y el entusiasmo por precautelarla hizo que el padre Soto pidiera a la Unidad Educativa Particular Borja una donación de 1.500 dólares, que es el costo de su restauración. Sin embargo, praeter opinionem/ contra toda expectativa, los jesuitas del Borja, Rolando Calle y Luis Chacón, en vez de acoger la singular petición intentaron mas bien que el arzobispo de Cuenca, Marcos Pérez Caicedo, ordenara la donación de la estatua al colegio Borja en donde justificaban que sería mejor venerada, propuesta que, por efecto rocambolesco, ha sido rechazada por el consejo de pastoral de la parroquia del Santo Cenáculo, cuyos miembros consideran que si tal imagen es uno de los tesoros del Santo Cenáculo es menester que quédese en el templo y allí venérese coram populo como un símbolo de virtudes cristianas in nostra Sancta Mater Ecclesia. El modus actuandi de los curas Rolando Calle y Luis Chacón parece viveza criolla disfrazada de asquerosa engañifa para esconder una despeluznante cicatería en horripilante tacañería y miseria humana.



Es por ello, que para concluir el AÑO IGNACIANO 2021 – 2022 el Santo Cenáculo exhibe nuevamente a San Ignacio de Loyola, cuya silueta parece haber sido inspirada en el célebre retrato que hiciera Rubens en el siglo XVII y que, in stricta veritas, ha sido el modelo fisonómico de muchas esculturas que existen sobre este paradigmático santo en el mundo entero.

No sábese con certeza cuándo fue elaborada esta escultura ignaciana de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, pero de un análisis de la misma nótase que es realmente antigua y no puédesela haber mandado a elaborar después del año 1947 cuando los beneméritos padres jesuitas hiciéronse cargo de la administración del templo. Mucho más si obsérvase el pan de oro de algunas partes policrómicas del cuerpo escultórico, Por ello presúmese que la estatua mas bien pudo habérsela trasladado al Santo Cenáculo desde el colegio Rafael Borja que habíase fundado 10 años antes, en 1937. Mas como la escultura aún parece ser mucho más vieja a 1937 es posible establecer una nueva presunción en el sentido de que tal imagen incluso podría datarse en el siglo XIX cuando los jesuitas estuvieron radicados en nuestra ciudad, por segunda vez en la historia de Cuenca, dirigiendo el colegio «San Luis», hoy Benigno Malo.

En todo caso, Santa Ana de los Ríos de Cuenca es poseedora de una de las más bellas esculturas de San Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas, y su magnificencia es fehaciente prueba de su magno esplendor in nomine Christi, ad maiorem Dei gloriam in urbe nostra, sicut dixit Sancte Ignatius a Loyola, primus praepositus generalis Societatis Iesu.

 

DIEGO DEMETRIO ORELLANA

Datum Conchae, mensis Iulii, die septimus supra vicesimus, reparata salute Anno Dominicae Incarnationis MMXXII, in vesperas solemnitate S. Ignatius a Loyola, Societatis Iesu fundator.


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